Todos los personajes aquí presentados son propiedad del genio Craig Barlett y Nickelodeon. Excepto el tío Luis y algunos otros personajes.
Costumbre es un habito o tendencia adquirida por la práctica frecuente de un acto. Las costumbres de la vida cotidiana son distintas en cada grupo social, conformando su idiosincrasia distintiva.
Costumbre loca marca Cabeza de balón.
Era una cuestión frustrante
Cuando tenía nueva años Arnold era un chico soñador e ingenuo que vivía en una casa de huéspedes con sus abuelos y su cerdo y tenía la idea bonita y especial de lo que sería la vida con sus padres, idealizaba bastante la idea a pesar de lo increíble (imposible) que sonaba esta (que vuelvan dos personas luego de tantos años perdidos en una selva). Creía con mucha seguridad que sería maravilloso, de forma amorosa, divertida y simple, simple en el buen sentido, simple como un helado en el parque contando anécdotas interminables y graciosas. Se lo imaginaba, él y ellos en el parque, él y ellos en las fiestas, abrazándolo de forma más o menos bochornosa y así tener una familia normal, pero al pensar un poco y más detenidamente llego a la simple conclusión de que lo simple y normal no era lo suyo y que, por mucho disfrutaba (disfruta) las locuras del día a día y el extravagante amor de sus abuelos que sin pensarlo, se habían convertido en la rutina del cabeza de balón, pero no por ello dejo de soñar con una vida poco normal al lado de sus amados padres.
Cuando Arnold emprendió su viaje a san Lorenzo y relativamente rescato y "conoció" a sus padres hace ya cinco años, él se rindió por completo ante la idea de que su vida jamás sería normal, ayudado por la personalidad curiosa y desinhibida de estos mismos.
Entonces Arnold era un chico acostumbrado, acostumbrado a sus abuelos y su locura, a sus padres y su cariño algo diferente, a sus amigos y sus ocurrencias, Arnold estaba acostumbrado y ahora le preocupaba que fuese diferente y extraño.
Todo comenzó esa misma mañana en Sunset Arms...
-Arnold hijo…tenemos que hablar. - Arnold podría ser muy despistado, pero sabía lo que significaba esa frase: problemas.
-Eh, si mama voy en un minuto… ¡Cuidado con el homúnculo Gerald! -
-Si ya lo vi, espera… ¡a tu izquierda! -
-Arnold en serio necesito hablar contigo, asolas, ahora. – el sonido del juego que indica que la partida a terminado no fue escuchado por nadie. Ella estaba parada en el marco de la puerta con los brazos cruzados, tenía el ceño fruncido y estaba algo cansada Stella era una mujer con mucha energía y serenidad por lo que dedujo era un problema serio.
-Claro mama. – dijo mirándola a los ojos con su expresión calmada y pacifica haciéndole señas a Gerald para que los dejara solos.
-No importa Arnold, de todos modos, ya me iba… quiero decir… tengo que recoger a Timberly de ballet de hoy, pero te veré más tarde si quieres.
-Sí, está bien, gracias Gerald. -
-Claro…eh, adiós Arnold. - se veía preocupado su mama parecía muy seria, trato de ignorar este hecho haciendo el típico saludo-despedida de los pulgares, algunas cosas no cambiaban. - Adiós s-señora Shortman. -
-Adiós Gerald. - dijo con una sonrisa, eso lo tranquilizo, momentáneamente.
Arnold había madurado, pero no le impedía sentirse temeroso como un niño; Arnold también era positivo, pero también existía la experiencia adquirida luego de los años que lo hacía dudar, como una voz muy sublime que le advierte. Tal vez era el tono y la cara que puso su madre cuando lo dijo. Estaba preocupado. Bueno, era solo una simple suposición y todo estaba en su cabeza ¿No?
-Pasa algo malo. - decidió que si era una mala noticia quería escucharla de una vez por todas.
- No…- comenzó, pero Arnold sintió que todavía debía preocuparse.
- Cariño te has preguntado alguna vez sobre…acerca de mi familia.
