Summary:

Una joven de 15 años, prácticamente abandonada por sus padres que están divorciados, él siempre viajando, ella tiene a su hermana mayor "la favorita". Un joven de 22 años, mujeriego y todo un Don Juan, cometió un error en el pasado que le costará el chantaje de su padre. ¿Podrán aparentar se una pareja normal frente al mundo entero mientras que en realidad se odian? ¿O nacerá el amor entre estos dos jóvenes orgullosos que por delirios del destino son esposos?

Capitulo 1: Sorpresa…

La joven de 15 años se encontraba encerrada en su habitación con la música de género Rock a todo volumen, ya era su costumbre, y gracias a ella es que la enorme mansión donde vivía tenía un poco de ruido, ya que de no ser así todo sería un silencio ensordecedor para todos los empleados, que en parte comprendían su comportamiento rebelde, ya que prácticamente había vivido sola toda su vida, solo rodeada por los innumerables sirvientes de aquella enorme casa, de los cuales podría decir conocía a todos, pero solo se llevaba bien con su nana, la anciana Kaede, que aunque no lo admitiera nunca, la quería como ha su madre, pero siempre la molestaba diciéndole cosas como: anciana decrépita o vieja obesa, pero a ella ya no le molestaba, sabía que lo hacía para no demostrar sus sentimientos. Otra de sus sirvientes más apegadas era la nieta de sus nana, quien tenía su misma edad, su nombre era Sango, y era su única y mejor amiga. Estaba también Houyo, el chofer, a quién quería como su mejor amigo, pero éste lamentablemente se había enamorado de ella, aunque ya lo habían hablado varias veces y ambos estaban de acuerdo en ser solo amigos.

Se encontraba solo con un short muy corto de mezclilla y un top de tiras, muy ajustado a su figura y que escasamente cubría hasta su ombligo, llevaba su larga y lisa cabellera negra completamente suelta cayendo por su espalda y hombros, pero ella estaba parada sobre la cama brincando al ritmo de la extremadamente alta, música. De pronto vio como la puerta de su habitación se abría de golpe y su padre, Hiro Higurashi entraba por ella, haciendo como primera cosa, apagar el equipo reproductor.

¡Oye! ¿Qué te piensas que estás haciendo? – preguntó verdaderamente enojada al hombre frente a sí.

Dirígete a mí con más respeto, señorita, recuerda que soy tu padre – mencionó con enojo.

¡Oh, perdone usted Hiro, si no recuerdo que es mi padre, pero como lo veo tan poco, ya casi me había olvidado de su rostro! – expresó con furia la chica haciendo caso omiso al hombre, y comenzó a brincar de nuevo.

Detente de una buena vez mocosa insolente. Y baja de ahí.

¿Qué te crees? ¿Qué porque me diste la vida puedes aparecer y desaparecer cuando te de la gana para hacer que mi existencia sea aún más imposible de lo que es?

Cállate ahora, tenemos invitados que quieren conocerte, así que cámbiate.

¿Invitados? – preguntó casi con un asombro, obviamente disfrazado tras una sombra de sorna – que alegría, pero lamentablemente tendrán que recibirme tal cual estoy.

¿Qué no has aprendido nada en el colegio de señoritas?

¿Qué? ¿Dónde están las monjas estúpidas? Pues fíjate que si fueras en verdad mi padre te preocuparías por mí, y si así fuera, sabrías que hace tres meses que no asisto. ¿Cómo te parece? – decía mientras bajaba de la cama y a la vez se dirigía hacia el vestíbulo, donde seguramente se encontraban los invitados.

Detente allí Kagome Higurashi – ordenó pero fue en vano, ya que la chica entró sin ninguna preocupación al lugar siendo seguida por su padre.

Al entrar al vestíbulo se encontró con dos hombres, uno aparentemente de la misma edad de su padre, aunque quizás un poco mayor, y otro al que le calculaba entre 20 y 25 años, pero no sabría como adivinarlo. Ambos iban de traje formal, incluso con corbata, en realidad se parecían mucho, tenían el cabello de un extraño plateado y los ojos de un hermoso ámbar, en las mejillas una extrañas marcas púrpura y el menor tenía también una media luna menguante en medio de la frente en color añil. Las miradas de esos dos hombres eran tan penetrantes que se sintió amenazada por ellas, y cuando llegó su padre fue que reaccionó y pudo escapar del extraño hechizo.

