Hola gracias por leer este pequeño fic, el cual nació de un

Sueño que una vez tuve, el fic esta escrito en primera

Persona pues tanto Terry como Candy y otros personajes

Explican lo que sienten en el transcurso de esta historia,

Espero que les guste y también espero sus comentarios.

MAGALY

REMEMBRANZAS

PARTE 1

Candice White A.

-Siempre pensé, que al cerrar los ojos vendrían a mi memoria los buenos momentos, aquellos que me hicieron sentir muy feliz, de esa manera los tendría siempre presentes y así tendría mas fuerza para salir adelante olvidando los malos momentos aquellos como, cuando Anny se fue del hogar de Pony, cuando Anthony murió y también Stear o… cuando dejé atrás a aquella persona con la que pude haber creado más momentos felices como, levantarme y acostarme a su lado, oler su perfume, escuchar su sonrisa y su voz al llamarme, aquellos momentos dichosos que quizás con él pude haber tenido, pero… lo mejor es dejarlo atrás, otra persona tendrá todo eso y … quizás más … y … yo debo seguir adelante…

Cada mañana me digo lo mismo, al regresar a mi realidad me doy cuenta que ya es tarde otra vez, si no llego temprano me reñirán y me atrasaré en mis labores, apurada cojo mi abrigo y busco mis llaves si no fuera que últimamente soy tan desordenada y tan distraída ya estaría en estos momentos llegando a la clínica del doctor Martins, pero las benditas llaves no aparecen por más que busco no las puedo ubicar, por fin las encuentro debajo de las toallas ¿Cómo llegaron allí?, pues no lo se, no tengo tiempo de pensar en ello, cierro la puerta y me dirijo al trabajo, pero cuando ya estoy en el primer nivel recuerdo que no apagué la estufa, ¿para que la encendí si no acostumbro desayunar en casa?,OH y las ventanas tampoco las cerré, no hay problema con dejarlas abiertas, nadie entraría pues creo que en lugar de llevarse algo, tal vez me deje alguna cosa, sólo que las aves entrarían y me dejarían mas de una sorpresa eso si se salvan del incendio, apurada regreso subiendo de dos en dos las escaleras, por fin llego verifico que no se me olvide nada esta vez y vuelvo a echar llave entonces al darme la vuelta tropiezo con alguien, no lo puedo reconocer pues choqué con su pecho y como es más alto que Yo hace que rebote hacia el suelo, pero antes de tocar el piso él es más rápido que yo y me sujeta fuerte, su perfume me dice que solo puede ser una persona aquella que se ha desvivido por darme atenciones pero por más que he tratado mi cariño no va más allá de lo que él puede desear.

-Sabía que estarías atrasada… – me dice con su varonil voz y sonríe al mirarme – …vamos te llevaré para que llegues a tiempo

Sin decir más me dejo llevar, Kail es profesor de arte en la escuela que esta cerca de la clínica, la primera vez que lo vi estaba muy nervioso pues su pequeña hermana había sufrido un ataque epiléptico en su clase, no era la primera vez y tampoco era grave, pero el golpe que se dio si lo era, Él se culpaba a si mismo pues no se dio cuenta cuando la niña no tomó sus píldoras aquella mañana…

- ¿Se pondrá bien señorita? – me preguntó con una voz casi quebrándose

- No se preocupe señor ella estará sonriendo hoy mismo, el doctor le esta revisando la herida ahora, pero tendrá que volver mañana para curarle otra vez.

Cuando terminé de explicarle su rostro se había iluminado y sus verdes ojos saltaban de alegría luego de agradecerme se sentó a esperar a su hermana. Mas tarde cuando pasé por la habitación de la niña, los escuché conversar, no era de mi incumbencia pero algo que decía la niña me llamo la atención.

- Lo siento hermanito te prometo que no volveré a olvidarme de tomar mis medicinas…

- Y yo te prometo que me encargaré personalmente de eso, ahora alístate que ya nos vamos a casa.

- Sabes Kail es la primera vez que me gusta estar en el hospital

- ¿y eso porque?

- Porque ahora si creo que los Ángeles existen, la enfermera que ayudó al doctor es muy buena, me trato muy bien y no es renegona como las otras… ella parece un ángel.

- ¿Así?... ¿y quien es ese ángel?

- Es ella – la pequeña Karol me vio espiándolos y yo no pude disimular a tiempo, Kail volteó y me observó, al principio creí que yo tenía la cara pintada o quizás algo raro en mi cabello pero la verdad era que él recién se fijó en mi, a pesar de que yo recibí a Karol y luego le estuve explicando lo que debería hacer, él no se había fijado en mi. Tuve que sacudir mis manos frente a su rostro para que reaccionara y sólo entonces sonrió.

- Estoy de acuerdo contigo pequeña… - le dijo a su hermana – si existen los ángeles

Desde ese día Karol y Kail visitaron más a menudo la Clínica, Kail pensó que tenía paperas, varicela y hasta sarampión y Karol casi siempre tenía que fingir tos para que así ellos pudieran estar más tiempo en la clínica, al principio pensé que los pobres estaban pasando por una mala racha hasta que los descubrí infragantes planeando su siguiente enfermedad.

- ¡Ajá!,… ¿así que estás con fiebre Malta verdad? y tú pequeña ¿tienes principio de gripe asiática no?

- ¡Candy!,.. ¿estuviste espiándonos? – fue la perpleja respuesta que Kail me dio

- En realidad estaba muy preocupada por ustedes dos, porque tantas enfermedades los estaban atacando en estos últimos meses, pero veo que todo era una gran ¡Mentira! – me sentía realmente enojada esos dos si que lograron engañarme y preocuparme

- ¡¡Todo fue su idea!! – advirtió nerviosamente Karol señalando a su hermano

- Es que… -Kail intentó decir algo pero yo no estaba de humor de escucharlo

- No digas nada, ya estoy segura de que ambos están fuera de peligro, así que… que tengan un buen día – les dije a ambos lo más seria que podía, en realidad de un momento a otro al ver como se acusaban y como se ponían nerviosos por ser descubiertos empecé a verlo todo tan gracioso que una sonora carcajada estaba a punto de salir; estaba ya unos metros lejos de ellos, cuando Kail me llamó.

