Los personajes de Ranma ½ pertenecen a la mangaka Rumiko Takahashi y solo escribo para los fans por diversión que aman esta genial serie de Anime y manga sin obtener algún ingreso económico.
"Esta historia es participante del concurso: !La navidad es un mito! del foro Ranmaniáticos"
Navidad anormal.
(Primera parte)
Desbloqueaba su celular y eran las seis de la tarde del 24 de diciembre. Ranma Saotome venia caminando por la calle con el teléfono en la oreja en donde estaba la mayoría de las personas comprando todo lo que ocupaba para esta noche "mágica" según muchos, y la mayoría eran niños.
Hace tiempo que él dejó de festejar esas tonterías como él decía, no tenía tiempo para esas cosas, su trabajo era muy demandante y más en estas fechas. Tenía una gran empresa que era cadenas de tiendas en donde vendía todo tipo de cosas como ropa, zapatos, electrónica, muebles, adornos y lo que más se vende en estas épocas, juguetes.
—Dejen todo listo y manténgame informado. —decía Ranma por teléfono. —Cuando termine el turno pueden ir a sus casas para que festejen y estén con su familia. Yo seguiré con lo que quede pendiente.
Ranma colgó y siguió caminando. Él no lo festejaría, pero tampoco dejaría que sus empleados no estén con sus familias e hijos que es los que más creen. Simplemente no tenía tiempo para esas cosas.
—Son estupideces. —se dijo a sí mismo.
Siguió caminando, pero de pronto sintió una ráfaga. Se detuvo, pero solo fue un instante, no más de dos segundos. Miro a los alrededores y no había nada. Continuó caminando y al esperar que diera la señal para cruzar a la otra cuadra volvió a sentir lo mismo. Miraba y no había nada anormal, además de que la gente estaba en sus cosas. ¿Se estará volviendo loco? Dio la señal y nuevamente pasó lo mismo. No quiso hacer caso y continuo.
Lo que sí hacía en Navidad o más bien cada nochebuena era comprar pan, pero en esta ocasión iría a un lugar que le habían recomendado uno de sus empleados. Hacían un excelente pan y siempre estaba caliente y blando. A él le gustaba la perfección por lo que iría a probarlo. Sin embargo, al llegar estaba cerrado. Suspiro con decepción, quizás mañana abrirían o hasta el 26 de diciembre y eso para él era mucho.
Volvió a sentir esa ráfaga. Miro y no había nada. Ya no le quiso tomar importancia. Una vez más lo sintió y esta vez no la busco o miro a los lados.
—Es una lástima que esté cerrado. —dijo una voz femenina.
Ranma se asustó al escuchar la voz y miro a un lado y estaba una mujer bonita de cabello corto azulado, ojos cafés y vestía un saco de tela fina color negro, lo cual llamó su atención porque hacía mucho frío y con eso debería de estar congelándose.
Ella estaba mirando el local y después lo miro a él.
—Creo que tendrá que ir a otro lugar. —le dijo la mujer con una sonrisa.
—No es necesario, solo era pan, tengo trabajo que hacer y solo quería algo dulce para estar tranquilo y no sentirme solo. —contestó Ranma. —Los demás estarán festejando la Navidad y lo único que me queda es seguir con los pendientes.
—¿Espera? ¿Es Navidad? —preguntó la mujer consternada.
—¿Cómo no puedes darte cuenta de que es Navidad? —preguntó Ranma consternado porque por todo el alboroto y adornos, era lógico que fuera Navidad.
—Ah, eso explica porque está cerrado. —contestó. —Creo que debo de buscar un lugar para cenar.
—¿Y qué hay de tu familia? —preguntó Ranma.
—No tengo, pero igual la festejo porque eso hace que tenga buenos recuerdos de ellos. —sonrió. —Es como si fuera un homenaje a ellos.
Ranma estaba asombrado por la actitud de ella. Estaba casi en la misma situación, tampoco tenía familia por lo que no tendría caso celebrarlo, pero ella, estaba sin creerlo.
—Sé que no nos conocemos, pero porque no vamos a cenar juntos. —propuso. —Así no nos sentiremos solos, además es bueno despejarse un poco del trabajo ¿No? —sonrió.
Esa sonrisa lo puso nervioso, había sido la más linda que había visto. Solo por eso acepto.
Ranma miraba como comía, no lo hacía de manera salvaje o asqueroso, era educada y lo hacía con tranquilidad, pero ya llevaba por lo menos tres platos.
