Bonjour! ¿Cómo están mis queridos lectores? Lamento la demora, había informado que publicaría nueva historia a principio de año, pero he estado completamente centrada en los preparativos para mi graduación de la universidad, es a finales de Marzo y tengo poco tiempo disponible para digitar los capítulos. Pero poco a poco los iré terminando. Espero que este nuevo fic les agrade tanto o más que a mí.

Por otra parte, los personajes de Naruto no me pertenecen, sino del ilustre Masashi Kishimoto. No está de más recalcar, que no me gustó el prólogo en algunos aspectos. Pero soy feliz con que al menos Hinata fuera correspondida por Naruto.

ADVERTENCIA: Universo Alterno. Las personalidades de los personajes no son las características. Habrá muchas canciones que espero escuchen mientras leen, pues así comprenderán los movimientos de los mismos. En éste capítulo, la canción que aparece se titula: Cheki Love del femenino grupo coreano PURETTY. Por cierto, me encanta este grupo, desde la primera vez que las escuché, empecé a escribir esta historia, así que, puntos para ellas. Deseo que escuchen estas hermosas canciones.

Sin más demoras, les dejo leer el primer capítulo...


"Okāsan, doko ni iru no?"

By Natsumi Anko.

Noche tranquila, cielo estrellado. La luna brilla esplendorosa. Ideal para un concierto que atrape a los espectadores, transmitiéndoles sentimientos y emociones. El estadio estaba repleto de espectadores deseosos de ver a las chicas bailar y cantar con su tan peculiar brillo. Las luces del escenario cambian de colores desde el fondo, iluminando la plataforma. La música de trasfondo sigue sonando, y los fanáticos aclamando con fervor a sus Ídolos, quienes brillarán gracias a sus talentos.

Detrás del escenario, las cinco miembros del grupo se tomaron de las manos. A pesar de sus manos estar sudadas, las apretaron fuerte. Toman una bocanada de aire, entonces hicieron un círculo, luego cerraron sus ojos para animarse entre sí. Los abren, deshacen el círculo, más sonríen nerviosas, pues éste sería su primer debut.

La gran pantalla ubicada al fondo del escenario se enciende, entonces empieza a proyectar imágenes de corazones coloridos dando el efecto de si cayeran como gotas de agua. De repente, las imágenes de corazones cambiaron por las de las cantantes. La primera en proyectar es, una joven de unos 15 años aproximadamente, ojos azules cual guiña el derecho, pelo rubio y largo recogido en dos colas, más tiene puesta unas gafas de sol sobre su cabeza. Luego la misma pantalla la presentó en pose, con ambas manos en las caderas y sonriendo. Viste mini-falda color azul aguamarina con dos capas de revuelos y camiseta blanca de tirantes con un corazón azul aguamarina en el centro y dentro de éste la letra P. Además, medias negras hasta los muslos y tenis azul con cordones blancos. Debajo, apareció su nombre en letra azul: Árika.

La próxima es, joven de la misma edad. Tiene el pelo marrón oscuro que le llega hasta los hombros y ojos marrones. Viste mini-falda roja con las capas de revuelo, camiseta blanca con el corazón rojo y la letra P. Lleva medias largas que le llega a los muslos, tenis de color rojo y cordones blancos. Luego en pose, con su pierna izquierda ligeramente doblada al frente, mano posando en su pelo como si fuera a acariciarlo, y su mirada como si estuviera observando el cielo. Sonrisa. Debajo, su nombre en letra roja con un corazón al lado: Kimi.

Tercera chica, joven de 15 años, con un largo cabello lila que le llega hasta la mitad de la espalda, cubriendo los flequillos de éste, sus ojos negros. Sonriente. Viste mini-falda color morada con dos capas de revuelo y una camiseta blanca de tirantes que tiene en el centro un corazón morado y dentro de éste, la letra P. Usa medias negras hasta los muslos, más tenis morado con los cordones blancos. Su pose: pierna derecha doblada ligeramente, y dedo índice derecho cerca de los labios, más cabeza un poco inclinada. Debajo su nombre en letra morada: Asumi.

Joven de ojos con puntas muy pronunciadas, al igual que la anterior, pero con el iris negro y unas pupilas marrones de gran tamaño. Su corto cabello púrpura llega hasta los hombros y el flequillo hacia el lado derecho sin llegar a taparle los ojos. Viste la mini-falda verde con los revuelos y camiseta blanca con el distintivo corazón verde y la letra P en el centro. Lleva medias negras hasta los muslos y tenis verde con los cordones blancos. Pose: ambas manos entrelazadas detrás de su espalda, tímida sonrisa y leve rubor en sus mejillas. Debajo su nombre en letra verde: Nanami.

Para concluir, joven de cabello corto y negro, ojos marrones claros. Viste mini-falda amarilla anaranjada y camiseta blanca de tirantes con el típico corazón amarillo anaranjado en el centro y dentro de éste la letra P. Usa las medias negras al igual que las demás y tenis amarillo anaranjado con cordones blancos. Pose: brazo izquierdo rodeando el vientre y el otro brazo doblado contra el pecho, tocando con su dedo índice la mejilla. Sonrisa divertida. Debajo su nombre en letra amarillo anaranjado: Yoshida.

Gracias a las imágenes mostradas, el bullicio no se hizo esperar. Las luces se apagaron repentinamente, acallando a los espectadores. La música empezó a sonar al compás de las hermosas voces. Las luces encendieron, mostrando a las chicas agrupadas en círculos, con las cabezas agachadas y vistiendo el vestuario antes presentado.