- Espera Candy... yo… lo siento – Kail se veía muy arrepentido sus verdes ojos no podían mentir – lamento haber metido en esto a Karol pero yo solo quería…Yo…quería…

- El quería invitarte a dar una vuelta pero cada vez que venimos no te puede decir nada –terminó de decir su hermana y Kail sólo asintió con un gesto.

- Entonces se trataba de eso… – dije ya mas reconfortada por su sinceridad – …Está bien acepto salir a pasear con ustedes pero con la condición de que no volverán a fingir estar enfermos, aquí hay muchas personas que darían lo que fuera por estar sanos como ustedes y no le encontrarían muy gracioso saber lo que ustedes han estado haciendo.

- Yo si estoy enferma Candy, pero me estoy curando poco a poco – dijo la pequeña Karol con toda su inocencia reflejada en sus hermosos ojos verdiazules los cuales cuando miraba me recordaba mucho a alguien en particular

- Por supuesto Karol tu te vas a sanar si cumples con el tratamiento, por cierto, ¿ya tomaste tus píldoras hoy?

- Si, Yo me encargué de que lo hiciera antes de salir de casa… – intervino Kail – me prometí que jamás lo olvidaría y eso he hecho.

- Estoy segura de ello – le respondí con una sonrisa, ese par me caía muy bien y me agradaba su compañía

Desde ese día, Kail, Karol y Yo, fuimos muy amigos, salíamos en las tardes y los fines de semana, con el tiempo los presenté a Albert, Anny, Patty y Archi a quienes también les cayeron bien; los siguientes 3 años fueron muy reconfortantes y me sentí realmente viva al lado de mis amigos, pero una noche de Navidad, Kail dijo aquello que Patty y Anny sospechaban, allí delante de todos en la cena de Navidad, pidió permiso a Albert y me pidió de rodillas que fuéramos novios, no supe cuanto tiempo pasó solo recuerdo que todo lo veía muy lento, observé a Kail esperando con su carismática sonrisa, a Karol emocionada al igual que mis amigos, no podía negarme a pesar de saber que mi corazón aun estaba ocupado decidí darme otra oportunidad y sin pensarlo más le dije ¡Acepto!

Así fue como los siguientes seis meses Kail y Yo fuimos novios durante ese tiempo evité de mil maneras que llegara a besarme, no por timidez ni por guardar respeto a nadie sino que tenía miedo que al besarme borrara de mis labios el sabor de aquel que fue el único que pudo robarme un beso, aquel sabor que no olvidaría nunca; pero Kail no sabía eso, nunca le dije quien estaba en mi corazón y no podía decírselo ahora , me sentía tan egoísta por no decirle la verdad, pero también no quería alejarlo pues con él encontré la paz que no encontraba antes de conocerlo, seguía dándome la oportunidad de olvidar a…… a esa persona que aun estaba en mi corazón.

Al sexto mes de noviazgo, Kail me llevó a un precioso invernadero y allí me pidió matrimonio, cuando me lo dijo no podía detener mis lágrimas no por emoción sino porque me di cuenta que el haber usado a este hombre había sido el peor acto de egoísmo que haya cometido.

- No llores amor, por favor, quiero hacerte la mujer más feliz del mundo, permíteme hacerte mi esposa – sus palabras hubieran hecho feliz a cualquier mujer pero Yo me sentía la peor mujer del mundo, tuve la oportunidad de decirle qué me pasaba, pero tampoco pude y allí sin mas explicación le dije ¡Acepto!.

Todos se alegraron y todo pasó rápido la pedida de mano ante Albert, quien ya estaba casado y con dos hijos al igual que Archi y Anny; Albert muy feliz aceptó aunque él sabía que yo no necesitaba de su consentimiento sin embargo hubiera dado lo que sea porque él se negara, pero eso nunca sucedió, luego hubo una pequeña fiesta de compromiso, sólo con los allegados, Albert ayudo mucho en ello pues la Tía Abuela quería hacer una gran fiesta pero mi querido padre adoptivo le dio muchas razones para no hacerlo entre ellas estaba que la familia de Kail no eran muy acomodados y no estaban acostumbrados a ese tipo de fiestas lo cual era muy cierto pero la familia de Kail no le importaba nada de eso pues ellos tenían un gran tesoro, ellos eran muy unidos.

La boda sería un año después del compromiso, ya han pasado seis meses y cada día aumentan mis miedos, estoy muy distraída y ya casi no soy la misma, muchos dicen que es porque pronto me casaré y mis nervios son normales, pero dentro de mi se que mi miedo crece pues la mentira que dejé crecer y las personas que arrastré a ella, me quita el sueño cada noche, si tan sólo pudiera decirle a Kail la verdad de mis sentimientos, esa mañana Kail me hablaba de los preparativos, su madre se encargaba del vestido él no lo ha visto no se lo dejarán ver es de mala suerte dicen, sin embargo yo no le tomaba atención a sus palabras, buscaba el valor para liberar mis culpas, pero no podía ¿desde cuando me volví tan cobarde?.

- Sabes aun estoy buscando mi reemplazo y lo bueno es que el director me ha dicho que un joven llegará hoy al medio día y quizás el sea el indicado para quedarse en mi lugar mientras estemos de Luna de miel, así que por eso no podré ir por ti pues tengo que recogerlo en la estación, Yo estaba preocupándome, éste sujeto según sus papeles dicen que es un gran maestro de Arte Dramática y tengo que enseñarle y presentarle a los alumnos, Karol estará muy contenta, pues él se encargará de la audición de la obra teatral, ahora por fin no dirán que obtiene los papeles porque su hermano es el maestro… humm… no recuerdo su nombre, así que tendré que preguntárselo al director otra vez, dicen que ando distraído quizás sea por la boda y….. Amor ¿estas escuchándome?..

- Ah...como… eh ¡Si!, claro la boda y el vestido… pues claro que es de mala suerte Kail creí que ya lo sabias.

- Eso te lo dije hace rato... ¿no me has estado escuchando?,… ¡Já! Veo que no soy el único distraído… ¿estas bien Amor?... – Observé a mi prometido era un hombre muy guapo y tan bueno no se merecía que no le contara lo que mi corazón guardaba, pero no pude iniciar esa conversación.

