Hola chicas!

Bueno, esta vez vengo con nueva historia y además volviendo a los orígenes. Hace mucho tiempo que no escribía de un Edward vampiro, pero a mi hermana de sangre jejeje se le ocurrió una idea y bueno pues la hemos escrito. Ella nunca había escrito sobre la saga de crepúsculo. Sin embargo, creo que la idea que tuvo fue buenísima. Ella la compartió conmigo y entre las dos la hemos hecho posible. Espero que nos deis esta oportunidad a nosotras dos juntas. Muchas me leéis a mi sola en muchos de mis tantos fics y bueno espero que esta idea os atraiga tanto o más.

Las actus serán los Lunes.

La historia esta registrada. NO al plagio

Gracias a todas las lectoras que me seguís siempre. Espero una vez más emocionaros, haceros reír o lo que os proboque este fic. Kiss. Desam.

No hay prologo, la historia empieza desde el capitulo uno, solo una pequeña intro.


Los actos de grandeza solo se reconocen, cuando cambian el transcurso de las cosas ¿Que hubiese pasado si hubiesen enfrentado a los Vulturi con lucha? ¿Los Vulturi hicieron daño a mas vampiros? ¿Y si los otros fueran familia de los Cullen?

No todo es lo que parece...

Capitulo uno. Un grito en la noche.

Año-1918.

Carlisle se encontraba trabajando en el hospital a altas horas de la noche. Dentro de su fuero interno discurría un gran dilema, estaba solo y llevaba así mucho tiempo. Era su oportunidad de encontrar un compañero. Tenía la posibilidad de hacerlo, con los gemelos del ala oeste, pero… ¿con cual?

El frágil y gentil Edward o el inquieto Chase. La madre de los chicos, le pidió en su último aliento que hiciera algo por ellos, pero si lo hacía... ¿que seria lo correcto, uno o los dos? Después de dos largas horas recorriendo su estudio, la chimenea ya consumía las últimas ramas que había echado y entre sus manos, llevaba su segunda taza. Esta contenía un líquido de un rojo intenso. Mientras seguía caminando por la sala, llegó a la conclusión de que convertir a los dos, era lo mejor, así se tendrían el uno al otro.

Con todo el sigilo con el que fue capaz, trasportó a los muchachos a su casa. Su hogar estaba bastante cerca del hospital. Por unas viejas calles adoquinadas, las luces de los faroles prácticamente no se veían, eso era buena señal, así no habría miradas intrusas durante su recorrido. Al llegar a su edificio algo destartalado, y con las paredes desconchadas debido a lo mal que estaba todo en aquellos momentos, suspiró y rezó para que nadie oyera nada.

Entró rápidamente en casa para no ser visto. Era un piso pequeño de dos dormitorios, un comedor, equipado con un simple y desgastado sofá color caoba, con las patas retorcidas y un cojín celeste de plumas, situado en el brazo izquierdo. Había una pequeña mesa con tres sillas de alto respaldo, tapizadas en beige y la pequeña ventana que enfocaba las antiguas vías del ferrocarril.

Colocó al más débil en el sofá y fue con el otro a la habitación de invitados. Lo único que contenía, era una vieja cómoda y la cama de cuerpo y medio. Dejó al chico en la cama y fue al comedor a atender primero a Edward.

-No sufras, muchacho. Todo pasará en tres días -Le dijo al oído, pensando en lo que él había pasado en su momento. Tomó su mano y le dio un pequeño, pero acertado mordisco. Acto seguido entró en la habitación.

-¿Qué ha pasado? ¿Qué le has hecho a mi hermano? monstruo inmundo…

-¡Vaya! creo que no estabas tan mal como creía. Verás, tu hermano se esta muriendo y esto, es lo único que puedo hacer para ayudarlo.- Apuntó el médico.

Se quedó observando al muchacho. Tenía unos intensos ojos azules, su rostro era claro, pero con un intenso brillo. Tenía el pelo color bronce, pero la ira que había en su mirada, fue lo que mas le impactó.

-No te acerques a mí, o te arrancare las tripas. Seas lo que seas…- Podría estar asustado, pero prefería sacar su ira para amenazarlo.

-Pobre muchacho, ya no sabes lo que dices. Deliras y crees que has visto lo que no es.- Carlisle estaba lleno de paciencia y aquello dejó al muchacho descolocado.

