LA VECINA DE AL LADO

1. Capítulo 1

Cerré la puerta de un portazo y me eché al sofá a llorar. "Lo mejor será dejarlo" las palabras de Colin no dejaban de sonar una y otra vez. Después de cuatro años juntos Colin me había dejado. Siempre pensé que íbamos a durar para siempre…

De acuerdo, discutíamos un montón pero eso formaba parte de nuestra relación.

Quizá lloré durante toda la mañana, y cuando levanté la cabeza del cojín noté que comenzaba a tener hambre. Me fui a la cocina que solía compartir con él, todo me recordaba a él. Abrí la nevera y recordé que aquellos yogures los habíamos comprado juntos y me puse a llorar otra vez.

Cuando conseguí calmarme pensé que no debía de estar sola y llamé a mis dos mejores amigas: Jill y Maureen.

Los cuatro, Jill, Maureen, Colin y yo habíamos llegado a Londres hacía un par de años. Había estudiado en la escuela de magia y hechicería de Dublín y cuando acabamos nuestros estudios cada uno se especializó en lo que le gustaba y nos mudamos a Londres, que nos parecía el paraíso laboral.

Yo comencé a salir con Colin al poco de salir del colegio. Era guapísimo, siempre lo había sido. Era robusto y tenía los ojos pequeños y azules, había empezado a llevar perilla y todas las chicas del colegio querían salir con él. Nunca entendí qué vio en mí, y sigo sin saberlo, quizá nunca le haya merecido.

Maureen llegó primero a mi casa.

'¿Estás bien cariño?

Me abrazó y volví a comenzar a llorar.

Maureen me consoló diciendo que era guapísima, que no le merecía y que encontraría alguien mejor.

'¡Pero yo quiero a Colin!

Ella sonreía y me acariciaba el pelo. Maureen nunca había sido muy guapa, tenía el pelo castaño oscuro y muchísimas pecas en la cara, los ojos muy redondos y una nariz bastante grande, tenía la barbilla hacia dentro; aunque era muy simpática. Una de las mejores amigas que podía llegar a tener.

'¿No estabas con Jill cuando te he llamado? – pregunté al de un rato.

'No – Maureen bebió un poco del café que le había preparado.

Las dos vivían juntas, en un principio teníamos pensado vivir las tres juntas, pero yo empecé con Colin y cuando vinimos a Londres cada pareja se buscó un apartamento.

'Estoy empezando a odiar este sitio – le confesé.

'¿Por qué? ¡Si siempre te ha encantado! ¡Te recorriste todo Londres en busca de una decoradora de tu gusto!

Asentí con la cabeza en silencio.

'Pero no puedo vivir aquí… todo me recuerda a Colin, necesito irme por un tiempo a otro sitio… ¿podría dormir en vuestra casa?

'Será un placer dejarte dormir en nuestro sofá – Maureen me guiñó un ojo – ay cariño, ¡no llores!

Un montón de lágrimas volvían a inundar mis ojos.

Llamaron a la puerta y Maureen fue a abrir, Jill apareció a su lado. Venía en sus pantalones de correr y parecía estar acalorada. Jill y Maureen eran primas segundas y aparte del apellido no se parecían en nada. Jill era rubia y tenía el pelo ondulado, muy buen tipo (al que le prestaba muchísima atención) y de cara era monísima: tenía los ojos azules y los labios carnosos, tenía cuatro pecas sonrosas que adornaban su blanca tez y a cada paso que daba lo chicos caían como moscas.

'Acabo de leer tu mensaje – le dijo a Maureen – y he venido corriendo, había salido a correr y no llevaba nada encima. ¿Cómo estás?

'Fatal – contestó Maureen por mí.

Me volví a echar a llorar y las dos me consolaron criticando a Colin como se lo merecía.

'No puedo seguir aquí – dije secándome los ojos – tengo que hacer la maleta e irme.

'¿A dónde vas? – preguntó Jill.

'Se viene con nosotras – Maureen me miró y sonrió, dándome ánimos.

Fui a mi cuarto y cogí todas las maletas que tenía, guardé allí toda mi ropa y todo lo que recordaba haber comprado: discos, marcos de fotos, pequeñas figuritas de decoración…

Utilicé más magia en aquella hora que en casi los dos años que llevaba en Londres. Quise vaciar el apartamento de todos los muebles que había allí. Pero quería demasiado a Colin como para hacerle eso, así que le dejé una nota en la nevera diciendo dónde había ido, para que no se preocupara y cogí todas las botellas de alcohol que había en la casa. Así yo me emborracharía y dejaría a Colin sin munición. Las veces que nos podíamos emborrachar eran impresionantes, muchas veces cuando Maureen y Jill venían a casa nos escondían el alcohol para que no bebiésemos tanto.