- ¿Eh?, si, si,…. Estoy bien, no te preocupes – otro intento inútil de hablar con él, era el más emocionado de los dos y siempre tenía ese toque "parlanchín", nunca podía articular muchas palabras pues él me las quitaba todas, antes disfrutaba eso, pero ahora no se si lo usaba de pretexto para no decirle nada o simplemente lo dejaba seguir tal y como era Kail.

Los siguientes meses todo fue igual ya faltaban apenas 30 días para el gran día y Kail se había encargado de que su suplente aprendiera los proyectos y que llegara a los alumnos, Karol estaba muy contenta decía que el nuevo profesor era muy guapo y que esta vez en la elección ella sería la protagonista no porque el profesor fuera su hermano sino por su talento como actriz.

¿Cómo pasó todo tan rápido?, ¿Cómo llegó ese día?, no lo se, Sólo se que Kail tendría una reunión en Florida pues la "Asociación de Maestros" lo habían elegido secretario general y a pesar de estar cerca su matrimonio no podía enviar a su reemplazo, él tendría que ir; por las clases en la escuela no habría problemas, pues el "nuevo profesor" lo haría, pero Karol no tendría con quien regresar así que me ofrecí muy cortésmente de ir por ella ya que la clínica estaba muy cerca de la escuela, ese día como de costumbre estaba tan distraída que casi olvido lo que tenía que hacer.

Llegué atrasada pero por fin llegué, Karol estaba ordenando un cajón con lo que parecían ser vestuarios, no se dio cuenta cuando llegué, no había nadie más excepto el "suplente" de Kail, Yo no lo vi, pero él si a mí, estaba Yo de espalda y el me dijo:

- Por fin llegó la futura hermana de Karol, creí que los ángeles eran más puntuales, pero quizás éste olvidó que tenía alas para llegar a tiempo – su tono de voz arrogante e irónico a la vez me hizo estremecer y todo mi cuerpo tembló de los pies hasta la punta de mi cabello, sin lugar a dudas el suplente de Kail era la última persona que esperaba ver o mejor dicho escuchar era ¡Terry!

Terry Grandchester

-Cierro los ojos y me dejo llevar, siento que el sonido que reproduce la armónica expresa muchas cosas sólo al escucharla me siento realmente vivo, es como una droga que me vuelve adicto y solo con ella puedo seguir respirando, aquello que me da la fuerza para continuar viviendo en esta soledad.

Ha pasado tanto tiempo desde el día que la vi partir de aquel hospital, ese invierno en New York fue el peor de todos no por el frío sino por el vacío que quedó en mi pecho; cuando ella se fue la nieve que caía cubría sus huellas y también ocupó el lugar de mi corazón, pues ella se lo llevó y en su lugar coloqué un témpano de hielo el cual no supe reemplazarlo con nada ni siquiera con el amor que Susana me ofrecía por el contrario ese sentimiento me causaba repugnancia porque en nombre "de su amor" me ató a su lado a cumplir con una condena disfrazada de "honor", me sentí incapaz de cambiar esa situación y por ello comencé a actuar de una forma que si lo hubiera visto en otra persona lo hubiera odiado, pero en mi sólo hizo un ser detestable uno que arrastró a Susana a ser víctima de mis arranques pues más de una vez obligado a visitarla acudía a su casa de forma automática, como un robot programado para cumplir ordenes, siempre con esa actitud fría, hermética y desagradable que desairaba a cualquiera que intentara ayudarme, Susana soportaba todo con la esperanza de que un día me canse o que un día decida cambiar y por fin la amara pero ese día no llegaría nunca.

Cansado de mi propia existencia Susana logró cansarme antes de lo esperado, todo lo que intenté por aburrirla se volvió en mi contra y llegó el momento en que no me soportaba ni a mi mismo, no se como lo hice pero cuando me di cuenta estaba en Chicago en la misma estación que en un tiempo atrás dejé para luego verla a ella por primera vez con su uniforme de enfermera. En lugar de buscarla, busqué el Bar más cercano y pedí una bebida y luego otra hasta que perdí el sentido en mi inconciencia vagaba sin rumbo y sin tocar el suelo a lo lejos oía el sonido de la armónica y luego escuche su dulce voz que me decía algo.

- ¿Eres Terry? – ¿porqué me preguntaba eso?, ¿Acaso no me reconocía? – ¿eres mi amigo Terry? – porqué insistía en preguntar si era Yo y porqué me decía "amigo", ¿acaso sólo ese sentimiento guardaba ahora por mi?

- No soy Terry… no lo soy –le respondí para que dejara de seguir preguntando pero insistió.

- Si, si eres mi amigo ¿que ha pasado contigo?, ¿porque estás así? – sentí la lastima en sus palabras y eso empezó a enfurecerme, algo le decía el encargado del bar pero ya no tomaba atención a lo que escuchaba, empecé a pensar que me estaba equivocando no podía ser ella, quizás sería una impostora como las que siempre imagino, la furia llenó mis venas y me levanté para acabar con esa voz intrusa, no escuchaba mi propia voz pero algo respondía luego decidí luchar cuando recibí un par de golpes la voz de ella se transformó en una más ronca y luego todo fue oscuridad.

- ¡Vamos levántate! – sentía un líquido rozar mi rostro y mi ropa, además el dolor de las heridas en mi rostro no eran nada comparadas con el dolor que sentía dentro de mi ser, de regreso a mi realidad me di cuenta de lo bajo que había caído y que a mi lado estaba mi amigo ¡Albert!

Albert me hizo recapacitar, me llevó a verla desde lo alto de una colina donde ambos la observamos, supe en ese instante que ella si cumplía su promesa, la de ser "Feliz", pues así era ella ayudar a los demás la hacía "feliz", me pregunté a mis mismo, si haber decidido irse aquella noche para que Susana no sufra la habrá hecho "feliz", pues no lo creo y estoy seguro que NO, pero voy a cumplir con ella, buscaré mi felicidad y sabía que no estaba al lado de Susana.

- Terry, ¿irás a verla? – fue la preocupada pregunta de Albert, por un instante había imaginado que jamás nos dijimos "Adiós" en aquel invierno sino que sólo fue un "hasta luego", pero la pregunta de Albert me dio a entender que verla sería hacerle daño.