—Este... no me presenté. Me llamo Ranma Saotome. —habló Ranma.
—Yo me llamo Akane. —sonrió.
Se presentó con esa sonrisa que lo puso nervioso, pero ahora su corazón latía muy rápido.
—Me sorprende que festejes, por decirlo así la Navidad, aunque estés sola. —contestó Ranma.
—No necesariamente la festejo. —respondió dejando su plato. —Simplemente la acepto. Me gusta ver a toda esta gente festejando y me integro a ellos por decirlo así. Además de que lo festejo de manera diferente al de ellos. —pensó sin dejar de sonreír.
Ranma sintió una ráfaga y Akane pudo ver que lo sintió. Atraganto, porque eso no era normal. ¿Quién era él?
—Creo que es hora de irnos. —dijo Akane.
Ranma sintió algo extraño en ella. Parecía nerviosa. De repente todo se oscureció y la gente que estaba ahí quedaron como estatua. Ranma se levantó y Akane se preocupó más porque él no se puso de la misma manera que los demás.
—¡Rayos! —se maldijo Akane.
—No fue difícil encontrarte, Akane.
Ranma buscó esa voz y vio que se acercaba dos sombras de formas muy diferente. Era... Ranma se decepciono, era un enano y un reno con la nariz roja.
—Debe de ser una broma ¿No? —dijo Ranma mirando a Akane.
—La Navidad también tiene su lado oscuro. —se justificó Akane. —Bueno, supongo que...
Se quitó su saco, lo cual para Ranma se le había hecho extraño desde el inicio porque no se lo había quitado. Agrando los ojos, estaba con una blusa blanca de botones fajado de una falda de cuadros, medias negras y zapatos de ese color. Pero lo que lo asombro y tembló fue que estaba llena de sangre.
—¿Eres una asesina? —preguntó Ranma con miedo.
—Si. —respondió Akane sin descaro. —De enanos malignos del Santa Claus maligno. En esta época hay mucho molestando, en San Valentín andaré buscando Ángeles negros. ¿Sabes cuántas personas odian el amor en esos días y todos por culpa de ellos?
—¿Me están haciendo una broma? —preguntó Ranma creyendo que era una broma.
—No, pero se me hace muy sospechoso que veas esto cuando no deberías. —contestó Akane.
—¡Es absurdo! —exclamó Ranma. —Me iré, no tengo tiempo para estas cosas.
Ranma caminaba a la salida, pero el duende y el reno no los dejo pasar.
—¡Déjenme salir! —gritó Ranma.
—¡¿Por qué?! —gruñó el enano.
El enano que vestía como duende, pero en lugar de ser verde era negro, se veía de edad mayor y su voz era el de un viejo cascarrabias. Mientras que el reno era normal como en las historias de navidad que su madre le leía de niño, pero ese animal lo miraba feo.
—Porque no voy a caer en su broma. —contestó Ranma lo obvio.
—Pero si la celebración apenas comienza. —dijo Akane con puchero.
—¡¿Qué clase de celebración es esta?! —se quejó Ranma. —Además, hace años no festejo la navidad y es una ridiculez, no tengo tiempo para estas cosas.
Hubo un silencio hasta que el enano, el reno y Akane comenzaron a llorar.
—¡¿Por qué lloran?!
—Porque no quieres participar en los preparativos. —sollozaba Akane.
—¿Estos son los preparativos? —preguntó Ranma alzando una ceja, no quería imaginarse el festejo.
—Si. —respondió el enano. —Debemos de pelear, pero por tratarse de la navidad todos estamos en paz y tendremos una cena. —sonrió
El reno asintió.
—Este año me toca con Santa Claus oscuro. —dijo Akane con orgullo. —Aunque por ser malo, prefirió molestar mejor al otro Santa Claus.
—Así que no tenemos tiempo, ya que este humano puede vernos hay que irnos a la cena de nochebuena. —dijo el enano emocionado. —Si no vas...—señaló a Ranma. —Haré que sueñes con los espíritus de la navidad pasada, presente y futuro.
Akane tocó el hombro de Ranma.
—Créeme, no querrás encontrártelos en tus sueños. —sonrió Akane amargamente. —Aunque...—Akane comenzó a mirarlo más de cerca.
Ranma se puso rojo al ver como se acercaba y tocaba su mejilla.
