Anime: Naruto.
Clasificación: K+16.
Romance/Universo Alterno.
Disclaimer: Naruto no me pertenece, tanto el nombre de la serie como de sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, sin embargo, la historia presentada a continuación es producto de mi ingenio e imaginación.
Advertencias: Se prohíbe estrictamente copiar mi historia total o parcialmente, incluso si se menciona mi nombre como autora. NADIE ESTÁ AUTORIZADO A PUBLICARLA EN OTRO SITIO.
Nunca lo hubiera imaginado, si alguien le hubiera dicho que se enamoraría de ella, nunca lo hubiera creído, se habría reído en su cara y en medio de esa risa socarrona y llena de seguridad se habría imaginado una escena ridículamente cursi con tonos melocotón, llena de melodías suaves y narcóticas típicas de esa clase de protagonista.
I.
Era un edificio grande, iluminado por anchos ventanales, los pasillos aunque algo angostos se encontraban aún en buen estado. Las dos rejas de hierro se elevaban imponentes delante del inmenso terreno. El alboroto y la algarabía del primer día de clases se hacían presentes.
Me dirigí corriendo hacia las abarrotadas escaleras y en medio de mi apresurado camino pisé a alguien. No me detuve a pensar en la víctima de mi distracción hasta que alguien retuvo mi brazo.
-Disculpa, ¿podrías decirme dónde se encuentra el aula 22?- volteé para encontrarme con una muchacha bajita que sostenía una pequeña nota en la mano derecha.
-Claro, está en el segundo piso, al lado de la dirección; es muy fácil ubicarla, queda justo enfrente de las escaleras principales.- mi respuesta fue casi un grito al final, la campana de inicio de clases había sonado y yo aún no llegaba a mi destino.
-Bueno, muchas gracias- pude oír mientras me alejaba.
Cada año la escuela daba la misma bienvenida a los alumnos de nuevo ingreso, cada año esa plática se llevaba a cabo en el auditorio y cada año llegaba tarde. En cuanto crucé la puerta del auditorio pude ver a mi mejor amigo haciendo aspavientos y soltando risotadas violentas y llamativas mientras oía las anécdotas de Kiba, un compañero de curso. Éste en cuanto me vio, abrió espacio en las gradas y dándole un codazo a mi amigo, hizo que él volteara en dirección mía.
-Sasuke, ¡creímos que nunca llegarías!- Gritó soltando todo el aire de sus pulmones.
-Tarde pero seguro- Le contesté sonriendo.
-Llegaste justo a tiempo para escuchar al director decir: Buenos días jóvenes, me complace darme cuenta de que el alumnado ha crecido este semestre y casi no ha habido bajas… joven Naruto, ¡haga el favor de bajarse del estrado!
-Lo mismo de todos los años Kiba, lo mismo de todos los años-dijo Naruto imitando a la perfección el tono solemne del coordinador de los cursos superiores, mientras Kiba y yo nos partíamos de la risa.
El discurso del director fue como había imaginado el mismo de todos los años; la bienvenida a los jóvenes de nuevo ingreso, la presentación del profesorado y la recomendación de seguir siendo jóvenes y señoritas de bien, para orgullo de nuestros padres y mentores. Pero había una pequeña diferencia ese año, curiosamente Naruto no armó escándalo como habitualmente acostumbraba, ni tampoco hizo comentarios ridiculizando la vestimenta de algún profesor o el tinte fuera de lugar de alguna maestra, se encontraba extrañamente serio y concentrado en un punto del auditorio debajo de nosotros, dirigí mi vista hacia donde la atención de mi amigo se desviaba y me encontré con una muchacha rubia y alta que charlaba animadamente con un joven moreno que según recordaba había sido el presidente del comité de alumnos el año anterior. Cuando regresé mi mirada a Naruto, se encontraba riendo con algunos compañeros como si nada hubiera pasado.
El aula donde asistiríamos regularme a clases, se encontraba en el último piso del edificio, al fondo; era conocida como el aula escondida, porque los alumnos que tomaban clases en ella terminaban adoptándola como lugar de reunión ya que les resultaba más conveniente permanecer ahí en vez de bajar a la cafetería que quedaba tres pisos más abajo. Me senté en la última hilera de bancas justo al frente con Naruto tras de mí y Kiba junto a él. Ya colocado en mi lugar me dispuse a observar a mis compañeros, vi muchas caras conocidas y otras un tanto familiares, la mayoría había compartido una o dos clases conmigo a lo largo de la preparatoria y sabía unas cuantas cosas sobre ellos.
Por alguna extraña razón, la banca que se encontraba al lado de la mía se había quedado vacía, supuse que era porque a la mayoría le gustaban los asientos más alejados del pizarrón, donde las conversaciones eran más privadas y las risas socarronas se cubrían más fácilmente, pero acercándome a ella pude notar un bolso colocado al lado de la banca, como aguardando a su dueña, me había dado cuenta al sentarme en el soporte de la banca para hablar más a gusto con Naruto y Kiba. Era muy fácil pasar un rato agradable con ellos, ambos eran de risa fácil pero también pertenecían a la clase de personas en las que puedes confiar para tratar algún asunto serio. De un momento a otro la risa de Naruto se volvió más discreta, mientras adoptaba una postura más seria y erguida, giré mi cabeza para observar a la persona que había sido capaz de callar a mi mejor amigo. Entrando por la puerta del salón con la mirada decidida, se encontraba la muchacha bajita que me había encontrado por la mañana.
-Disculpa, ¿podrías quitarte de mi banca por favor?