- ¡No!, regresaré a New York, no sabrá que estuve aquí – noté que mi amigo reponía su angustiado rostro, pues se que también la quería y lo último que deseaba era verla sufrir, me despedí de él y emprendí mi regresó a New York a enfrentar mi destino.

Lo primero que hice al bajar del tren fue ir a casa de Susana para hablar con ella, sabía que sería difícil, respiré profundamente y entré en aquella habitación en la cual las dos mujeres que habían sido mis celadoras en éstos últimos meses me esperaban con sus innumerables reproches.

- Veo que por fin se dignó a aparecer… – fue la madre de Susana quien lanzó su veneno, Susana estaba a su lado siempre en su silla de ruedas que me recordaba el maldito "deber", que tenía con ella, su rostro desencajado y su azul mirada apagada me recriminaban en silencio todo el daño causado, por un instante me arrepentí de volver y quise escapar de nuevo, pero luego recapacité no sería nunca más un cobarde – …Mi hija ha estado muy preocupada por usted, como pudo abandonarla sin tomar en cuenta su situación, sabe que ella no puede salir a buscarlo porque gracias a usted esta imposibilitada, es usted un irresponsable… – parecía que nunca terminaría de hablar así que decidí ignorarla y referirme a Susana.

- Susana, debemos hablar a "solas"le dije recalcando la última palabra, para alejarla de aquella persona que le envenenaba el alma con falsas esperanzas.

- Mi hija no se quedará a solas con usted, señor Grandchester, si desea decir algo dígalo en mi delante.

- Por favor Susana – fue una suplica que hizo efecto en ella.

- Madre déjame a solas con él.

- De ninguna manera no me iré de aquí…

- ¡Madre déjame hablar con Terry! – era la primera vez que la vi exaltarse su madre se sorprendió ante la actitud de su hija, aquella delicada niña frunció el ceño en señal de furia que convenció a su madre de hacer lo que le pedía.

- Estaré afuera por si me necesitas – fue lo último que dijo antes de salir.

Al oír cerrase la puerta, decidí empezar.

- Susana…

- ¡¿Fuiste a verla Verdad?! –su pregunta fue fulminante y precisa, sus ojos se clavaron en mi a la espera de una respuesta.

- Si…es verdad…

- ¿Entonces a qué has regresado?, ¿para que volviste?

- Susana, fui a verla pero no hablé con ella

- ¿de qué estas hablando?

- Lo que escuchas, hice mal al dejarla ir, y también hice mal al prometer quedarme contigo, sólo nos hicimos daño, los tres estamos condenados a una vida de miseria y soledad…

- ¡No, Tú No me dejarás, tienes que cumplir, Yo te salvé la vida, si no fuera por mí hoy estarías muerto y Yo… tendría mi pierna y no estaría atada a esta maldita silla, no puedes decidir un día y cambiar de idea otro día a que demonios estás jugando…!- sus palabras se oían desesperadas como si gritando cambiaría en algo mi decisión.

- Entiende Susana, ¡No seremos Felices!

- ¡Si lo seremos!, si tan sólo pusieras de tu parte,..sin tan sólo me amaras como Yo.

- Pero no puedo, no me puedes obligar a amarte ni tampoco a quedarme a tu lado por lástima –mi cruel respuesta la desarmó por completo se que en el fondo ella sabía esto pero no lo quería admitir, sus ojos se empaparon en lágrimas y su mano apretó los brazos de la silla con tal fuerza que sus nudillos se pusieron blancos – Ya no quiero lastimarte…

- Entonces no hagas esto, no me dejes…Por Favor…

- Lo siento, pero es lo mejor para ambos… Yo… quiero que sepas que no iré a buscarla, me iré de aquí lejos de América – su rostro mostró la duda y una extrañeza se reflejó en él.

- ¿Por qué?

- Porque se que ella tampoco será Feliz sabiendo que te dejé

- ¿Cómo? – cada vez parecía entender menos

- Se que podrás rehacer tu vida y que encontrarás a la persona que te merece, por favor sal adelante no te dejes vencer y… Gracias – por un instante creí que de sus labios saldrían más reproches pero sólo asintió con su cabeza y luego me despedí de ella, esa fue la ultima vez que la vi, al siguiente año supe que volvió al teatro no como actriz sino como guionista sus obras causaron sensación en las tablas, así supe que ella si cumplió su promesa.

Yo regresé a Escocia, me resguardé en la Villa siempre con la armónica que me daba las fuerzas de seguir adelante, hasta que un día cerca al lago, escuché a dos niños, ellos intentaban ensayar una obra ya conocida por mi.

- Escucha Lili no creo que pueda hacerlo, me pone muy nervioso estar en frente de mucha gente.

- Jair sólo tienes que relajarte, vamos te sabes bien el libreto, es importante que nos salga bien esto, mi abuela vendrá desde muy lejos para verme actuar, confío en ti por favor.

- Lo siento Lili, no podré hacerlo

En realidad la discusión de ese par de niños no me dejaban concentrarme era mi lugar favorito, aquel lugar donde le di el primer y único beso a mi querida pecosa, pero cada tarde volvían a la misma hora, había decidido irme y dejarles a su disposición aquel paraje que me pertenecía por guardar uno de los mejores momentos de mi vida, pero inexplicablemente al bajar del árbol decidí acercarme a dar un consejo.

- Escucha, cuando salgas al escenario, imagina que no hay nadie más, piensa en aquella persona que deseas ver feliz y actúa para ella – las palabras salieron solas ambos niños se asustaron al verme allí, salí de la nada pero en realidad había bajado del árbol, sin decir más empecé a alejarme.

- Espere Señor – dijo la niña – ¿Usted es actor verdad?– creí que me había reconocido y me sentí nervioso –… Sólo un actor sabe de esas cosas, ¿podría ayudarnos por favor?

La miré por un instante, pude negarme y luego retirarme, pero hace tanto que estaba alejado del teatro y en realidad lo extrañaba, así que decidí ayudarlos.

- Bien dime, están haciendo la obra de Shakespiarre ¿verdad? – fingí no conocer la obra aunque no tenía ninguna razón de hacerlo como actor tenia que saberlo pero no quería que esos niños se den cuenta de quien era en realidad.