Por supuesto que Arnold había pensado muchas veces sobre ellos lo único que sabía era que tenía un abuelo llamado Arnold como el, y que en algún lugar de la familia se encontraba su tío Luis con su hijo Arnie quien era su primo, no había nada en el diario acerca de ellos, así que no podía…no había pensado tanto en ello desde San Lorenzo, a decir verdad. Pero antes de intentar rememorar porque no había preguntado, Stella decidió seguir su historia.
- Cuando tenía tu edad siempre soñé con viajar, estaba encantada y decidida a dedicar mi vida en algo que me permitiera hacer eso y al mismo tiempo poder dar mi granito de arena a la sociedad, ya sabes, hacer algo productivo para variar, por supuesto yo era una adolecente con una idea muy mínima de la vida, ni siquiera sabía que era lo que quería hacer… así que comencé a estudiar, ya sabes para ganar una buena beca y luego decidir en que soy buena, aunque suene muy tonto fue lo que hice. Yo viví los primeros dieciocho años de mi vida en un país de Sudamérica con mi familia cuando empecé a estudiar en la universidad me enviaron de intercambio a Estados Unidos, luego de aprender inglés claro, mientras estudiaba, nunca tuve tiempo de viajar a verlos, ni siquiera enviar cartas. Trabajando tampoco tenía tanto tiempo. Soy botánica y medica Arnold en un mundo en el que cada vez aparecen más y más enfermedades extrañas, si trabajas en una selva el trabajo se vuelve mucho más complicado…pero eso no es excusa, luego de un tiempo envié cartas, pero jamás los visité. Cuando me comprometí con tu padre, tenía algo de tiempo libre así que decidí viajar a visitarlos con tu padre para que lo conocieran, estaba feliz de poder volver, pero ellos no me recibieron como yo esperaba, estaban enojados, ellos me… ellos no me querían ahí.
- ¿Por qué se enojarían contigo? no fue tu culpa. - Arnold imagino a su madre joven y triste. Rechazada por su propia familia, le recordaba cierta chica…
- Arnold el enojo y el miedo cambian a las personas. No puedo culparlos, pude haberlos contactado de otro modo, pero no lo hice, estaba muy cómoda con mi vida allí…- suspiro.
- Decidí que les daría un tiempo… luego me case y luego te tuve a ti. Fue entonces cuando comencé a enviar más cartas, mis padres ya no estaban tan enojados me hablaba con ellos hasta tres veces por semana, la última carta que escribí fue antes de volver a San Lorenzo cuando tenías un año, supongo que tus abuelos pusieron al corriente a mi familia de la situación así que cuando volvimos ellos no sabían sobre mi...pensaban que había muerto. Pero les he enviado cartas últimamente y ellos están muy felices de hablar conmigo y yo lo estoy de hablar con ellos. – hizo una pausa y puso su mano en el hombro de su hijo. Luego de unos minutos Stella pregunto.- ¿Cómo te sientes…? ¿En qué piensas?
-En… Ah…Muchas cosas. - y de verdad no podría concentrarse en una sola había sido tanta información que no sabía ni cómo se sentía. - Me siento… feliz de que puedas hablar con…con…tu familia mama. – sonrió ligeramente
- Si… por esa razón tu padre y yo hemos decidido visitarlos a Sudamérica para recuperar el tiempo perdido, íbamos a llevar a tu primo Arnie, pero ha decidido quedarse, por eso queremos que lleves a uno de tus amigos con nosotros. serán dos semanas esta todo pagado nos vamos en el primer vuelo pasado mañana.
- ¿Vuelo…a Suramérica? – definitivamente no se esperaba eso.
- ¡Si! Va ser divertido. – la emoción en los ojos de su madre lo hizo doblegarse ante la idea.
- Por supuesto. – la sorpresa todavía lo aturdía.
- ¿Mama?
- ¿Si Arnold?
- Puedo salir un momento, necesito pensar. -
- Claro cariño, tomate el tiempo que desees. -
Era una situación frustrante
Por eso ahora caminaba por las calles de Hillwood, pensando. Era una tarde fría por ser otoño, usaba un saco verde oscuro, unos pantalones algo viejos, unos zapatos negros y una larga bufanda color caqui tejida por su abuela, era un día frio, pero tenía algo de sed y le apetecía algo dulce. Slausen's estaba a una cuadra de su posición. A lo lejos la ve y contrario a lo que cualquier otro haría en su posición decidió arriesgarse, porque para él no era riesgo en lo absoluto, el semáforo cambio a verde para el peatón sin pensarlo dos veces cruzo y frente allí escucha la voz de Gerald en su cabeza "- Eres un chico arriesgado Arnold un chico muy valiente".