¿Qué tienen estos dos hombres en especial? Han de ser otros de tus aburridos socios, así que no veo donde entro yo en todo esto – exponía confundida la chica.

Discúlpenla por favor, creo que la hemos consentido mucho – pero ante este comentario la chica dejó escapar una sonora carcajada.

¿Qué sucede? – preguntó el hombre mayor de cabellos platinados a la chica.

¿Consentir? ¿Sabe acaso usted el significado de esa palabra Hiro? Todo lo que tengo no se lo debo a usted sino a su dinero, porque usted nada de falta me ha hecho en todo lo que es mi corta vida – cuando por fin pudo dejar de reír preguntó nuevamente a su padre - ¿Entonces? ¿Quiénes son estos señores?

Tu suegro y tu prometido – dijo sin mayor tapujo.

- Se quedó sin palabras, ¿Cómo que prometido? Sentía como los insultos hacia su padre se reunían todos en su garganta deseando salir, pero simplemente no podía expresarlos allí en frente de esos dos hombres.

Ellos son Yashamaru y Sesshomaru Taisho.

¿Qué piensas casarme con un hombre que fácilmente me duplica en edad? – preguntó incrédula y apenas conteniendo las lágrimas, esa era la gota que derramó el baso, no podía creerlo, simplemente no podía.

No te duplico en edad, tengo 22 años – exclamó en total calma.

Ah no pues, casi nada… Nada más y nada menos que ocho años de diferencia, y dígame – se acercó a el hombre más joven de los tres - ¿Usted está de acuerdo con esta estupidez? Los hombres de sus edad solo buscan sexo, y fíjese que yo no pienso perder mi virginidad aún. Además, soy una niña comparada con usted, ¿Por qué apoya una ridiculez así? Claro, a menos que solo les importe el dinero.

- Se quedó atónito ante la confianza con la que lo trataba, y más, se atrevía a levantarle la voz. Ninguno de sus empleados se atrevía ni siquiera a mirarlo a la cara, como se notaba que ella no le conocía. Le miró a los ojos y respondió a su pregunta con voz calma, intentando no perder la paciencia – pues te diré que no, yo no estoy de acuerdo con esta, "ridiculez" como le dices, y a mí para nada me interesa el dinero de su familia.

¿Entonces porqué mierda está aquí? Ya es mayor de edad, no pueden obligarlo a hacer algo que usted no quiere – casi gritaba la chica.

- Vio a su padre y notó la dura mirada que este le dedicaba, entonces se quedó callado.

- El hombre se acercó a la niña y puso una mano en su hombro – pequeña, el motivo de este compromiso tiene razones que tú aún no puedes comprender, pero cuando crezcas irás conociendo y entendiendo – le hablaba de forma suave y casi hasta dulce que dejó a la chica sin palabras – yo se que tú no quieres a tan corta edad un compromiso de tal magnitud, pero no te preocupes por eso, por ahora ustedes dos solo deben conocerse, imagina que nunca te hemos dicho nada de esto, ya que por los siguiente tres años tú seguirás siendo libre al igual que Sesshomaru, pero en cuanto cumplas los 18 se anunciará su compromiso y se comenzarán a realizar los preparativos del matrimonio ¿Está bien?

- Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos, nunca nadie le había hablado de esa manera, ni siquiera su madre, ya que ella siempre prefirió a su hermana mayor, y a ella la había odiado desde el día de su nacimiento, sin poder evitarlo se lanzó a los brazos del hombre mayor y las lágrimas comenzaron a salir sin su consentimiento.

El hombre al sentir como la chica se le echaba encima y comenzaba a llorar no pudo evitar enternecerse y con sus brazos rodear el pequeño cuerpo de la chica para consolarla y acariciar con cuidado sus cabellos. Luego de un momento ella se tranquilizó y salió corriendo hacia su habitación, no quería que la vieran así, llorando. Nunca había dejado que nadie la viera llorar, ni siquiera su nana, así que simplemente volvió a encerrarse en su habitación, de nuevo con el volumen de la música extremadamente alto.

