Capítulo 1: princesa.

-O sea Leo ya me tiene harta la vieja esa que trajiste – gruño Teodora tronando los dedos – o le dices que le vaya bajando dos rayitas o hasta aquí llegamos – dio un zapatazo en el piso – no soy su chacha – Leo levanto una ceja ante esto apenas acaba de desmontar y ya le llovían quejas, ¿cómo es que esta es su vida?, cierto robarse a esa chica.

-Escucha Teo – suspiro empujando las riendas en manos de Rosendo que se acercaba como siempre ayudarle – creo habértelo dejado súper clarito desde el principio – la chica solo se encogió de hombros sacando su teléfono y jugando en el – tú me perteneces – la tomo del brazo con brusquedad – y si yo te digo que atiendas a mi invitada lo haces.

-Hay estas lastimándome – jadeo por el agarre que seguramente marcaría su piel de fantasma – ¿no puedes hacer lo tuyo y devolverla? – pregunto curiosa – nunca has tardado tanto.

-Podría si – sonrió soltándola mientras ella sobaba su brazo – pero donde está el chiste – meneo las cejas – ella es la única que se atrevido decirme no, a mí, Teodora, el jodido Charro negro tienes idea de lo que eso me provoca.

-¿Estrés?– empezó a murmurar siguiéndolo por los corredores – ¿Impotencia? ¿Dolor de cabeza? – y estaba flotando.

-Excitación – dijo en su lugar jalándole para que no flotara – te dije que odio que hagas eso – frunció la nariz – camina como todos aquí o juro que voy a quemarte los pies – Teodora frunció la nariz molesta pero asintió de mala gana, no era un juego Leo había no quemado sus pies pero si destrozado sus lindos zapatos la primera vez, dijo que era un escarmiento, que si iba a flotar por toda la hacienda no los necesitaba, la próxima vez que la viera hacer eso serían sus pies, aunque Teodora evitaba usar sus poderes frente a él pero a veces se le olvidaba como ahora.

-Si tanto te molesta por que no anulas mi magia – rodo los ojos ella cruzándose de brazos.

-Por la misma razón que no voy a violar a mi invitada – sonrió acercándose a su reserva de botellas y seleccionando una para servirse un trago – porque es más satisfactorio doblegar su voluntad – pokeo su nariz para empezar a reír, Teodora solo desvió la mirada molesta por la actitud de Leo, siempre lo mismo cada vez había menos del pequeño niño que conoció alguna vez – ahora ¿Dónde está ella?

-¿Dónde más? – rodo los ojos – en su habitación negándose a salir – empezó a juguetear con un rizo – por cierto – dijo al verle salir seguramente a buscarla – su nombre es Kubo, que nombre tan rarito – se burló ella pero Leo solo sonrió.

-Es una princesa japonesa mi querida Teodora – dijo con falso cariño – una chica de tu condición no entendería algo así – termino con desdén – ahora asegúrate que la cena este lista, dile a ese inútil que no lo estropee otra vez – le gruño a lo que ella obedeció de muy mala gana.

Teodora solo siguió cambiando por entre los pasillos de aquella hacienda, el cielo tan rojo como la primera vez que llegó ahí, solo había dos colores, el rojo característico y el negro absoluto de la noche, era lo único que necesitaba el agave para crecer y lo único que Leo permitía ahí ni siquiera había lluvia, solo el constante tiempo en ese lugar, en su pedazo de inframundo, atrás quedaron los días donde vio realmente las estaciones, donde podía habitar en el mundo humano, ahora estaba ahí encarcelada con ese estúpido collar alrededor de su cuello como grillete, en este desolado mundo, al lado de Leo, de su mejor amigo viéndole consumirse cada día, parte por parte hasta no quedar nada.

Solo el charro negro.


