Lazos de amor.

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Por: Maeda Ai.

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.:: Capitulo 1 ::.

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Las cosas no eran las mismas últimamente con respecto a su hermano.

Es cierto que seguía molestándola y llamándole monstruo, pero sentía que había más confianza entre ellos.

Aun así, no dejaba de resultarle un tanto extraño; Toya era más atento con ella, le hacia regalos sin razón alguna, sin mencionar que había ahuyentado a todos y cada uno de los pretendientes que su hermosa y pequeña hermana de dieciséis años pudiese tener, incluyendo a Shaoran.

Y lo más extraño, quizás, es que Sakura no le reprochó el haberla separado de alguien a quien ella quiso tanto.

Todo esto cruzaba por la mente de la chica, que miraba por la ventana el hermoso atardecer.

Tan inmersa en sus pensamientos estaba, que no se percató de que alguien llevaba buen rato recargado en la puerta de su habitación, sin despegar la mirada de su linda hermana. . . .Toya estaba totalmente embelesado, tanto, que no pudo resistirse a la desesperante necesidad de estar cerca de ella.

Y la única forma para ello, era, claro, molestándola. . .

* Oye, monstruo, ¿cuánto tiempo llevas ahí?, la cena no se va a preparar sola, ¿sabes?. *

Le dijo Toya, sacándola bruscamente del tranquilo mundo de meditación en que se encontraba la chica, quien lo miró con el ceño fruncido.

* Aguarda un momento, hoy te tocaba a ti encargarte de eso, hermano. *

* No, no, no, estas confundida, pequeño y feo demonio. *

Al escuchar dichas palabras, Sakura casi lo fulmina con la mirada.

Enfadada, le gritó que ella no era fea, mientras impactaba, sin fuerza, sus puños sobre el musculoso pecho del mayor de los Kinomoto, que reía divertido al verla tan enfadada.

-Me encanta cuando se pone tan adorablemente furiosa.-

Pensó el muchacho, poco antes de que la chica lo empujara con fuerza, tratando de que dejara de burlarse de ella, pero Toya perdió el equilibrio y terminó cayendo de espaldas sobre la cama, llevándose consigo a la joven, que yacía sobre su ancho pecho, mirándolo sorprendida y hermosamente sonrojada.

Sus respiraciones, de pronto, se habían tornado agitadas y profundas; no podían dejar de mirarse el uno al otro.

Entonces pasó. . .

Quizá era la situación, la atmósfera adecuada o la peor locura que pudo abrazar a ambos, lo cierto es que los deseos secretos de los jóvenes hermanos escaparon del encierro en que los habían mantenido todo ese tiempo.

Toya posó los labios sobre la dulce boca de Sakura, quien aun confusa y sorprendida, tardó en reaccionar, terminando por corresponder el casi violento beso que su propio hermano había iniciado, así como las desesperadas caricias que en ese momento parecían no ser suficientes.

Era extraño, el lazo fraternal que los unía parecía haberse desvanecido conforme se besaban, y para ellos. . . estaba bien.

La card caprtor parecía estar en un hermoso sueño; dedicada a enredar los dedos en los oscuros cabellos del muchacho, más un inesperado movimiento por parte de este la hizo abrir desmesuradamente los ojos y detenerse.

Toya había oprimido los generosos y bien formados dibujos que sostenían la espalda de la chica.

Algo en el interior de Sakura la hizo separarse abruptamente de aquel hombre, quien la miraba entre avergonzado y dolido.

* Go-gome ne sai !!. *

Se disculpó el moreno, haciendo que la menor de los Kinomoto se sonrojara; iba a disculparse ella también, pero entonces escuchó las crueles palabras de su hermano.

* Solo jugaba contigo. ¿O es que en verdad pensaste que podía interesarme en una chiquilla como tu?. *

Lo escuchó claramente.

Sakura no lo podía creer; nunca, las palabras de su hermano la habían herido tanto como ahora.

Quizá por ello no pudo evitar el bajar la mirada a las desordenadas colchas y ponerse a llorar. . . . Toya le había roto el corazón.

Y él la miraba incrédulo, verdaderamente arrepentido. No pensó que iba a lastimarla, nunca quiso eso, jamás, pero. . .

-Es mejor así.-

Pensaba, creyendo que dado su vínculo fraternal, esto sería más que cierto.

Más el sufrimiento de su hermana y el amor que por ella sentía, pudo más que cualquier lógica o bienestar moral.

La abrazó con suavidad y ternura, susurrándole palabras dulces, pidiéndole perdón. Más no fue hasta que buscó sus labios, que Sakura pareció ceder.

Ya nada más importaba, eso era claro; se amaban, no como hermanos, no. . . sino como hombre y mujer. Y pudieron darse cuenta de ello con un beso.