All:

Temitemi LOVE temitemi LOVE

Shomishomi LOVE shomishomi LOVE

El JET CO2 colores dio un disparo, emocionando al público. Levantan las cabezas, deshacen el círculo y empiezan a caminar sobre el escenario. Yoshida avanza unos pasos, todas mueven en sincronía sus cuerpos como agitándolo, impulsándose con los pies. Asumi se posiciona al lado de Yoshida y en conjunto mueven sus caderas con una sensualidad que enloqueció a los chicos del auditorio. En Just Like This se cruzan de brazos, guiñan los ojos. Extienden brazos izquierdos, brazos derechos, unen ambos, lo hacen girar y lo pasan por sobre sus cabezas. Repiten. En Hello agitan mano derecha como saludando.

Yoshida: Hitori de wa dekinakutatte Kimi to nara dekichau

Asumi: Naritai jibun wo mezashite ashita he SO LET'S JUMP

All: JUST LIKE THIS JUST LIKE THIS

(Árika: OH BOY! LET'S MAKE FUTURE)

All: JUST LIKE THIS JUST LIKE THIS

(Asumi: TELL ME WHY? SAY HELLO)

All: ONE TWO THREE FOUR!

Las cinco chicas se posicionan de lado, más posan sus manos sobre sus propias caderas, mueven hombros, piernas y cuerpos al ritmo de la música. Se detienen, se posicionan de cara al público. Alzan brazos derechos, manos izquierdas en caderas, y agitan el derecho en el aire. En Dokidoki tocan sus respectivos pechos una y otra y otra vez, indicando que sus corazones palpitan con exaltación. Vuelven a colocarse de perfil, pero lado contrario. Asumi, Kimi y Árika avanzan un par de pasos, mientras Nanami y Yoshida se quedan atrás. Las tres giran y retroceden, dejando a sus dos amigas avanzar. Extienden sus brazos derechos, vuelven a agitarlo en el aire.

All:

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LOVE
Todoke LOVE todoke LOVE

I KNOW THAT dokidoki BABY YOUR HEART

(Kimi: Kimi to nara) (Árika: Donna koto mo) (Kimi: Koete yukeru)

All:

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LIFE

Manos izquierdas en sus pechos. Se juntan y forman un círculo, danzan caminando sin romper la sincronía. Se inclinan y mueven la parte superior del cuerpo hacia un lado. Corren apresuradas empujando a la rubia al frente, después retroceden par de pasos.

All: Temitemi LOVE temitemi LOVE

(Yoshida: OH YEAH OH BABY)

All: Shomishomi LOVE shomishomi LOVE

Brazos situados cerca del pecho y con impulso en sus pies hacen que se agite sus cuerpos. En dakara hacen la V de victoria, agitan sus hombros. Kimi avanza al frente. Inclinan el cuerpo hacia atrás, luego hacia delante. En Just Like This se cruzan de brazos, guiñan los ojos. Nanami se coloca en el centro y se sonroja un poco. En Just Like This posicionan piernas izquierdas al frente, por impulso dan un giro de 180 grados. En Hello saludan.

Kimi: CHANSU wa mou mattecha Dame tsukamu mono dakara

Árika: Nankai tsumazuitatte akiramenai de

All: JUST LIKE THIS JUST LIKE THIS

(Nanami: OH GIRL! LET'S MAKE FUTURE)

AllJUST LIKE THIS JUST LIKE THIS

(Asumi: TELL ME WHY? SAY HELLO)

Ellas se posicionan de lado, posan manos sobre sus propias caderas, mueven hombros, piernas y cuerpos al ritmo de la música. Se detienen, se posicionan de cara al público. Alzan brazos derechos, manos izquierdas en caderas, y agitan el derecho en el aire. En Dokidoki tocan sus respectivos pechos una y otra y otra vez, indicando que sus corazones palpitan. Vuelven a colocarse de perfil, lado contrario. Yoshida, Nanami y Kimi avanzan un par de pasos, mientras Árika y Asumi se quedan atrás. Las tres giran y retroceden, dejando a sus dos amigas avanzar. Extienden sus brazos derechos, vuelven a agitarlo en el aire.

All

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LOVE
Towa ni LOVE towa ni LOVE

I KNOW THAT dokidoki BABY YOUR HEART

(Yoshida: Kimi to nara) (Árika: Donna koto mo) (Yoshida: Koete yukeru)

All:

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LIFE

Árika, Asumi y Nanami retroceden, extienden manos derechas al frente, mueven sus caderas al ritmo de la música. Sonrisas. Giran y chocan las palmas de sus manos contra las de sus compañeras.

Kimi: Shippai no ato CHANSU ga matteru

Yoshida: Issho ni mirai mezasou OH!

Ambas retroceden, Árika y Nanami avanzan. En Pushipushi, todas posan manos en caderas y asienten con la cabeza. En Chekicheki, agitan los hombros. Saltan como conejitas hacia el lado izquierdo del escenario, vuelven a saltar, esta vez al lado derecho del escenario.

(Nanami y Árika:)

Pushipushi MY LOVE dondon mae ni
Chekicheki MY LOVE asondekou yo!

Egao de LET'S GO WOW!
Mou DON'T LOOK BACK

Todas se posicionan una al lado de la otra, posan sus manos sobre sus propias caderas, mueven hombros, piernas y cuerpos al ritmo de la música. Se detienen, se posicionan de cara al público. Manos sobre sus caderas, Árika, Kimi y Yoshida retroceden, dándole espacio a Asumi y Nanami. En Dokidoki tocan sus respectivos pechos una y otra vez. Vuelven a colocarse de perfil, lado contrario. Alzan brazos derechos, manos izquierdas en caderas, y agitan el derecho en el aire. Árika avanza dos pasos quedando en el centro de las cuatro. Extienden sus brazos derechos, vuelven a agitarlo en el aire.