La luz cegadora y el calor abrazador le hizo salir de su ensoñamiento, como si no fuera suficiente caliente el cuerpo de su raptor, Kubo miro el horrible lugar al que fue traído, durante el secuestro todo paso tan rápido, estando tan distraído y ansioso de conocer a la muerte, una de las divinidades más grandes y omnipresentes por primera vez visitaría esa celebración en años, por lo que Kubo ansiaba conocerlo siempre sintiendo una extraña curiosidad por aquel cuyo trabajo era tomar almas, no es que estuviera celoso, todo Japón conocía su reputación, la simple mención de su nombre causaba tanto pánico que durante años los pueblos enteros le rindieron tributo sin objeción alguna, pero los tiempos cambiaron y de alguna forma el miedo a su divinidad disminuyo, Kubo decidió mostrar entonces lo que pasaba cuando era ignorado, el pueblo japonés lo llamo tsunami el solo diversión y en el dolor del pueblo los dioses volvieron a ser redimidos, entonces la muerte se enteró y mostró insatisfecho por esto, porque muchas vidas inocentes se perdieron por su berrinche y le advirtió sobre límites, Kubo quiso refunfuñar sobre esto pero su abuelo le advirtió, la muerte era un ser único, tan poderoso que se rumoraba estaría aquí al final, cuando los mundos cayeran y toda vida se extinguiera la muerte seguiría aquí, sola en la basta nada.

Por lo que era muy respetada, entonces Kubo pensó que podría hacer las "paces" o al menos volver a estar en su gusto, se rumoraba que la muerte había tomado gusto por un humano de finas facciones tanto que lo tomo como su compañero de momento dándole poder inimaginable, y el poder era una de las debilidades de Kubo, impresiónalo se dijo, muéstrale algo mucho mejor que ese humano aburrido y obtener la libertar de hacer en el mundo tu voluntad, entonces un enorme corcel se apareció y un sujeto lo tomo con el llevándolo a ese horrible, horrible mundo.

Un largo campo de plantas extrañas se extendían mientras pasaban, Kubo noto como el cielo era rojizo degradándose como el atardecer, el aroma azufre en el aire y la peste a oscuridad rodeándolo todo, esto era inaudito, el rodeado de tanta infamia, era una suerte que fuera una deidad mayor o seguramente estar aquí lo contaminaría.

El caballo se detuvo entonces y su captor bajo de este para después extender los brazos a él, se negó si bien había estado tranquilo todo el trayecto no permitiría que ese siguiera tocándolo, pero el hombre tenía otros planes por lo que le bajo a la fuerza.

-Está furiosa la fierecita patrón- dijo un horrible hombre con dientes chuecos y una cicatriz en su ojo derecho, aquel que apareció para tomar las riendas del corcel, Kubo frunció la nariz en su dirección indagado por sus palabras.

-No es para menos Rosendo acabo de robarla de su palacio- se burló su captor- ahora si me disculpas la princesa y yo tenemos asuntos pendientes - y diciendo eso lo jalo a la fuerza entre los pasillos de aquel lugar, su morada supuso, una muy pobre y deprimente, Kubo sabía que entre ellos el idioma era universal, todos los dioses podían hablar cualquier idioma entenderlo, lamentablemente había ciertos regionalismos o casos que eran imposibles de entender por eso cuando su captor empezó a llamarlo como una ella no lo entendió, pero definitivamente se sintió muy ofendido de ser tratado como una princesa - Ahora chiquita - dijo el hombre tras empujarlo a una habitación- sabrás lo que es bueno - y Kubo fue lanzado contra una cama, de sabanas negras como la noche confundido tardíamente reconoció lo que estaba pasando, el hombre se había empezado a quitar su saco negro y subido sobre el para intentar besarlo, Kubo lo empujo negando, esto era indignante y cuando las manos de aquel ser inferior trataron de quitarle su faja toqueteando su trasero en el intento soltó un grito furioso.

Hasta aquí, él no tenía su espada o armadura, vestía de gala y en definitiva no pensó que necesitaría luchar pero no por eso era menos indefenso, si fue llevado hasta aquí y empujado a esa cama fue por que Kubo estaba distraído pero ya tuvo suficiente el partiría a esa escoria con un rayo y luego quemaría su estúpida casa hasta las cenizas, su ojos brillaron con un peligroso brillo fantasmal, su captor no sabía lo cerca que estuvo de convertirse en cenizas, cuando la labios de este se posaron con los suyos, hubo sorpresa, la ira se reemplazó con miedo, angustia, confusión y un mil de menciones que le hicieron olvidar su decisión, el hombre sobre él sonrió entonces le miro tan satisfecho por lo logrado que volvió a empujar para besarle otra vez y su lengua se coló dentro hundiéndose y saboreando lo dulce de esta, una mano empezó a subir por su pierna, sintió el ardiente toque en su piel reaccionando, Kubo mordió el labio de su atacante con fuerza satisfecho de ver la ira en este, el hombre levantó una mano entonces listo para golpearlo, pero Kubo no tuvo miedo alguno se mantuvo firme con determinación en su mirada incitándole, tetándole a hacer algo, el sujeto sonrió noto su altanería y una pequeña sonrisa satisfecha adorno su rostro.

