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Era una gran oficina, el olor a canela se percibía desde antes de llegar, al igual que cualquiera que caminara cerca podía escuchar los gritos de una alumna muy peculiar.

"Hice todas las horas de servicio social, desde el primer semestre en la oficina de juzgado de mi padre, no puedo creer que el expediente haya desaparecido así como así" Ni siquiera se había molestado en tomar asiento, estaba furiosa.

"Lo entiendo señorita Connor, pero me es imposible registrar algo con lo cual no cuento" El hombre de aproximadamente 40 años reposaba tranquilamente en su silla, revisando un montón de documentos, restándole importancia a la joven.

"El lapso de tiempo que me queda para completar todas las horas es tan mínimo…" La pecosa hizo una pausa, pero el hombre se negaba a voltear a verla así que decidió elevar su voz "Que ni asistiendo hasta los domingos voy a poder completarlas de nuevo" Aquellos gritos causarían dolor de cabeza a cualquier persona que tuviera la desdicha de escucharla.

El cuarentón fastidiado, retiro sus lentes y los colocó en el escritorio "Bueno siempre existen otras alternativas" dijo sin más, su tono de voz fue vacio como si hubiera pedido algo a cambio pero en realidad no quisiera nada.

"PERFECTO" suspiró, la morena negaba sintiendo la impotencia dentro de ella "Discúlpeme pero ¡No pagare ni un centavo!" Mientras sus ojos se encontraron la pecosa sostenía una mirada dominante, pero no podía intimidarlo, lo cual la enfurecía aun mas, siempre había tenido poder sobre los otros, siempre se hacia lo que ella quería que se hiciera aun cuando ella estuviera equivocada o mintiendo, sus caprichos eran cumplidos como si de una reina estuviéramos hablando, pero esta no era una de esas veces, esta vez no era un capricho, esta vez no era un engaño, mentira o necedad, esta vez se trataba de justicia y no lo podía controlar. Cansada de un largo juego de intensas miradas donde ella llevaba la desventaja se atrevió a usar su verdadera arma letal. "Usted cometió un error" dijo amenazante "Y si no lo arregla prepárese para saber de mis abo…" La morena fue interrumpida por el estruendo de la puerta que se abrió de par en par dándole paso aun imprudente joven.

"¡Buen día Dic.!" Se adentro a la oficina con una sonrisa en la cara

"¡Duncan! ¿Cómo te va?" El semblante del hombre cambio al hombre más feliz y atento. Duncan pasó frente a la Courtney quien instantáneamente rodeo los ojos.

"Excelente Fred" Chocaron los puños al mismo tiempo que el peli-verde tomaba asiento de manera relajada.

"Supongo que TU SI vienes por algo importante" Menciono haciendo mucho énfasis, de manera indirecta (Muy directa.)

"Si sucede que" el peli-verde fue interrumpido por el timbre chillón del celular de Fred "Aguarda" Dijo mientras contestaba "Un momento..." Se disculpo con Duncan mientras volvía a su móvil " Si, si, tengo que cerciorarme, uhum, sí, claro, claro" colgó en seco "Tengo que llamar a la maestra Nitchell, ya vuelvo" Volvió a disculparse y salió apresurado de la oficina.

"¡Ahg! lo que me faltaba" La morena fastidiada tomo asiento a lado del oji-azul quien lucía como un delincuente.

"Yo también me alegro de verte princesa" Lanzo sus palabras esbozando una sonrisa.

La morena frunció el entrecejo, si ya estaba molesta antes, ahora podríamos prepararnos todos para la tercera guerra mundial. "Por qué no solo te esfumas"

"Yo vengo aquí por cosas realmente importantes" Era como echarle más leña al fuego, y él lo sabía.

"¿Cómo qué? Le confesaras por fin que te tiraste a su hija" Trató de tirar su mejor golpe.

"Estas celosa" Soltó la carcajada

"Ya quisieras" Menciono mientras lanzaba una mirada de desprecio.

"Si claro con lo patética que debes de ser en la cama" Duncan seguía golpeando, a él nadie le ganaba, menos alguien como ella.

"¡Eres un cerdo!" Gritó indignada.

"He vuelto "Dijo feliz mientras rodeaba el escritorio para sentarse en su silla "¿Que hace aun aquí señorita Connor?" Su mirada de fastidio era mas evidente que anteriormente.