El sonido de la campanilla de la puerta sonó más de lo que esperaba. Escogió una mesa con dos sillas. Mirando el atardecer atreves de las ventanas casi se olvidaba de su preocupación, el atardecer de ese día era de un inusual color morado casi rosa...
Como siempre algunas cosas si cambiaban por ejemplo la apariencia de muchos locales con su afán de innovar y atraer más clientes jóvenes uno de ellos era Slausen's que tenía ahora una carta de menú color crema y bordes rosas, el establecimiento era mucho más grande, con varias sillas metálicas y mesas con tablero de vidrio y su logotipo en la mitad de esta, con letras anchas y cursivas color rosa. Todo muy rosa a decir verdad… o solo era su imaginación. Tal vez si lo era, cogió con ambas manos la carta del menú mientras pensó cuanto tiempo pasaría sin darse cuenta.
- Buenas tardes bienvenido a Slausen's donde imaginas tu sabor. Ahora servimos almuerzos. El especial de hoy son papas fritas y helado de chocolate también tenemos descuento de jueves. En que puedo ayudarle. – la chica lo dijo un poco rápido pero entendible, en una voz muy segura y tal vez un poco amable, una voz que pocas veces se escuchaba así, una voz que había conocido toda su vida.
- ¿Cómo estas Helga? -
La voz de Arnold pareció ponerla en una especie de alerta, lo miro a los ojos después de tener la vista puesta en una libreta, color rosa, con la que tomaba la cuenta, seguramente no se había percatado de su presencia por lo cual se encontraba en cierto estado de "debilidad"; El, por otro lado, tenía la cabeza todavía en la carta, sin mirarla a ella mientras le hablaba, cobrándole los años de cinismo en su propia cara. Sí, Arnold no había madurado mucho después de todo.
Algunas cosas habían cambiado.
Mientras tanto otras jamás lo harían.
- Cabeza de balón. -sonrió. Llevaba uniforme. Un vestido con mangas también rosa con detalles color crema y otras tonalidades pastel, encima un delantal blanco, imitando el típico atuendo de mesera ochentera, traía su rebelde cabello recogido en una cebolla mal hecha, en su rostro no se encontraba ni una gota de maquillaje a pesar de su edad, todavía con su uní-ceja ahora casi imperceptible gracias al largo flequillo que tenía en forma de cortina, de tal modo que algunos mechones en los bordes se dispararan con frecuencia en contra de su voluntad adornando su rostro de una forma chistosa y bonita, traía también un par de patines con los que se movilizaba y ¡Oh, sorpresa! no eran color rosa, eran de color negro con puntos color morado pastel y cordones blancos. A Arnold le pareció que se veía muy bonita, se veía muy Helga.
- ¿Por qué la cara, cabeza de balón? ¿Se acabó el descuento para sosos en la tienda de unicornios o algo así?
- ¿Tienda de unicornios? - Helga era la única persona que inventaba cosas locas en tiempo record para los momentos de dificultad en este caso Arnold y todos sus años de conocerla sabían que eso en el idioma de Helga significaba "¿por qué estas triste? dime"
-Ya sabes, como siempre estás pensando en la inmortalidad del cangrejo ¿por qué no en la de los unicornios y sus puestos de ventas? - Arnold arqueo una ceja. - No puedo creerlo Shortman ¿Quieres volverte más excéntrico de lo normal? – Así fue como decidió ignorarla.
-Ya sabes, como eres mi mesera te pediré que me traigas dos batidos de chocolate con chispas y doble porción de crema batida, vas, las traes y te sientas conmigo. – Ella levanto la ceja en asombro. Como siempre no hacer caso a los insultos de Helga era lo que lo había salvado de muchas situaciones.
-Que perspicaz cabeza de balón. No salgo hasta las siete. - No había mirado la hora
-Ya son las siete. - dijo señalando su reloj. En Slausen's no había relojes.
