Escribir esto me costó bastante, creo que estoy perdiendo a mi musa… en fin, espero que esté a la altura. Dedicado a Alexie por dejarme robar el apellido de Camus.

Advertencia: Se trata de una historia YAOI, es decir relaciones chico x chico así que si no te gustan estas historias ahorremos tiempo y da "regresar"

Disclaimer: Saint Seiya y sus personajes pertenecen a Masami Kurumada, por su lado Haku (y los demás personajes de Naruto) pertenecen a Masashi Kishimoto.

Bunnies and snow

I: HAKU

Mi nombre es Haku Glace... Glace, aun no logro hacerme a la idea de ese apellido. Hasta hace algún tiempo estaba yo en el orfanatorio, sin familia, sin amigos, sin un futuro, sin un pasado. Pero ahora todo es diferente, un rayo de luz me regalo la vida. Su nombre es Camus Glace pero yo lo llamo padre. Me dio un hogar, me dio su cariño paternal, me dio educación, me dio la oportunidad de ser alguien.

En estos momentos me encuentro sentado en la mesa de la cafetería de la preparatoria donde mi padre es profesor y donde ahora soy estudiante. Enfrente se encuentran mis nuevos hermanos, ellos tampoco son hijos de Camus pero si comparten un lazo sanguíneo, son sus sobrinos para ser más exactos.

Hyoga es hijo de Natasha, la hermana de Camus, de su padre nunca me han hablado y yo tampoco he preguntado. Isaack es hijo de Kristal, el hermano de Camus, de su madre solo sé que murió en algún lugar del mediterráneo hace ya mucho tiempo. Ellos estudian en la misma escuela y van en el mismo grado que yo.

Últimamente he notado algo diferente a Hyoga, el es siempre muy abierto, muy extrovertido. Siempre dispuesto a iniciar una discusión con Isaack por ver quien llama la atención de más chicas. Pero ahora tiene la mirada perdida, ignora los comentarios del peliverde y solo revuelve la comida en su plato sin probar ningún bocado. Me propongo a preguntarle que le sucede cuando una mano en mi hombro me llama. -Shun- atino a decir antes de perderme en sus ojos verdes.

Una sonrisa melancólica en sus labios -Haku yo... no podre verte esta tarde. Debo acompañar a Ikki a hacer unas compras

-Hey, no te apures. Nos veremos después- Estoy seguro que mi rostro reflejaba la gran decepción que me causaban sus palabras pero él no lo noto, o no quiso notarlo. Con una sonrisa se alejó y fue a sentarse donde su hermano lo esperaba para comer el almuerzo. Por mi parte había perdido el apetito.

Shun, recuerdo el día en el que con voz temblorosa pero el corazón decidido me acerqué a el y le pedí que saliera conmigo. Recuerdo que sonrió cálidamente y me dijo que le encantaría, yo fui la persona mas feliz del universo hasta que una voz ronca en mi espalda pregunto -¿Y con permiso de quien?- Se trataba de su siempre vigilante hermano mayor, Shun le miró tiernamente y el ablando su expresión, me revisó de arriba a abajo y concluyó -Pareces una buena persona, esta bien. Pero si le rompes el corazón te romperé el cuello

Sé que Ikki es un gran hermano pero a veces es demasiado sobre protector. Y últimamente lo ha estado apartando de mi lado demasiado. Una melancólica sonrisa se dibuja en mis labios. Es mentira, utiliza a su hermano como excusa para no verme, lo sé. Y lo que es peor, él sabe que lo se pero que soy incapaz de confrontarlo.

-Pero si mis primos son los más animados de esta escuela- exclama sarcásticamente Isaack -¿Que les sucede¿Problemas de amor?

Nuestros rostros lo decían todo, al menos eso fue lo que Isaack determinó y por nuestro bien, todo esto según él, iba a llevarnos esta noche a un excelente lugar para que reanimáramos nuestros espíritus y recuperáramos la alegría de la juventud. -Así que compórtense bien y asegúrense de terminar sus deberes a tiempo y los veré en mi casa a las diez.