-Tienes agallas princesa - dijo como si fuera un cumplido limpiándose la sangre que brotaba de su labio- te voy a dar eso, pero si vuelves a hacerlo -su sonrisa se borró entonces pero Kubo no mostró miedo - no seré tan amable- acaricio entonces su mejilla a lo que Kubo huyo de su tacto- no cariño no te pongas así, negó a la fuerza no están divertido, no con alguien como tú - bromeo bajándose de encima - dejaremos esto aquí porque serás tú quien vendrá suplicándome porque te tome - le guiño un ojo- mientras ponte cómoda princesa- termino para salir de la habitación.

Kubo frunció la nariz, este tipo creía que podía mantenerlo ahí encerrado, debía ser una broma, de hecho si no lo había matado aun fue porque le pareció interesante, primero tuvo la audacia de secuestrarlo, luego intento tomarlo y ahora el muy arrogante pensó que podría hacerle suplicar su presencia, reprimió el impulso de reír, este pobre infeliz demonio de pacotilla era muy divertido, si el lugar apestaba horriblemente pero se quedaría un poco más sólo por curiosidad.

-¡Teo!- grito Leo caminando pos su hacienda sus pasos resonaron por las paredes por sus espuelas al golpear con el suelo - Teo carajo mujer ¿dónde estás?

-O sea a mí no me grites - dijo la chica apareciendo tras una puerta con su peculiar zapateo de tacones - no soy uno de tus achichincles.

-Cállate - le gruño a lo que la joven lucio ofendida- ahora has algo útil y prepara el baño para nuestra invitada debe estar muy cansada del largo viaje.

-Ya te lo eh dicho no soy tu chacha- le ignoro cruzándose de brazos - además prometiste que no traerías aquí a otra de tus amiguitas - dijo con sarcasmo- no desde la última vez - chasqueo la lengua.

-Eso a ti te vale madres - le gruño - ahora ve y prepara ese baño.

-Si querías una chacha de viste conservar a Xóchitl que yo no haré eso - se giró molesta.

-¡Estoy harto de tu actitud! - grito jalando la del brazo y levantando un mano - quieres acompañar a Xóchitl bien te ayudare con eso - gruño listo para abofetearla cuando un ruido de alguien entrando lo interrumpió.

-Hey Leo volviste - dijo el albrije feliz - ¿me trajiste algo?- pregunto curioso hasta que noto la escena - ¿está todo bien?

-¿La cena esta lista? - Preguntó Leo en su lugar lanzando a Teodora a un lado.

-Si - aplaudió - ahora si me supere.

-Bien pon otro plato tenemos una invitada – ordeno para empezar a marcharse.

-Genial no hemos tenido invitados en años y adiós Leo - dijo feliz y luego se fijó en la chica con preocupación - ¿estás bien Teo? – estiro una mano para ayudarle.

-Si no me toques - bufo levantándose sola - debería envenenar su bebida.

-No seas así Teo - dijo el alebrije con un puchero - la última vez no funciono - la chica suspiro asintiendo recordando que nada parecía matar solo molestar a su "amigo" - te ayudo a preparar el baño.

-Gracias alebrije eres el único sensato aquí, aparte de mi obviamente- dijo con una suave sonrisa - ahora iré a buscar a la nueva zorra que trajo Leo - dijo de mal humor y camino hasta la habitación donde sabia estaba.

Kubo está revisando la pobre habitación, notando que todo lucia muy antiguo, incluso para el cuyo castillo era tradicional esto era viejo, solo una cama, dos mesitas de noche a cada lado, un viejo ropero con vestido coloridos y horrendos, un tocador al menos el espejo era grande y hermoso y una ventana desde donde se podía ver lo árido que era ese mundo, ni un solo árbol, ni las extrañas plantas del sembradío solo tierra seca hasta donde llegaba la vista, esto sería una tortura, al menos la cama era cómoda.

