DISCLAIMER: Nada me pertenece, o ellos no hubieran terminado como lo hicieron y tampoco su pobre hijo :'( todo es de la MALVA...maravillosa (ejem) Rowling.

Este fic participa en el Reto #14: "Amortentia al azar" del foro Hogwarts a través de los años.


Café

Nymphadora Tonks entra al número doce del Grimmauld Place e intenta no chocar con nada en su camino hacia la cocina, sin embargo, termina chocando con Fred. Repentinamente en la silenciosa casa se oye el ruido de un vidrio rompiendose, un pequeño improperio de Fred y una disculpa de la metamorfomaga.

Tonks observa el liquido rosa derramado en el piso junto a pequeños fragmentos de vidrio, preguntandose que será cuando una mezcla de tres aromas llegan a su nariz.

—¿Por qué huele a tulipanes aquí?—preguntó, sin revelar los otros dos que había sentido: café y bosque.

Fred ríe, pero la voz de George es quien responde, que se acerca a donde ellos están y mira el liquido como si su hubiera llevado un gran chasco.

—Es Amortentia, huele según lo que te atrae. Veo que Fred y yo tendremos que rehacerla.

—Lo siento tanto.

Cuando los gemelos se fueron, ella fue a la cocina y se hizo un café, poniendose a pensar, inevitablemente, en la poción de amor. Molly estaba allí, preparando el desayuno pero no le importaba demasiado, porque estaban en un cómodo silencio.

Entonces, cuando hubo tomado el primer sorbo de su bebida, recordó cierta vez en la que era realmente tarde y debía hacer doble turno. Se encontraba en la biblioteca—donde Sirius le había dicho que Remus pasaba todo su tiempo libre—descansando en un sillón mientras ojeaba un libro sin prestarle atención a las palabras.

La puerta se había abierto e inesperadamente Remus Lupin entró con dos tazas de café. Le tendió una, sonriendole con timidez—la sonrisa favorita de Tonks—y se sentó en otro sillón.

Desde entonces, aquello se había repetido cada vez que había ocasión y aquel aroma a café negro le recordaba a las noches o mañanas en las que ambos se sentaban en silencio en aquella enorme biblioteca. Sin embargo, el silencio era uno cómodo que se basaba más que nada en la compañia, en saber que el otro estaba allí.

A Tonks, por ese entonces, no le faltaba realmente nada más, incluso aunque quisiera que él aceptara sus sentimientos. Creía que aquellos preciados momentos valían más que nada, sobre todo porque Remus prestaba atención al libro y ella se tomaba la libertad de observarle avidamente.

—¿Molly, está Remus aquí?

—Si, ha estado encerrado un buen rato en la biblioteca que está en el segundo piso.

—Hum, claro que lo está—comentó en respuesta Tonks con una sonrisa.

Se levantó y llenó otra taza. Subió hacia la habitación llena de libros y lo descubrió parado, sosteniendo un libro en sus manos.

Ella se tomó un minuto para observar su figura alta y delgada, con su habitual aspecto palido enfermizo. Se acercó a él y sin mucho ruido le entrego el café.

—Gracias, Tonks.

Ambos se sonrieron.