Ningún personaje de Saint Seiya me pertenece, son propiedad de Masami Kurumada y en algunos casos de Shiori Teshirogi.
Milo salió de su casa,sentía que si seguía ahí pronto la sensación de ahogo que lo invadía terminaría matándolo. Caminó hacia donde vivía Camus, estaba un poco lejos y tal vez era mejor tomar algún transporte pero quería caminar para relajarse.
Por petición de su padre Milo y Aiacos habían subido al ático a hacer un poco de limpieza, mientras eso pasaba sus padres habían salido de compras. Muy pocas veces ambos habían estado tanto tiempo juntos sin que comenzaran a discutir, incluso se podría decir que estaban disfrutando de ese "tiempo de hermanos".
Dentro de esa confianza que ambos se tenían en esos momentos Aiacos detuvo su trabajo de quitar todas las telarañas y miró a su hermano.
-Milo... - dijo - tengo algo que decirte.
- ¿Qué pasa? - Milo preguntó al ver el rostro serio de Aiacos.
-He estado pensando y hablando con Violate sobre el que ella quiere que me mude a su departamento.
Milo se quedó callado después de eso, estaba sorprendido; salió de la casa con la patética excusa de que buscaría algo para comer. En esos momentos se encontraba caminando hacia la casa de su mejor amigo buscando algo de apoyo, a pesar de que Camus no era el tipo de persona que daba apoyo, al menos Milo sabia que su amigo lo escucharía.
El no saber que pensar o sentir era lo que más lo atormentaba, tal vez era debido a que desde desde que era niño tenía la idea de que su familia siempre estaría unida, o al menos él y Aiacos lo estarían. Se sentía triste al pensar en que existía la posibilidad de perder a su hermano, tal vez no era tan grave pero para Milo era importante la forma en la que su vida tenía cierto orden: vivía con sus padre, su hermano estaba cerca y sabía que contaba con él y tenia amigos que también vivían a su alrededor; el que Aiacos quisiera salirse de la perfecta ecuación de Milo hacia las cosas más difíciles.
No era la primera vez que eso pasaba, Aiacos había querido mudarse con Minos apenas ambos cumplieron 18 pero, para alivio de Milo, Kardia había convencido a su primogénito de que era demasiado pronto además de que aunque no lo admitiera Aiacos no quería separarse de su familia; dos años después la idea de una mudanza fue de Milo pero en esta ocasión fue detenido por Aiacos que lo convenció de no hacerlo con el hecho de que mientras siguieran viviendo con sus padres se librarían de cosas como pagar renta.
El que ahora Aiacos quisiera avanzar en su vida y su relación con su novia no era algo que debiera de molestar a Milo, sin embargo le molestaba; no tenia nada en contra de Violate, la chica le pareció simpática a los 10 minutos de conocerla, y tenía casi siete años de relación con su hermano, por lo que no era nada de otro mundo el que ambos quisieran dar el siguiente paso.
Milo caminaba más rápido sin darse cuenta, su mente estaba en conflicto y sus pies sólo recorrían el camino que se sabían de memoria. Se detuvo enfrente de un pequeño parque; al mirar el lugar no pudo evitar entrar en él, era donde Aiacos y él solían jugar.
Se sentó en uno de los columpios y comenzó a mecerse suavemente, al estar ahí varios recuerdos de su niñez se le vinieron a la mente. Una parte de él sintió una gran tristeza por lo que sucedía y la otra se alegraba por su hermano.
Una fría brisa se encargó de sacarlo de sus pensamientos, al mirar a su alrededor Milo notó que estaba solo por lo que decidió irse.
Para cuando llegó a la casa de Camus ya había oscurecido. Estaba a punto de tocar el timbre pero recordó que el seguro de la puerta no funcionaba y decidió entrar como si nada. El lugar estaba sospechosamente silencioso; Milo se asomó a la sala y se sorprendió al no ver a nadie.
Caminó lentamente hacia la cocina, conforme se acercaba escuchaba ruidos provenientes de ahí.
Comenzó a abrir la puerta de la cocina mientras se asomaba por ella. Al abrirla vio a alguien de espaldas.
- ¿Pero qué...?
