¡Holaaaa!^_^

Síiii, otro fiiiiic XD, esta vez una coproducción mía y de mi ninio (Lince, tesorete, un beso desde aquí;*). Para que luego os quejéis...XD.

Veréis, el caso es que llevábamos tiempo ambos queriendo escribir un fic de vampiros (sí, hijas, sí: YAOI XD...y también, aparte de eso, tiene influencias de Vampiro, La Mascarada, pelis varias de vampiros, de terror, videojuegos, juegos de rol y aparte algunas licencias personales...).

De hecho hicimos hace tiempo(más o menos cuando empecé con Secuestrado, o sea, cuando el cielo se sujetaba con estacasT.T XD) un primer borrador...pero no nos convenció tanto como éste, estaba más centrado en el grupo de cazavampiros que en los vampiros mismos. Pero fue ponerse mi novio con el segundo de éste(sí, empezamos cada uno, uno, pero en el segundo él dibujó la atmósfera general que me ayudó en el primero) y convencernos ya del todo.

Así que nada, ya sabéis, lo primero, avisos y renuncias:

Los personajes de Tetsuya Nomura y de los juegos de FF y Dissidia, el contenido de Vampiro, la Mascarada, personajes de animación varios que puedan aparecer...no nos pertenecen y por tanto no pretendemos ganar dinero alguno, sólo contar una historia entretenida ;).

Debido a nuestro común desdén hacia los vampiros estilo Crepúsculo y mi particular desprecio por las novelas de Anne Rice(¡No, no pienso perdonarle lo que hizo ni con los vampiros ni con las brujas en Las Brujas de Mayfair¬¬! ¡Hay cosas que no se tocan!), pueden aparecer cierta pullitas que están incluidas sin malicia ninguna. Si no os gustan, no hagáis caso ;), no pretendemos ofender a nadie.

Lo segundo, con la música hemos topado XD. Veréis, Lince encontró esta canción...y la vimos perfecta para una historia de vampiros. Podéis ponérosla casi en cualquier momento, creemos que os gustará tanto como a nosotros ;):

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Y lo último y por supuestísimo...que disfrutéis de la lectura ;).

RENACIMIENTO

Una suave brisa recorría la noche de otoño de Nueva York, por el barrio residencial de Queens, llena de casas de aspecto acogedor, sobre la que brillaba una luna de aspecto curiosamente rojizo.

Por sus calles, se movían varios coches, entre ellos un taxi cuyo conductor no podía estar más satisfecho, y más al ver la casa a la que se dirigían. Era una casa preciosa, de ladrillo blanco, en la que bullía un ambiente festivo y en la que se veía multitud de personas con ropas bonitas y de fiesta. Sonrió; se imaginaba lo que podía sacarle a su cliente.

Parrra aquí – escuchó su voz seca.

Tarareando, el conductor paró el taxi a unos metros de la casa.

Ya hemos llegado, amigo – sonrió el taxista girándose a mirar a su cliente...

...pero notó un escalofrío recorrerle la espalda al ver el reflejo de los rojos cristales que le miraban desde unas gafas que ocultaban pero dejaban clara la mirada desdeñosa del alto hombre pelirrojo con un mechón blanco y vestido de cuero rojo.

Joder, no sé de qué me sorprendo, si en esta ciudad pasa de todo, se dijo el taxista, pero su inquietud no se fue... y mudó en molestia cuando vio que el pelirrojo se levantaba como si tal cosa del asiento, abriendo la puerta para salir.

¡Eh, amigo, tiene que pagarme! – gritó, indignado.

El pelirrojo entonces se volvió.

Y lo único que el taxista recordaría de esa noche sería el brillo de los colmillos del pelirrojo, afilándose bajo sus labios antes de que estos se abrieran como una navaja sobre él.

El joven rubio que acudió al taxi a ayudar con las maletas no pudo evitar reírse al ver al conductor caer hacia un lado del taxi, sobre la acera, con las marcas de colmillos abiertas sobre su cuello.

Joder, Bastian, mira que eres tacaño... lo que haces para no pagar a un taxi. – rió más, especialmente al ver el aire de fastidio de su compañero pelirrojo, que no hizo ningún gesto para cogerle las maletas.