—Está bien, iré a la... cena, —aceptó Ranma porque al sentir a Akane lo puso en pánico. —con dos condiciones, solo será una hora que este ahí, tengo muchas cosas que hacer en el trabajo y la otra... quiero que sea normal.
—¿Normal? —preguntó el duende.
—S...sí. —dijo Ranma más nervioso que nunca porque Akane no dejaba de tocar su rostro. —Que celebremos en una casa, puede ser la mía porque es normal, ustedes que parezcan humanos porque si esto es un sueño pueden convertirse en humanos por la magia de la navidad, según ustedes.
El duende y el reno se vieron y sonrieron. En menos de cinco minutos vio a dos humanos común y corrientes. El duende se convirtió en un chico de cabello negro, un paliacate verde, una sombría en la mano y vestía de duende que era la misma ropa, pero más grande y de color verde. El reno se convirtió en una mujer de cabello castaño corto, diadema con cuernos de reno, ojos cafés y un vestido corto de Santa Claus como los que usaban las chicas que estaban a lado de Santa en las tiendas.
—Te vestiste y cambiaste como en tu vida pasada. —comentó la mujer reno viendo a al duende.
—¿El reno es mujer? —preguntó Ranma alzando una ceja.
—El reno se llama Nabiki. —gruñó Nabiki.
—Yo me llamo Ryoga. —sonrió el duende.
—¡Y yo me llamo Akane! —exclamó emocionada sin dejar de tocar a Ranma.
—¡Eso lo sabemos! —exclamó Ranma queriéndose alejar de Akane, pero su tacto se sentía bien. —¿Por qué no me dejas de tocar?
—Oye enano. —llamó Akane sin soltar a Ranma. —¿Por qué desde que lo vi veo una luz roja en su pecho?
Nabiki y Ryoga se quedaron serios.
—A ver...—habló Nabiki. —Recuerdo que cuando hable con cupido, ósea Ukyo...
—Y yo que creí que cupido era un bebé. —susurró Ranma.
—¡Ah sí! —chasqueó los dedos Nabiki. —Cuando vez una luz roja en una persona es que es la que esta predestinada a estar contigo para toda la vida, ósea, el amor de tu vida.
Akane y Ranma se quedaron serios y ella lo soltó no sin antes verlo a los ojos y él igual. No es que Ranma estuviera creyendo en eso, pero desde que la vio sintió algo extraño y la verdad era muy bonita y esa sonrisa lo ponía nervioso. Lo confirmo cuando le sonrió y se quedó sin poder moverse, fue cuando salió de sus pensamientos al sentir unos labios en los suyos. Lo estaba besando, al principio muy brusca, pero después de manera dulce. Él tenía los ojos abiertos, pero le estaba correspondiendo el beso.
Ryoga y Nabiki suspiraron.
—El amor. —dijeron ambos.
Akane se separó de él con una sonrisa y lo tomó de la mano para salir e hizo que el tiempo volviera a la normalidad.
—¿Tienes árbol de navidad? —preguntó Akane emocionada sin dejar de correr.
—No. —respondió Ranma.
—¡Yo me encargo de eso! —dijo Ryoga corriendo a un lado de Akane.
—Yo me encargo de la comida. —dijo Nabiki corriendo a lado de Ranma.
—Y yo me encargare de que sea la mejor navidad de nuestras vidas. —sonrió Akane viendo a Ranma.
Ranma atragantó al ver esa sonrisa.
—Bi...bien. —dijo Ranma con la cara más roja que nunca. —Pero recuerden que les dije una hora, tengo trabajo y no puedo perder tiempo en estas cosas.
—¡Si amargado! —dijeron los tres.
—¡¿Como que amargado?! —se quejó Ranma.
Ranma sentía que cometía una locura y más al llevarlos a su casa en donde hicieron todo, adornaron a pesar de lo grande que era porque era una gran mansión. Ranma se quedó paralizado al ver algo que hace años no miraba, una mesa con un pavo en el medio, mantel navideño y arreglado con cubiertos, platos y pequeños manteles debajo de ellos y de diferente color que era dorado, rojo, verde y blanco. El árbol que estaba al fondo, cerca de la gran mesa, se ilumino y fue cuando una sonrisa leve se mostró en su rostro que se borró al sentir un beso de Akane.
—Sera nuestra primera de muchas navidades juntos. —sonrió Akane que mostraba amor.
Según yo, no regresaría hasta el otro año, pero bueno XD Sera el primer capítulo y en unos días subiré el siguiente. Saludos, adiós :)