All

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LOVE
Mune ni LOVE mune ni LOVE

I KNOW THAT dokidoki BABY YOUR HEART

(Kimi: Kimi to nara) (Árika: Donna koto mo) (Kimi: Koete yukeru)

All:

Soba ni LOVE soba ni LOVE

I KNOW THAT chekicheki BABY MY LIFE

Giran sobre sus talones. Dan cuatro pasos lentamente hacia atrás del escenario. Dan vuelta. Les regalan sonrisas divertidas al público, quien animado grita y aplaude. Les guiñan sus ojos derechos. Corazones salen de los ojos de los chicos.

All: Temitemi LOVE temitemi LOVE

(Yoshida: OH YEAH OH BABY)

All: Shomishomi LOVE shomishomi LOVE

La gente estalló en gritos y aplausos. Estaban felices, pues su debut fue exitoso. Se toman de las manos sin dejar de sonreír, mientras los espectadores aclaman por más. Asumi ve a sus amigas, en especial a Nanami, quien ruborizada sonríe. Contenta, la toma de la mano, demostrándole que no es un sueño, sino una realidad. De repente, una luz blanca instalada en el techo iluminó bruscamente el escenario y dicha luz dio de lleno a sus ojos negros, impidiéndole ver con claridad el escenario, al público o a sus amigas, a quienes escuchaba llamándola.

Un sonido irreconocible le era difícil distinguir. Pero cada vez que lo escuchaba iba identificándolo hasta reconocerlo por completo. Los rayos del sol entran por su ventana, iluminando la habitación. Sobre la cama y debajo de las cobijas, hay un bulto encogido. De éste, sale un brazo, cual empieza a tentar con la palma buscando el objeto odioso de donde proviene aquel espantoso ruido. Tienta sobre la mesita de noche hasta encontrarlo. Agarra el despertador y se lo lleva debajo de las cobijas.

¿Qué? ¡Ya es tarde! – gritó el bulto debajo de las cobijas. Lanza el despertador al suelo, más retira las cobijas y toma asiento. Ojos entrecerrados, cabello violeta desarreglado. Mira de soslayo hacia la ventana, más se deja caer en la cama hundiendo la cabeza entre la almohada. Se remueve. Su mirada tiene una expresión seria y al mismo tiempo triste.

A su pesar, se levanta. Camina en dirección al baño. Abre la regadera para que el agua caliente brote, y mientras esto sucede, lava su rostro en el lavamanos. Lavado el rostro y secado, se desviste para luego ingresar a la tina y sumergirse dentro del agradable y reconfortante agua. Cierra los ojos, más empieza a tararear una canción.

Lalala… lalala… Mmm… lalala… Mm…– lava su cuerpo mientras, sonriendo feliz. De repente, el celular vibra. Detiene su tarareo y toma la llamada. – ¿Diga?

¡Llegarás tarde! – grita la femenina voz al otro lado de la línea. Debido al grito, ella retiró el celular de su oído.

Espira. – Soy conscien…– no terminó de hablar, pues notó que la llamada se había cancelado. Vuelve a suspirar. Sale de su refrescante ducha para alistarse. A los pocos minutos, ya vestía el uniforme escolar consistente en una mini-falda negra tachonada, blusa blanca y por encima una ajustada chaqueta negra con un solo botón ubicado un poco más abajo de los senos y el peculiar corbatín en forma de lazo color marrón claro. Lleva además, medias blanca que le llega a los muslos y tenis ¿morados? Toma el maletín ubicado sobre el pequeño escritorio y sale del departamento.

Mientras desciende corriendo las escaleras, recoge el cabello violeta en una coleta lado derecho. Sigue corriendo a través de las aceras con el objetivo de llegar a clases antes de que la campana suene, eso sería un gran reto cual difícil de cumplir restando ya cinco minutos y faltando seis largas cuadras para llegar. Se detiene bruscamente. Mira ambos lados. Sonrisa divertida atraviesa sus labios. Toma otro camino. Mirada decidida.

Oh, oh. Auto atravesado en el camino. Apresura el paso, posa mano derecha encima del capó del auto y con eso se impulsó en el aire y lo saltó sin ningún problema. Continúa su camino saludando con la mano a las personas que ella vea o rebasa y ellos le dan ánimos. Emocionada y como si correr a esa velocidad no le fuera tan dificultoso, salta una barandilla que la lleva a un camino más corto. Observa el reloj, queda un minuto. Apresura el paso, entonces vio el instituto.

Joven de aproximadamente 15 años vestida con el mismo uniforme, a excepción de la chaqueta que la trae colgando en un brazo y las medias le llegan a los tobillos, mira el reloj preocupada. Cabello negro y largo recogido en una coleta de caballo que le llega a la cintura. Ojos marrones oscuros que no apartan la mirada del reloj a cada segundo. Espera impaciente en la entrada del instituto. Empieza a caminar de un lado a otro sin saber qué hacer. Se detiene, espira.

¡Tomo-Chan! – alguien la llamó con una voz sofocada.

La aludida voltea la cabeza y ahí estaba, con ambas manos en las rodillas procurando recuperar el aire y no desmayarse. – ¡Mira cómo llegas! – lo primero que se le vino a la mente al verla con el cabello alborotado.