- Si, "Romeo y Julieta" –claro por que no lo pensé si cada tarde el nerviosismo de Romeo era porque tenía que darle un beso a Lili es decir Julieta. –Jair y yo no podemos terminar la escena, pues él dice que se le olvida las frases cuando está delante de todos.

- Humm, Jair ¿puedo hablar contigo?

- Si, dígame –muy interesado lo alejé un poco de Lili, para que podamos hablar más tranquilos.

- Bien, dime la verdad, ¿te pone nervioso que te vean actuar o…es el beso que le tienes que dar? – el rubor de su rostro me lo dijo todo, pero aun así ya había capturado su confianza y sin más me respondió

- Ah… este...pues… creo que es ambas cosas

- Humm bien, escucha es como te dije al inicio, imagina que estás solo y bueno… ¿tienes a alguien que deseas que te vea actuar?

- No, lo último que quiero es que me vean, sólo con Lili puedo actuar en confianza.

- Entones piensa en ella

- Ah pero señor eso me pone más nervioso

La situación parecía sencilla, pero se ponía complicado a medida que lo trataba, pero decidí ayudar a Jair a superar sus miedos ya que Lili no tenía ningún problema, unos días después conocí al resto del grupo, todos me cayeron bien, aunque no se comparaban al elenco del grupo Stradfor, pusieron mucho de su parte y al final quedó todo listo, me invitaron a ver la presentación ya que como era el "director del grupo" querían que esté con ellos, yo sin más problemas les dije ¡Acepto!.

Todo salió muy bien los padres y los profesores quedaron encantados, la escuela era pequeña, y humilde, nada comparada al Real San Pablo, luego de la presentación decidí regresar a mi antigua rutina, pero el Director de la escuela me propuso ser maestro de Arte de los chicos ya que ellos no contaban con uno, al principio me negué pues no sabía nada de enseñar a otros aunque… ¿que era lo que estuve haciendo en estos días?, de alguna manera los ayudé y me agradó mucho hacerlo, hacía lo que me gustaba entonces porqué negarme, así que volví y me quede como maestro, el profesor Terruce Grandchester.

Todos conocían al famoso Duque de Grandchester, pero ellos nunca hablaban de mi parentesco con el Duque, y éste jamás se acercó a obligarme a relacionarme con el ducado quizás algo lo hizo cambiar en su idea y dejarme hacer lo que yo quiero; los siguientes tres años me mantuve ocupado, fui maestro, consejero y amigo de mis alumnos pero un día que esperaba mi siguiente clase, decidí tomarme un café en la sala de profesores al entrar allí me sentí extraño, ya que casi nunca entraba a esa habitación entonces escuché una discusión, el director conversaba con alguien por teléfono

- Yo lamento no poder ayudarte no conozco a otro maestro de Arte aquí sólo tenemos uno y no creo que quiera viajar hasta Chicago para reemplazar a alguien por un año…

Jamás me gustó meterme en los problemas de los demás pero mi pecosa me dejó esa mala costumbre, me acerqué más a la oficina del director para escuchar la conversación y cuando escuche de qué se trataba mi mente trabajó rápido, imaginé a la pecosa con sus pacientes y su blanco uniforme, sabía que las clases ya estaban por terminar aquí así que no los estaría abandonando, sin pensarlo más entré y dije: - ¡Yo lo puedo ayudar!

La siguiente semana era la última clase con mis alumnos, no me gustaban las despedidas así que sólo hice mis clases como cualquier otro día era mi manera de decirles adiós, pero cuando llegó el momento todos mis alumnos se levantaron y sacaron de sus bolsillos un objeto brillante y de inmediato se lo llevaron a la boca y una gran melodía se escuchó en aquél salón, la melodía era la misma que yo acostumbraba tocar cuando estaba solo en el aula, al parecer más de uno me había oído tocarla y ahora me la dedicaron, esa fue su forma de decirme ¡Adiós!

Durante el Viaje rumbo a América me cuestionaba a mi mismo, ¿que era lo que hacía?, tantos años me alejé de ella y ahora regresaba, sabía que estaríamos muy cerca, qué pensaría si me la encontrara en una de esas calles de Chicago y ¿si ya estaba casada?, y ¿si la veía con hijos?, ella ya cumplía su promesa cuando la vi aquella vez, quizás ahora ya tenga familia.

De todos maneras decidí continuar, no me importaba nada sólo quería verla de lejos una vez más, después no se que haría. Cuando por fin llegué a Chicago la persona a la cual reemplazaría fue a recogerme, era un tipo muy amigable y sencillo.

- ¿Terruce Grandchester? – me preguntó en cuanto bajé del tren, me pregunté como supo que era Yo en medio de tanta gente.

- Si, soy Yo – respondí de inmediato

- Mucho gusto, soy Kail Smith, las descripciones que me dieron eran exactas, gracias por aceptar venir a ayudarme desde tan lejos.

- No es ningún problema para mi – le respondí tratando de ser amigable también.

- Ya estaba preocupándome, si no conseguía un suplente no hubiera podido irme de Luna de Miel.

- Ah… ¿se acaba de casar?

- Dentro de seis meses, pareciera que falta mucho, pero el tiempo pasa volando y quiero tener todo listo para que mi futura esposa tenga el mejor día e su vida y luego nos vayamos de viaje.

- Felicitaciones entonces – su emoción me causó cierta envidia, me pregunté a mi mismo si algún día yo estaré igual de emocionado por casarme pero para eso primero tenía que encontrar a la novia, además mi corazón ya no estaba conmigo, entonces entendía porque volvía, regresé porque quería que la pecosa me devuelva mi corazón si ella ya había hecho su vida era lo menos que podía hace por la mía.

Kail me indicó un hospedaje un poco alejado de la escuela, me dijo que no encontró un hospedaje más cercano, pero eso era temporal. Eso no me molestó supuse que por el viaje imprevisto que tuve y las ocupaciones de su próxima boda eran suficientes motivos para no encontrar uno cercano.

- Lo siento pero te quedarás un tiempo por aquí, no he podido conseguir uno cercano a la escuela pero al menos tendrás donde quedarte, con gusto te invitaría a mi casa pero es muy pequeña y quizás no te guste dormir en el sofá.

- No te preocupes te entiendo, además no necesito de mucho espacio para mi sólo.