Alguien llamo a la puerta entonces, le dejo pasar viendo a la joven criada, una doncella de cabello rojizo como el fuego, algo inusual para el por lo que le dio curiosidad, le daba cierta belleza a la joven y eso le agrado, su vestido era algo corto y definitivamente moderno de color rosa con una chaqueta morada sin botones, lo que más le llamo la atención y que definitivamente no iba con su atuendo fue el extraño collar en su cuello uno muy peculiar debido a la fuerza que emanaba, la chica no parecía saberlo dado que tenía algo tan valioso a simple vista, por lo demás iba demasiado elegante para una sirvienta, por lo que esta debía ser una doncella.

-O sea el baño está listo, digo si quiere me da igual- dijo ella aburrida, y Kubo entendió que esta era su doncella personal, bueno en su castillo tenia al menos cinco pero podría sobrevivir con esta, así que asintió y la chica lo guio hasta un espacioso baño, había una pequeña ventana y una enorme tina que más bien parecía una pila de agua, llena de lo que parecía ser agua caliente, haciendo una mueca de desagrado se resignó a tomarlo, el agua lucia bien y dudaba que fuera tan buena y pura como a lo que estaba acostumbrado pero al menos no estaba llena de esa peste inmunda, el agua aquí parecía ser lo único puro y realmente necesita lavarse la presencia que su secuestrador dejo sobre él, así que Kubo levanto los brazos y espero a que la doncella le quitara la ropa pero esta no se movió.

-¿Vas ayudarme?- preguntó mirando que estaba jugando en un celular, esto era un insulto alguien debía castigarla.

-¿Que no puedes desvestirte sola?- pregunto con una ceja levantada pues ya iba a marcharse cuando se distrajo en su teléfono - no soy tu...

-Teo - grito alebrije entrando con otra cubeta de agua caliente - escuchaste Rosendo dice que la invitada de Leo es una princesa - dijo animado sin notar al presente - crees que tenga el cabello sedosos como, hey ¿quién es esta?- pregunto al notar a Kubo ahí parado quien levantaba una ceja en su dirección.

-La princesa - rodó los ojos Teodora porque su pregunta fue resuelta, no ella no sabía bañarse sola al parecer- ahora sal alebrije ayudaré a su majestad - dijo sarcástica - en su baño ya que parece no saber hacerlo - Alebrije salió rápidamente soltando escusas y con inclinaciones tontas mientras Teodora guardaba su teléfono - Bien te ayudaré pero no te a costumbres - frunció la nariz y empezó a sacar el complicado traje de la chica, capa tras capa saco sorprendida de que estuviera vestida así y más aún que Leo no le haga cortado tanto trapo encima de una vez, cuando la princesa solo tenía una fina bata la detuvo.

-Puedo tomar desde aquí - dijo Kubo porque no quería que alguien de ese mundo tocara su piel.

-Bien -dijo ella - no quiere que talle su espalda - dijo con sarcasmo.

-Preferiría que no - negó - ahora vete te llamare si te necesito – la despidió con un simple ademan.

Teodora salió pisoteando de ahí molesta por la actitud mimada de esa princesa, Kubo lavo cada parte de su piel se seguro de no dejar mancha alguna y remover el hedor que Leo, como escucho que ese yokai extraño y colorido lo llamo no quedara marca alguna, cuando término llamo a su doncella pero nadie respondió, pensó entonces que tal vez estaba ocupada con algo más por lo que el mismo salió de ahí con una de las batas de su ropa no iba a usar las tollas y regreso a su habitación, al notar que solo había investido horrendo en la cama se negó a usarlo y no salió incluso cuando Teodora le aviso sobre la cena.

Leo se disgustó por eso grito que la trajeran a rastras pero se lo pensó mejor y se dijo que ya saldría cuando tuviera hambre, pero el dios luna no salió en toda la noche.

A la mañana siguiente Leo paseo por su hacienda con aburrimiento con su princesa ahí no tenía ganas de ir a buscar almas incautas, sin embargo noto que la chica seguía sin salir y fue a buscar a Teodora.

-¿Dónde está ella? – pregunto de mal humor.

-Te lo dije Leo no quiere salir – se encogió de hombros sentada en su acostumbrada silla de playa en medio del jardín central, era de los pocos placeres que tenía tomar los inusuales rayos naranja del cielo - ¿de dónde sacaste a esa que esta con una actitud que ni en las lomas? - dijo con desdén levantándose las gafas de sol para mirarlo mejor - me hizo ayudarle a desvestirse.

-Qué bueno hasta que haces algo útil - sonrió acercándose más para taparle el sol y fastidiarla - y por si no lo sabias es la representación de la luna en Japón.