Ella es Tomoyo Sayaka, mi mejor amiga. La conocí hace dos años cuando ingresé a este instituto. Puede ser un poco enojona, pero le gusta todo lo que considera lindo. – recupera la compostura.

Tomoyo niega la cabeza. – No tienes remedio. – murmura, sonrojada.

Una sonrisa nerviosa surca los labios de la chica recién llegada. Ambas ingresan al instituto justo a tiempo, pues la campana empieza a sonar indicando que las clases van a iniciar. La chica de cabellos violeta se cambió el calzado por unos zapatos marrones que tomó de su locker. Ella se detiene a mitad de pasillo para observar a través de la ventana los árboles de cerezos que han florecido. Los hermosos pétalos se desprenden gracias a los vientos. Un pétalo entra por la ventana que inexplicablemente alguien dejó abierta, entonces extiende su mano y éste cae en ella. Sonríe.

Alguien aclara la garganta. Al girarse, se sorprende de ver a su amiga un poco molesta. – Tomo-Chan, ¿Qué ocurre? – enarca una ceja, sin entender.

La aludida extiende una mano hacia atrás. – Eso. – un grupo de chicos de diferentes clases observan a la chica de cabellos violeta, la mayoría sonrojados y otros babeando y, pocos sonriendo como locos.

¡Asumi-Chan, danos tu autógrafo! – exclama uno de los chicos.

¡Tómate una fotografía con nosotros! – exclama otro sosteniendo una cámara.

¡Vamos, Asumi-san! – empiezan a agruparse a su alrededor.

Sonrisa nerviosa. – "Asumi, es como todos me llaman. No suelo mencionar mi nombre completo, mucho menos hablar de mi vida privada". – se rasca la mejilla derecha con el dedo índice. – "Estoy en segundo año y al parecer, soy popular." – intenta escapar de entre la multitud y lo consigue. – "Aunque no comprendo qué hice para hacerlo." – corre por los corredores del instituto. – "Sin embargo, tengo un sueño que deseo cumplir." – presurosa, sube las escaleras. – "Cual haré realidad sin importar qué." – Ve una puerta escalones arriba. Abre la puerta y sale a la terraza. El viento sopla violento y el cabello se mueve con brusquedad. – "Me convertiré en Idol, porque es la única manera de poder encontrarte." – avanza hasta la barandilla. Manos sobre la barandilla. Quiero conocerte… Okāsan. – murmura. – Quiero que me veas sobre el escenario y te sientas orgullosa de mí. – sonrisa de felicidad. – Sólo quiéreme, ¿Sí? – mirada triste. – Por favor… Okāsan.

Alguien arriba a la terraza. – Asumi, las clases pronto iniciarán. – dice la chica de pelo negro recogido en una coleta de caballo.

Arigatou, Tomo-Chan. – le regala una sonrisa.

Hi! – detrás de Tomoyo, aparece una sonriente chica de ojos verdes y de cabellos rosa que le llega un poco más arriba de los hombros. Viste el uniforme escolar, mini-falda negra tachonada, blusa blanca de mangas largas, pero recogidas hasta el antebrazo. No lleva puesta la chaqueta, pero en su lugar tiene un chaleco negro que forma parte del uniforme. Corbatín en forma de lazo color marrón claro, medias blancas hasta los tobillos y zapatos marrones.

Ella es Eri Okazaki, mi segunda mejor amiga. Es una chica bastante alegre y dedicada en los deportes y es la capitana del equipo de voleibol. – la aludida se abalanzó sobre Asumi y Tomoyo, abrazándolas. Sonríen. – Somos las mejores amigas de todo el instituto y gracias a Dios estamos en el mismo salón.


Sentada sobre su pupitre cerca de la ventana, Asumi observa a través de la ventana el cielo azul. Su mirada entristece. Recuerda el concierto que hace años tuvo la oportunidad de ver por la televisión, donde un grupo de cinco Idols cantaba vigoroso haciendo explotar a la audiencia en gritos y aplausos. De entre esas chicas, había una joven que brillaba y destacaba más que las demás. Todas usando antifaces, cada una con un color representativo, pero dicho grupo se separó por causas desconocidas.

Suena el timbre, indicando el término de la cuarta hora, la siguiente clase sería la de educación física. Asumi se levanta del asiento, estirándose. Eri salta sobre Asumi. Ríen. – Vamos a cambiarnos. Nos toca en el gimnasio. – dijo, emocionada.

Tomoyo camina hacia ellas, manos sobre las caderas. – Siempre te emocionas cuando llega esta clase. – murmura, como si estuviera enojada.

Eri lanza el puño en el aire. – ¡Es porque soy competitiva! – exclama. Gotas deslizan por las frentes de sus amigas.

Todos en el salón salieron en dirección hacia los vestidores. En el momento que las chicas entraban al vestidor femenino, Asumi percibió la mirada de un chico apuesto sobre ella. Ella se detuvo, mientras Eri y Tomoyo sonrieron. Eri le da unas palmaditas a Asumi en la espalda, luego marchó con Tomoyo. El chico se acerca a ella ruborizado y a la vez tembloroso.

Y-Yo… A-Asumi-san… T-Te he admirado desde hace tiempo y… y…– manos temblorosas y sudadas. Las mejillas de la chica ruborizan. Él cierra sus ojos y agacha la cabeza. – ¡ME GUSTAS! – gritó, sorprendiéndola.

Asumi se llevó ambas manos a la boca, el rubor aumentó e intentaba ocultarlo, pero era demasiado tarde, pues todos salieron de sus vestidores. Las chicas estaban sonrojadas y algunas recelosas por dicha confesión, mientras los chicos apoyaban al que se declaró.

