Argumento: Después del divorcio sabía que era mí deber ayudar a mi padre a superarlo. Y sobre todo con Scorpius y esa estúpida secretaria acechándole. Slash/Incesto - Albus S. Potter/Harry Potter ( ASP/HP )

Disclaimer: HP no me pertenece, sino que es de JKRowling y bla bla bla… bueno, lo de siempre.

JEJE… otro fic. ^_^ Sé lo que me vais a decir, pero se me ocurrió hace dos noches, y no me dejaba tranquila hasta que lo escribiera, así que no tuve elección. Serán tres capítulos, unas 20.000 palabras. Ya tengo toda la historia planeada así que no os preocupéis que lo acabaré seguro.

Y nada, aquí tenéis mi segundo AlbusS. – Harry. Esta vez no hay ninguna advertencia más que el slash y el incesto por supuesto.

Y bueno, dedico este fic o las cinco reviewers de mi otra historia Albus/Harry "Deseos Ocultos" (Luna, PrincesaVampírica, PolinSeneka , Dafne10 y criss ). No pensaba que hubiera tanta aceptación de esta pareja y me puse muy contenta al ver que a la gente le gustaba, así que espero que disfrutéis de este también.

Aquí va el primer capítulo. ^_^


Capítulo 1: Eres mi padre

"Tu padre está para comérselo." Las palabras de Scorpius me tomaron por sorpresa, y me giré a mirarle desconcertado. ¿Qué?

"Ya sabes de lo que hablo. Parece mentira que esté rondando los cincuenta." Los ojos de mi mejor amigo aún no se apartaban de donde habían estado fijados durante toda la noche. "Vaya culo que tiene."

"No puedes hablar en serio." Exclamé molesto ante tal comentario. Scorpius se giró a mirarme con una sonrisa pícara evaluándome durante unos segundos.

"No te sorprendas tanto, Al. Ni siquiera mi padre que se cuida más que ningún otro ser humano en el mundo, posee aún ese toque intenso y ardiente que tiene el tuyo." Sus ojos se desviaron de nuevo a mirar al susodicho mientras con elegancia acercaba la copa de vino a sus labios.

"No hará falta que te recuerde que tienes una prometida." Comenté cogiendo yo también mi vaso y esperando que fuera otra de las bromas del rubio.

"Como bien sabes, mi querido Albus, en los matrimonios entre sangre limpias suelen haber acuerdos. Así que no debes preocuparte por Miranda, tanto ella como yo podemos mirar y divertirnos con quien queramos." Otra mueca juguetona adornaba su rostro. "Siempre y cuando seamos discretos y proporcionemos un heredero digno para los Malfoy, por supuesto.

No pude evitar mirarle exasperado. Cómo podía ser que alguien tan inteligente y orgulloso como Scorpius se dejara manipular con tanta facilidad por su familia. Supongo, que durante la infancia, en la mansión Malfoy te lavaban el celebro para que creyeras en todas esas memeces del honor familiar.

"Incluso así, no quiero que vayas babeando por mi padre." Añadí molesto. En cuanto me percaté de que mis palabras no tenían efecto alguno le cogí fuertemente del brazo llamando su atención. "Lo digo en serio. Él no es alguien al que puedas usar a tu placer. Además, no olvidemos que ha estado casado durante veinte años y ha tenido tres hijos. Creo que eso más que demuestra su heterosexualidad."

El rubio se giró hacia mí sin que se borrara esa estúpida sonrisa que, de normal no me molestaba, pero que durante esta conversación había empezado a detestar.

"¿Debo recordarte que ya no está con tu madre?¿Quizás no le importe explorar nuevos terrenos ahora que ya no está inmerso en ninguna relación?"

"Eso ha sido un golpe bajo, Scorp. Sabes perfectamente que no fue mi padre el que la dejó." Mi voz sonaba dura y dolida. Aún no acababa a hacerme a la idea de que mis padres ya no estuvieran juntos. Es tan triste lo fácil que era romper un vínculo entre dos personas que llevan tanto tiempo juntos.

Y lo más injusto es que a mi madre no le costó mucho dejarle para irse con Dean Tomas, un antiguo novio de Hogwarts.