-No inventes wey - dijo con sorpresa setenándose - ¿cómo lograste convencerla de venir?

-Pues veras ni siquiera le pregunte solo la tome y traje aquí – sonrió empujándola de la silla para tirarla y sentarse el.

-¡Hay! – se quejó de ser lanzada así - estas bien pendejo - rodo los ojos hasta que entendió lo que eso significaba – re-pendejo, secuestraste a una princesa, ¿no crees que estas en problemas? – lo cuestiono parándose frente a él cruzada de brazos - sabes que no me importa de esta ni Miguel te salva.

-Awww te importo Teo - dijo en broma - tranquila nada va a pasarme.

-No lo decía por eso wey es que si te matan no tengo un vestido para la fiesta que se va armar después - se burló ella con una sonrisa, Leo levanto una ceja por esto así que la tomo de la cintura para jalarle quedando así la chica sentada en sus piernas.

-También te amo Teodora – dijo burlista el joven inclinándose para besarle más Teo solo ladeo la cabeza y sus labios solo tocaron su mejilla, Leo sonrió por este desaire, ella nunca rehuía a sus muestras de afecto a menos que estuviera molesta por lo que lo dejo pasar, miro a la chica entonces la piel suave y brillante que fue marcada con el dolor, sus ojos opacados por la tristeza al igual que los de el – mi dulce Teodora - llamo Leo descansando su frente en su hombro descubierto, Teo se tensó ante el momento tan íntimo, no había muchos que compartían así y definitivamente no estaba preparada para este, Leo suspiro contra su piel girando la cabeza para mirar su cuello, ahí donde un pequeño collar de ojo de venado se mantenía siempre prendado contrastado mucho con su bikini blanco de diseñador.

-Como sea - dijo ella rompiendo el momento empujando con suavidad a Leo para levantarse y este la dejo - tu princesa no va a salir de ahí, no piensa usar nada de lo que le diste – informo mirando sus uñas para volver a acomodarse sus gafas de sol.

-Hay chingao ¿y que quiere andar desnuda? – dijo en confusión más después de pensarlo mejor sonrió - Sabes que esa es una buena idea.

-Eres un cerdo - rodó los ojos - debe querer de esos trajes raros como el que traía.

-Bien - gruño levantándose para caminar a la entrada - iré a traerle un estúpido vestido de esos - murmuro entre dientes – ¡Rosendo mi caballo! – grito con fuerza a lo que el hombre apareció velozmente con dicho animal.

-¿Enserio? - Dijo sorprendida - y ya que andas de hacendoso tráeme el nuevo perfume chanel n°5 pliss – dijo acercándose haciendo una mueca cuando el tal Rosendo se le quedo viendo debido a su vestimenta.

-Aja – murmuro Leo distraído mientras enrollaba su látigo.

-Y Alebrije quiere de esas trufas bancas rarísimas que no se para que sirven – dijo con su usual tono de voz - pero él insiste que le darán un toque único a su cocina, como si esas cosas hicieran milagros - se burló suavemente.

-Aja - dijo montando su caballo escuchando todo el parloteo de su amiga.

-Y Leo – volvió a decir.

-¿Qué vergas quieres?- dijo furioso de tantos pedidos - no soy tu jodido sirviente.

-Ash contigo solo iba a decirte que tuvieras cuidado – hizo una mueca a lo que Leo la miro confundido - hablo enserio secuestraste una deidad, y deben estar buscándola – remarco levantando sus lentes para mirarlo a los ojos y hacerle entender lo serio que esto era.

-Mi querida Teodora no llores por mí partida que regresare siempre lo hago – dijo con una sonrisa y con eso el charro negro salió de ahí a buscar lo que sea que le hiciera ganar el favor de aquella princesa, aquello que le hiciera bajar la guardia.

Teodora solo lo vio marcharse desapareciendo en su portal de azufre y llamas, soltó un suspiro para negar con la cabeza, Leo solo estaba tomando más y más estúpidas decisiones a este ritmo ni Miguel, ni Quetzalcóatl lo salvarían. Alguien hizo un ruido detrás de ella Rosendo seguía ahí mirándola con lujuria por lo que hizo una mueca de desagrado y volvió a su lugar para tomar el sol, odiaba a ese tipo y no podía entender que Leo lo mantuviera ahí, pero bueno no es como si pudiera traer a Don Andrés de regreso y el charro negro siempre ha necesitado sirvientes.