Cuando escuchó la puerta a sus espaldas abrirse, Shura se volteó y comenzó a gritar al sorprenderse de ver a Milo; al escuchar el grito Milo también empezó a gritar.
- ¿Qué rayos te pasa Milo? Casi me matas del susto - dijo Shura llevándose una mano al pecho.
- ¿Qué me pasa a mi? ¿Qué te pasa a ti?
-Nada, sólo me espantaste.
Milo iba a acercarse a Shura pero al ver que tenía un cuchillo y su mandil estaba manchado de algún liquido rojo se detuvo.
- ¿Qué...? - Milo se alejó lentamente de su amigo.
- ¿Pasa algo? - al ver que Milo veía su mandil y cuchillo se apresuró a explicar- sólo estoy cocinando.
- ¿Y de qué estas manchado?
- Mermelada de fresa.
- ¿Cómo entraste?
- De la misma forma que tu supongo, la puerta no tiene seguro - Shura alzó los hombros.
- ¿Por qué cocinas aquí?
- Le preparo un postre a Shaka.
- ¿Por qué?
- ¿Qué quieres Milo? - Shura estaba cansado de la conversión.
- ¿Dónde están todos?
- Afrodita estará en la escuela hasta tarde, Death Mask salió pero no me dijo a donde, los primos fueron a buscar algo para comer y Camus está en su cuarto.
- Bien - Milo salió de la cocina rumbo al cuarto de Camus dejando a Shura aliviado porque ya no escucharía más preguntas.
Al llegar a la habitación de Camus, Milo entró como si fuera suya; vio a su amigo sentado en su escritorio y se acercó a él.
- Camus, tengo un problema- Milo se acostó en la cama- Aiacos se quiere mudar. Sé que no debería de impedirlo o que realmente mi opinión sobre esto no importa, pero estoy tan acostumbrado a vivir de una forma que no me imagino como serían las cosas si algo cambiara.
Ante el silencio de Camus, Milo continuo su discurso.
- Tengo miedo Camus. ¿Qué tal si después Aiacos ya no quiete hablarme? O que tal si este sólo es el inicio para que mi familia se separe... - Milo se llevó las manos a la cara - aunque por otro lado tal vez tenga que dejar que esto pase... supongo que es parte de crecer.
Como respuesta al comentario de Milo, Camus sólo se aclaró la garganta y comenzó a mover la cabeza.
- Tienes razón Camus, es hora de dejar ir algunas cosas.
Milo se levantó de la cama y salió corriendo de la habitación. Al escuchar la puerta de su cuarto cerrarse violentamente Camus levantó la cabeza y se quitó uno de sus audífonos.
- Que raro - dijo antes de regresar a sus estudios - por un momento creí escuchar mi puerta.
En la planta baja, Milo corrió hacia la puerta de salida y justo antes llegar a la mitad del jardín delantero chocó con Aiacos.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Milo sobándose la cabeza por el golpe.
- Vine a buscarte, tonto - Aiacos también se sobaba - estaba preocupado, Milo, siento que la forma en la que te dije la noticia no fue la correcta y me disculpo por...
- Espera, Aiacos, yo debo disculparme. No reaccioné bien, debí haberte dicho que estoy feliz por eso, por que decidas avanzar en tu relación, y que tienes mi apoyo en lo que hagas.
- ¿Enserio, Milo? - preguntó Aiacos con un nudo en la garganta.
- Sí, ahora entiendo que lo mejor que puedo hacer por ti es apoyarte y no debo de pensar sólo en mi felicidad, sino también en la de mi familia.
- Déjame decirte que eso fue muy cursi, Milo - dijo Aiacos antes de abrazar a su hermano.
Mientras ambos hermanos se abrazaban Shura salía de la casa, al encontrarse la escena sólo pudo sonreír mientras le tomaba una foto a ambos con la esperanza de poder chantajear a Milo en el futuro.
COMENTARIOS:
Gracias por leer.
Como había dicho hace muchos meses quería expandir este universo que comenzó con mis historias navideñas; no había tenido tiempo de publicar alguna historia hasta ahora y como tardé tanto en actualizar decidí hacer un pequeño especial sobre los hermanos.
Espero que la historia fuera de su agrado.
Buen día.
