Título: Solo para mí.
Pareja: GabrielxDean, CastielxSam, LuciferxBalthazar, JohnxMary, breve LuciferxDean, ChuckxDean.
Rating: K+
Capítulos: 24 (incluye un epilogo, dividido en dos partes)
Género: AU, Romance, Drama, Humor.
Disclaimer: Los personajes de supernatural pertenecen a Eric Kripke.
Notas del fic: Después de mucho tiempo, he decidido regresar a la página, es la primera en la comencé a publicar y por eso no he borrado mis fics, así que volveré a publicar más seguido por aquí. Esta historia es una petición de Jess Novak Watson, quien quiere un fic AU de GabrielxDean, ¡Espero que te guste!
Capítulo 1
Serás mío.
El castaño abrió uno de sus chocolates favoritos mientras iba caminando distraídamente por el largo pasillo del instituto. Hoy inicia su primer día de clases, aunque no puede afirmar que es algo bueno, ya que nuevamente volverá a ser el chico nuevo, al que algunos miraran con curiosidad, otros con indiferencia y puede que unos pocos con envidia, la cual sería exclusiva culpa de su padre, quien es el presidente de la compañía T, muy reconocida a nivel nacional por sus excelentes productos tecnológicos. Aunque lo peor iba a ser integrarse a un curso a mitad de año, cuando a todos los tenían formados sus propios grupos de amigos y esas cosas.
-Debí traer más dulces- susurró comiendo el último bocado de su chocolate y suspiró bajito.
Ser el chico nuevo siempre resulta difícil, especialmente para él que tiene un record impresionante de estar un máximo de un año y medio por ciudad. ¿Cómo lo aguantaría su madre? Tal vez por eso siempre discute con su padre, tal como esa mañana. Además su personalidad juguetona y despreocupada, no es de mucha ayuda a la hora de interactuar con otros. Dobló la esquina desanimado por sus pensamientos y de improviso, algo duro lo impactó de frente, dejándolo en el suelo sentado.
-Oh Dios, ¡Lo siento tanto!-se apresuró en disculparse una voz.
-Por supuesto que deberías sentirlo, idiota, me has… tirado…- susurró lo último con sorpresa cuando reparó en el adolescente frente a él, cabello rubio, un cuerpo bien formado, probablemente se ejercita a diario, unos labios increíblemente apetecibles (mucho más que sus amados dulces) y el par de ojos verdes más bonitos que ha visto.
-Lo siento mucho, lo siento, me desperté tarde y tuve que venir corriendo, bueno, no todo el camino, eso sería una locura porque vivo del otro lado de la ciudad pero había un embotellamiento enorme en la avenida principal y no tuve más opción que hacer la mitad del camino a pie, ¿Te lo imaginas? Fue casi un kilómetro- dijo tomando una gran bocanada de aire.
-Vaya, que pulmones tienes para hablar tanto en solo unos segundos- comentó el castaño arrepintiéndose a los pocos segundos, ya que por esa clase de cosas, es que le cuesta hacer amigos, al menos de los de verdad pero para su sorpresa, el rubio soltó una sonora carcajada, la cual llamó la atención de dos chicas que estaban al final del pasillo.
-Esa es buena, no es por ser arrogante pero puedo aguantar la respiración bajo el agua por casi dos minutos, así que sí, tengo excelentes pulmones, amigo- respondió dándole una amistosa palmadita en el hombro derecho- Es mejor que me vaya a clases o me regañarán otra vez, he llegado tarde toda la semana pero aún no me acostumbro a levantarme temprano después de las vacaciones, ¡nos vemos!- se despidió marchándose corriendo después de doblar la esquina, en dirección a donde estaban las escaleras.
El castaño lo observó hasta que desapareció de su campo visual antes de retomar el camino hacia la sala de profesores, en donde se suponía que su tutor lo estaría esperando para llevarlo hasta su primera clase y presentarlo al curso. Por unos segundos, se arrepintió de no preguntarle el nombre a ese particular rubio, aunque seguramente no volvería a verlo. Después de conocer a su profesor a cargo, éste lo llevó a una de los salones del tercero piso y golpeó la puerta, siendo recibido por una mujer de cabello rojizo, quien se presentó como Anna Milton, su profesora de historia.