Durante meses intenté hacerla entrar en razón, pero lo cierto es que mi madre, aunque aún quería a mi padre, no lo hacía de la manera en la que una esposa se debe sentir y eso la había llevado a los brazos de Dean.

"No sé porqué te molesta tanto. Al fin y al cabo Harry está libre y dudo mucho que vuelva con Ginny. ¿Así que porqué voy a dejar pasar una oportunidad maravillosa?"

"Me molesta porque es mi puñetero padre. ¿Qué te parecería si fuera al tuyo y le tirara los trastos?" Me arrepentí de las palabras en cuanto salieron de mi boca. Pero aún más cuando el chico a mi lado comenzó a reírse a carcajadas.

"Primera, no tienes los cojones." Dijo mientras me miraba con diversión. "Y segunda, te animo a que lo hagas. Estoy seguro de que a mi padre no le importaría follar con el clon de su enemigo de la infancia."

"No hablarás en serio." Dije disgustado. "De verdad tu…"

"Te aseguro que si vas a por mi padre él no va a perder la oportunidad de probarte. Y total, cuando folla está de mejor humor, así que por mí adelante."

No podía creerme que me estuviera diciendo esto. Conocía a Draco Malfoy desde que tenía once años, cuando tan sólo era un estúpido crio más en Hogwarts, y nunca, durante todos esos años, se me había ocurrido mirarle de ninguna manera sexual. No es que el padre de Scorp no fuera atractivo, todo lo contrario, era mitad encanto mitad elegancia. Pero, aunque desde hace años sabía que era bisexual, los hombres como Draco Malfoy no me atraían lo más mínimo.

"No le des tantas vueltas al asunto de tu padre. Es mucho más probable que acabe con Ayleen Burkes esta noche."

Al oír estas palabras me giré a observar la escena. Mi padre charlaba animadamente con una treintañera con el pelo rubio y largo que caída delicadamente por su espalda. Su vestido rojo carmesí y esos pendientes largos con piedras semipreciosas destacaban la piel pálida y perfecta que no quedaba cubierta por la tela.

Mi inspección quedó interrumpida cuando oí la risa de mi padre. ¿Cuántas veces ese mismo sonido me había hecho sonreír a mí también?

Harry Potter era alguien extraordinario. Era más que consciente de la suerte que tenía de tener a alguien tan cariñoso y constante como padre. Y aunque al principio me irritaba que todo el mundo me comparara con él, con el tiempo, me di cuenta que dicha comparación no era más que un alago.

Analicé durante unos instantes a aquel hombre ante mí. A pesar de sus cuarenta y nueve años, no demostraba en absoluto su edad. Incluso tras el divorcio con mi madre, el cuál le causó una terrible depresión, aún se veía ese carisma y esa ternura que tanto atraía a todo el mundo a su alrededor. Además, su trabajo de auror le había mantenido más que en forma. Aunque no pasaba del metro setenta su físico era más que aceptable para alguien alrededor de los cincuenta: espalda ancha, piernas fuertes y unos abdominales que aún a pesar de no ser de catálogo eran más que envidiables.

Paré mi escrutinio cuando vi como la mujer se acercaba susurrándole unas palabra al oído para instantes después sonreírle tímidamente.

"¿Ves lo que te decía?" Añadió el rubio a mi lado mientras le daba otro sorbo a su copa.

"Ya. ¿Y se puede saber quién es esa?" Exclamé mucho más agudo y fuerte de lo que debía.

"Ya te lo he dicho, Ayleen Burkes. Es la nueva secretaria de McLaguen."

McLaguen era un estúpido inepto al que, gracias a que su familia tenía mucha influencia desde hacía décadas , había conseguido un puesto en el ministerio y poco después como jefe del departamento de educación mágica donde se había acomodado desde hacía años.

"Ya veo. Lo que no entiendo es por qué mi padre no le da puerta." No podía apartar los ojos de ambos, que continuaban charlando alegremente mientras aquella pécora disimulaba sus flirteos con suma experiencia.

"No deberías meterte en lo que no te incumbe. Te lo he dicho, tu padre es libre de hacer lo que le venga en gana, no creo que necesite una niñera."

Observé como la mujer le cogía la mano dirigiéndole hacia la pista de baile. Segundos después sus cuerpos se movían al ritmo suave de la música mientras los brazos de Ayleen colgaban del cuello de mi padre.