-¿Lo que no es? Creo que se perfectamente lo que he visto. Nos has arrastrado hasta aquí desde el hospital, nos has encerrado en tu cochambrosa casa, para hacer no se que rollo satánico que practiques. Lo has hecho con él, y ahora quieres hacerlo conmigo.- Carlisle negaba con la cabeza, mientras escuchaba las acusaciones que hacia sobre él.

-No te confundas jovencito. Yo solo hice lo que pensaba que era mejor para vosotros, pero veo que contigo me he equivocado.

-¿Equivocado? Dices equivocado… ¿En que te has equivocado, en que pensaste que estaba moribundo y podrías hacer con mi cuerpo lo que quisieras? ¡Pues no! No tocarás nada de mí.

-Está bien, Chase. No me acercare a ti, y ahora si me disculpas… tengo que atender a Edward.-

Se dio la vuelta y caminó con paso energético hasta el sofá. Chase se incorporó de la cama, y fue a duras penas hasta donde se encontraba su hermano, el cual se retorcía violentamente y daba fuertes chillidos de dolor.

-¿Que le pasa, que le has hecho engendro de Satanás?- Chase estaba malhumorado y sus ojos parecían salirse de sus órbitas mientras gritaba al doctor y miraba a su hermano.

-Salvarlo únicamente. Eso en un par de días, estará bien. Francamente estará mejor que tú. Será más fuerte, más hábil y más rápido. Nada, ni nadie, le harán enfermar.

-Tú estás loco. Aléjate de él. Aléjate de mí.

Carlisle hizo lo que el muchacho le pidió. Se marchó al hospital, y no regresó hasta dos días después. Mientras en el discurso de esos dos días, Edward gritaba y se retorcía. Chase le limpiaba el sudor y cuidaba de él como podía, pero Carlisle volvió y Edward despertó.

-¡Que! ¿Como va?- Preguntó el médico cuando entró al comedor.

-No lo sé, hace un rato que esta callado y quieto. Ni siquiera se mueve.- Chase miraba a su hermano con preocupación.

-Eso es buena señal. Significa que todo ha terminado.- Carlisle se frotó su barbilla.

-¡Terminado! ¿El que ha terminado? ¡Tú lo has matado!- Chase gritaba mientras decía aquellas palabras. Realmente estaba preocupado por su hermano gemelo.

-No esta muerto, simplemente ahora es otro.

-Hambre.- La suave voz de Edward, se escuchó en la sala.

-¿Cómo, ha dicho algo?- Chase miraba a Carlisle algo incrédulo.

-Si, ha dicho que tiene hambre. Yo en tu lugar me alejaría de él. Ahora no es seguro para ti.

-Tú estás mal. ¿Como no va a ser seguro para mi?- Lo miró intensamente.- Que es mi hermano.- Se quejó el joven.

-Es tu hermano…- Carlisle habló lento y tranquilo.- Pero es un vampiro- Vio el movimiento de Edward y Carlisle gritó !ALÉJATE! mirando a Chase.

Demasiado tarde. Edward se había abalanzado sobre su presa a una velocidad sobrenatural. Bebía la sangre de su hermano. Notaba como su cuerpo se hacia más y más fuerte conforme se alimentaba. Carlisle se lo quitó de las manos e hizo lo que pudo con él. Mientras, veía como poco a poco los ojos del muchacho se iban apagando y los del otro le pedían más.

"¿Que me has hecho? después de lo que he hecho por ti… ¿como me haces esto? Me estás matando."

Eso fue lo último que se le pasó por la mente a Chase antes de desvanecerse.

Tres días es lo que tardó en despertar, pero todo era diferente. Algo había cambiado. Notaba una quemazón en la garganta y sed, mucha sed. Los ruidos de su alrededor, eran muy intensos. Escuchaba la voz de su hermano el la sala de al lado, pero era como si estuviera en el mismo dormitorio a escasos centímetros.

-¿Y que le digo? Lo siento hermanito, no era mi intención. Tenia hambre y tu estabas hay y pensé… ¡Vaya que suerte, carne fresca!- Dijo levantando las manos al aire- Venga ya no querrá escucharme. Es más, yo no lo escucharía.

Carlisle se acercó despacio a Edward y habló tranquilamente. Las manos en los bolsillos y la mirada fija en sus ojos.

-Vamos, Edward. No seas así, no te castigues a ti mismo. Yo hablaré con él. Lo entenderá, ya lo verás.

-¿Entenderlo?- Preguntó Edward aún exaltado.- Esto es de locos.-Puntualizó.- Somos vampiros y vegetarianos. Además, que quieres que entienda ¿oso o mapache?- Edward seguía con un tono bastante burlón en ese momento.- Tú eliges colega.- Señaló la habitación donde estaba su gemelo.