El timbre anuncia el final del descanso por lo que nos apresuramos a nuestras aulas. La clase de Historia logra mantenerme interesado la mayoría de las veces, el hecho de que el profesor Milo sea el mejor amigo de mi padre ayuda bastante; pero en esta ocasión mi mente sigue tratando de entender tantas cosas que no logro poner atención.

Una memoria más regresa. Se trata de una tarde en la playa, el sol ocultándose en las enrojecidas aguas del mar. Habíamos estado saliendo por más de dos meses y yo estaba completamente seguro de Shun era el chico más perfecto del universo. Tome su pálida mano y sin dudarlo un segundo lo acerqué a mi y selle nuestros labios en un dulce beso. Cuando nos separamos el se sonrojo inmediatamente y empezó a balbucear pero yo me adelante -Shun Kiddo¿quieres ser mi novio?- Su cara expresó una sorpresa aun mayor, me abrazó frenéticamente y susurró en mi oído un tierno "si"

De eso hace poco menos de un año. El tiempo se ha pasado tan rápido, así como esta tarde. Cuando finalmente pude apartar mi cabeza de aquellos recuerdos ya era de noche. Me apresuro a vestirme. Unos jeans y una playera blanca ajustada con una chamarra de piel negra para completar el atuendo. Las 9.55, deberé apresurarme. Me despido de mi padre quien me recomienda no hacerle mucho caso a Isaack provocando que dibuje la primera sonrisa de mi día. Camino rápidamente no porque tenga temor de las calles oscuras sino para evitar un monologo de Hyoga acerca de mi falta de puntualidad. 10.05 marca el reloj cuando llamo a la puerta, afortunadamente solo un par de cuadras separan nuestras casas -Llegas temprano- exclama Hyoga -¿Va a nevar o algo así?- Sale de la casa seguido por el peliverde.

Media hora después entramos a un bar. No muy concurrido pero de ambiente agradable. Nos sentamos en la barra y tres cervezas nos acompañaron para comenzar la velada que esperábamos fuera larga y alegre. Pero sobre todo yo buscaba olvidarme, aunque fuera por unas horas del chico de ojos verdes que tan atormentada tenía mi alma. Recuerdo que cierto rubio hiperactivo me enseño hace mucho a buscar lo bueno de las personas, por eso me resulta tan doloroso el dudar de la fidelidad de Shun. Tomo de un solo trago el resto de mi cerveza y pido una más. Debo pensar menos en eso y más en disfrutar la noche.

Cerca de la media noche mi celular comienza a sonar. Mi corazón se acelera al pensar que podría ser mi chico ojiverde el que llame pero con desilusión descubro el número de mi padre en el identificador. Su voz suena bastante seria, me cuestiona varias veces acerca de donde estoy y con quien me encuentro. Cuando le he convencido de que Hyoga e Isaack me acompañan en un bar su voz se tranquiliza por un segundo. Luego me ordena que regresemos a mi casa de inmediato, sus palabras no dejan lugar para ninguna discusión. Me toma unos minutos comunicar la noticia a mis compañeros, luego la tardanza de la cuenta y la típica discusión por la división de ella. Casi una hora después llegamos a casa.

La luz de la sala se encontraba prendida y en cuanto entramos mi padre vuelve a interrogarnos acerca de donde estábamos y quien nos acompañaba. Entonces aparece Natasha, quien nos había estado esperando en la estancia y se quedo dormida. Ella mira a Hyoga con la ternura que solo una madre puede regalar a su hijo y luego le da una cachetada. -¿Tienes idea de lo preocupada que estaba por ti? Esta mañana no me dijiste que ibas a salir, en toda la tarde ni te apareciste por la casa, ni me haces una llamada, nada. Y encima te vas a emborrachar en la noche. Por Athena, Hyoga ¿qué sucede contigo?

Ella está muy enojada y todos sabemos que eso le hará daño ya que ha estado enferma últimamente. Hyoga trata de calmarla pero al final sucede lo que todos esperábamos, ella se marea y se ve en la necesidad de sujetarse de él para no caer al suelo. Isaack y yo la llevamos a mi habitación para que se recueste, mi padre desea tener una conversación en privado con Hyoga. El también se ha dado cuenta del cambio en su sobrino y por la salud de su hermana está dispuesto a arreglar lo que sea que pase.