No pude evitar que mis puños se cerraran fuertemente mientras miraba aquella escena. No sabía porqué pero aquello me molestaba más de lo que quería admitir.

"Lo que daría por ser ella." Dijo anhelante el Slytherin a mi lado.

Me giré mirándole con rabia. Entonces cogí mi copa y bebiéndomela de un trago me levanté para salir de allí.

"¿Te vas?"

"Si, ya he tenido suficiente por hoy." Dije con voz amarga mientras me ponía mi chaqueta.

"No te lo tomes así. Piensa que tu madre ya ha rehecho su vida, es hora de que Harry haga lo mismo con la suya." Argumentaba Scorpius.

"Déjalo ya. Estoy cansado. Nos vemos mañana."

El rubio no dijo nada, pero le conocía lo suficientemente bien como para saber que eso significaba que le parecía bien que me largara de esa aburrida fiesta a la que me había arrastrado.

Me giré dirigiéndome a la salida, estaba cansado y mañana tenía que trabajar en mi proyecto de pociones. Tan sólo me quedaban seis meses para presentarlo y aún no había terminado ni la fase de experimentación, así que sería un día duro.

/

"Papá estoy en casa." Dije saliendo de la chimenea.

No oí ninguna voz que me diera la bienvenida por lo que supuse que aún estaría en el ministerio, ocupándose de algún caso nuevo.

Me dirigí hacia la cocina buscando comer algo. Estaba destrozado. Me había pasado toda la tarde intentando catalizar el polvo de escamas de dragón mediante diferentes métodos pero no había manera. Después de cuatro accidentes leves y uno que podía haber acabado con medio edificio entendí que era hora de irme a casa y descansar.

Abrí la despensa y cogí la caja de galletas de canela. Desde que hace un par de años las descubrí, me encantaban, eran realmente adictivas. Entonces me dirigí hacia la nevera y cogiendo la leche me llene una taza hasta la mitad. Lo llevé todo a la mesa de la cocina y me senté a leer el profeta. Esta mañana no había tenido tiempo de leer las estupideces que habían escrito para el día de hoy pero estaba seguro que no me decepcionarían.

"Con que dos de cada tres hogares tienen actualizada la red de polvos flu. Serán mentirosos." Comenté al aire mientras leía el artículo sobre las nuevas aplicaciones que supuestamente deberían finalizarse para principios de enero. Eso no se lo creían ni ellos. "Me pregunto qué donación habrá hecho al periódico el departamento de Becker para haber conseguido un artículo como este."

De pronto oí un ruido arriba. Parece que mi padre sí que estaba en casa después de todo.

Dejé el periódico encima de la mesa y me dirigí hacia las escaleras con un par de galletas en la mano. Cuando llegué al piso de arriba, abrí la puerta del cuarto de mi padre y me noté que no había nadie. Al girarme, me di cuenta de que la luz del baño estaba entreabierta así que me acerqué.

Y entonces oí un murmullo extraño ahogado por el sonido del agua. Me acerqué un poco más abriendo ligeramente la puerta y lo que vi me dejó petrificado. Allí, en la ducha, estaba mi padre. Y si en algún momento pensé que podría haber pasado algo malo en ese instante lo descarté por completo.

La escena que se me presentaba era francamente perturbadora. El agua de la ducha caía sobre su pelo negro deslizándose por su espalda hasta acabar en unos glúteos firmes y duros. Su mano se cerraba alrededor de su miembro y se movía lenta y provocativamente.

La imagen era realmente inquietante y aún lo era más cuando noté el efecto que estaba provocando en mí. Incluso así, no pude apartar la vista de mi padre que con los ojos cerrados y la cabeza ligeramente ladeada hacia atrás seguía dándose más y más placer.

Otro sonido salió de su boca y esta vez lo reconocí por lo que era, un gemido de placer. Mi miembro se elevó interesado y yo me asusté por mi incontenible reacción.

La respiración de mi padre se aceleró y también lo hizo el ritmo con el que movía su mano. Sus gemidos, más y más seguidos, parecían estar hechos de puro afrodisíaco y cuando pensaba que no iba a poder soportarlo y que tenía que tocarme, un grito ahogado salió de sus labios y se corrió.