-Hola a todos- saludó Enias con una sonrisa- Siento interrumpir su lección pero quiero presentarles a un nuevo compañero, su nombre es Gabriel Speight, por favor sean amables con él y ayúdenlo en lo que necesite- pidió recorriendo el lugar con la mirada- Allá atrás ahí un puesto libre, junto a Dean- señaló hacia el último pupitre de la fila de la ventana, en donde reconoció al mismo rubio con quien chocó hace unos minutos- Ve- acató la orden sostenido su bolso, como una forma de infundirse confianza. Definitivamente debió traer más dulces, eso siempre lo anima.
-Hola, chico gracioso, así que eres un nuevo alumno y de mi edad, genial- susurró con una sonrisa que afirma sus palabras.
-Hola, buenos pulmones, sí, soy de tu edad, a menos que repitieras el curso o seas superdotado- el aludido arqueó una ceja sin perder la expresión de diversión en su rostro. Tal parece que no se espantaría con sus comentarios espontáneos.
-Soy Dean Winchester, un gusto conocerte, Gabriel, estoy seguro que nos llevaremos bien- dijo tendiéndole la mano a modo de saludo y luego de un breve titubeo, correspondió su saludo.
-Eso espero, Dean.
El castaño mantuvo la vista fija hacia la fila del desayuno, específicamente en aquel rubio que sobresalía descaradamente gracias a esos pantalones que se amoldan a la perfección a su trasero y la camisa blanca con los primeros dos botones abiertos pero eso solo son complementos, ya que ese chico hasta con un saco de papa encima se vería increíblemente sexy.
-Mmm, cierra la boca, Gabe o te entrarán moscas- canturreó su molesto amigo, quien se sentó a su lado cargando el desayuno en la bandeja- Oh, ¿Tan temprano estás babeando por tu amorcito? Qué lindo.
-¿Y tú temprano siendo un idiota, Balthy?- replicó lanzándole una mirada muy dura antes de tomar su emparedado.
-Siempre tan simpático por las mañanas, además de las tardes y las noches, es difícil que estés de buen humor cuando no tienes un dulce en la mano- afirmó el rubio muy divertido con la situación y le tendió un chocolate- Ten, lo traje exclusivamente para ti, ¿Estamos bien ahora, Gabe?
-Sí, ahora sí- respondió quitando el envoltorio y comió un buen pedazo del dulce.
-Oye, Gabe, no quiero tentar mi suerte pero soy tu amigo y aunque me guste molestarte a veces pero siempre me preocuparé por ti, al igual que por mi rubito sexy, deberías decírselo, Gabe, ya llevas tres años babeando por él, éste es el cuarto- dijo el mayor negando despacio- Tú no eres de los que tienen miedo.
-Balthy…- suspiró en señal de derrota- No es tan fácil, no quiero arruinar nuestra amistad.
Ahora que lo escucha de boca de uno de sus mejores amigos, suena bastante patético que lleva cuatro años enamorado de la misma persona y éste ni cuenta se ha dado, aunque tampoco es que pudiera notar algo, debido a que procura controlarse en su presencia. Realmente ha intentado confesarle sus sentimientos pero no puede, es demasiado difícil y siempre termina rompiendo el momento con una broma de mal gusto. Ni siquiera le sorprendería que su mejor amigo pensara que es molesto e irritante, quizás con suerte solo lo soporta por su amistad.
-¿Que está pasando por esa cabecita?- preguntó el mayor ladeando un poco la cabeza con confusión por su repentino cambio facial, "un gesto de familia", pensó al recordar que el moreno hace lo mismo.
-Nada, solo estoy sacando cuentas de por qué es una pésima idea decirle la verdad a Dean y definitivamente no lo haré- concluyó dándole un mordisco distraído a su emparedado- Ahora deja el tema, ahí viene.