¡Vamos, Asumi-Chan! ¡Tú puedes! – vociferó Eri con alegría para animarla a responderle al chico.

¿Cómo es posible? Tomoyo se golpea la frente con la palma de la mano, ante la incredulidad de su amiga al animarla.

Asumi agacha la cabeza, sin saber qué hacer o decir. – E-Etto…– desciende las manos, las posiciona en el pecho. – G-Gracias por tus sentimientos hacia mí, pero no puedo corresponder a ellos. – levanta la cabeza y al ver la desolación y tristeza en los ojos del chico, salió corriendo, escondiéndose en el vestidor. Los chicos se desanimaron, entretanto las chicas suspiraron aliviadas. Cada quien se dirigió a su destino.

Mientras se cambiaba de uniforme, sus ojos estaban tristes. – Sus ojos…– se muerde el labio inferior. – Son iguales a los míos. – Apoya la frente contra el locker.

Asumi-Chan…– Eri posa una mano sobre el hombro de la susodicha.

Ella se aleja del locker. – Estoy bien. – sonrisa forzada.

Tomoyo se posiciona al lado de Eri. – No nos engañas. Tratas de ser fuerte, pero sabes que puedes derrumbarte en cualquier momento. – el labio inferior de Asumi empieza a temblar. Tomoyo y Eri extienden sus brazos.

Asumi corrió hacia ellas y abrazadas a sus amigas, las lágrimas salieron de sus ojos. – La extraño. Extraño a mi madre. – sus amigas son las únicas en todo el colegio que conocen su historia.


Despacho a oscuras, apenas unos reflejos de sol entran por algunas aberturas a través de las cortinas, y una pequeña lámpara de escritorio encendida. Así se puede divisar la figura de una mujer sosteniendo un bolígrafo, ella escribe sobre una agenda. Sus movimientos son delicados y elegantes, entonces deja de escribir. Una triste sonrisa surca sus labios pintados de un rojo intenso.

Se levanta de la silla y camina hacia la ventana. Mueve un poco las cortinas para mirar detenidamente el paisaje que le ofrece la vista. Desde ahí, podía ver la avenida principal, el tráfico que había, los grandes edificios y el espacioso cielo azul que le decía que algo bueno vendrá a su vida.

Su hermoso y ondulado pelo recogido en una coleta hacia el lado derecho con un plateado broche en forma de una mariposa. Los flequillos cubren sus ojos, por tanto no se puede divisar el color de los mismos. Ella gira la cabeza y la fija en dirección a un póster pegado en la pared. En dicho póster se ubica cinco jóvenes sonrientes y cada una lleva puesta antifaz que ocultan su identidad.

Ha pasado tiempo. – susurra ella. Se muerde el labio inferior y algunas lágrimas escapan de sus ojos, cuales deslizan por sus delicadas mejillas.

Tocan la puerta. Una mujer vestida elegantemente con un fino pantalón blanco y blusa de color roja con mangas hasta los codos, arriba al despacho. Su ondulado pelo recogido en una coleta alta, mientras algunos flequillos del cabello caen hacia los lados. – ¿Te sientes mal de nuevo? – interroga, preocupada.

Se limpia las lágrimas. – Estoy bien. – responde, segura de sí misma y recuperando la compostura de toda ejecutiva. Avanza un par de pasos, pero un fuerte dolor impulsó de golpe en su pecho. Entreabre la boca, ahogando un gemido. Se lleva ambas manos al lado izquierdo del pecho. Camina un par de pasos, apoya una mano sobre el escritorio mientras la otra la mantiene en el pecho. Aprieta los dientes, evitando que la persona que se encuentra sirviéndose una taza de café se de cuenta.

Sin embargo, lo notó. – ¡No! – corre hacia ella. – No estás bien. Buscaré tu medicina. – dijo y empezó a buscar entre las gavetas del escritorio. Nada. Busca con desesperación, pero no las encuentra por ningún lado. – ¡Maldición! – exclama para sus adentros. La ve cerrar el puño en el pecho como si le faltara el aire. – Buscaré ayuda. – sale corriendo del despacho.

¡Nat! – grita con todas sus fuerzas. El aire se ha ido. Golpea el escritorio con ambas manos al intentar mantenerse en pie, pero las piernas empezaron a flaquear. Abre la boca para procurar tomar aire y respirar, pero no resulta. No puede respirar. – Nat…– Cae al suelo desmayada, llevándose con ella los documentos depositados en el escritorio.

A los pocos segundos, la mujer volvió acompañada de un hombre, quien corrió alterado hacia la mujer tirada en el suelo. Golpetea con delicadeza las mejillas de la desmayada. – Vamos, despierta. – la apega a su cuerpo. Entonces inhala una bocanada de aire y deposita sus labios sobre los de ella para darle respiración boca a boca. Coloca la cabeza en el pecho de ella, procurando escuchar los latidos del corazón, cuales no escucha. Tampoco siente el pulso en ella. – Llama una ambulancia, por favor. – le dijo a la mujer a su lado, quien asintió y tomó el teléfono.

La ambulancia viene pronto. – dice ella al preocupado hombre.

Él se muerde el labio inferior. – No queda tiempo. – la toma en brazos y se pone en pie con ella cargada estilo marital. Sale de la oficina con la mujer inconsciente en sus brazos.

¡Espera! – la mujer de la blusa roja corre detrás de él. – ¡Háganse a un lado! – les ordenaba a los empleados y curiosos.