- Bueno pero espero que no pienses permanecer sólo por mucho tiempo, aquí en Chicago hay muchas damas muy bonitas con las cuales puedas entablar una amistad, si gustas te puedo presentar una de las amigas de C… - sabía a donde estaba entablando su conversación pero no me interesaba seguir escuchándola sin ser rudo lo corte de inmediato

- En realidad no estoy interesado en conocer ninguna dama aquí en Chicago sólo quiero dedicarme a mi trabajo y luego regresar a Inglaterra – le respondí lo mas cortes que pude pero era muy terco o peor "entrometido".

- Ah entonces hay alguien que te espera en Inglaterra es por eso que no te interesa conocer más chicas, bien no hay problema respetare tu decisión, pero si un día se da espero que conozcas a mi novia ella es muy agradable y sus amigas también aunque una de ellas ya esta casada con… ¡¡espere cochero, es aquí!! bueno hemos llegado quizás podamos conversar uno de éstos días, te espero mañana en la escuela ya veras que te agradará y... Gracias otra vez por venir desde tan lejos y ayudarme. –Agradecí infinitamente que lleguemos a la pensión en la cual me quedaría pues a pesar de conocerlo recién ya estaba empezando a incomodarme, en realidad siempre añoré mi soledad y mi privacidad eso lo entendieron rápido las personas en Escocia, sólo esperaba que en Chicago no sea diferente.

Al día siguiente salí muy temprano para empezar mis obligaciones Kail llegaba muy puntual, supe que a diario almorzaba con su novia y que por ello no podía terminar la hora de clases pero ahora yo podría apoyarlo, tampoco tuve inconvenientes con eso.

Los niños me cayeron muy bien en especial una de las niñas llamada Karol, de quien luego supe que era la hermana de Kail, Karol era muy buena alumna y muy participativa, me puso al tanto de las actividades de la escuela, dentro de poco se celebraría el aniversario de la escuela y eso coincidía con el matrimonio de Kail y Su "Ángel", así la llamaba Karol a su futura cuñada. Me dediqué al máximo a acoplarme a la escuela, al principio me sentí extraño, mi pecho se encogía y se me hacía un tanto difícil respirar, creí que eran nervios, pero luego me di cuenta que era porque ella debería de estar cerca, estuve controlando ese sentimiento y evitando transitar las calles de Chicago para evitar un encuentro prematuro con mi pecosa, en realidad temía mucho encontrarla así que al siguiente mes conseguí un departamento a la vuelta de la escuela, fue más tranquilizador para mi, pues de esa manera evitaba transitar por mucho tiempo por las calles.

Los siguientes cuatro meses pasaron normal, entre la escuela y la puesta en escena para el aniversario, el cual decidí que fuera "El rey Lear", esa obra me traía recuerdos pero sin embargo me empeciné en trabajarlo con los chicos trabajábamos duro y ya estaba casi lista. Decidí darme un respiro y de manera automática salí a caminar, cuando di la vuelta en una esquina allí estaba la pequeña clínica en la cual vi a la pecosa con sus pequeños pacientes me quedé parado en la entrada y esperé pero de pronto noté que nadie entraba o salía de aquel lugar, era el mismo había mejorado en algunas cosas pero aun seguía siendo la misma humilde clínica, me acerqué un poco mas y de pronto recordé algo mire a todos lados y empecé a reírme de mi mismo la rutina diaria me había hecho perder la noción del tiempo ese día estaría cerrada salvo alguna emergencia pues era domingo y quizás mi pecosa esté en su apartamento o quizás ya no, busqué el Parque más cercano y me senté en un banco, Observé a muchas familias con sus hijos y también algunos enamorados .

- Apuesto que la pecosa se vería linda paseando por aquí un día como hoy – me dije a mi mismo imaginándola con sus dos coletas y subida en uno de esos árboles. – ja ja ja –comencé a reírme de lo que mi mente imaginaba, entonces sentí un piquete en mi espalda

- Disculpe señor – un tímido niño me estaba hablando – ¿puede ayudarme por favor? – ya estaba a punto de retirarme de aquel lugar que con la vista hogareña y romanticona no me relajaba en nada y hasta incluso me estaba haciendo alucinar pero aquel niño se veía muy afligido.

- ¿Dime en que puedo servirte? -le pregunté como buen ingles que soy

- Podría ayudarme a bajar mi cometa que se ha enredado allá en ese árbol – el juguete de aquel niño estaba atorado en un árbol cercano a mi banca, una imagen de Candy ayudando al niño se me vino a la mente, esa mona pecosa era capaz de hacerlo sin pensar en las consecuencias con tal de ayudar a aquel niño, con esa graciosa imagen en mi mente decidí ayudarlo.

- Esta bien espera aquí – Le dije mientras empezaba a subir al árbol, había perdido la costumbre de subir y lo peor también de bajar pues una vez que obtuve la cometa, di un mal paso y caí como un bulto al suelo lastimando algo más que mi orgullo – "Si Candy me viera se estaría burlando de mi en este momento" –pensaba para mi mismo sobando mi golpeado trasero, el niño recogió su juguete al cual no le sucedió nada y muy feliz se fue corriendo agradeciéndome a lo lejos.

Estaba terminando de arreglarme para irme cuando reconocí a Kail, estaba bajando de un coche y caballerosamente recibía a su novia, el sencillo vestido y su delicada figura me hizo estremecer, mi pecho volvió a encogerse haciéndome sentir punzadas dolorosas, miré a varias direcciones en busca de la pecosa pero por ningún lado la vi y creí que ya estaba enfermando de algo, quizás de esa manera pueda encontrarme con mi pecosa, cuando volví la vista a Kail él y su novia se dirigían en dirección contraria a la mía, la chica traía una enorme sombría y no pude ver más de ella, eso no me interesaba, el dolor en mi pecho había cesado y decidí volver al departamento a leer algún libro hasta quedarme dormido, continuando de esa forma mi rutina diaria.

Una semana antes de su boda y de la presentación de los chicos Kail salió de viaje, era tan bien considerado en la "Asociación de Maestros", que no podía enviar un suplente, me encargó sus clases y salió rumbo a Florida, su novia recogería a su hermana, yo tendría más trabajo el cual se adelantó pues después del matrimonio de Kail Yo lo reemplazaría en todo.

