Encuentro loco pero… ¿Afortunado?
Un turgente color rojizo se apoderó de sus mejillas, estas ardían de la vergüenza. ¿Y como no? Si la posición en la que se encontraban no era nada cómoda, para ella.
Pero todo era culpa de la escandalosa y chillona Ino. Definitivamente, si no hubiese sido por sus comentarios poco discretos, ella, no hubiese tropezado y caído encima del sujeto, quien parecía muy enojado por el suceso.
Levantó la vista lentamente, aun con las mejillas encendidas, para fijarla en los pozos oscuros del muchacho con el que había tropezado. Por un momento pensó en que podría estar todo el tiempo así, en esa embarazosa situación, siempre y cuando fuese ese muchacho el que acoja su caída. Pero… regresó a sus cavilaciones normales y cuerdas de siempre, al escuchar un gruñido por parte de él.
Rápidamente se levantó y le extendió la mano al que había arrollado momentos antes, mas este nunca la tomó.
Se levantó con el ceño fruncido, aún aturdido por el golpe, sacudió sus pantalones y dirigió su indescriptible mirada a la avergonzada de la joven de extraños cabellos rosas, la cual parecía estar preparándose para recibir una resondra o castigo por el atropello. Pero lo único que recibió por parte de él fue un simple "Hmp", que ni siquiera sabía como interpretar.
-¿Eh? – pasó por un costado de ella como si nada hubiese pasado.
Cuando estuvo lo suficientemente alejado, exclamó:
-¡No me dirás nada! – no obtuvo respuesta al instante, pero si la hubo al fin y al cabo.
-¿Quieres que te recuerde lo testaruda y pesada que eres? - aclaró deteniendo su paso con un tono de voz socarrón.
-Lo siento, no fue mi intención. - comenzó a hacer reverencias mientras se acercaba a él a paso rápido.
-No importa. - se fijó que la basta de sus pantalones, que por cierto recién estrenados, se habían rasgado. La joven peli rosa se fijó en eso y se apresuró en decir:
-Te compraré unos nuevos, fue mi culpa y no puedo dejar las cosas así, discúlpame, discúlpame de verdad, fue un accidente, nunca quise que... - continuaba hablando, pero el pelinegro no escuchaba ni una sola palabra que decía, es decir, la escuchaba pero no prestaba atención, solo se dedicaba a esculpir con la mirada el rostro de su "agresora", cabe reconocer que muy guapetona. -...Dime en que tienda los conseguiste, cuanto te costaron y que talla eres para...
- Dime tu nombre e invítame un café y olvidaré lo de los pantalones. - interrumpió.
La joven de cabellos rosas parpadeó varias veces. ¿Acaso había escuchado bien?
-Eh... Sakura. - mencionó un tanto confundida.
-Bien Sakura, vayamos a tomar un café, tú invitas. Por cierto… mi nombre es Sasuke. - y continuó con su caminata, tras él la tímida Sakura.
Y mucho más atrás una sapiroca Ino, con celular en mano, mientras sus dedos presionaban de una manera rápida los botoncitos del aparato. –Pobres - enviando millones de mensajes, contanto lo sucedido de este encuentro loco, pero… ¿afortunado?
*Gracias por leer*
Les agradecería mucho si comentaran. Aunque sea un "Hmp", a diferencia de Sakura, yo sí sabré como interpretarlo. XD
*Bss*