Él avanzaba rápido, pues la chica en sus brazos no pesaba mucho. Eso era una ventaja. Baja con cuidado las escaleras, pudiendo utilizar el ascensor, pero en lo que éste sube, él puede bajar por otros medios, más no permitiría que a ella le pasara algo grave. Cuando llegó a la planta baja, vio la ambulancia llegar en el momento oportuno. Los camilleros prepararon la camilla, donde él depositó el cuerpo inconsciente de la mujer. – Vas a estar bien. – le dijo, sosteniendo la femenina y fría mano.

Llegaron velozmente al Hospital. Los camilleros se movilizaron y entraron, corriendo por los corredores. No obstante, él no suelta la mano de ella. – Vas a estar bien. – vuelve a repetir. – Te prometo que te recuperarás. – besa la mano.

Lo siento, pero no puede pasar. – le dijo una enfermera. Él asiente y los médicos se fueron alejando con ella a través del corredor hasta ya no verlos más.

Él pasa una mano por sobre su mentón. – Ella va a estar bien. Siempre se recupera de cada caída. – dijo la mujer de la blusa roja.

Eso espero, Kurenai. – responde él, alejándose de ella. – Mi esposa no puede dejarme solo. – La aludida levanta la cabeza, dejando entrever sus ojos rojos.

La mujer que se había desmayado, tiene puesto una mascarilla de oxígeno. Los doctores aplican la desfibrilación, emitiendo un impulso de corriente continua al corazón. Una y otra y otra vez. Nada. El ritmo cardíaco no procesa. Repiten el mismo proceso, esta vez emitiendo impulsos corrientes más fuertes. Ella vuelve en sí, el corazón retorna su palpitar. – Nat…– susurra, dormida.


Risas. Asumi y sus amigas, Eri y Tomoyo, transitan por las aceras. Las clases habían terminado y ahora ellas se dirigen a un café donde sirven helados y todo tipo de pasteles. Lugar cual los estudiantes se pasan un rato a disfrutar del menú. Esperan que el semáforo cambie, pues está verde. Cuando la luz cambió a roja, el peatón podía avanzar. Cruzaron la intersección.

Asumi iba muy sonriente escuchando los chistes y comentarios de Eri. Miró de soslayo hacia un lado, fue entonces que ante el escándalo y bullicio logró interpretar el golpeteo de una pelota contra el suelo. El corazón dio un vuelco, giró. Sus ojos abrieron como platos al ver la pelota rebotando y dirigiéndose a la intersección que estaba cambiando a verde. Lo que le inquietó fue un niño que corría detrás de la pelota.

El pequeño de unos cinco años se detuvo en medio de la calle, toma la pelota. Sonríe. Asumi vio un automóvil acercarse al niño. No podía permitir que algo malo le pasara, pues el corazón se comprimió sin saber porqué. Le entregó la maleta escolar a Tomoyo y empezó a correr, cruzando la calle.

¡Asumi, detente! – exclama Tomoyo, preocupada cuando ve el vehículo aproximarse y su amiga se estaba interponiendo en el camino. El automóvil la va a chocar, la va atropellar. Sintió el impulso de salir tras ella y detenerla, pero Eri la agarró del brazo impidiéndole avanzar.

Asumi corría con todas sus fuerzas sin detenerse, más sentía que no llegaría a tiempo. Movió los ojos hacia el automóvil que intentaba frenar, pues las ruedas rozaban el asfalto. El conductor halaba la palanca del freno de emergencia, pero no podía detener el auto. Estaba apunto de atropellar al niño. Asumi entrecerró los ojos y agarró al niño justo a tiempo, más tomando impulso con el pie derecho se impulsó fuera del camino, pero la fuerza implementada fue demasiado brusca y no podía evitar el golpe que se daría contra el póster. Abrazó fuerte al niño contra su regazo y cerró los ojos.

No obstante, un joven se apresuró y extendiendo el brazo izquierdo la agarró e hizo presión con ambas y la sostuvo, evitando que se golpeara. Ellos cayeron un poco lejos del póster gracias a la fuerza empleada por aquel chico. Asumi abre sus ojos poco a poco, más siente los brazos fuertes de un chico abrazarla. – ¿Te encuentras bien? – interroga él.

Ella le mira con detenimiento. El chico de unos 17 años tiene el cabello mezclado entre negro y azul oscuro alborotado, sus ojos son negros y su mirar profundo. Piel blanca, bastante apuesto cabe mencionar. El rubor cubre las mejillas de Asumi. – Hai, arigatou…– él la mira y ella se queda observando aquellos ojos negros que la cautivaron al instante, no quería o no podía despegar la mirada de aquellos ojos, era como si la hipnotizara. Vuelve en sí cuando siente al pequeño removerse entre sus brazos. – ¿No te golpeaste, verdad? – interroga al pequeño.

El niño de cabellos violeta como los de ella e impenetrantes ojos negros, niega la cabeza. – Arigatou, onee-san. – responde, sonriente.

Asumi le regala una sonrisa. – ¿Dónde está tu mamá? – interroga, calmada.

Trabajando. – responde, como si nada.

Ella frunce el entrecejo. – ¿Tu papá? – él vuelve a asentir. – ¿Andas solo? – niega la cabeza. – Entonces…

¡Onee-sama! – exclama feliz, extiendo los brazos hacia una chica.