"No me iré sin que me dé una solución" Ella nunca paraba, era una de las cosas que la caracterizaba, su gran determinación, aunque siendo sinceros y realistas, casi nunca le tocaba las de ganar.

"Lo lamento pero esta vez el dinero de su padre no podrá comprar este lio, que de hecho ya es muy grande" Esta no era la primera vez que cosas así sucedían, a veces el cosmos conspiraba en contra de ella, a veces todo el tiempo "Así que puede retirarse" Le señalo la puerta y acto seguido dejó de prestarle atención una vez más. "Y tu Duncan, ¿que acontece?"

"Bueno resulta que el equipo de futbol adquirió la nueva botarga" Mientras le contaba alegremente, entregaba algunas facturas y fotografías de la nueva adquisición.

Pero si algo que derramaba el balde de paciencia de la morena era que pusieran a la gentuza antes que a ella, era que la dejaran de lado, que la ignoraran y que por estupideces la despreciaran.

"Disculpe pero exijo justicia" Y nunca paraba…

"Qué maravilla" Y parecía que nunca lo conseguiría."Por fin podremos representar a la mascota" Courtney siempre se preguntaba por qué en esa escuela le daban más créditos a los neandertales que a la realeza. Seguramente era el director, pues con una hija como la que tenía obviamente necesitaba ser flexible con los ignorantes, con los descerebrados.

"¡Sí!" Exclamó contento. "Simplemente falta alguien que la encarne" Aunque eso comenzó a preocuparlo un poco, donde encontraría a alguien que quisiera ser la nueva mascota… Sus pensamientos fueron interrumpidos nuevamente por la voz de la justicia.

"Señor director le ordeno que…" Pero seguía sin poder terminar…

"Deja de llorar niña, y busca un club, tendrás que trabajar duro, dentro de esta prestigiosa institución para recuperar todas las horas que debes" La mejor opción para completar las horas de servicio era ayudando a la comunidad estudiantil siendo miembro en algún club, pero ella no quería estar en uno, a pesar de tener grandes habilidades no encajaba con la gente de esa escuela, en realidad sentía que no encajaba en ningún lado, era muy especial y por ser tan especial no solía simpatizar con muchos estudiantes. Ella sentía que su inteligencia iba mas allá de lo que esa escuela podía ofrecerle y no quería perder el tiempo en juegos de niños.

Sin embargo no podía mostrar desprecio, tenía que intentar permanecer dentro de sus casillas para solucionar el problema lo más pronto posible.

"Ningún club me va a permitir ingresar" Encontró la escusa perfecta, el tiempo, el ciclo estaba a punto de concluir, seria patético ingresar a un club cuando seguramente ya no había espacio en alguno "es poco el tiem…"

"La he encontrado" El grito eufórico del director la desconcertó por completo.

"¿¡Disculpe!?" No sabía qué era lo que más le indignaba si el saber quela estaba ignorando por completo, o no entender que era lo que planeaba.

"Es perfecto, justo lo que buscamos" Por primera vez se refería a ella mirándola a los ojos con una cara de satisfacción notoria. "Señorita Connor, solo imagínelo, usted será" Le decía viendo hacia un punto indefinido en lo alto, como si estuviera imaginando algo grande y maravilloso, caminó hacia ella y la abrazo tomándola del hombro. "Sera a partir de ahora la nueva mascota de la escuela" Duncan estallo en risa.

"¡¿Qué?!"Se zafó del apretón, atónita, se quedo sin palabras pensando en que probablemente eso no era una broma, en que tal vez si sería la única forma, en ese momento sintió un enorme vacío en su estomago y todo simplemente dio vueltas.

"MARAVILLOSO, que no se diga mas." El cuarentón regreso a su asiento con una sonrisa plasmada en su rostro y comenzó escribir en su ordenador. Del coraje que la princesa tenía, sentía que explotaría y al voltear a ver a Duncan quien seguía burlándose no aguanto más y salió de la oficina, con paso firme, mientras recorría su camino hasta la puerta choco el hombro del peli-verde, por un momento se miraron, el odio se desbordaba en cada parpadeo, a cada segundo que pasaba, finalmente atravesó la puerta "En el campo después de clases señorita Connor" Avisó Fred quien después le lanzo una mirada sonriente al delincuente.