No había visto una escena más erótica y excitante en mi vida. Y en cuanto me percaté de que mi padre volvería en sí en meros segundos entré en pánico y me alejé de allí.

Me metí en mi cuarto rápidamente cerrando la puerta tras de mí. No aguanté ni un segundo más y reclinándome sobre la puerta, me deshice de todo lo que me cubría y empecé a masturbarme. Oh, por Morgana, no entendía ni como estaba tan duro. Seguí moviendo mi mano con un ritmo rápido y frenético sin poder evitar pensar que a meros pasos de mí, mi padre aún estaba desnudo y jadeando de placer.

"Sí, oh, sí…" susurré aumentando aún más el ritmo.

No aguanté más y me corrí como cuando no era más que un adolescente. Sentí una ola de placer recorrerme y como mi semen caía al suelo ensuciando las baldosas.

En unos minutos estaba recompuesto, sentado sobre la cama y pensando en qué coño significaba todo esto. No creía que fuera normal masturbarse pensando en el padre de uno. ¿Verdad?

Y entones fue cuando recordé las palabras de Scorpius. Sí, Harry Potter era un hombre atractivo, tenía que ser eso. Al fin y al cabo, también me atraían los hombres, y verle masturbándose en la ducha no era una escena que se pudiera ignorar así como así. Cualquier otro hombre me hubiera provocado una reacción similar al verle en la misma situación.

Me auto convencí de que esa era la causa y la verdad es que hizo que me sintiera mucho más tranquilo. Me levanté reconfortado de haber llegado a la conclusión de que todo este asunto no significaba nada. Nada de nada.

/

"Hola Albus."

Me quedé estático en la puerta cuando vi a otra persona dentro del despacho.

"No sabía que estuvierais reunidos." Comenté neutralmente esperando que no se me notara el desagrado.

"No es una reunión oficial, tan sólo le estaba diciendo a tu padre si le gustaría venir a la fiesta de navidad que damos en la mansión."

Viendo la expresión en el rostro de Scorpius no pude evitar que me recorriera una ola de irritación. Le había dicho que no quería que ligara con mi padre, para que tan sólo una semana después estuviera aquí, acechándole como un perro en celo.

"Supongo que tu también vendrás como todos los años. ¿Verdad?" Sus ojos azules se fijaron en los míos presionándome a aceptar.

"Sí, supongo." Iba cada año, y este tampoco tenía ningún otro plan, así que lo mejor era aceptar. " Por cierto, te importaría salir un segundo, he de hablar con mi padre." Comenté seriamente a lo que Scorpius asintió y se levantó de la silla.

"Puedes venir con Al, Harry. Estoy seguro de que a mis padres les encantará verte de nuevo." Dicho esto salió del despacho sin esperar ni un segundo más.

En cuanto cerró la puerta me giré hacia la otra persona en la habitación.

"He venido para averiguar si vas a venir mañana." Dije sin tapujos.

"Ya se lo he dicho a tu madre, no puedo, mañana tengo mucho trabajo." Sus facciones, ahora serias, habían perdido cualquier rastro de la anterior alegría.

"Sabes que la solución no es huir del asunto." Dije seriamente." En algún momento deberás enfrentarte al hecho de que mama se casa."

Un silencio incómodo poseyó la habitación durante unos instantes. Mi mirada estaba fija en aquellos ojos verdes que tantos años me habían observado con orgullo. Tras menos de medio minuto de lucha interna mi padre suspiró cansado apartando la vista.

"No quiero ir." Su voz sonaba derrotada e inconscientemente me acerqué a donde estaba sentado.

"Lo sé, pero debes hacerlo." Mi mano se posó sobre su hombro dándole ánimos.

"Nada me espera allí, más que situaciones incómodas y dolorosas."

"Es hora de que aceptes que lo vuestro no va a volver, y la mejor manera es ir a la fiesta de compromiso. Han pasado ya casi ocho meses desde que mama se fue con Dean, y aún no te has desecho de lo poco que dejó en casa. Estoy preocupado por ti." Mi voz sonaba agitada, lo sabía, pero ver a mi padre así era lo que menos deseaba. Quería verle sonreír, alegre de nuevo, como cuando James, Lily y yo aún íbamos a Hogwarts. Pero mi madre le destrozó al irse de repente con el otro Griffindor y encima esperando que Harry lo comprendiera.