El primer día de ausencia de Kail y apenas tuve tiempo de meterme un emparedado a la boca a la hora del almuerzo, Karol me fue de mucha ayuda la nombré mi asistente, pues en realidad no se como se las arreglaba Kail para cumplir tantas labores y tener tiempo para su novia yo sólo no hubiera terminado en preparar tantas clases. Cuando me di cuenta ya eran más de las cuatro de la tarde y aun no venían a recoger a Karol, media hora más tarde llegó la futura esposa de Kail, por el rápido sonido de sus pasos supe que era ella, inexplicablemente mi pecho se encogió y el dolor se acrecentó, maldecí en silencio y me prometí ir a buscar un médico, cualquiera que esté lejos de esa clínica, hice un gran esfuerzo para calmarme justo cuando la puerta del salón se abría.

- Por fin llegó la futura hermana de Karol, creí que los ángeles eran más puntuales, pero quizás éste olvidó que tenía alas para llegar a tiempo – me expresé lo más irónico que pude, Karol aun estaba ordenando los vestuarios que utilizamos en el último ensayo y no la notó llegar, cuando se dio la vuelta para verme la vi, más pálida que una hoja en blanco, más parecía un fantasma, sus grandes ojos verde-esmeralda resaltaban en su hermoso rostro y su rubio cabello caía sobre sus hombros, no movía ningún músculo de su cuerpo, por ello sus pecas estaban quietas, allí estaba la novia de Kail, tan bella como un ángel, aquella con la cual no quería encontrarme, sin embargo sucedió y por fin entendí el dolor de mi pecho, aquel día en el parque, era la misma chica era ¡Candy!.

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No podía hablar y no se como respiraba, pero verlo allí reemplazando a Kail me hizo entender porqué últimamente mi corazón palpitaba de esa manera y mi torpeza empeoraba, no había cambiado nada seguía siendo el mismo chico malcriado y arrogante, sus ojos verdiazules similares a los de Karol se clavaron en mi, supe que también estaba sorprendido.

- Hola creí que te habías olvidado de mi, pero no te preocupes en realidad he estado ayudando al profesor Grandchester y aun me falta organizar las espadas de utilería que usamos hoy, si me esperas un segundo… ¡¡oh lo siento pero que distraída que soy !!, señor Grandchester ella es Candy White Andry, la novia de mi hermano – la voz de Karol me regresó al presente, Terry y yo no dejábamos de mirarnos como si tuviéramos miedo de parpadear para que luego uno de los dos desaparezca, asentí con el rostro como si recién lo conociera, él frunció el ceño, se que no le gustó para nada mi actitud, pero no quería que Karol sospechara.

- Deja de hacer eso Karol, yo terminaré de acomodar las cosas por favor ve a casa -Terry sonó muy serio y supe que estaba molesto.

- Esta bien, hasta mañana profesor Grandchester.

- Hasta mañana Karol y… Señorita Andry, por favor no olvide ser puntual mañana – su ironía me hizo ruborizar, no pude evitar ponerme roja de la vergüenza, asentí en señal de afirmación y salí con Karol.

Que Caprichoso es el destino, vine atraído de manera extraña y una vez aquí me recluí en la escuela para no verla y sin embargo ella se presenta como la futura esposa de Kail y para finalizar con broche de oro "finge" no Conocerme. Al menos no tiene familia, no aún, la furia se apoderó de mi, sabía que esto podía suceder al verla, pero no creí que estaría vinculada a la gente que conozco con rabia desfogo la impotencia de no ir tras ella tomarla y besarla, las utilerías que Karol estuvo ordenando caen al suelo y mi agitada respiración me dice que debo tomar una decisión, o me voy lejos otra vez a empezar de nuevo o me quedo a observar como ella hace su vida.

-"No Grandchester no vas a hacer ninguna de las dos cosas, la pecosa aun no me devuelve mi corazón y eso es algo que debo recuperar, aunqueestando cerca de ella, todo se siente diferente, mi pecho reconoció a la guardiana de mi amor, Maldición que hermosa estaba, ya no es una niñita con coletas pero igual sigue siendo una linda pecosa, ahora es mas que una linda pecosa es una hermosa mujer."

Al día siguiente salí más temprano, no creí conveniente seguir en mi departamento si no pude dormir en toda la noche, además era el suplente de Kail y como tal hoy llevaría a almorzar a su novia.

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Otra vez llego tarde a pesar de no haber dormido en toda la noche antes de salir tuve una serie de eventos desafortunados que evitaron mi salida a tiempo, no podía concentrarme en las cosas que realizaba, Terry estaba cerca y era el nuevo profesor de Karol a pesar de que pronto me casaré con el hermano de ésta, muchas preguntas daban vueltas en mi cabeza.

- "¿que hace Terry aquí como maestro?, ¿Por qué no esta en New York como el Actor y esposo que debería de ser ahora con Susana?, ¿a que ha venido?, yo… sentía su presencia, desde hace mucho ¿porque no me di cuenta?, Dios cuando lo vi note lo guapo que está, ahora está más alto y sus ojos,… ¡No!, no debo de pensar en él así, debo saber que ha sucedido, ¿acaso no cumplió con la promesa que hicimos aquella noche?... aquella terrible noche que aun no la he olvidado así como tampoco olvidé a Terry ¿porque sentí mariposas al verlo?, eso ya no debe de importar yo cumpliré mi promesa al lado de Kail, no se que hará Terry aquí pero ya podré preguntárselo así que tendré que enfrentarlo de nuevo esta vez sin miedo por volver al pasado, tengo que hacerlo o ¿aun seguiré siendo una cobarde? "

Las horas transcurrieron rápidamente y supe que era la hora del almuerzo porque me avisaron que me esperaban en la sala de esperas de la clínica, me apresuré como suelo hacerlo cada vez que Kail venía por mí para almorzar pero unos metros antes de llegar a la sala, recordé que Kail no estaba en Chicago, entonces ¡¡Quién estaba esperándome?!

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Terminé a tiempo las clases y la última hora deje un trabajo libre a los chicos.

- Muy bien muchachos lo importante es que practiquen ahora quiero que formen grupos de dos y practiquen lo que ayer ensayamos, nos vemos en la tarde para continuar.