'Somos irlandeses – nos excusábamos – nos gusta beber.

'¡Y a nosotras! – replicaban las otras dos - ¡pero vosotros no controláis!

'Debería de haber una ley que nos dejara beber todo lo que quisiéramos – refunfuñaba Colin.

La casa de Jill y Maureen era más grande que la de que yo compartía con Colin, aunque la mía había sido decorada con más gusto.

'¿Quieres ayudarme a hacer la cena? – me preguntó Maureen.

Negué con la cabeza. Me senté en el salón y encendí la televisión, era sólo para tener un ruido de fondo, por lo que lo que realmente necesitaba era pensar. Entonces me di cuenta de que Colin nunca más me volvería a besar, a acariciar y volvieron a brotar lágrimas de mis ojos.

Creo que me quedé dormida, desperté horas más tarde tumbada en el sofá, alguna de las dos me había tapado con una manta. Eran alrededor de las 12 y ya no tenía sueño, ni ganas de llorar: estaba furiosa. Una rabia a la que no estaba acostumbrada se apoderó de mí, me sentí traicionada y odié a Colin con todas mis ganas.

¿Por qué me había dejado? ¡Ni siquiera me había dado una mera explicación!

Sin tener en cuenta la hora que era cogí las llaves de mi casa y me dirigí allí con pie firme, habría matado al mismísimo Voldemort si se llegaba a poner delante de mis narices, tuvo suerte porque no lo hizo.

¡Qué cabrón había sido Colin! Hacía una semana que había dejado mi trabajo en el ministerio (como traductora oficial) porque él me había convencido para que me hiciera cocinera, que era lo que adoraba. ¡Qué cerdo! ¡Quería que me quedara en el paro!

Metí la llave en la cerradura y comprobé que había alguien en casa por que no tuve que dar las cuatro vueltas habituales. Tropecé con unos zapatos rojos de charol: de mujer. Y se me vino el mundo abajo: tenía una aventura.

El miedo y la cobardía me impulsaron a darme la vuelta, cerré la puerta de un portazo, esperando despertarles o cortarles el rollo.

Había otra.

Sentí cómo me explotaba el corazón pero no lloré, quizá me había secado, o quizá ya no sentía nada. Anduve sin rumbo durante toda la noche, de bar en bar, hasta que todos cerraron y me encontré a las 4.30 de la mañana sola y borracha en Londres.

Las panaderías y los quioscos comenzaron a abrir y me sentí abandonada y perdida. Pregunté la dirección a un par de chicos que repartían periódicos y se ofrecieron a llevarme en su furgoneta, pero no me fié de cómo me miraban. Finalmente acabé en una calle que se me hacía familiar pero que no conseguía saber por qué, hasta que llegué enfrente de una tienda y la reconocí.

Era la tienda de la chica que me había decorado el apartamento, Olive Davis, había hecho un trabajo increíble y a muy buen precio. Me quedé mirando el escaparate de su tienda y alrededor de las 6 pensé que ya era hora de ir a casa.

Maureen estaba desayunando y la puerta del cuarto de Jill seguía cerrada así que seguramente seguiría durmiendo.

'¿De dónde vienes? – Maureen se levantó y me tocó la frente para ver si estaba bien, luego me miró a los ojos, esperando que volviera a llorar.

'De dar una vuelta por ahí.

Se volvió a sentar y acabó con su té.

'Ni siquiera he ido a mirar cómo estabas… - se reprochó Maureen a sí misma.

'No pasa nada, además sólo te habrías asustado – negué con la cabeza y abrí la nevera.

'Tenemos que ir a hacer la compra – se disculpó al ver la cara que puse cuando vi que no quedaba nada.

'He hecho té de más, si quieres…

'Primero iré a darme una ducha y luego me tomaré ese té.

'Yo me voy en media hora – me recordó Maureen cuando entré en el baño.

Cerré la puerta y abrí el grifo para que el agua se fuera calentando.

'Colin tiene una aventura – dije bajito.

Me vi horrible. Tenía ojeras y se me cerraban los ojos, estaba más pálida de lo habitual y tenía mi pelo rizado más revuelto de lo normal. Me metí a la ducha y lloré, ésta vez fue por pena, por sentirme sola en el mundo, por no tener a nadie quien me mimara y me diera abrazos a todas horas. Lloré hasta que no diferencié el agua que acariciaba mi cuerpo y la de mis lágrimas.