"Está bien." Oí que decía derrotado. "Iré." Le miré unos segundos tiernamente.

"¿Quieres que vayamos juntos?"

"Sí." Susurró bajito.

Le observé allí sin poder apartar mis ojos de él. Mi padre era alguien fuerte y valiente pero al mismo tiempo frágil y sensible. No entendía como alguien como él, que siempre había encarado cualquier adversidad sin temor alguno, aún se sentía abatido. Ahora mismo, lo que más deseaba era ayudarle a superarlo. Y lo lograría.

/

Miré a mi padre desde la distancia. Estaba tranquilamente charlando con Bill y Fleur. Supongo, que desde que se mudaron a Túnez hace varios años que no los había visto. Parecía feliz de verles e incluso a pesar de la incómoda situación, estaba sobrellevándolo muy bien.

Llevábamos aquí desde las cuatro y media y le había prometido que a las ocho como muy tarde nos largaríamos de aquí. Miré mi reloj y me di cuenta que marcaban y media, así que aún tenía tiempo de hablar con Teddy quién había venido desde Rumanía para la ocasión. El joven metamorfmago se había hecho experto en criaturas malditas, como los vampiros o los hombres lobo, y sus estudios lo habían llevado a Transilvania donde vivía desde hacía tres años. Estaba ansioso por escuchar todas las historias que estaba seguro que querría contarme.

Miré a mí alrededor buscándole y le detecté al final del jardín hablando con mi abuelo y tía Luna.

Cuando iba dirigirme hacia allí, noté que mi padre había dejado de hablar con Bill y Fleur y que ahora estaba conversando con otras dos personas que reconocí rápidamente.

"Mierda." Dije en voz baja desviándome de mi camino y dirigiéndome hacia donde estaba Harry. En breves instantes estuve allí lo suficientemente cerca para escuchar la característica voz de Dean.

"Nos alegramos de que pudieras venir. Supongo que estáis muy liados en el ministerio."

Sabía el esfuerzo que estaba haciendo mi padre por no contestarle de malos modos y era sorprendente que lograra ese tono agradable a pesar de la incómoda situación.

"Sí, y el problema es que cada vez hay que hacer más papeleo." Comentó bromeando un poco. Aunque sus palabras sonaban educadas e incluso agradables, en sus ojos se veía un fuego que desmentía esa calma.

"Harry, hay algo que quería decirte." Dijo mi madre ahora seriamente. "Sé que la situación es difícil pero no queríamos que te enteraras por otros." Los ojos verdes de mi padre no se apartaron de ella que seguía igual de seria. "Estoy embarazada." Añadió finalmente.

Tanto yo como mi padre nos quedamos de piedra sin movernos ni un pelo. Yo aún no había querido que se notara mi presencia allí.

"Está de dos meses así que suponemos que nacerá entre junio y julio." Comentó Dean.

Mi padre aún estaba allí, totalmente estático sin siquiera parpadear.

"Tengo que irme." Dijo de repente saliendo de su trance. Le mire como se giraba para alejarse y como la mano de mi madre lo detenía agarrándole del brazo.

"Harry, por favor…"

"Enhorabuena por el bebe." Dijo soltándose bruscamente y acelerando su paso hacia la salida.

No esperé ni un segundo y corrí tras de él. Cuando fue a aparecerse le agarré del brazo y me trasportó con él. En breves segundos caímos contra el suelo de mi antigua casa. Y en cuanto se dio cuenta de mi presencia se giró mirándome furioso.

"¿Estás loco? ¿Sabes lo peligroso que es tocar a alguien cuando está a punto de aparecerse?" Sus ojos brillaban de una manera extraña. Supongo que el enfado hacía que relucieran con ese brillo tan peculiar.

"He oído a mama." Le informé. "Sabes que algo así llegaría en algún momento."

Levantándose del suelo se dirigió hacia el sofá para dejarse caer con pesadez.

"Lo sé, pero no me lo esperaba tan pronto." Sus codos se apoyaban ahora sobre sus piernas mientras enterraba la cabeza entre sus manos.

Me acerqué unos pasos arrodillándome delante de él. Con suavidad le cogí las manos, apartándolas de su cara y le miré a los ojos.