- ¿Reloj de bolsillo? ¿En serio Arnold? ¿que esto 1920? ¿Charlie Chaplin me quiere invitar a salir?
- No, pero podria llevar bastón y un sombrero. – ella soltó un suspiro, un largo, largo suspiro.
- ¿Cabeza de balón?
- ¿Si Hel?
- Cállate.
- Entonces…dices que tienes familia en el sur. – Estaban ambos sentados en una banca fuera de Slausen's cada uno de ellos con sus batidos terminados luego de una larga conversación.
- Si… y ahora mi madre quiere que vayamos hasta allá.
- ¡Irse! ¡De nuevo! ¡¿Por qué?! ¡Arnold creí que les gustaba este lugar! – Estaba histérica y empezaba a tener los ojos llorosos.
- ¡¿Qué?! ¡No Helga! ¡No me he explicado bien! yo…nosotros vamos a visitarlos un par de semanas.
Soltó un enorme y fuerte bufido mientras lo golpeaba en brazo, algo muy parecido a una rabieta. - ¡Eres un…!
- ¿Cabeza-de-balón-sin-nada-de-tacto?
- Peor. – respondió. Ya no lo viraba, tenía el ceño fruncido, mirando al horizonte, el cielo estaba colorado de azul oscuro con las estrellas, muchas de ellas, era una noche hermosa.
Arnold soltó un largo suspiro. - Me preocupa por que es mi familia y nunca la he visto, fueron diecisiete años y nunca he preguntado por ellos, incluso en estos cinco años de vivir con mis padres.
A Helga le pareció muy tonto y muy dulce que él se preocupara tanto por algo que ni siquiera era su culpa.
-Me pregunto qué pasaría si se enojan conmigo, yo no podria decirles nada…digo están en todo su derecho, pero no puedo dejar de pensar que no me aceptaran…
- Arnold, yo pienso que…
- Digo en algún momento se enojaron con mi madre porque me aceptarían…
- Arnold ...
- Esta bien porque no los conozco, pero son mi familia que tal si ellos no lo hacen y mi madre se pone triste de nuevo no podria con…
- ¡Cabeza de balón!
- ¿Si? – realmente se veía exasperado.
- ¡Cálmate! No fue exactamente lo mismo que dijiste cuando estábamos apunto de encontrar a tus padres y míralos ahora, ellos te aman. Lo que quiero decir Arnold es que tú no tienes problemas para agradarles a las personas eres bueno, guapo, gentil y hueles a acondicionador de frutas las veinticuatro horas del día. Ayudas a las demás personas hasta cuando no puedes y cuando no te llaman, eres un gran hijo…- Puso ambas manos en su rostro. - ¿Quien podria no querer a una persona así? Eres genial Arnold, eres un zopenco muy genial a tu… manera especial y rara. – tomo sus manos y las acuno con las suyas mientras las colocaba en su pierna una sonrisa se asomó en su rostro.
- ¿A mi manera rara? -
- La manera rara que solo un cabeza de balón, pasta de cerebros puede ser. -
El soltó un suspiro y con él todas sus preocupaciones.
- ¿En serio crees eso Helga? – reprimió una risita.
- ¿Qué cosa?
- ¿Enserio crees que soy guapo? – Helga lo miro mal.
- De todo lo que te he dicho ¡Es lo único que se te pega! Rayos, creí que solo eras idiota ahora sé que eres un insensible.
- No, no lo soy. No soy idiota ni insensible, por eso hare algo inteligente y cursi al mismo tiempo y te pediré que vengas a Sudamérica conmigo porque no podria ir con otra persona.
- ¿Qué...? ¡No! ¡Arnoldo eso es una pésima idea! yo no-
-Helga, siempre he considerado que a pesar de tu sarcasmo siempre eres ah… s-sabia para juzgar a las personas, no quiero que juzgues a mi familia solo, quiero que estés ahí conmigo porque necesito estar…ser…fuerte. Y tú me inspiras mucha fortaleza Hel.
- ¿Qué hay del cabeza de cepillo? ¿por qué no lo invitas a él p… -
- Porque quería que vinieras conmigo Helga. Además, Gerald se va de vacaciones con su familia la próxima semana.