-¡Hola! ¿Me extrañaron?- el rubio se sentó a su lado, invadiendo por completo su espacio personal y le tocó la mejilla con el dedo índice- Apuesto a que mi gruñoncito favorito me extrañó.
-No molestes, rubio idiota, estaba tan bien sin oír tu irritante voz- se quejó rodando los ojos mientras Balthazar solo ríe.
-Entonces no te daré esto- dijo el Winchester haciendo morritos mientras le enseña cuatro pastillas en su palma derecha.
-¡Dame!- gritó quitándoselas con rapidez y devoró la primera con una gran sonrisa de satisfacción- Mi sabor favorito.
-Bien hecho domando a la bestia- lo felicitó el Novak mayor.
-Dios, ustedes son la prueba viviente de que los rubios son idiotas- gruñó nuevamente Gabriel.
Unos segundos después se les unieron Sam y Castiel, ambos iban un curso más abajo que ellos. Al comienzo, el castaño debía admitir que no le agradó en lo más mínimo el moreno, no porque lo sacara de quicio como su desesperante hermano mayor, sino porque en cuando Dean lo vio, fue la primera vez que le comentó que le parecía atractivo un hombre. Después de eso fueron semanas y semanas de celos silenciosos, descargar su enfado contra todo aquel que tuviera a su alrededor hasta que a final de año, recibió el mejor regalo de navidad: Sam y Castiel se hicieron pareja, lo cual eliminó toda posibilidad de una posible atracción entre ellos, aunque ahora que lo piensa más tranquilamente, duda mucho que pudieran estar juntos, su amigo es heterosexual y hay un montón de chicas con el corazón roto que lo pueden probar.
Cuando terminó la aburrida jornada de clases, Dean se excusó con que debían estudiar y lo llevó casi arrastras hasta su casa, en donde después de coger unos bocadillos que les ofreció Mary, subieron corriendo las escaleras para encerrarse en la habitación del menor, quien dejó la bandeja sobre el velador, arrojó su bolso al suelo y se tumbó en la cama.
-¿Qué está pasando? Tú nunca estudias con tanta antelación para un examen, si no fuera porque tu mamá, ni siquiera lo harías- señaló el castaño yendo a su lado e imitó su posición.
-Tengo algo muy importante que contarte pero debes prometer que no se lo dirás a nadie, promételo, Gabriel- ordenó con una seriedad que sorprendió al castaño y solo se limitó a asentir- Bien… es algo muy personal y quiero que me escuches en silencio, sin hacer preguntas.
-¿Puedes decirlo de una vez? Ya me quedó claro la primera vez que nos conocimos, que tienes excelentes pulmones, ahora concéntrate- pidió frotándose el puente de la nariz con cierta irritación, no quería ni imaginar que podía ser eso tan secreto y la idea de que estuviera con alguien, no ayuda mucho a clamar sus ansias.
-Jajajaja, es cierto, no he cambiado ni un poquito desde que nos conocimos ¿verdad?- el mayor le dio la razón con una sonrisa, esa es una de las cosas que le gusta del menor, que siempre ha sido quien y nunca se ha molestado en aparentar, aún cuando a veces le parece algo irritante- Bueno yo… yo soy… Gabe… yo soy...- susurró lo último tan bajo que el castaño arqueó una ceja.
-¿Qué? Más fuerte- pidió observando al rubio, quien volvió a repetir en un murmullo inentendible- Dean, no tengo súper oído, tampoco sé leer los labios o entiendo lengua de señas, así que deja de comportarte como un idiota y dilo.
-Mmm… es que a mí… a mí me gus… an… h…es…- volvió a bajar la voz por momentos.
-¡Dilo de una vez! Eres desesperante- se quejó frunciendo el ceño.
-¡Que me gustan los hombres!- gritó el menor cubriéndose el rostro con las manos antes de darle la espalda- Oh Dios… no puedo creer que lo dijera…
Gabriel abrió la boca en señal de sorpresa. No, definitivamente estaba teniendo un problema de audición porque es imposible que Dean-me-encanta-ligar-con-chicas-Winchester, sea homosexual. No, debe ser un error, uno bastante cruel tomando en cuenta su atracción no correspondida por ese chico. Cuando consiguió convencerse que escuchó mal, se incorporó quedándose sentando al borde de la cama y giró al menor por el brazo, quien seguía con el rostro cubierto.