"Lo superarás, estoy seguro." Le observé detenidamente hasta que unos segundos después una tímida sonrisa apareció en su rostro.
"Gracias Al." Susurró suavemente.

"No tienes porqué agradecérmelo."

"Sí, sí que tengo." Añadió rápidamente. "Siempre estás a mi lado apoyándome."

"Padre.."

"Déjame acabar. Ya sabes que Lily está en América con sus estudios universitarios y que James viaja mucho debido al equipo, así que eres el único que me queda, Al. Si no estuvieras aquí conmigo me desmoronaría, te lo aseguro."

"No debes de pensar así. Debes olvidar a mama. Debes rehacer tu vida, sal con otras personas y encuentra alguna buena chica que te guste. Te vi en el ministerio con la nueva secretaria de McLaguen, es guapa. " Comenté como quien no quiere la cosa. En la vida pensaba que empujaría a mi padre a buscar una nueva relación y mucho menos con la tipa esa, pero tampoco quería verle tan decaído.

"Ayleen es simpática, pero no me interesa. " Confesó. "¿Pero sabes lo que si me apetece?" Sus ojos brillaron de una manera extraña.

"Dime." Sonreí ligeramente mientras acariciaba sus manos que aún estaban entre las mías.

"Emborracharme."

Tras unos segundos mirándonos expectantes hablé. "¿Vodka, Ron o Ginebra?" Pregunté con una sonrisa divertida.

"Tráelo todo." Dijo recostándose en el sofá tranquilamente.

Me levanté y me giré hacia el bar, cogí dos vasos, uno en cada mano, y levité las botellas hacia la mesita en frente de mi padre.

"Nunca pensé que me emborracharía contigo." Comenté giñándole un ojo.

"Siempre hay una primera vez para todo. Ya verás que a pesar de mi edad aguanto la bebida como un niño." Se acercó, cogiendo el ron y llenó el vaso hasta la mitad. Entonces se giró hacia mí y me ofreció uno ligeramente más vacío.

"Supongo que esa es la razón por lo que nunca bebes mucho en las fiestas." Comenté divertido cogiendo el vaso que me ofrecía. Él tan sólo asintió.

"Por nosotros." Dijo chochando su vaso con el mío. En cuanto hubo brindado se llevó la copa a la boca y se lo bebió de un trago. Segundos después noté como se dirigía a la botella y se llenaba otro medio vaso.

"Y dime Albus. ¿Qué tal va tu proyecto?"

La conversación comenzó así, evitando cualquier mención a Dean, a mi madre o a cualquier embarazo cercano que hubiera. Adoraba hablar con mi padre y aún medio borracho el hombre sabía escuchar.

Pero fiel a su palabra, una hora después, estaba totalmente K.O.

"Vamos." Dije intentando levantarle."Te llevaré a tu habitación."

Mi padre estaba recostado en el sofá con los ojos cerrados y completamente inmóvil. Cogí sus brazos y me los pasé por el cuello cogiéndole fuertemente de la cintura y con esfuerzo lo levanté del asiento.

"¡Pon un poco de tu parte!" Le regañe consiguiendo que sus brazos se cerraran detrás de mi cuello y me agarrara con más fuerza.

Le cogí e intentando concéntrame me aparecí fuera de su habitación. Abrí la puerta con cuidado de no soltarle y con un movimiento de mi mano se encendió la luz. Le arrastré unos metros más hasta la cama y lo senté allí.

"Vamos, déjame que te ponga el pijama." Dije mientras le desabrochaba los botones de la camisa.

Lentamente fui destapando cada centímetro de carne de su pecho para proseguir quitándole cada una de las mangas sin mirarle demasiado. En cuanto tuve la camisa en mi mano la deposité encima de una silla cercana.

Cuando regresé me di cuenta que mi padre estaba recostado sobre la cama. Su cabeza estaba ladeada hacia un lado quedando su mejilla derecha apoyada sobre el colchón. Algunos de sus cabellos caían tapándole esos hermosos ojos esmeraldas que ahora estaban cerrados con cansancio.

"Papa, voy a quitarte también los pantalones." Comenté suavemente tragando con fuerza.

No quería seguir mirando, pero por algún motivo, aquella imagen despertaba algo en mí que no quería explorar.