Hermosos kimonos de aspecto muy costosos se encontraban frente a Kubo, frente a él Leo sonreía orgulloso por mostrar aquel obsequio al dios, Kubo quien solo están usando una de las capas de su otro traje alzo una ceja en su dirección, cuando fue llamado para mostrar la sorpresa esperaba otra cosa, no sabe qué pero definitivamente no esto, camino entonces hasta uno de ellos completamente negro con bordes carmesí elegante y realmente precioso, si fuera un simple campesino, el dios toco la tela con suavidad comprobando que esto era seda, una muy fina para un mortal al menos.

-¿Enserio espera que use esto?- dijo con desdén soltando la manga del kimono con desagrado - ¿no había algo más vulgar? - se burló mirando al charro cuya sonrisa se deslavo a una mueca de ira- supongo que es lo mejor que un demonio de su clase puede conseguir - término burlón.

-Así que no te gusto - dijo inusualmente tranquilo- tu perdida, puedes andar desnuda si eso quieres - dijo sarcástico - pero no te lo recomiendo el aire aquí es tan seco que calara tus huesos - advirtió acercándose a él, invadiendo su espacio personal para intentar intimidarlo pero Kubo solo se mantuvo tranquilo - y no me gustaría que nada le pasara a tu linda tez - termino tomando uno de los mechones de su larga cabellera con suavidad en una caricia que el desprecio para después salir de ahí.

-Vaya eso fue muy maduro de tu parte - dijo Teodora quien había escuchado todo desde afuera mirándole impactada - enserio hubiera apostado que gritarías y quemarias toda la ropa y...

-Quema su ropa - dijo Leo interrumpiéndola - toda la que traía si la princesa se niega a usar lo que amablemente le doy la obligare por las buenas - dijo burlista y Teo sólo rodó los ojos.

-Ya decía yo - murmuro bajito y fue a efectivamente a buscar el kimono usado.

Kubo escucho todo esto soltó una pequeña sonrisa ante tal cosa, miro nuevamente la ropa y suspiro, no era tan mala de hecho era muy fino y elegantes no estaban hecho de seda de gusanos lunares y bordad con hilos de oro y plata pero al menos no eran burdos diseños o colores demasiado brillantes, de hecho los colores le gustaron desde el que era negro hasta el rojo sangre así como el azul vibrante, y finalmente se colocó uno, bueno hizo que Teodora le ayudara a ponerse uno incluso aunque ella se equivocó como tres veces con el obi y se quejó toó el tiempo.

Y aunque no entendía por qué toda la ropa era de mujer se encogió de hombros y la uso, no es como si le importara a estas alturas, aburrido de ese lugar y sin señales de su captor, al parecer su negativa lastimo su ego y había salido a buscar almas Kubo decido que era momento de visitar a sus siervos para que no entraran en pánico, dentro de su habitación el dios luna abrió un portal rompiendo todas y cada una de las cerraduras de ese mundo y desapareció.

Teodora entro a la habitación buscando a la princesa ya que no había comido nada desde ayer y realmente no quería que muriera ahí, lo único que le faltaba era que desfallecerá y los metiera en un problemón, pero cuando abrió a la habitación y la encontró vacía se preocupó, luego miro la ventana abierta, el viento soplando en el árido horizonte y maldijo, si la princesa escapo el desierto de ese mundo la mataría por completo, Leo no iba a estar feliz con esto.


Notas: y este es el primer capítulo de la historia de Kubo y Leo pero en sus versiones BadEnding, o sea donde Leo si termina siendo el Charro negro y Kubo es el dios luna.

¿Cómo paso esto?

¿Dónde está Don Andrés y todos los demás amigos?

¿Por qué insisto en hacer historias sobre personajes ficticios?

Para aclarar Teo será una mescla de la Teo de la serie y de las películas, por que como necesito darle sentido a todo, como saben, y la serie es muy diferente a las películas me voy a aventar una explicación de cómo estos dos universos se unen.

Alebrije es el de la serie me gusta mucho más que el de las películas.

Teo tiene aquí tiene como 16 -17, explicare como creció dado que en la película tiene 12 cuando murió.

Leo tiene 21 más o menos cuando se transformó en charro negro.

Kubo parece de 19 años pero ambos tienen ya varios años en su vivir.

Dudas?

Galletas?

Gomitas?

Oniguiris?