'¡Necesito ir al baño! – oí la voz de Jill aporrear la puerta y cerrando el grifo y cogiendo las toallas que habían dejado para mí abrí la puerta – Siento molestarte, pero necesito entrar, llego tarde.

Estaba vestida y se estaba bebiendo una taza de café fuerte, cogió su estuche de maquillaje y sonriéndome siguió su camino hasta su cuarto otra vez.

Diez minutos más tarde entré en la cocina y las encontré a las dos hablando bajo.

'Colin tiene una aventura. Y no me dejéis que vuelva a llorar más. Es un cerdo y un cabrón.

Las dos se giraron, sorprendidas.

'¡Lo siento muchísimo, cariño! – Jill se acercó y me abrazó y sentí su pelo, siempre había olido a margarita – de todas formas, estás mejor sin él… ¿y sabes qué? ¡Esta noche nos vamos a ir de fiesta las tres! ¡Y te vas a liar con el mejor tío que encuentres! ¡Por que tú lo vales!

'No me apetece mucho… - negué con la cabeza pero Maureen me agarró por el otro brazo y me miró seriamente.

'Vas a salir de fiesta y te lo vas a pasar genial. ¿No estás desempleada? ¡Pues disfruta de la vida hasta que consigas trabajo!

Ésa era otra, ¡no tenía ni un duro! Todo estaba a nombre de Colin en el banco de Gringotts, así que necesitaba ir a hablar con él si quería conseguir algo…

'No te preocupes, voy a hablar con él cuando salga de trabajar y soluciono yo el problema – Jill me dio un beso y mirando el reloj añadió – y me voy pitando que llego tarde.

No tenía ganas de salir de casa ni para buscar trabajo ni para ir en busca de consuelo, ni siquiera para matar a Colin y a su nueva novia. Me pasaba los días en el sofá de Maureen y Jill viendo la TV sin estar atenta a las imágenes y pensando en cómo odiar a Colin.

'¿Quieres salir un rato hoy? – me preguntaban de vez en cuando las chicas.

'No me apetece – contestaba mientras seguía mirando la TV.

Hasta que un día, un par de semanas después, me di cuenta de lo patética que parecía. Había dejado que Maureen y Jill me mimaran sin tener en cuenta cómo se sentían ellas al haber invadido sus vidas… ¡ni siquiera había cocinado algo! Apagué la TV y me levanté, tenía que volver a salir al mundo, buscar un trabajo y dejar de dormir en el sofá de mis amigas. Me mentí en la ducha para estar fresca y dispuesta a hacerles una deliciosa tarta de carne con una salsa especial que había encontrado en un viejo libro de recetas de mi madre.

Puse la estufa en el cuarto de baño y me desnudé, dejé la varita junto al lavabo y me metí en la ducha. Le di al agua caliente y fue entonces cuando descubrí aquella horrible araña de finas patas negras. No sabía cómo matarla sin tocarla, y estaba en una esquina, demasiado complicado para rociarla con agua. Pensé en gritar, pero no había nadie en casa y no vendrían a ayudarme los vecinos. El agua comenzaba a hervir y no podía acercarme, hasta que se me ocurrió que era bruja.

'Parezco idiota – murmuré.

Cogí mi varita y con un sencillo hechizo desplacé la araña y luego el agua se la llevó.

'Definitivamente necesito una casa propia.

Ya no tenía ganas de llorar, me había marchitado por dentro, saqué toda la ropa que había traído y me la probé, para darme cuenta que toda me recordaba al idiota de Colin y necesitaba ropa nueva. Me asusté ante aquella idea por que yo he sido siempre una chica que odia ir de compras, sólo compraba ropa interior, es algo que no puedo resistir, tengo mil combinaciones de ropa interiores de las mejores marcas, pero la ropa en general… no me gustaba ir en su busca. Prefería que alguien la eligiera por mí y yo daba el visto bueno.

Me serví una copa de licor de menta y eché un chorrito de anís. Tenía que ir de compras, aquella noche iba a salir de fiesta y necesitaba arrasar y restregarle a Colin que yo también sabía olvidarme con facilidad.

Jill llegó primero a casa.

'Acabo de estar con Colin, aquí tienes otro cheque – Jill me tendió un cheque y se lo arranqué de la mano, verifiqué que era real y se lo devolví a Jill.