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Estaban los dos hombres de camino a la mansión del mayor de estos pero en el vehículo del menor, el cual era un BMW modelo M6 en color negro, el cual iba en ese momento con la capota puesta. Ambos iban sumergidos en sus pensamientos, aunque sabían perfectamente que pensaban en la misma persona, y esa era una chica de quince años a quien recién habían conocido, chica de tez morena clara, como bronceada pero al natural, sus ojos de un hermoso gris, curvas no muy pronunciadas debido a su corta edad, y en cuanto a sus pechos y trasero, pues, aún no se desarrollaban muy bien, más sin embargo era muy hermosa. Pero los pensamientos de ambos fueron interrumpidos ya que el hombre mayor habló a su hijo, dispersando el frío silencio.

¿Qué piensas de ella? – preguntó mirándolo fijamente.

Que es una niña malcriada – expresó sinceramente mirando a su padre de reojo para luego volver su vista a la carretera por donde conducía a grandes velocidades.

Es joven, y ha tenido una niñez muy dura… Hiro no es del tipo de hombre cariñoso con sus hijos, y su madre, Rumiko, nunca la quiso.

¿Tú como sabes todo eso?

Tu padre sabe muchas cosas Sesshomaru, entre esas, la innumerable cantidad de amantes que tienes – el decir eso hizo que el joven sintiera un escalofrío recorrerle la espina dorsal – así que…

Así que nada papá – interrumpió – como tú lo dijiste, los tres años que quedan para el matrimonio entre esa niña y yo aún puedo ser libre, y los disfrutaré… No que porque esa mocosa sea mi prometida tengo que someterme a baños de agua fría durante ese tiempo.

Como quieras, solo intenta ser discreto ¿Quieres? O al menos deja embriagarte – pero el joven no respondió, dándole a entender que no pensaba seguir hablando del tema.

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Se vistió únicamente con una minifalda de mezclilla y una franela tipo polo ajustada a su figura en color fucsia, unas sandalias te tacón bajo y la cabellera suelta, llevando apenas su celular y un pequeño monedero donde llevaba algo de efectivo y una extensión de la tarjeta de crédito de su padre, y así salió de la enorme mansión. En el estacionamiento ya la esperaba Houyo con uno de los vehículos ya encendidos y Sango a su lado, ya que ella siempre la acompañaba a todos lados, más que su sirvienta parecía su hermana mayor, ya que era ella la que siempre la sacaba de problemas y le ayudaba con los deberes del instituto. Así, ya cuando estaban entrando a la ciudad el joven de cabellos cortos y castaños claros, en el mismo tono del color de sus ojos preguntó.

¿Entonces Kagome-sama? ¿A dónde quiere ir hoy?

Ya te eh dicho que solo me llames Kagome, Houyo… Y pues, al centro comercial estaría bien, solo quiero comer un helado, no me siento muy bien de ánimo.

De acuerdo Kagome, allí iremos.

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No se sentía nada bien, todo lo que había ocurrido había sido muy extraño. De un día para otro su vida dio un giro demasiado grande. Antes era solo un joven estudiante, haciendo pasantías en una empresa del centro de la ciudad, que por las noches se escapaba para beber y tener relaciones sexuales con cualquier mujer que se le atravesara, para que al despertar no recordara nada de lo sucedido la noche anterior y botar a la mujer que estuviera a su lado. Ahora… ahora tenía que comenzar a hacerse la idea que debía serle fiel a una niña, una chiquilla malcriada que sería su esposa. Había llamado a su hermano al salir de las pasantías, pasó por él y el mejor amigo de éste a la universidad y se dirigieron al centro comercial.

Al fin… ¿Qué es lo que sucede Sesshomaru? – preguntó Inuyasha mientras caminaban por el estacionamiento para entrar al lugar.

Mi padre, cumplió su amenaza… Me comprometió en matrimonio – respondió siguiendo el camino, sin detenerse, y no fue hasta que entraron ya que su hermano volvió a preguntar.

Vaya, lo veía venir, no sé que te sorprende… Sabes que siempre cumple lo que promete.

No pensé que se atreviera a tanto – respondió secamente.

- Miraba a todos lados, la verdad aquella conversación no le estaba agradando mucho, ya sabía de los problemas de esos dos y la verdad prefería mantenerse al margen de la situación con ello.

¿Qué piensas hacer? No creo que para ti dejar de ver a tus amantes sea una opción.

Por su puesto que no – respondió, pero en ese momento vio algo que de pronto no le agradó, e hizo notarlo al apretar sus puños con fuerza.

¿Qué sucede? – preguntó al verlo tan tenso.