La chica que él llamó es de la misma edad que Asumi, 15 años. Ella corrió apresurada, se dejó caer de rodillas y lo abrazó con todas sus fuerzas. – Yokatta! – escondió el rostro en el cuello del pequeño. El cabello es del mismo color violeta, pero largo y sedoso recogido en una coleta alta. Los flequillos aprensados hacia el lado derecho con un broche en forma de mariposa. Apartó el rostro y las lágrimas eran apreciables para todos. – Me tenías preocupada. No vuelvas a soltar mi mano. – él asiente, entristecido. Ella mira con sus ojos negros a Asumi. Ambas sintieron una extraña conexión entre ellas.

Asumi abre sus ojos como platos, pues la chica se parece un poco a ella. Ambas parpadean. Pero la conexión desapareció cuando la hermana del niño se puso en pie. – Gracias por salvar a mi hermanito. – inclina la cabeza en señal de agradecimiento. Levanta la cabeza.

Ahora que Asumi la ve mejor, ella usa un ligero maquillaje que resalta su belleza, y lleva puesto un vestido de revuelos color verde esperanza y una boina blanca, así como unas botas sin tacón también blancas y un bolso blanco.

No sé cómo puedo pagarte por lo que hiciste. – continúa ella, atrayendo a su hermano hacia ella.

Mueve sus manos en negación. – L-Lo hice porque sentí el impulso de hacerlo. – responde, nerviosa.

Extiende su mano hacia Asumi. – Natsuki, ¿Y tú eres? – pregunta, curiosa.

Asumi. – acepta su mano. Ambas la estrechan.

Gusto en conocerte, Asumi. – cierra sus ojos en una cálida sonrisa.

Lo mismo digo. – responde Asumi, sonriendo del mismo modo. El pequeño se queda mirando a las dos chicas con el entrecejo fruncido.

Sueltan sus manos. – Nosotros ya debemos irnos. Nuestros padres deben de estar esperándonos y por el incidente ya nos hemos retrasado. – dice Natsuki. Rebusca entre su bolso blanco algún objeto. – Toma. – le pasa un papelito. – Ese es mi número telefónico, cuando necesites algo, puedes llamarme. – Asumi parpadea confusa. – Porque ahora somos amigas. – sonrisa. Toma de la mano a su hermano y empiezan a correr. Se detienen un poco lejos. – Ja ne! – agita el brazo en el aire señal de despedida. Más se perdieron ante la vista de Asumi.

Asumi observa el número telefónico. – Es un poco extraña.– se dijo, confusa por todo lo sucedido. Pero una sonrisa atraviesa sus labios. – Amigas… Natsuki…– cierra sus ojos, feliz. Entonces recordó al atractivo chico que la salvó de recibir un buen golpe, pero él ya no está. – Eh! – mira ambos lados. – Se marchó. – agacha la cabeza desanimada. – Y no pude agradecerle apropiadamente. – susurra.

¡Asumi-chan! – Eri se abalanza sobre la aludida, la abraza. – Nos diste un buen susto, sabes.

Tomoyo le entrega la maleta a Asumi. – Deja de ser tan imprudente. – cierra sus ojos, cruza los brazos. Asumi sonríe con nerviosismo.

A lo lejos, se puede apreciar al apuesto joven que salvó a Asumi. Sus ojos negros están centrados en ella y desde allí, una leve sonrisa atraviesa sus labios. A su lado, se ubican un joven de la misma edad que él, con el cabello negro, pero corto, ojos negros y piel morena; y otro chico de cabello castaño claro, ojos color ámbar y piel morena. Ambos chicos también apuestos, sonríen.

El que sonrías de ese modo, significa que encontraste algo interesante. – dijo el chico de pelo y ojos negros.

El joven que salvó a Asumi se pone una gorra azul oscuro. – Podría decirse que sí. – dicho esto, los tres se alejaron confundiéndose entre la multitud.

Por otro lado, Natsuki se detiene y agacha la mirada. – Esa chica…– se lleva la mano libre a la frente. Niega la cabeza. – Pero ella…– da media vuelta y observa a Asumi a lo lejos hablar con sus amigas.

Onee-sama…– murmura el pequeño apretando la mano de su hermana mayor.

Una sonrisa de felicidad surca los labios de Natsuki. Estrellitas aparecen en sus ojos. – ¡Tiene buen estilo! – exclama emocionada. De repente, un automóvil aparca frente a ellos. La puerta trasera se abre. El pequeño sube primero, luego Natsuki quien cerró la puerta al entrar. La sonrisa desaparece, y una mirada triste cubre su rostro. – ¿Cómo sigue? – interroga, voz seria.

A su lado se ubica una mujer con las piernas cruzadas. Viste pantalón negro y chaqueta negra, más lentes oscuros. – Está en recuperación. – responde con seriedad.

Natsuki chasquea la lengua, agacha la cabeza, provocando que los flequillos se deslicen del broche y caigan hacia el frente. Se muerde el labio inferior cual tiembla. Vuelve la cabeza hacia la ventana, evitando que noten la profunda tristeza que siente en este instante. Entonces algunas lágrimas deslizan por sus mejillas y caen en el vestido. Para su sorpresa, siente una pequeña mano sobre las propias. Al levantarla, encuentra a su hermano menor mirándola con una cálida sonrisa. – Koishi…– susurra, desconcertada.

No llores, onee-sama. – dice él, sonriente. – Koishi está bien. – inclina un poco la cabeza. – Koishi se pondrá triste si onee-sama llora. – refiriéndose a él mismo.

Las lágrimas nublan la visibilidad de sus ojos, entonces atrae a Koishi a su regazo y lo abraza con intensidad. – Onee-san va a estar bien. – su cuerpo tiembla. Koishi abre sus ojos como platos. – Onee-san llora de felicidad porque Koishi está bien. – mintió.