Cada semana Colin me había estado pasando dinero para que les diera algo a éstas y pudiera sobrevivir. Pero tenía claro que yo quería mi dinero. ¿De quién fue la estúpida idea de poner todo a su nombre? ¡A sí…! mía…

'Me he gastado todo el dinero que he encontrado suelto por vuestra casa, así que eso es vuestro y tengo que daros 10 galeones más.

'¡Pero qué has hecho!

Jill me miró horrorizada, yo sonreí.

'Me he ido de compras – le dije guiñándole un ojo.

El grito de espanto que pegó fue terrible, ni que le hubiera dicho que había matado a alguien. Me tomó la temperatura con la varita y me miró durante un largo minuto en silencio.

'¿Quién eres y dónde está mi amiga Sue?

'Yo soy la nueva Sue.

Maureen eligió ese momento para entrar en casa y Jill le salto al cuello alegando que yo estaba loca.

'¡Se ha ido de compras!

Maureen miró a la rubia extrañada.

'Enséñame la ropa interior – dijo señalando las bolsas.

'¡No ha comprado nada de ropa interior! – gritó Jill.

'¡Dios mío! – Maureen se llevó las manos al rostro como si acabara de contemplar una terrible imagen.

'Pero sólo necesitaba ropa nueva… toda la que tengo me recuerda demasiado a Colin y quiero empezar desde cero.

'¿Ya no estás triste? – Jill se acercó a mí cautelosamente.

'En realidad está peor y se ha convertido en una extraña a la que le gusta ir de compras…

'En serio, estoy bien. Me ha animado eso de ir de fiesta que me habéis dicho.

'¿Y no está borracha? – preguntó Maureen.

'No, también lo he comprobado.

'Aunque sí que he estado bebiendo – les dije para tranquilizarlas.

Las dos suspiraron aliviadas.

'Déjame adivinar – Jill posó su dedo índice en sus labios – ¿licor de menta?

'Con un poco de anís – añadí.

'¡Casi!

'¿Listas para ir de fiesta? – me miré en el espejo del salón.

'¡Pero si ni siquiera hemos cenado! – protestaron.

'Os he preparado la cena.

Las dos se lanzaron a la cocina. Me moría de ganas por empezar a trabajar como cocinera, después de todo aunque Colin me hubiera convencido para dejar el ministerio y dedicarme a la cocina seriamente, y me hubiera quedado en paro a la semana de dejarme, me alegraba de esa decisión. Mi nuevo trabajo sería lo que separaría mi vida con Colin de mi nueva vida con Mister Perfecto.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

'¿Listas?

Estaba nerviosa como hacía años que no lo estaba. Ahora podía salir de fiesta y ser la presa. Antes estaba protegida por un novio que miraba mal a cualquiera que osara posar un ojo sobre mí. Y ahora podía ser mirada y ligada y nadie iba a venir a rescatarme si el tipo en cuestión era un pervertido.

'¿Y si me quieren violar?

'Sacas la varita y lo dejas tuerto – Jill se estaba poniendo colorete.

'¿Y si no gusto a nadie?

'Bienvenida a mi mundo – contestó Maureen.

'¡Pero si ligas muchísimo! – protesté.

Maureen no era muy guapa, pero todos los chicos acababan liándose con ella, quizá fuera porque no buscaba compromiso y era fácil de llevar a la cama…

'Ligo, pero luego ninguno se queda a mi lado más de una semana…

Cierto, Maureen sólo había tenido un novio, y había sido de 4 meses y cuando estábamos en el colegio, en sexto curso.

'Es mejor ir de flor en flor – cortó Jill – no te comes la cabeza y disfrutas de la vida.

Yo no dije nada, estaba claro que si comenzaba a hablar de lo bonito que era tener novio y sentirse protegida las dos me iban a saltar como lobas feroces para que:

no volviera a empezar a llorar.

Me diera cuenta de que mi príncipe azul resultaba haber sido un cerdo.

'Yo ya estoy – volví a repetir por enésima vez.

'Espera – Maureen era la más lenta, tardaba alrededor de media hora en maquillarse y otras dos en vestirse y ducharse.

'Yo también estoy – Jill cogió su bolso y metió la varita, la cartera y las llaves.

Yo en cambio siempre metía la varita en el escote. Maureen y Jill se reían por que siempre la metía ahí, pero era un lugar muy seguro y nadie imaginaba que fuera a meterla ahí, así que me sentía segura.

Como siempre y por que las brujas somos animales de costumbres, fuimos a tomar algo al "Sheek'as" lugar frecuentado mayormente por brujos y magos, pero en el que de vez en cuando se cuelan algunos muggles que acaban en casa a la mañana siguiente sin recordar nada de la noche anterior, y por consiguiente siempre deducen: la noche de ayer fue fantástica.