Así, Toya, con suavidad, recostó a la chica, dejando descansar su pesado y musculoso cuerpo sobre la delgada y pequeña silueta de la joven, impidiéndole siquiera moverse.

Ansioso, la besó apasionado al tiempo que recorría aquella fina figura de una, todavía, niña, ya casi mujer.

Apretaba las carnes por encima de la ropa, arrancando dulces gemidos de sorpresa y excitación de la boquita de Sakura, quien se aferraba al cuerpo de su hermano.

Más pronto toda prenda se volvió insoportablemente molesta, terminando por ser arrojadas al piso, lejos de aquel pecaminoso lecho de amor.

En ese momento, Toya fue presa de una mezcla de emociones. Estaba satisfecho con lo que unos cuantos años habían hecho ya en el cuerpo de Sakura; su hermanita había crecido. Ante él, la figura de una hermosa mujer lo había dejado maravillado. Pero también estaba enternecido, las mejillas de la joven, coloreadas en rojo, demostraban lo incomodo y hasta vergonzoso de la situación; no era otra cosa más que el pudor de la primera vez lo que hacia a Sakura bajar la mirada, apenada de ser objeto de la total atención de su apuesto hermano.

-¡Kami!, era tan bella.-

Pensó el muchacho.

Ese lindo cuerpecito se mostraba fino y frágil al estar bajo el suyo que era grande y musculoso. No importaba que el cuerpo de la joven no estuviese desarrollado completamente, con todo y sus curvas, que aun no se habían acentuado en su máxima expresión, o aquel par de pequeños senos, coronados por dos pezoncitos sonrosados, que se alzaban con dureza a causa de la excitación.

El mayor de los Kinomoto, simplemente no encontraba palabras para describir la belleza de su pequeña hermana.

No cabía duda que Sakura era casi una mujer, pero aun una niña, niña que miraba nerviosa y sonrojada a su hermano, que mostraba orgulloso su desnudez masculina.

Entonces, el deseo abrazó por primera vez el cuerpo de la joven de amielados cabellos, más el nerviosismo la paralizó por completo.

* To-Toya, yo. . . *

La voz de la chica se apagó de pronto, un beso suave y tranquilo la había silenciado, reclamando el fresco y dulce sabor de sus labios.

* No temas, Sakura, no a mi. . . Solo confía y déjate llevar. *

Le dijo él, mientras llenaba de pequeños besos el sensible cuello de su hermana menor.

El chico no pudo resistir la tentación que lo hizo estrujar suavemente y en todo momento el pequeño par de senos que poseía la card master. Así, suaves jadeos fueron la recompensa que poco tardó en obtener el mayor de los Kinomoto.

Más nada comparado al placer que recibió la chica cuando el muchacho escondió la cabeza entre sus piernas, para empezar un juego que las palabras "morboso y delicioso" describían apenas la mitad de lo que ambos hermanos sentían en aquel momento.

Sakura tuvo que morder su labio inferior para no gritar de placer.

La lengua de su querido hermano se deslizaba de forma variante e intranquila por sus labios vaginales, separando estos e introduciéndose en ella cuanto más podía.

La joven no podía describir exactamente lo que sentía en ese momento; cosquillas que la ponían nerviosa, pero que no le causaban la menor risa, sino más bien la necesidad de emitir sonoros suspiros y sonidos, como rogando por más de aquella sensación, misma que se volvió insoportable desde hacia un rato y que la hizo apretar los dientes con fuerza, deseando que esto no terminara, haciéndola estallar de emoción y cansancio, gritando el nombre de su hermano al tiempo que su piel interna se tensaba, palpitando, deseosa de un poco más.

* Oh, Toya. *

Sakura emitió, con dulce cansancio, el nombre de su amado; su pecho subiendo y bajando rápidamente por causa de su agitada respiración y sus lindos ojos miel clavados en el joven que la acompañaba.

Ella se sonrojó nuevamente.

Nunca había visto a Toya tan apuesto como ahora, a pesar de que siempre pensó que lo era, sin embargo, ahora. . .

- Lo veo tan encantador, tan irresistible. . . lo deseo tanto.-

Pensaba la chiquilla; su corazón palpitando alocado.

La que alguna vez fue la cazadora de cartas, se hallaba hundida en un trance erótico que desbordaba su pasión por su hermano, un hermoso trance sin duda, que fue roto tan solo por un delicioso cosquilleo que la chica sintiera en la entrada de su vagina.

Él le separó las piernas, su virilidad apuntando a su tierna vagina. Toya frotaba con suavidad la punta de su pene y, con cuidado, separó tranquilamente los pliegues de la flor que se abrió gustosa para él; muy pero muy despacio fue introduciendo su pene, ella solo se mordía sus labios y gemía, la humedad de su intimidad ayudó a que el miembro de su hermano se hundiera más fácilmente.

