Hola bellos lectores! :D Aquí les traigo otro Fic LuNa! ^x^ Aish como amo esta pareja…Espero que disfruten de la lectura! :3
¡Ni One Piece ni ninguno de sus personajes me pertenece, le pertenecen a Eiichiro-Oda!
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Eres Tú
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Era muy de madrugada, el sol amenazaba por salir iluminándolo todo y ahí estaba la navegante del Thousand Sunny, despierta y sin poder dormir, paseándose de un lado a otro en su cuarto de cartografía mientras que pensaba en aquella extraña pesadilla que la hizo levantar y le espantó el sueño. Nami siempre había sido consciente de sus sentimientos hacia su capitán, lo quería, más que eso, estaba enamorada de él y el hecho de haber tenido aquella pesadilla la hizo sentirse aún más consciente de sus sentimientos.
Soñó que estaba en medio de una guerra, no sabía por qué luchaban o por qué estaba ella ahí, pero todo era muy confuso. De pronto escuchó que alguien la llamaba, pero no lograba divisar quien era exactamente, hasta que todo a su alrededor comenzaba a moverse de manera más lenta, empezaron a desaparecer poco a poco las personas que la rodeaban y lo vio, ahí, tirado en el suelo, medio moribundo. Era Luffy, y no era su voz la que la llamaba, era su mente, su ser. Sin pensarlo si quiera ella corría hacia él desesperadamente para socorrerlo, pero cada paso que daba eran metros de distancia que él tomaba de ella, y para cuando por fin estuvo a su lado ya era demasiado tarde, lo único que alcanzó a escuchar de sus labios fue un último suspiro cargado de impotencia y dolor, luego todo se volvía obscuro, estaba sola, desesperada y su amado capitán muerto, y luego despertó empapada en sudor y con los ojos húmedos en lágrimas.
Para Nami, su capitán era esencial en su vida, incluso más que el dinero. Sentía que no podría vivir en un lugar en el que Luffy no existiera. Estaría perdida.
Y desesperada por saber si el moreno estaba bien, salió silenciosamente de su cuarto y caminó hacía la habitación de los chicos, abrió lentamente la puerta y lo vio ahí, durmiendo plácidamente a la vez que daba fuertes ronquidos.
– "De seguro que sueña con carne ahora mismo…"– pensó mientras lo miraba tiernamente. Y decidida a abandonar aquel lugar, comenzó a juntar sigilosamente la puerta, hasta que escuchó que, entre los ronquidos de los muchachos, una voz familiar la nombraba entre suspiros.
– "Luffy…me nombró mientras duerme!?" – creyó haberlo oído decir su nombre, y muy sorprendida por tal acontecimiento, volvió a abrir la puerta y lo vio en la misma posición que antes, pero su rostro parecía tener una expresión diferente, era como si estuviera confundido, o algo por el estilo.
– Nami...– volvió a decir el capitán, y fue tanta la sorpresa de la pelinaranja que tuvo que llevarse una mano a la boca para no dejar salir un pequeño grito de emoción, aunque pronto esa emoción se esfumaría, ya que él continuó hablando.
– Nami… ami…Tami…Dani! – y, a la vez que decía aquel último nombre, se sentó precipitadamente y con los ojos semi abiertos, acción que sobresalto a la navegante. Se quedó observándola unos cuantos segundos, y la pelinaranja, sin mover ni un solo músculo, se quedó esperando para ver que ocurría, pero Luffy solo le sonrió adormiladamente y volvió a dormirse, esta vez, con una sonrisa de paz en su moreno rostro.
La navegante, intrigada por lo recién ocurrido, cerró rápidamente la puerta, corrió a su cuarto y se metió en su cama, tapándose hasta la cabeza con las sabanas.
– "Dios! Luffy a veces es tan…me dan ganas de lanzarlo al mar!"– se decía a sí misma.
Por fin había salido el sol, todos ya estaban en pie desayunando la exquisita comida de Sanji, pero no con sus habituales ánimos, y sucedía que alguien en la tripulación irradiaba un aura asesina.
– Oí Chopper, ¿sabes qué es lo que le ocurre a Nami? – preguntaba Usopp en susurros para no ser escuchado por la susodicha.
– Me parece que está en aquellos días "rojos" que tienen las mujeres – le contestaba el pequeño doctor con el mismo tono susurrante.
En otro extremo de la mesa, Zoro le preguntaba a Robin si sabía por qué el estado de ánimo de la vieja bruja, pero Robin solo se limitaba a contestarle con miradas. Así todos, a excepción de Luffy, comentaban en susurros el estado de ánimo de Nami, pero se hizo un silencio en el instante en el que esta se levantó de la mesa y salió de la cocina para irse a su cuarto de cartografía. Entonces todos comenzaron a hablar con mayor libertad del estado de ánimo de la navegante.
– ¿Que Nami estaba enfadada? – decía Luffy rascándose la nuca.
– ¿¡Es que no te diste cuenta!? – le contestaba Usopp totalmente impactado por lo poco perceptivo que resultaba ser su capitán en veces.
– Nami-san irradiaba un aura asesina! – comentaba Brook mientras que afinaba su violín.
– Hm…Bien! Iré a ver que le ocurre – dijo decidido el capitán al cabo de unos cuantos segundos de silencio al mismo tiempo que se levantaba de la mesa para salir.
– Luffy…Fue un placer tenerte como capitán – le decía Zoro a la vez que le hacía una señal con la mano.