Si tú llevarrras tres noches viajando en vehículos de mierrrda, tampoco tendrías ganas de pagarrrlos, Tidus – dijo el pelirrojo serio, limpiándose la sangre de la boca y encaminándose hacia la puerta –. Ahorrra sólo falta que me digas que he llegado tarrrde – añadió con impaciencia mal contenida. Como miembro de la Cohorte, tenia que estar ahí.

No, pero por los pelos – dijo Tidus... y suspiró cuando vio que Bastian no abría la puerta, esperando que se la franqueara. Como pudo, Tidus estiró una mano entre las maletas y la abrió –. Menos mal que llevas prisa, tío... .

¿Dónde están? – le replicó el otro, pasando a una habitación ricamente decorada, con arañas de cristal y velas en vez de luz eléctrica, que daban u suave reflejo a las paredes blanquecinas. Perfecto... iba a ser un ritual a lo grande...

...dada la situación, no era para menos.

Hola a ti también, Bastian – suspiró otra joven de pelo rosa, con lo que también se le vieron los colmillos, andando aceleradamente hacia él –. Acompáñame. Es en el sótano.

Perrrfecto... – sonrió Bastian, dejando que ella lo guiara abriendo la puerta.

Una suave música se escuchó entonces en la más completa oscuridad.

Cloud, sentado en una especie de diván, notó su corazón acelerarse en la oscuridad del sótano cuando escuchó la música empezar tras la cortina y los murmullos aumentar de golpe... para que luego se hiciera el silencio súbito.

Tragó saliva.

No sabía explicar muy bien cómo había llegado allí... pero sólo sabía que había estado esperando a Sefirot cuando...

Se mordió un mechón de su pelo rubio acabado en punta.

De verdad, ¿Qué había pasado?.

¿Cómo había acabado en esa casa tan buena, él, que había estado viviendo un par de meses en la calle?.

Esto... no le olía nada bien... .

De pronto, las cortinas se corrieron...

...y entrecerró los ojos en la oscuridad antes de acostumbrarse al suave resplandor de las velas, que iluminaba a toda una multitud que lo miraban con expectación.

Tembló un poco cuando un grupo de cinco lo rodeó... pero quedó parado e, irónicamen-te, aliviado, cuando se fijó en sus labios.

Colmillos...

Ellos... también eran... .

De pronto la música volvió a empezar en cuanto se abrieron unas puertas y apareció.

Murmullos de admiración llenaron toda la sala cuando un vampiro alto, de largo pelo plateado que ondeaba sobre sus hombros, comenzó a caminar entre todos los miembros del Clan Fenrir y otros allí reunidos, sonriendo levemente y extendiendo las manos para que los otros las besaran en dulce respeto.

Pero sus ojos verdes sólo podían mirar en una dirección, a un diván... .

Se... firot... – murmuró el chico... pero suavemente el hombre le llevó un dedo a los labios.

Cloud notó que podía perderse en esos ojos verdes mientras escuchaba una especie de suave cántico, lejano y cercano a la vez, que le dio las fuerzas justas para abrazar el cuello de Sefirot y acariciar su marfilínea cara.

El mayor sonrió, correspondiéndole y tumbándose suavemente con él en el diván, recostándolo...

...y el grito de Cloud apagó todo sonido de la habitación cuando el Abrazo de Sefirot envolvió su cuello, aplastándole, quitándole la vida gota a gota mientras el vampiro lo aferraba, sin soltarlo mientras su cuerpo se iba haciendo frío, cada vez más frío, envolviéndole en la oscuridad...

Pero...

Unos labios se posaron sobre los suyos, coloreándolos con dulce sangre que poco a poco le hizo ir recuperando la consciencia.

Y entonces volvió a ver.

Y lo primero que vio fue esos ojos verdes que no le habían dejado en ningún momento entre un silencio contenido por parte de los asistentes mientras la piel del chico se volvía de marfil, sus cabellos de oro, sus ojos esmeraldas azuladas que sólo miraban a un punto...

...y el silencio fue roto por una mujer cuando Cloud, débilmente, abrazó a Sefirot con toda la fuerza que tenía en ese momento.

¡Salve al Príncipe! – gritó, entusiasmada.

¡Salve! – respondieron más voces.

¡Salve su Compañero! – gritó otra voz.

