Capitulo 1: Llegada a Arendelle
Estaba profundamente dormido cuando siento un grito seco de las afueras de la carreta. Supuse que podría ser la guardia revisando el contenido de la misma. Pero solo resulto ser el carretero, que amablemente me había llevado hasta el reino de Arendelle, mi objetivo.
El hombre me dijo:
-Hemos llegado, Kelvar, hemos pasado varios peligros, pero por fin llegamos: El Reino de Arendelle, el único lugar del globo donde la orden todavía no tiene una célula.- Dijo con un tono de voz que transmitía nostalgia.
- Es maravilloso. Los arboles, el aire y la luz. Todo es perfecto - Dije con tono relajado y perezoso-.
-Lo que tu digas, Kelvar- Dijo mi compañero algo molesto, supuse yo, por mi tono- Recuerda que no estás de vacaciones en Arendelle, y el maestre no te mandó aquí a hacer turismo- Me recordó con ese mismo tono de voz molesto- Por protocolos de la orden, debo entregarte esta carta con tus objetivo aquí en Arendelle. No la pierdas- Me dijo con tono sombrío.
- No la perderé, Hermano- Dije, ya un poco aburrido de su tono.
-Y por sobre todo: No le falles a la orden- Dijo, como si yo hubiera fracasado otras de mis misiones.
Acto seguido se subió a su carreta, y se despidió haciendo el gesto de la orden. Observe que Arendelle estaba a unos 2 kilómetros a pie, por lo cual debería demorarme menos de 2 horas a ritmo moderado, sin embargo decidí tomar un descanso antes de continuar el viaje para leer la misiva de "Pidra", el maestre de la orden. La abrí con mi daga y observe la caligrafía del maestre, especialmente extraña y con un sabor, por así decirlo, característico de "Pidra". Me senté cómodamente y me dispuse a leer:
Querido Kelvar:
Le he pedido a tu hermano que te diera esta carta para repasar tus objetivos. Pero primero te pondré al tanto de la situación: En Arendelle ha entrado en una durísima enemistad con el Reino de las islas del sur, por lo tanto su nobleza ha estado intentando asesinar a la reina Elsa y a toda la familia real Arendelliana. Por lo tanto pasare a detallar tus objetivos en el Reino de Arendelle:
-Lo primero y es menester sobre cualquiera de tus otras obligaciones es que defiendas a la familia real, y que hagas lo necesario para lograrlo. Tienes el permiso de la orden.
-Lo segundo es que investigues que familias nobles de las islas del sur están implicadas en los intentos de asesinato de la reina y de su familia, y desenmascares toda esta conspiración.
Atentamente se despide "Pidra", Maestre de la Orden del Vigilante.
Después de terminar de leer, me percate de que no sabía mucho acerca de la nobleza de Arendelle. Pero no considere esto último necesario, debido a que debía organizar la defensa del palacio y para aquello el Maestre me dio un mapa del palacio de Arendelle. Al parecer había mandado espías antes de enviarme a mí. Al observar el mapa descubrí que aquellos espías habían hecho un trabajo formidable, detallando cada pasillo y cada habitación a la perfección. Lo que me dice que la seguridad del palacio es bastante deplorable si aquellos espías entraron por alguna de las ventanas, y que tendré mucho trabajo que hacer.
Después de la lectura me dedique a seguir caminando desde el punto en el que me dejo mi hermano, por lo tanto partí el resto de viaje que me quedaba.
Durante el viaje pensé los modales que debía tener frente a una reina y probablemente una princesa. De acuerdo a las enseñanzas de la orden debía siempre rechazar comida ofrecida por ellas, y por lo tanto, rechazar también cualquier cosa que ellas me conviden. Soy su guardián y defensor, no su amigo. Otra cosa relacionada a la reina y la princesa es que debía evitar que ellas vean gente morir. Pidra me dijo que ellas nunca habían visto alguien morir, y tampoco en la vida de ellas habían confrontado una situación de guerra entre Arendelle u otro reino.
"Aquellas mujeres nunca han visto alguien sufrir o morir, tienen el corazón puro como el hielo y no me permitiré que vean morir a alguien. Kelvar, yo se que harás bien tu deber y no permitirás aquello"- Había dicho mi maestro una semana antes de partir de las estepas del este.
Esas palabras siempre las recordaba en mi cabeza y temía que ocurriera aquello. Pero si las cosas marchan como deberían marchar no habrá problemas.