-Creo que algo pasa con mis oídos hoy porque juraría que has dicho que eres gay- se rio con nerviosismo pero dejó de hacerlo en cuanto esos orbes esmeraldas se fijaron en él con vergüenza y dio un asentimiento- Eres gay, así que eres gay, pensé que me dirías que…- en ese preciso instante terminó de procesar la confesión que acaba de escuchar- ¡Eres gay!
-¡SSSHHHH!- el rubio se apresuró en cubrirle la boca- ¡Es un secreto! No puedes decírselo a alguien más- pidió casi entrando en pánico antes de soltarlo.
-Lo siento, ¿Alguien más lo sabe?- preguntó carraspeando un poco para disimular la sonrisa de emoción que amenaza con apoderarse de sus labios. Tal parece que su suerte comienza a cambiar ahora.
-No… o sea… Sammy y Cas lo saben- una pequeña punzada de celos se apoderó del pecho del mayor, ¿Acaso el moreno no es un tema superado?- No me mires así, no es como si quiera que lo supieran, al menos no por ahora… estaba… estaba viendo porno… gay…- aclaró colocándose muy rojo- Fui al baño y cuando volví… ese par de idiotas estaban en mi computadora… no tuve más opción que confesar… como sea, tú eres el primero a quien se lo digo…
Rápidamente los celos se esfumaron, dando paso a incredulidad por lo que escucha, ¿Él es el primero? No quiere desmerecer su amistad con el Winchester mayor, se llevaron bastante bien desde el día en que se conocieron pero sabe perfectamente que Balthy lo conoce de antes y guiándose por la antigüedad del mejor amigo (algo que acaba de inventar) debería habérselo dicho a él primero ¿O no? La sola idea de que entre todas las personas que rodean a Dean, él es en quien más confía, lo hace sentir muy feliz y orgulloso de sí mismo. Antes solía tener muchos problemas para hacer amigos (algunos por el trabajo de su padre) pero todo cambió después de se mudaron a Lawrence y saber que una persona importante en su vida, confía tanto en él, es increíble.
-Tienes razón, Sammy y Cas son un par de idiotas, quizás por eso se quieren tanto y cuanto a lo que me has dicho… mmm… no pensé que confiaras tanto en mí… o sea, me encanta saberlo y no tengo ningún problema con tu orientación sexual, eso es genial, ya sabes, que te aceptes como eres- se apresuró en corregir porque la verdadera razón de que le guste tanto la noticia, es que tiene una posibilidad real de conquistarlo- Lo único que no entiendo… es… ¿Por qué me lo dijiste a mi primero? Esto es algo muy importante para ti, siempre has estado con chicas y que de repente te gusten los hombres… Balthy podría aconsejarte mejor, ya sabes, su hermanito gay…
-Lo sé, lo sé, es solo que cuando lo descubrí… la primera persona en quien pensé fuiste tú- esas palabras hicieron sonrojar un poco al castaño- Sé que te encanta molestarme y hacerme bromas, además de colocarme apodos ridículos en clase pero yo confío mucho en ti, Gabe, desde un comienzo lo he hecho.
-Eso no responde mi pregunta…- insistió algo decepcionado al pensar que solo fue algo fortuito que lo escogiera.