Proseguí mi labor, primero deshaciéndome del cinturón para más tarde quitarle los zapatos y bajarle los pantalones hasta dejarlo sin nada más que sus bóxers. Deje toda la ropa de nuevo en la silla y sin fijar mis ojos en la figura de mi padre aún recostada en la cama me dirigí hacia su almohada. Debajo de ella no tardé en encontrar unos pantalones negros de tela que supuse serían con lo que mi padre dormía.

Volví mi atención hacia él y rápidamente le puse los pantalones. Su pecho aún estaba descubierto así que decidí preguntarle.

"¿Duermes sólo con la parte de abajo?" Toda la respuesta que obtuve fue un mmm, que supuse sería un sí.

Abrí las sabanas y con mucha dificultad lo deposite debajo de ellas. Mientras lo hacía, no pude impedir que mis manos tocaran aquella piel tostada y cálida que tanto me agradaba. Saqué todos estos pensamientos de mi mente y le arropé mejor, no quería que se enfriara durante la noche.

En cuanto me giré para dirigirme a mi habitación una mano me detuvo.
"No te vayas Al, quédate conmigo." Oí que decía muy bajito desde la cama. Sus dedos se deslizaron desde mi antebrazo hasta mi muñeca para acabar cayendo sobre la cama.

No sé qué cables se me cruzaron pero en menos de un segundo estaba dentro de la cama con él, abrazándole, consolándole… No me importaba que no fuera correcto, no me importaba que no estuviera bien, Harry era mi padre y yo debía protegerle y cuidarle. Darle el placer que se merecía. Y eso es lo que haría.

Cerré mis ojos y lo abracé acercándolo aún más a mí. Su espalda, pegada contra mi pecho se movía ligeramente marcando su lenta respiración. Tenerle entre mis brazos era tan reconfortante, quería protegerle y cuidarle, más ahora que se encontraba tan deprimido con la situación actual.

Su cabeza, que estaba a meros centímetros de mí, se movió ligeramente dejándome ver aquel hermoso y esbelto cuello. No pude impedir que una oleada de ternura me recorriera y deposite un suave beso en su nuca. El olor que desprendía su piel era tan cálido y dulce que tuve que acercarme para apreciarlo más de cerca. Sí, un olor a vainilla tan adictivo y apetecible…

Mis labios volvieron a depositar otro suave beso un poco más a la derecha que el último. En un movimiento inconsciente acaricie con mi nariz la curva de su cuello dejando un tercer beso en la parte derecha, un poco más cerca de la barbilla.

Esto provocó que de la boca de Harry saliera un pequeño murmulló que califiqué como de placer. Al oírlo, no pude contenerme, una de mis manos se dirigió a su pecho acariciando la superficie prácticamente sin vello, para luego bajar hasta encontrarme con la cinturilla de los pantalones que cruelmente me impedía acceder a lo que tanto deseaba.

Sabía que en el estado en el que se encontraba mi padre no era consciente de quien estaba tras él acariciándole, pero no me importaba, sólo quería hacerle sentir bien. Así que no me detuve, le apreté más contra mí sintiendo cada centímetro de su cuerpo pegado al mío y entonces adentré mi mano dentro de su pantalón.

En cuanto empecé a acariciar su miembro su respiración se aceleró dejando salir unos sonidos que provocaban que me excitara aún más. Mientras mis labios cubrían de besos cada centímetro de piel empecé a mover mis caderas frotándome sensualmente contra él.

No sabía cuánto tiempo había pasado hasta que ambos nos corrimos gimiendo de placer, pero lo que sí que sabía era que tener a mi padre entre mis brazos era una experiencia que quería volver a repetir y eso me asustaba.

Antes de caer dormido, invoqué mi varita y nos limpié a ambos. No quería que se despertara viendo todo lo que había ocurrido y que le diera una ataque de pánico. Sabía que mañana no se acordaría de nada así que era mejor deshacerse de las evidencias.

Miré de nuevo el rostro relajado de mi padre e inevitablemente sonreí. Era imposible negar que sentía algo más que mera atracción por aquel hombre pero temía que eso me llevara a un camino sin retorno. Sólo esperaba que todo esto no acabara en desastre.


Bueno, queridos, ^_^ Fin del primer capítulo. Espero que os haya picado la curiosidad. A ver si me animo y subo pronto el siguiente. Besitos