¡Salve!

¡Salve el hermano Cloud!

¡Salve!

¡Salve el Príncipe Sefirot!

¡Salve! – dijeron a coro los cinco vampiros que los rodeaban –. ¡Salve a ambos!.

Pero el mayor no parecía prestar atención más que a Cloud.

Bienvenido a tu nueva familia, mi amor – le sonrió Sefirot, acariciándole su ahora marfilínea piel.

El chico intentó hablar, pero sólo tosió, notándose débil.

Shhhh... más despacio... estás empezando a renacer... – le susurró su ahora sire, con suavidad – no tengas prisa... – dijo, antes de hacerse un pequeño corte en los labios y ofrecérselo.

Casi enseguida, su Cohorte se acercó suavemente al tiempo que Cloud besaba al Príncipe y bebía, con ganas, notando la caricia de Sefirot por fuera y por dentro al entrar su sangre en su cuerpo, al notar cómo los otros también lo iban besando, sin que Sefirot lo soltara, entrelazando poco a poco ambas sangres, haciéndolo más fuerte, uniéndolo más a todos mientras le acariciaban, le mordían sin hacerle daño, sin chuparle la sangre, sólo dándole la bienvenida mientras eso le unía más a ellos...

...pero sobre todo a Sefirot, quien le mordió de nuevo ofreciéndole otra vez su cuello, a lo que él correspondió, sintiéndose ahora pleno, completo, con la sangre de Sefirot dominando en su interior, con su cuerpo comenzando a unirse a él, ahora desnudo, adentrándose en sus entrañas, haciéndose uno con él.

Haciéndolo suyo... .

Cloud gritó, embriagado de placer, renaciendo en sus brazos por completo mientras todos lo acariciaban, dejando que Sefirot lo amara por primera vez con fuerza sobre el diván, entrando en él sin prisa, con plenitud, haciendo que todo el cuarto retumbara con sus gemidos entre el dulce olor de la sangre y el amor.

Una ceremonia preciosa. – dijo una vampira, apretando su pañuelo, de pie, cogiendo una copa de sangre de una bandeja.

En serio – sonrió otro, tomando una copa de sangre con gusto –. Si pudiera emocionarme como antes, lo habría hecho, caramba. Cómo lo ha llevado en brazos a sus aposentos... .

Hombre, era una boda – rió otro.

¿Dónde habrá encontrado a ese chiquillo?

¿Importa, hermana? Es delicioso... . Tan lindo... .

A ver si el Príncipe se va a molestar... .

Carcajadas acompañaron ese chascarrillo con entusiasmo.

Los vampiros de la Cohorte del Clan Fenrir estaban sentados en una sala, a la mesa, mientras el resto del Clan parloteaba en la recepción. Estos vampiros eran distintos por la forma en la que estaban sentados, en actitud reservada los unos a los otros.

La conversación seguía unos términos parecidos, pero que pronto empezaron a cambiar.

Parece que ha decidido sentar la cabeza – murmuró un vampiro de cabello plateado, con aspecto de caballero de antaño.

Provocarrr, dirrría yo... – añadió Bastian, riendo levemente para sí.

¿Tienes que ser tan seco? – suspiró otro pelirrojo, con el pelo más largo y sujeto en una coleta –. Lo que ha dicho él, nuestro Príncipe ha decidido su compañero por fin después de siglos. Fin de la historia.

Reno, qué pocas luces tienes, criatura – dijo una mujer de cabellos plateados, con traje escaso que enseñaba provocativamente sus carnes –. ¿En serio crees que notre Sefirot sólo lo ha hecho por eso?.

Darkness, no sabes en qué piensa, nunca lo hemos hecho, así que dejad de discutir – intervino el de cabello plateado, conciliador –. El caso... es que tenemos un nuevo hermano. Deberíamos alegrarnos.

Sí, Cecil, ahí llevas razón – dijo otro vampiro de pelo castaño, de apariencia más joven que los otros. Pero no añadió nada más.

Tampoco le dio tiempo porque, de pronto, una de las puertas se abrió y un vampiro de orden inferior dijo:

Reno... de parte de Sefirot, que vayas preparando el coche para dentro de dos días... .

Reno bufó, levantándose y casi tirando la silla.