Así, el muchacho penetró con cuidado y paciencia en el cuerpo de su hermana, sin retroceder en el vaivén que vino después.

Sakura arqueó un poco la espalda, le gustaba lo que sentía, independientemente de la incomodidad y cierto fastidio de soportar a un intruso duro y grande que se alojaba dentro suyo.

* Ooohhh!!, onii-san. *

La pequeña curveó los labios en señal de dolor; algo en su interior se desgarraba por la presión que ejercía la espina del moreno.

* Tranquila, Sakura, ya falta poco. *

Lo escuchó decir con preocupación en su grave voz.

Era doloroso y quería que terminara lo más pronto posible, pero por su amado hermano soportaría lo que fuera.

Sakura se abrazó con fuerza al cuerpo de Toya, entregándose por completo, soportando el dolor, más pareciera que dicho dolor traía consigo al placer, pues pasado un rato todo era gozo para la joven, quien se movía inquieta bajo el cuerpo de su compañero, que seguía penetrándola con suavidad y cuidado.

* Me gustas, chiquita mía, te quiero tanto. *

Fueron las sinceras palabras del mayor de los Kinomoto.

Y ella lo miró embelesada, sus mejillas envueltas en rosa, sus ojos claros clavados en el rostro del hombre que le hacia el amor por vez primera.

* Yo también te quiero, hermano. *

Entonces, un nuevo beso surgió entre los amantes, uno más profundo y cargado de pasión; sus lenguas, entrelazándose amorosamente, y tan solo los gemidos que se hacían cada vez más constantes y fuertes pudieron hacerlos separar sus labios.

Un delicioso cosquilleo recorría la intimidad de la chica, era el esperado resultado de la constante fricción entre los sexos de los hermanos.

Con cada embestida ella enterraba más y más sus uñas en la espalda del muchacho, el placer fue aumentando para ambos; Toya aumentó el ritmo de sus movimientos, el sudor de ambos cuerpos recorriéndolos, mientras los gemidos de la pequeña Sakura le daban ánimos para seguir con mas fuerza en sus penetraciones. De seguir así, pronto llegarían al éxtasis.

* ¿Te gusta, amor?. *

* Si. me gusta, me gusta mucho, hermano. *

* Te adoro, princesa, te amo. *

Sakura gritó el nombre de su amante al momento de sentir como sus músculos vaginales se tensaban y poco después se contraían, liberando un sutil choque eléctrico que la recorrió entera.

El primer orgasmo de su vida venía de la mano de su hermano, un lindo e inolvidable regalo, sin duda.

Toya, por su parte, disfrutaba de los deliciosos apretones que la pequeña y estrecha vagina ejercía sobre su grueso pene.

Sonrió lujurioso en medio del placer, deslizando su espina fuera de la tierna flor de la joven, tan solo para derramar su esencia en el exterior del sexo femenino.

Y allí se encontraban los hermanos, mirándose sin siquiera poder parpadear.

¿Qué había sido todo eso?, ¡¡ por Kami, eran hermanos !!, y ni siquiera les importó.

Se besaron por largo rato, aun desnudos sobre la cama, acariciándose como los amantes deseosos de amor y placer que en realidad eran.

A partir de ahora podrían ser la pareja de enamorados que, en secreto, deseaban ser.

Ya no más dos hermanos que fingen llevarse mal tan solo para ocultar lo que en realidad sienten el uno por el otro.

No necesitaban palabras para acordarlo, con los besos prohibidos que no paraban de compartir. . . era suficiente.

Sin finalizar.

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Segun yo. . . ya habia publicado este fic, pero no estoy segura ¬¬'. . . ¿lo borraron?. No sé.

Bueno, no pensaba escribir algo más sobre los hermanos Kinomoto, pero cierta personita me indujo a hacerlo, además, sinceramente, tenía muchas ganas de esto, jajajaja.

¿Qué tal?, fuertecito, pero no tanto. Esta pareja me gusta mucho, a pesar de su lazo fraternal. La verdad, aquí entre nosotros, la pareja me causa algo de morbo y no lo puedo evitar, en fin. . . que pronto habrá algo más que para muchos será una atrevimiento y para algunos más, una verdadera ternura.

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Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI. Y es material de Fallen angel.

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño, y una falta de respeto para ustedes y para mí.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.

Totalizado el 17 de Julio de 2006.

La dama del Hentai: Maeda Ai.

Por razones de tiempo. . .

NO escribo:

Continuaciones de fanfictions.

Fanfictions a petición.

Crossovers.

—— No presto mis Fanfictions. ——

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