-Mmm… no lo sé… yo… desde que nos conocemos siempre has cuidado de mí… como el año pasado, cuando esos chicos me querían golpear tras el edificio viejo porque me reí de ellos, mi gran boca me trajo problemas y tú me ayudaste sin dudarlo… siempre cubres mis espaldas cuando lo necesito, me aconsejas, me ayudas con las materias que no entiendo, siempre me dejas la última rebanada de pizza y tarta- se encogió de hombros con una sonrisa al mismo tiempo que coloca una mano en el muslo del mayor, quien tragó saliva con dificultad, consiguiendo disimularlo- Has estado conmigo desde un comienzo y sé muy bien que aún cuando te saco de quicio con mis idioteces, siempre estarás para mí… saber que soy gay después de estar con tantas chicas, es abrumador… por eso solo pude pensar en ti para admitirlo…
-Dean… muchas gracias, me alegra que tengas una imagen tan buena de mí y aprecio mucho tu confianza, yo me siento del mismo modo- respondió sin un ápice de burla, queriendo ser muy honesto con su sentir en ese momento, como pocas veces lo es- Entonces… ¿Cómo te diste cuenta que te gustan los hombres?- preguntó volviendo a tumbarse sobre la cama.
Había leído en un libro de desarrollo humano, para un trabajo que tuvieron que hacer hace dos años en la clase de biología, que en la adolescencia, se explora la sexualidad heterosexual como homosexual, aunque esto último se realiza casi de manera inconsciente, ya sea a modo de juego entre amigos o compañeros, como tocarse el trasero, observarse desnudos en las duchas del gimnasio y esas cosas. El tema le gustó bastante, además de aclarar muchas de sus dudas, las cuales no podía hacer a sus padres, por la sencilla razón de que apenas los veía durante el día y estaba seguro que es cosa de tiempo para que se divorcien. Continuó informándose más sobre la homosexualidad y aprendió cosas bastante útiles, desde falsos mitos hasta la mecánica del sexo entre hombres (jamás admitirá que lo primero que pensó cuando vio un vídeo, fue como era posible que algo tan grande cayera en un espacio tan estrecho).
No se sorprendió mucho cuando Dean le contó que fue un proceso lento hasta darse cuenta que solía mirar a los chicos desnudos después de los entrenamientos del equipo de atletismo, que le parecía más atractivo un pecho plano en comparación al busto femenino, o que ya no le interesa levantar faldas sino bajar pantalones. Gabriel ya había leído sobre esas cosas en diferentes libros o páginas de internet, mucho más le había sorprendido ser consciente que es gay después del primer encuentro que tuvo con el rubio. Cuando su amigo terminó de hablar, jugueteando con sus manos nerviosamente, se colocó de lado, apoyando el codo en la cama y afirmó la cabeza en la palma.
-Es bueno que lo tengas claro, Dean, aunque será una verdadera pena para las chicas y una gran ganancia entre los chicos, con esa carita no tardarás en encontrar pareja- canturreó haciendo reír al menor. Podría escuchar por horas esa voz, aún cuando solía quejarse.
-Hay chicos lindos pero no me gusta alguien- replicó en un infantil puchero antes de sonrojarse un poco- Oye… ¿Crees que duela?- el castaño arqueó una ceja sin entender a qué se refiere- Tú también has tenido sexo con chicas, sabemos que la primera vez es algo complicado, supongo que es igual con los hombres…no quiero que duela si lo pruebo.
-¿Y por te habría de…?- guardó silencio abruptamente al comprender el implícito mensaje tras esas palabras y abrió cómicamente los ojos- ¡Quieres que te follen! Oh Dios, no puedo creer que el gran semental Winchester quiera que se la metan por atrás.
-¡No te burles!- gritó dándole la espalda para ocultar el rostro contra las sabanas- ¿Y que tiene…?- susurró muy avergonzado.
-Chico travieso, chico travieso- canturreó dándole una palmada en el trasero.
-¡Gabe!- se quejó el menor observándolo muy sonrojado- Eres un grandísimo idiota.
-Jajajajaja, puede ser pero tú quieres que te metan algo grandísimo por atrás- se burló con una gran sonrisa.
-Vamos a comer antes de que te golpee, tarado.
El castaño no quitó la sonrisa de su rostro el resto del día. Aún no podía creer que su amigo fuera homosexual pero la idea le encanta mucho más de lo que está dispuesto a admitir y ahora que tiene una posibilidad real de conquistarlo, no va a desaprovecharla.
Gracias por leer!
Saludos! :D