Caminó sin decirle nada a su hermano hasta donde vio la escena. Era aquella chiquilla malcriada de su prometida caminando por el centro comercial, pero eso no era lo que le molestaba, era que un joven se le acercó y la estaba acosando, buscando besarla. Ella se resistía, pero él seguía insistiendo, y una joven que iba junto a ella intentaba alejar a aquel hombre. Cuando estuvo ya junto a ellos tomó al tipo por el cuello de la camisa, acercándolo a su rostro y mirándolo de forma asesina.

¿Quién te crees imbécil? – preguntó enojado.

¿Qué te pasa? Bájame animal…

- Lo bajó sin soltarlo y preguntó ahora - ¿Qué te pensabas con la chica?

A ti que te importa lo que le haga a mi novia.

Kouga, deja de decir estupideces, estás borracho – decía la chica preocupada por su amigo, uno de los únicos amigos que tenía en el instituto.

Ni siquiera sabes lo que dices, estás más ebrio que… Lárgate amigo, y escúchame bien porque no pienso repetirlo dos veces: Kagome es MI PROMETIDA ¿OK? Y no quiero que vuelvas a acercártele. ¿Lo entendiste? – el joven lo miró aterrado y asintiendo con la cabeza simplemente salió corriendo. Luego de eso se sintió satisfecho, hasta que…

¿Con qué Derecho? – preguntó hecha una furia.

¿De qué hablas? – preguntó sin entender.

Se supone que soy libre hasta que cumpla los 18 ¿no es así? Entonces ¿Por qué coño andas diciendo esas cosas? No te voy a permitir que abuses de tu puesto. No me interesa con cuantas te acuestes mientras no te metas en mi vida… - pero no terminó su sermón.

- No la dejó terminar, cuando iba por "no me interesa con cuantas te" unió sus labios con los de ella en un pequeño beso, casto, apenas un rose. Pero luego la tomó por la cintura delicadamente profundizando un poco más aquella caricia, dándose cuenta que era el primer beso de la chica, ya que era toda una inexperta. Pero por alguna razón no le importó, se sentía tan bien besarla que cuando se separó dejó su frente contra la de ella con los ojos aún cerrados, respirando agitadamente y tragando dificultosamente.

¿Por qué hiciste eso? – preguntó sin moverse.

- ¿Qué decirle? No diría que porque sintió la necesidad de besarla, así que le respondió – no encontré otra forma mejor de hacerte callar, recibiendo al final de esta una sonora cachetada que hizo voltear a medio centro comercial hacia ellos dos.

Eres un imbécil – entonces se fue junto con Sango de aquel lugar.

En el auto de regreso a casa Inuyasha y Miroku no dejaban de reírse, todavía no podían creer lo que habían presenciado. Primero, Sesshomaru celoso; Segundo, que una chica lo enfrentara en lugar de caer a sus pies; Tercero, que después de un beso de él, ella lo cacheteara y de paso, le gritara imbécil. Esa chica era increíble.

Es mi ídolo – opinó Inuyasha.

- Un poco más serio – oye Sesshomaru, pero ¿Cuántos años tiene? Se ve como que… Muy niña ¿no? ´- decía Miroku confundida.

¿Cuántos le calculan? – preguntó sintiendo aún el ardor de su pequeña mano contra su mejilla, casi quiso llevar su mano a la zona afectada, pero el orgullo no lo dejaba.

Pues no sé, ¿19?

¿De 19 tan plana? No lo creo… Tiene 15 años – informó el mayor.

¿Qué? – Preguntaron ambos amigos con sorpresa, hasta que se dejó escuchar una sonora carcajada de parte de Miroku que ninguno de los hermanos comprendió.

¿Qué te dio? ¿Por fin hay que llevarte al psiquiátrico? – preguntó fastidiado Sesshomaru.

Es que… Es que… - seguía riendo, hasta que se calmó un poco y pudo – Es que, le hiciste una escena de celos a una niña Sesshomaru… - y volvió a reír sin parar.

- Eso lo molestó – cállate maldita sea.

No la pagues con Miroku, Sesshomaru, sabes que lo que dice es cierto, le hiciste una escenita a la niña esa. Dime, acaso te gusta.

¡Que va! No tiene cuerpo, es una malcriada, además… La acabo de conocer.

Pues parece que te gustó como besa.