- Oh.- Exclamó Carlisle ante sus palabras.- Si que es bastante variopinto tu punto de vista.- Se descojonó mientras lo decía.

-Pues ya me dirás lo que piensas hacer. Chase es bastante radical con sus ideas y siempre lo ha sido.-Agregó.- Lo tienes bastante difícil, si pretendes hacerlo entrar en razón.

-Hablaré con él nada más despierte.- Carlisle lo miró ahora duramente.- Acostúmbrate a lo que eres.

-Vampiro- Comentó Edward mientras miraba la sala.- Conque eso es lo que soy.- Miró a Carlisle.- Lo que somos.- Señaló a la habitación y después a él.- Unos mugrientos y asquerosos chupa sangres, y encima con dieta a base de mapaches. ¡Por dios! ¿Pero en que mundo vivo?- Preguntó furioso.- Si es que se puede decir que estoy vivo.

-Shhht….- Carlisle se llevó el dedo a la boca en gesto de silencio.- Calla, Edward. Me parece que el proceso ha finalizado.

Mientras tanto, en la habitación, donde se encontraba Chase se escuchó como dos sillas se movían y dos pares de pisadas se acercaban hacia la puerta.

-Chase ¿estás bien?-Era la voz de Edward ¿pero que le pasaba? ¿Por qué parecía que hablara con música? Él siempre había sido muy seco al hablar.

-Deja, Edward, déjame a mi.- Chase escuchó otra voz detrás de la puerta.- Hijo ¿como te encuentras?- Carlisle esperó una respuesta, mientras abría la puerta y miraba a Chase.

-¿Hijo?.- Preguntó Chase.- Yo no soy tu hijo, es más, yo ya no se siquiera lo que soy. -Se miró las manos y no sabía si eran las suyas. Las veía fuertes y de un color diferente.

Chase miró a su hermano ¿Qué le había pasado? Era blanco como el mármol, sus brazos y torso estaban más definidos. Marcaba pecho bajo esa camiseta color caqui y sus ojos eran de un rojo intenso. Carlisle se sentó a su lado y empezó a soltarle un largo discurso.

-Yo nací…- Chase lo interrumpió.

-Y a mí que me importa donde naciste.- Dijo Chase cabreado y perdiendo el hilo de lo que decía Carlisle.

-Entonces me mordió y me escondí.- Carlisle sabía que no le estaba prestando mucha atención.

-No se podía haber podrido como las patatas.- Dijo hacía su camiseta.

-Entonces… nadé.- Carlisle miró a Chase para ver si se había enterado de algo.

-Qué pena que no se hubiese ahogado. – Le dijo mirándolo con sarcasmo.

-Y en Italia conocí a los Vulturi.

-Los Vulturi, suena a comida italiana ¿qué tal sabrá?- Chase no dejaba de hablar para él mismo.

-Volví y me dedique a la medicina.

-Querrá decir a la asesinicina.- Chase se tocó al barbilla y miró el techo.

-Y ahora, estáis vosotros ¿qué opinas de todo esto?- Carlisle miró con duda a Chase.

-Eee… verás, si te soy sincero… estaba pensando es otra cosa y no me ha quedado muy claro lo que has dicho, pero bueno déjame solo que necesito pensar.

Después de dos o tres horas en aquella habitación, Chase, se miró al espejo y se dio cuenta de que ya no era él y Edward, ya no era Edward. Así que decidió que no podía quedarse. Tenía que marcharse lejos. No sabía dónde, pero tenía claro que tenía que ser lejos y sin despedidas, porque ya no tenía ningún hermano del que despedirse.

Chase cogió sus pocas cosas y salió por la ventana. Estuvo deambulando durante días sin ningún rumbo. El tiempo fue y volvió sin nada importante que él pudiera coger, hasta que encontró a la persona que le hizo compañía.


Pues nada, el capi uno ya est a subido... asi que si os ha gustado ya sabeis dadle al botoncito verde... nos vemos la semana que viene.

Patri: Hola jejej bueno... yo tambien soy madre y tambien me ocupa mucho tiempo, tu tranquila... mi nombre es Desamparados. Es un nombre Velanciano... de la virgen de los desamparados. Soy de España... Valencia... jejejej y en unos dias empezamos aqui las fallas... jejeje y bueno gracias por tus palabras en el fic de asesino a sueldo. Espero verte por este fic también un besazo wapa y muchas gracias por tus palabras.