- Entonces ya habías hablado con él. - dijo casi en tono de reproche
-No…yo quiero, que tú, Helga G. Pataki, vengas conmigo. – Ella soltó un suspiro cansado y lentamente asintió.
-Bien pero no tengo dinero cabeza de balón es un…-
-Esta todo pagado, pensaban traer a Arnie... -
- ¡Oh rayos! ¡Por favor dime que no estará! Me envió un estúpido mensaje de amor la semana pasada, ¡¿No sé cómo rayos lo hizo?! ¡Lo tengo bloqueado de todas mis redes!
-Lo siento. - Arnold no podía culpar a Helga por Arnie y su nuevo gusto adquirido por la tecnología. -Pero no, él no ira. Por eso hay un boleto de sobra.
- ¡Si! ¡Gracias! - Levanto muy dramática los brazos al cielo.
- Entonces… Helga G. Pataki ira conmigo a Sudamérica. – lo dijo para sí mismo como afirmándolo delante del mundo, en broma, le dio un pequeño codazo amistoso.
- Si Bueno, como sea, aún tengo que pensar como le diré a Bob y a Miriam cuando vuelvan. Se fueron a visitar a Olga esta mañana y vuelven en tres semanas…
- Eh…Helga, nosotros nos vamos pasado mañana.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué rayos no me dijiste todo esto antes?!
-Ya te dije que yo mismo me entere hasta hace algunas horas.
-Arnold, si Bob se entera, te asesinara.
-Correré el riesgo. – agrego dramáticamente en una posición de caballero medieval. – por ti mi lady.
Enarco su uní-ceja y se levantó mientras encestaba el vaso en la basura. – Lo que tú digas Arnold.
- Oye ¿Qué te pasa Pataki? Primero te robas mi corazón y ahora te robas mi frase.
- ¡Ugh! ¿Tienes que ser tan cursi?
- Bueno hace rato me dijiste insensible
- Fue una broma.
- Yo sé que fue una broma.
- Si claro. - soltó sarcástica. – Entonces… te veo mañana cabeza de balón.
- Hasta mañana será, mi princesa.
- ¡Rayos! ¡Si sigues burlandote te golpeare!
- Hasta luego mi ángel de ojos zafiro.
- Cállate…
-Luz de mi vida en la penumbra.
- Arnold ...
- Sol hermoso del atardecer, con hermosas mejillas carmesí… - las pequeñas risas de Arnold se volvieron carcajadas. Definitivamente una de las mejores costumbres era reírse de la situación con Helga a ella obviamente no le gustaba, quería tener siempre el control de la situación, pero Arnold y sus años de conocerla ahora se daban cuenta de sus deslices y los aprovechaban. Después de todo algunas cosas cambian para bien.
- Shortman. - Bufo. - Ya sabes, solo por eso, me vengare de ti.
- No puedes vengarte de mí Pataki, me amas. Soy irresistible e invencible.
- Si claro… ya veremos.
¡Hola! ¿qué tal? ¿cómo están?
yo estoy súper bien, encantada de fanfiction net, es súper genial yo no sabía que existía esta página hasta hace algunos meses gracias a Deviantart, pero bueno…
¡¿Cómo les pareció?! dejen sus reviews. acepto cualquier cosa, cualquier pregunta, ya saben cuenten conmigo pa' las que sea.
¿Por qué tío Luis? Porque todos tenemos un tío borracho llamado Luis.
Resulto latina la mama de Arnold… claro, eso explica su belleza divina.
Todos se preguntan ¿si Arnold y Helga serán novios? pero la verdadera pregunta es ¿Dónde está McQueen?
Muchas preguntas tan pocas respuestas…jijee
Otra cosita… ah… este fic estaba planeado para ser oneshot, pero me han llegado a la cabeza varias ideas sobre una trama así que…no sé. Dejare que ustedes decidan.
¿Quieren que se quede como oneshot o la sigo como historia? Igual y es una historia cortita le pongo cinco capítulos como máximo…pero bueno.
¡Gracias por leer hasta aquí! A veces soy muy fastidiosa, jijee.
Bueno recuerden la sabiduría de Eugene - Tómense la vida con humor amigos y ella nos sonreirá, si bailas la tristeza se ira… o algo así, ustedes entienden.
Les mando un besote cibernético ¡Adiós!