Si supieras que ese fue su primer beso. Es una inexperta – se defendía a capa y espada.

Pues aún mejor. Es todo un reto esa niña para ti ¿o no? Además inexperta… Te vas a divertir mucho enseñándole – decía con picardía el hermano menor.

- Pensó en eso, quizás tenía razón – vaya hermanito, me sorprendes…

Quien diría que justo cuando pensaba que podría conquistarla a ella la mandan a estudiar a un internado fuera del país. Nadie quiso decirle nada, ni su padre ni el de ella, las sirvientas no soltaban información y al parecer la nana de ella tenía algunas vacaciones, así que no estaba en la mansión. Malhumorado se había devuelto a su casa, teniendo a su padre, a su hermano y a Miroku esperándolo en el vestíbulo. Entró al lugar y se extrañó de verlos a todos tan serios y con algunas maletas junto a ellos.

¿Qué sucede aquí? – preguntó confundido a los presentes.

Sucede hijo, que se irán de viaje los tres.

¿Qué? ¿A dónde? ¿Por qué? – preguntaba confundido.

Hace unas semanas que fue tu graduación en la universidad, y la de tu hermano en la preparatoria, así que, Inuyasha y Miroku van a estudiar la universidad a Estados Unidos.

¿Y yo?

Tú irás un año a España, otro año a Inglaterra y finalmente te irás a Estados Unidos otro año, todo esto solo para que ganes experiencia en la arquitectura no solo japonesa sino también de otras naciones. Cuando culmines, tu novia ya va a estar aquí esperándote para su fiesta de compromiso, ya que ella cumple los dieciocho antes de que terminen sus clases.

Pero…

No hay peros ni razones… Harás el viaje. ¿Alguna queja? ¿O prefieres la cárcel?

Ninguna queja, padre – respondió impotente, todo lo que le estaba pasando era su culpa, lo sabía, todo por andar de Don Juan con una prostituta profesional, a la que dejó embarazada, y por intentar un aborto ésta murió junto al niño. Claro, él nunca dio la cara ante las autoridades, pero sabía que su padre podía mandarlo derechito a la silla eléctrica, no por nada era un general de alto rango en el ejército japonés.

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Bien, habían pasado casi los tres años, su cumpleaños estaba muy cercano, y de allí a su vuelta a Japón solo dos semanas, para luego comprometerse con un hombre al que había visto dos veces en su vida, y a quien casi ni recordaba, solo se acordaba de su cabellera plateada y sus ojos ambarinos, pero su rostro era ya muy borroso en su memoria. Caminó hasta lo que era su habitación, una que compartía con Sango, la que había sido su sirvienta. Consiguió que su padre la dejara venir con ella, pero no como dama de compañía, sino simulando ser su hermana morocha. Claro, que ella, Kagome, ahora estaba muy cambiada físicamente hablando, su cuerpo se había desarrollado de una forma favorecedora haciendo sus pechos un poco más grandes, no en lo exagerado pero sí haciéndola ver muy atractiva, sus caderas se ensancharon un poco haciéndola tener una cintura de avispa, su cabello que siempre fue negro, ahora poseía el mismo color, solo que con algunos reflejos azulados que aumentaban de tono en las puntas, además que ahora siempre estaba ondulado, al contrario que anteriormente lo mandaba a alisar muy seguido.

Los días seguían pasando, y el que tanto había esperado y temido ya había llegado, su cumpleaños número dieciocho. En el internado donde estaba había hecho muy buenos amigos, entre ellos un muchacho que se hacía llamar Inu, así siempre se presentaba, y ni siquiera se había preocupado en preguntar su apellido, su nombre era lo único que necesitaba saber, y nada más le importaba, confiaba en él como si fuera su hermano, y sabía que él también confiaba en ella, ya que le había contado muchas cosas sobre su familia, sobre todo de los orígenes de su padre y su medio hermano. Le había contado de sus desamores y muchas veces había terminado llorando en su regazo mientras ella lo consolaba, por eso se habían vuelto inseparables, y ahora, ese día tan traumático él preparaba una de sus conocidísimas fiestas en su departamento en honor a ella y a su "morocha", la cual solo él y Miroku, el mejor amigo de éste, sabían que no era realmente su hermana, y la aceptaban y querían tanto como a Kagome.