La mujer a su lado, carraspea la garganta. – Ojou-sama, es tiempo de volver. – comenta.

Natsuki levanta la cabeza, se limpia las lágrimas. – Antes de irme, quiero verla una vez más. – murmura, voz temblorosa.

Lo lamento ojou-sama, pero su padre me dio órdenes estrictas de llevarla al aeropuerto. Debe retornar a sus clases. – dice la mujer vestida de negro. – Además, ella estará feliz de saber que usted no está enterada de lo ocurrido y que la feliz despedida de esta mañana permanecerá en su memoria. – Natsuki afirma con la cabeza. – Después de todo, sólo vino para ver a su hermano. Despídase de él con una sonrisa.

Tienes razón, Chizuru. Vine porque Koishi me necesitaba. – le regala una cálida sonrisa a su hermano menor, quien le regresa la misma sonrisa, pero más natural e infantil.

El auto se detiene. – Llegamos. – dice Chizuru, desciende del mismo. Por la misma puerta que descendió, sale Natsuki y Koishi. Las personas caminan apresuradas de un lado a otro. El conductor abre la cajuela y extrae la maleta de viaje de la joven. Atraviesan las puertas del aeropuerto viendo a la gente moverse; mientras chizuru lleva la maleta a rastras, Natsuki sostiene a su hermano agarrado de la mano. – Hasta aquí nosotros podemos llegar. – Natsuki asiente. – Que tenga un pacífico vuelo, ojou-sama.

Gracias, Chizuru. – murmura, arrodillándose ante su hermano. – Onee-san necesita despedirse de Koishi. – sonríe con ambos ojos cerrados. – Pórtate bien y por favor no hagas que Chizuru corra detrás de ti todo el día. – la nombrada se cubrió la boca, evitando reír. – Come tus verduras y haz tus deberes, ¿Correcto? – él asiente, alegre. – Llámame cuantas veces quieras, si deseas hacerlo cada cinco minutos, a toda hora, no importa la ocasión, para ti estaré disponible, ¿Sí? – lo abraza. – Cuando me necesites, onee-san vendrá a visitarte. – deshace el abrazo. – Ahora debo irme. – se levanta. Toma la base de la maleta, empieza a caminar.

Koishi la ve alejarse entre la multitud. No quería que se marchara, la quiere mucho y si ella se va estará triste. Chizuru lo tomó de la mano, pero él se soltó y empezó a correr hacia su hermana. – ¡Onee-sama! ¡No te vayas, onee-sama! – gritó.

Ella se detiene. Abre sus ojos desmesuradamente y gira sobre sus talones. Fue entonces que sintió los pequeños brazos de su hermano abrazarla mientras lloraba. – Koi…shi…– parpadea. Se arrodilla y le mira a los ojos. – Onee-san volverá. – él esconde el rostro en el pecho de ella y niega la cabeza. – Por favor Koishi, no lo hagas más difícil. – le acaricia y limpia las suaves mejillas, deshaciendo los rastros de lágrimas. – Estaré al pendiente de ti. Aunque estemos lejos, estaré aquí...– posa una mano en el pecho de él. – En tu corazón. – sonrisa. – No me iré por siempre.

Niega la cabeza. – C-Cuando onee-sama se va, pasa tiempo para que regrese y Koishi se pone muy triste. A veces pienso que onee-sama no me quiere. – sisea él, llorando. Natsuki abre sus ojos, labios entreabiertos, el inferior tiembla. – No quiero que onee-sama se vaya otra vez.

Ella entrecierra los ojos, finge una feliz sonrisa. – Onee-san promete traer para tu próximo cumpleaños los dulces que le encantan a Koishi. – él deja de llorar y la mira encantado. – Pero si Koishi no deja ir a onee-san…– ella suspira cerrando los ojos, fingiendo estar desanimada. – No podrá traerlos a casa. – abre un ojo para ver la reacción del pequeño. – Entonces… ¿Koishi dejará ir a onee-san? – él asiente. – Buen chico. – le acaricia el cabello. Lo abraza y deposita un tierno beso en la mejilla izquierda del niño. Se levanta y se aleja un poco. Sin embargo, gira y lo ve ser cargado por Chizuru. Extiende un brazo y lo agita en el aire, modo despedida. – Ja ne! – el pequeño imitó el gesto y ella sonrió feliz o eso le interpretó. Dio media vuelta y continuó su camino, esta vez con la cabeza agachada, pues era ella quien lloraba por dentro. – Lo siento, Koishi. Pero no sé cuando vuelva a verte. – lágrimas deslizan por sus mejillas. – Adiós, Koishi.


Asumi camina por la acera, observando el pequeño papel que le entregó esa chica. Repite en su cabeza dichos números. – Esa chica… A pesar de verse feliz, en sus ojos había tristeza. – alguien choca contra ella y el papel cae al suelo. Rápidamente lo recoge antes que la brisa se lo lleve. Entonces se detiene a mirar los transeúntes. – Natsuki…– alza la mirada al cielo, sin embargo sus ojos se posaron en un avión que pasaba elevándose cada vez más.

Sentada en el asiento y con el cinturón de seguridad puesto, Natsuki observa a través de la ventanilla del avión mientras éste está elevado. Podía ver los edificios en miniaturas. Entonces recordó a la chica que salvó a su hermano menor, ve la mano que estrechó con la de ella. – Asumi…– vuelve a mirar a través de la ventanilla. – Presiento que nos volveremos a ver. – sonrisa.


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¡Nos leemos en una próxima! Ja ne!