Me cago en mi calavera... . Esperaba poder quedarme un poco más.

Y yo que me alegro – suspiró Bastian para luego mirar al joven castaño – Squall, ¿Dónde... está el consesionarrrio de Harrrley Davidson en esta ciudad?.

Tan señorito como siempre – sonrió Squall.

No esperrrarrrás que suba en ese cascajo con Rrreno y los chiquillos.

Voy a ir yo también – suspiró Squall.

Cecil lo secundó. Él, que había crecido en la Edad Media, no tenía ni la mitad de prejuicios que Bastian... claro que, ¿Qué se podía esperar de un antiguo miembro de la familia Romanov, por muy hijo bastardo que fuera?.

Y tal vez yo también lo haga... aunque saldré más tarde.

Aun así – atajó Bastian.

Juntos iríais mejor – dijo Cecil.

Te invito a que subas tú con esos crrríos.

No irán tantos... creo que Tidus y Lightning... – dijo Squall, pero Darkness le interrumpió a carcajadas.

Déjalo, Cecil, petit. Le apetese abrirgse la tête contra los quitamiedos. Deja que cumpla su ilusión – dijo, risueña, antes de añadir – además, esos dos deben salir del cascagón ya.

El hecho de que ambos sean diche tuyos no influye parrra nada en tu juisio, ¿Verdad? – mencionó Bastian con doble intención...

...instantes antes de que una copa lo bañara entre varias carcajadas.

Cuando Cloud abrió los ojos, se levantó, jadeando...

...para encontrase sobre una cama en una lujosa habitación con grabados en las paredes y en la cabecera de la misma cama, desnudo entre sábanas de seda.

Pero no tenía frío.

Lo único que notaba... era hambre... .

Hambre... .

La misma hambre de antes, cuando Sefirot lo había Abrazado.

Se turbó al pensar en eso.

Era... .

Joder... .

Podía... había notado no sólo a los cinco que los habían besado, sino como si todo el Clan hubiera participado en la ceremonia a la vez sin alterar su vínculo con Sefirot.

Su clan... .

Aún... estaba un poco confundido, pero... .

"No te preocupes, mi bien. Es normal."

Sintió cierto alivio al escuchar la voz de Sefirot, que le sonreía en el otro lado de la cama.

Con desesperación, lo abrazó, y Sefirot no pudo evitar reír suavemente al ver sus pequeños colmillos salir de entre sus dientes mientras buscaba su cuello. Parecía un bebé buscando el pecho.

Con cuidado, el mayor lo complació, antes de morderlo a su vez.

El alivio de Cloud fue completo al notarse entre sus brazos y sonrió un poco, ahora más tranquilo, notando que su ansia se calmaba. Entonces tomó la cara del mayor entre sus manos, fijándose en detalles que no había podido ver antes.

Ni un solo fallo... era... era perfecto... .

Pestañeó al fijarse en la claridad con la que lo veía todo a pesar de ser de noche, como si la ausencia de luz no fuera un obstáculo.

Te acostumbrarás pronto, mi amor – sonrió el mayor al ver su desconcierto.

Me... habías asustado – dijo Cloud, suspirando, recordando la incertidumbre de antes.

Sefirot rió, acariciándole la cara.

¿En serio? ¿No te dije que te llevaría conmigo?.

Esto... esto es más de lo que pensaba – murmuró Cloud. No... había esperado todo eso, toda esa ceremonia, ni esa cálida bienvenida ni aceptación por parte de todos los vampiros... . Había... creído que sería... .

Sefirot le apretó suavemente.

¿Te arrepientes?.

Cloud cerró entonces los ojos, abrazándole. Notó cómo lo llenaba incluso aunque no lo estaba mordiendo, aunque sólo lo abrazaba.

No – le dijo, suavemente –. Noto... como si siempre hubieras estado conmigo... .

Sefirot lo besó haciéndolo jadear antes de susurrarle:

Y siempre lo estaré. Todo tu Clan lo estará, mi amor – le susurró –. Cuando te hayas alimentado, te enseñaré nuestra casa... serás feliz allí... .

En silencio, el chico apretó el abrazo correspondiendo a Sefirot, sin pensar en nada más que en la unión que se estaba creando ahí y ahora...

...bajo el brillo de la luna roja.