El resto de la tarde camine hasta llegar a las puertas de la ciudad y observe a unos guardias reaccionando a mi llegada, supuse que el maestre habrá mandado alguna carta a la reina para que me dejen pasar a la ciudad, si no, se me complicarían bastante las cosas. Me coloqué enfrente de ellos y les dije:
-Mis saludos, nobles guardias de Arendelle- Tratando de parecer cordial, aunque nunca domine el tema de hablar con gente. Y mucho menos de forma cordial.
-Bienaventurado seas, y ahora, ¿Quién eres?- Me dijo con desconfianza.
Sin siquiera emitir palabra hice el gesto de la orden que eran levantar los dedos índice y corazón, formando una "V".
El guardia sorprendido y tomando una gran cantidad de aire se dispuso a abrir la puerta. Después entre por la puerta y escuche como el guardia ordenaba que se me diera paso al castillo cuando llegara.
Yo caminaba por las alegres calles de Arendelle, mientras observaba la arquitectura del lugar, la gente, el ruido de personas discutiendo precios, el olor que desprendía las "cafeterías", todo era perfecto. En esto último centre mi atención debido a que en las Estepas del Este no existen "cafeterías". En las Estepas del Este la vida es más dura debido a sus terribles inviernos y sus peligrosas carreteras. Las Estepas del Este están plagadas de bandidos y si un hombre decide viajar sin una espada, no va a vivir para contarlo. Aquí todo es diferente, los hombres no tienen callos en sus manos, debido a que no pelean. La gente viste ligera debido a que es verano (y de aquello no me había percatado)y el comercio fluye y la gente se ríe. Tan diferentes de las estepas del este, donde en las caras de la gente se ve que sufren, en especial en invierno.
Mientras estaba en aquel trance, escuche los gritos de una joven, que lloraba porque alguien había robado su bolso con sus enseres personales. Esto último me pareció curioso, ya que, en mi sorpresa de extranjero no pensé que alguien podía ser asaltado en tan bello y tranquilo lugar. De cualquier modo no me dio tiempo de pensar en ello debido a que el ladrón pasaba cerca de mí y me dispuse a perseguirlo. El miserable corría desesperado, y aunque no me tomo mucho tiempo en alcanzarlo, me sorprendió que sacara una espada corta. Desenvaine a "Miriel", mi daga de combate, y el ladrón trato de darme un golpe en la mano, tratando de desarmarme. Logré evitarlo y con una patada desarme al ladrón, el cual se lanzó a recoger su espada. Sin embargo fui más rápido y logre patear su espada lejos, a la multitud de gente que se reunió en círculo alrededor de nosotros y finalice la pelea propinándole un puñetazo en la cara al ladrón. Terminada la trifulca me dispuse a coger el bolso de la señorita a la que aquel detestable había asaltado. Mire a mis alrededores y encontré a dos mujeres de 18 y 21 años, que corrían hacia mí. Una de ellas estaba llorando, así que supuse que esa era la chica que habían asaltado. Era bonita, pelirroja, de cuerpo esbelto y ojos verdes. Llevaba un vestido verde de verano, sin mangas y unos zapatos blancos. La otra chica vestía más elegante que su amiga, pero con la misma idea de vestido: Ligero y sin mangas y con unos zapatos blancos también, pero esta vez su vestido era celeste. Y tenia las mismas facciones y cuerpo que su amiga, solo que con ojos color azul. Esta fue la chica que me hablo.
-¡Oh, muchísimas gracias señor!- Dijo abrazando a su amiga y recogiendo del suelo el bolso.
-De nada, mi lady- Respondí desinteresado.
-¿Hay algo que podamos hacer por usted, señor?- Me dijo muy emocionada- ¡Faltan caballeros como usted!
-Si hay algo, no es nada monetario- Le dije, suponiendo que ella hubiera creído que yo le iba a pedir dinero- Si me puede dar cualquier información interesante sobre la familia real de Arendelle, le estaría muy agradecido.
Al oírme decir esto aquellas dos chicas, levantaron la cabeza e hicieron un gesto de sorpresa, como si ellas tuvieran un cargo importante y no supiera cual es. Entonces me dijeron:
-Yo soy la Princesa Anna de Arendelle- Dijo la chica pelirroja
-Y yo soy la Reina Elsa de Arendelle-Dijo la chica rubia- A su servicio- Finalizaron con una reverencia la presentación de sus títulos.
Efectivamente, no tenía ni idea de quienes eran.