Y el moreno se encaminó al cuarto de cartografía. No sabía muy bien el porqué, pero necesitaba verla feliz, y no enfadada como todos decían que estaba. Y es que el hecho de verla alegre le llenaba el corazón, aunque tampoco sabía muy bien por qué.
– Nami, ¿puedo pasar? – preguntaba el atolondrado moreno, pero la cosa era que ya estaba dentro del cuarto y parado junto a ella – Los muchachos dicen que estabas enfadada, ¿es verdad? – decía con un tono levemente inocente, a la vez que le tomaba algunos largos mechones de cabello y jugueteaba con ellos.
– Luffy… ¿Es que no te das cuenta? Estoy trabajando en un mapa, así que por favor lárgate – fue esa la respuesta que recibió por parte de la pelinaranja, entonces supo que algo no estaba bien, después de todo, habían veces en la que se pasaba tardes enteras haciendo nada en aquel cuarto mientras que ella dibujaba sus mapas, y nunca lo había echado por tal motivo.
– Oí…Sé que te pasa algo…además, anoche soñé que llegabas a mi cuarto y te quedabas mirándome...parecías algo apenada…– el moreno no siguió hablando porque intentaba recordar qué era exactamente lo que estaba soñando, y Nami, con el rostro metido en su plano, rogaba porque él no recordara que eso había sido verdad.
– Ah! Ya recuerdo! – Dijo animadamente Luffy a la vez que hacía un gesto con las manos – "mierda! Qué va a decir…ahora no va a parar de preguntarme por qué había ido a su cuarto…" – pensó la pelinaranja aun sumergida en su plano.
– Estaba soñando en cómo llamar a un gran trozo de carne! Shishishishi… Había pensado que Nami tal vez le quedaría bien… - dijo finalmente el capitán un tanto avergonzado por la última frase, pero no le hizo mucha gracia a la joven – ¿¡Me estás comparando con un maldito trozo de carne!? – decía molesta, al mismo tiempo que se levantaba de su asiento, y ardiendo en llamas, lo mando a volar fuera de su cuarto con un fuerte puñetazo, para finalmente gritarle – ¡Y no vuelvas por aquí! –.
– y ahora qué fue lo que hice mal?...ni si quiera me dejo que terminara de explicarle lo que seguía…– se decía a si mismo el agredido mientras que se acomodaba el sombrero y se sobaba el chichón de la frente.
El día transcurrió de manera tranquila, y nadie se acercó al cuarto de cartografía si no era necesario, pero Luffy se sentía intrigado y un poco agredido por la actitud de su navegante, y sin saber muy bien cómo arreglar la situación, comenzó a buscar consejos. Se dirigió hacia el nakama que de seguro sabría más que nadie sobre aquellos temas que involucraran a mujeres, y ese, para él, de seguro que era Usopp.
– Oí, Usopp…¿puedo preguntarte algo? – le dijo mientras que lo se sentaba junto a él – Claro! ¿Qué es? – decía animadamente el tirador mientras que arreglaba algunas de sus herramientas. – ¿Cómo puedo acercarme a una chica que está enfadada para pedirle que me deje terminar de explicar algo? – A Usopp le sorprendió que su capitán le preguntara ese tipo de cosas, aunque no tanto, después de todo, desde hace bastante tiempo sabía que algo raro había entre él y Nami, y sin saber muy bien a lo que se refería le contestó despreocupadamente – Pues, solo ve y díselo, se claro con ella y todo irá bien – y Luffy, feliz por aquel consejo, intentó ejecutarlo, pero el resultado de eso fue solo otro chichón más en el otro extremo de su frente.
Supo entonces, que no estaba bien entrar de golpe y tratar de explicar rápidamente lo que quería, porque podría ser que tal vez, solo tal vez, derramara la tinta que usaba la chica para dibujar sus mapas encima de uno de ellos.
Le pidió consejo a casi todos sus nakama, pero algunos consejos no los creyó muy útiles, como por ejemplo el de Brook, que era pedirle el color de sus pantis a cambio de la explicación que quería darle, o el de Zoro, que era entrar y gritarle lo que tenía que decir.
El consejo que más le gusto fue el de Franky, el cual le dijo que se pusiera partes robóticas en su cuerpo y fuera a explicarle la situación a la navegante, o que provocó que Luffy se imaginara casi como un ciborg, pero luego de que lo pensara durante un instante, se dio cuenta de que las partes roboticas no le serían de mucha ayuda, ni siquiera contra los duros golpes de la pelinaranja, tal vez una armadura (?) pero no había tiempo para ello, él quería una solución rápida.
Entonces recordó que a Sanji le gustan mucho las mujeres y fue en busca de algún consejo.
– Oí Sanji…¿Qué puedo hacer si una chica se enfada conmigo y no quiere escucharme? – le decía con expresión apenada el moreno al Ero-cook, el que le contestó un tanto feliz de que su capitán se preocupara por cosas así. – Vaya…No pensé que eso te importara, pero bueno, te diré lo que debes hacer... – Y esa sola frase fue el inicio de algo que ningún nakama creyó que fuera posible.
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Continuará…
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Y hasta aquí lo dejo por ahora! :D espero que les esté gustando! Decidí hacer este fic de dos capítulos…y en el próximo habrá Lemon! x/x y una nueva faceta de Luffy! X3 Pero bueno, mejor no digo más.
Como sea, ¡Nos leemos! :D
Bunny D. Loxar