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La fiesta ya estaba a reventar, solo faltaban las cumpleañeras, Inuyasha tenía a su hermano viviendo cerca desde que había comenzado ese año universitario en el mes de septiembre, y ahora 8 de julio, seguía aún allí, así que lo había invitado al cumpleaños de su casi hermana, además, si siempre iba a todas las fiestas por qué no ir a esa, la única diferencia es que esta era de disfraces, él iba vestido con unas extrañas ropas rojas, no se sabía muy bien de que era el disfraz, pero ciertamente le quedaba muy bien. Miroku estaba disfrazado de monje, cosa que contrastaba con su verdadera personalidad pervertida. Pronto las festejadas aparecieron, pero por el contrario de lo que se esperaba no fue una entrada ruidosa donde todos las vieran, más bien pasaron desapercibidas, aunque bien no sería por sus trajes, ya que ambas se veían muy atractivas para cualquier hombre ahí presente.

Kagome se acercó a Inuyasha sorprendiéndolo por detrás hasta abrazarlo. Él al darse cuenta se volteó y correspondió al abrazo cariñosamente, luego se separó de ella para verla, se veía hermosa, ya lo sabía él, por algo se había encargado de conseguirle el traje perfecto, que por estar tan lejos de su país natal tuvo que mandar a fabricar ya que allí en los Estados Unidos no los hacían.

Muchas felicidades pequeña, ¿Cómo te sientes? ¿Estás contenta con tu fiesta?

Todo está increíble Inu, todo es gracias a ti – se acercó y besó su mejilla y luego le sonrió.

Por cierto, se que querías conocer a mi hermano, del que tanto te eh hablado.

Bueno, sabes que esa historia que me contaste me pareció increíble, no puedo creer que aún hayan seres así – expresaba emocionada.

Ok, pero ¿Vamos a que lo conozcas o no?

Sí, claro que sí… - entonces siguió a su amigo entre la gente hasta que él se detuvo, se puso a su lado y vio una escena que no esperaba. Sus ojos se fijaron en una pareja en especial, una joven más alta, de figura esbelta, cabello negro y lacio, toda una Miss, nada más y nada menos que su hermana mayor en medio de un vulgar beso con un hombre más alto, de pecho y brazos fornidos, cabellos plateados amarrados en una coleta alta y disfrazado de manera muy extraña, claro, que aquel hombre no podía ser nadie más que Sesshomaru Taisho, así que antes de que Inu pudiera hacer algo ella se adelantó y llamó a su hermana por un brazo con un simple toque a lo que ella respondió separándose del beso y mirándola.

¿Quién eres? – le preguntó a la chica desconocida sin recordarla como a su hermana.

Eso te pregunto yo querida, ¿Qué eres tú de este hombre? – preguntó haciéndose la que no sabía nada, y viendo a Sesshomaru, éste se la comía con la mirada, al parecer no la había reconocido aún.

Pues yo soy Kikyo Higurashi, su novia – declaró la mujer que se abrazó repentinamente al cuello del hombre, pero este en lugar de corresponderle más bien le ignoró, estaba como hipnotizado por el tentador cuerpo de aquella joven.

Kag, ¿Qué sucede? – preguntaba preocupado Inu.

- Lo miró – Inuyasha Taisho es tu nombre ¿no es así? – le preguntó y este se quedó atónito, lo ignoró ahora y miró a Kikyo – ¿su novia?

Pues sí…

- Se rió burlonamente y con descaro en su cara – no puedo creer que un hombre que salga con tal basura vaya a ser mi marido – murmuró con desprecio - por cierto "querido" recuerda que hasta esta noche eres libre de serme infiel, de ahora en adelante no permitiré tales faltas de respeto a mi persona, así nuestro compromiso sea por conveniencia ¿entendiste? – y se retiró con el rostro muy en alto.

¿Su marido? – preguntó Kikyo mirando a Sesshomaru que estaba aún como en la nebulosa. Esa si que había sido una gran sorpresa, el que había sido su novio durante casi un año resulta que está comprometido con otra, no, es que no lo podía creer.

-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:- Fin Capitulo Uno -:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-

Bueno, espero que les haya gustado! Este no es mi primer fanfic, pero si el primero que publico! espero en verdad que les guste.

Porfa, dejen muchos reviews, ya que sus comentarios no importa si buenos o malos son los que motivan a continuar escribiendo!! Muchas gracias por leerlo, hasta luego!