- Profesor Grandchester – Me alcanzó Karol – le dejé los libretos en su escritorio para que revise algunos cambios que hice en los diálogos – Había olvidado que se había ofrecido a ayudarme con ese detalle pues como actor exigente que soy no me gustaban algunas cosas y felizmente mi asistente estaba allí para ayudarme.

- Gracias Karol al volver los revisaré, ah no olvides practicar de acuerdo

- Si profesor

Una vez que deje las cosas en orden me dirigí a "recuperar mi corazón"; llegué a la clínica y pedí que le avisaran a la señorita Andry, unas compañeras se pusieron a murmurar entre ellas, es posible que se preguntaran porque un hombre sólo buscaba a una chica comprometida, a mi me importaba muy poco lo que ellas piensen, tenía mucho que hablar con mi pecosa porque mientras no se casara seguiría siendo "mía".

Unos minutos más tarde ella apareció con su blanco uniforme, muy caballero le tendí la mano para saludarla.

- Buenas tardes señorita Andry, me preguntaba si me haría el honor de acompañarme a almorzar – Le dije con mucha ironía.

- ¡Terry ¿a que estas jugando?! – me susurró cuando se acercó a mi, sentí su perfume a rosas y tuve que poner mucha fuerza de voluntad para no tomarla en brazos y besarla para que ese olor no se me escape nunca mas

- Vamos Pecas, sólo es un almuerzo, prometo que no te comeré – le respondí con otro susurro

Ambos salimos rumbo al restaurante más cercano, al entrar busqué el lugar más apartado y le cedí el asiento, no pude evitar ver el anillo de compromiso que tenía en su dedo, sentí mi sangre hervir al verlo como señal de que estaba apartada para otro que no fuera Yo.

Luego que nos trajeron la comida la miré de frente y le dije:

- Bueno creo que no te he felicitado, por fin serás feliz

- Por favor Terry deja ese tonito de ironía, es lo único que has hecho desde que te vi… – me dijo con una clara señal de advertencia.

- Entonces ¿no es cierto que serás feliz con Kail? – interrumpí su reproche – jamás me imaginé que estarías tan cerca, pensar que hace un mes atrás pude conocer a la "novia" de mi compañero pero por cosas del destino no se dio la oportunidad.

- ¿De qué estas hablando? –su confusión fue notoria, pero luego sacudió su cabeza como si tratara de seguir un orden en sus pensamientos – ¿Qué es lo que quieres Terry?, ¿por qué has venido? – su pregunta fue al grano, a pesar de mostrarse nerviosa

- Bien, quiero saber si estas segura de lo que vas a hacer, porque aun te puedes arrepentir

- ¿Por qué haría eso? – respondió inmediatamente

- ¡Porque Yo, Si tuve el valor de hacerlo hace cuatro años atrás! – noté que mi respuesta le causó mucha sorpresa, sus verdes ojos se abrieron como platos, por un momento digirió lo que le dije y luego de un momento a otro sus labios dejaron salir todo lo que había estado guardando desde hace mucho, esa actitud me dejó muy sorprendido

- ¡ah ya veo, Sin embargo no tuviste el valor de venir a decírmelo, sino que esperaste todo este tiempo a cuatro días de mi boda!

Sus palabras reprochaban mi decisión sin embargo yo jamás reproché la suya en aquel invierno.

- Sólo hice lo mismo que tú, me alejé de ti…si te decía que había roto con Susana ¿habrías aceptado casarte conmigo?

Su silencio me confirmó que no estaba equivocado

- Al menos hubiera sabido tu decisión – la oí a penas en un susurro

- Eso no cambia nada, tú elegiste aquella noche y te fuiste, Yo sólo evité arrastrar a otra persona a mi desdicha, pero ahora Tú estas a punto de casarte y harás con Kail lo que Yo no hice con Susana…

- ¿Que te hace pensar eso? – me respondió muy indignada

- ¡Dime!… le has dicho a tu futuro esposo quien estuvo antes que él, le has hablado de mi

- Eso no te interesa – me respondió evadiendo mi mirada

- Por supuesto que Si – le respondí de inmediato buscando sus verdes ojos – debo saber si Kail sabe que él será mi suplente en tu corazón.

Sus ojos se encontraron con los míos y vi en ellos la melancolía, la angustia y el dolor de su corazón los cuales pugnaban por salir disfrazados de lágrimas, se vio descubierta ante mí y todas sus barreras fueron derrumbadas.

- Tu decidiste por ti hace cuatro años y seguiste con tu vida… – me respondió tratando de justificarse a si misma.

- ¡Y Tú decidiste por ambos aquella noche y henos aquí ahora!... – le dije ya casi exaltado por la discusión y el rumbo que había tomado, había decidido recuperar mi corazón pero también quería recuperarla a ella –… quiero saber si estas segura de amar a Kail y de haberme olvidado porque Yo aun no lo he hecho.

Su melancólica mirada se llenó de indignación al escuchar lo primero que le dije y al parecer su resentimiento no le dejó escuchar lo último y una vez mas me dejó sorprendido.

- Si no estuviste de acuerdo, porque no dijiste nada en lugar de hacer esa promesa, creí que cuando me alcanzaste en la escalera me pedirías que me quedara contigo, sin embargo escogiste quedarte con ella y Yo decidí vivir sin ti – cuando terminó de decir todo lo que se había guardado en estos años su rostro estaba empapado en lágrimas, muy nerviosa buscó un pañuelo en su bolso pero no lo encontró, yo cogí el mío y se lo ofrecí.

- Tómalo – le dije – y puedes quedártelo como un recuerdo de mi, porque si te casas sólo esto podrás tener de mi.

- ¡Ya basta, sólo has venido a molestarme, sigue con tu vida, tal y como quieras, Yo haré la mía!

Sin decir más se levantó y se fue de regreso a la clínica, a pesar de todo se llevó mi pañuelo.

Continuara...

Notas:

Hola Chicas eh aquí la primera parte de Remembranzas, como ven El encuentro era inevitable, pues lo que sienten uno por el otro es tan grande que aunque se alejen igual se vuelven a encontrar… pero son tan necios que no lo quieren aceptar y como siempre alguien se interpone, ahora dependerá de ambos definir si ese sentimiento es suficientemente fuerte como para volver a intentarlo.