'¡Invito yo a la siguiente! – grité por encima de la música para hacerme oír.

Aunque no tuviera casi dinero, Colin iba a correr con los gastos así que invité a las chicas a varias rondas.

'¡Por el cabrón de mi ex que me ha devuelto la libertad!

Me bebí mi vodka con lima de un trago. Nunca me había gustado mucho aquella bebida, pero quería emborracharme y hacer el loco, todo lo que no había hecho en los últimos cuatro años.

'Le invita el señorito – un camarero se me acercó y me dio una cerveza.

'¿Qué señorito?

El camarero se giró y me señaló a un chico que estaba apoyado junto a la puerta del baño.

'Me suena muchísimo – dijo Maureen que también se le había quedado mirando.

'Y a mí – Jill se había puesto a mi lado - ¿Por qué no vas a hablar con él?

De repente me invadió un terror que hacía años que no sentía.

'¿Yo? ¡Pero si hace años que no ligo! ¿Qué le digo?

'¿No te has visto la peli de "La cosa más dulce"? – me preguntó Jill – Te acercas y dices: ¿Qué te cuentas? Y luego dejas que las hormonas sigan su curso.

Le di un trago a mi cerveza y me lancé a la aventura de ir empujando a la gente hasta llegar al chico en cuestión. Había comenzado a no dominar bien mis actos y eso dificultaba el empujar a la gente.

'¡Sue!

Me giré y fue como si todo el alcohol y el comienzo de divertirme de aquella noche se esfumara.

'Colin… - mascullé.

Nos quedamos mirándonos a los ojos en silencio. Me odié por pensar que estaba guapísimo.

'Estás preciosa – genial, ahora resultaba que teníamos telepatía.

Asentí, no queriendo contestar. Miré a su alrededor, en busca de la chica por la que me había dejado, pero estaba con sus compañeros del trabajo.

'¿Con quién has venido?

'Con Maureen y Jill.

Vuelta al silencio. Me giré para ver si el chico de la cerveza seguía allí pero había desaparecido.

'¡Mierda! – dije bajito.

Colin pareció molesto y nervioso.

'Parece que te estoy entreteniendo.

¡¡Pues sí!! Tuve ganas de chillar. Pero me mordí la lengua y sonreí.

'¿Qué tal estás?

Alcé los hombros.

'No estoy mal.

'¿Dónde estabas?

Un guapísimo e impresionante moreno se había acercado.

'¿Cómo? – no entendía nada.

'Nos están esperando – le guiñó un ojo a Colin – ya sabes como es la gente.

Mi ex novio asintió y sin mediar palabra se dio la vuelta. El desconocido me alejó de allí y me llevó a una esquina, el alcohol volvía a producir sus efectos y a mí me empezaba a picar la nariz, como siempre que rozaba el puntillo.

'¿Quién eres? – pregunté cuando estuve a una prudente distancia de Colin.

'Me llamo Sirius, y he pensado que hacía bien ayudándote a librarte de ese tío. ¿Tú eres…? – dijo él alargando la mano.

'Me llamo Suzzane. Y ese era mi ex novio – le señalé con la cabeza.

Me venía bien que aquella maravilla le hubiera salvado de Colin, ahora parecía que estaba con él y no parecía tanto la víctima; además era guapísimo y había sido él quien me había entrado.

'¡Eh, tío! – un castaño llamó su atención a unos metros de nosotros - ¡nosotros nos vamos!

Sirius me miró y sonrió. Yo le devolví la sonrisa. Nada de malos rollos, aquel tío iba a ser un puente estupendo. Me lo iba a pasar genial.

'¿Te vienes o te quedas con el ex? – me dijo guiñándome un ojo y cogiéndome de la mano.

'Venía con unas amigas…

'Seguro que suponen que has ligado.

'Pero…

'Si me sigues prometo que vas a pasar una noche genial, e invito yo a todo.

'Todo un detalle por tu parte.

Aquella última sonrisa me hizo decidirme. ¿No se suponía que había salido a olvidar a Colin? ¡Si me quedaba con Maureen y Jill no iba a conseguir olvidarme de nadie!

Sólo había una chica en el grupo, una pelirroja de ojos verdes.

'¿A dónde vamos? – un chico rellenito y un tanto bajito miró a Sirius.

'Empieza a hacer frío – un moreno de gafas se acercó a la pelirroja - ¿por qué no seguimos la fiesta en casa?

'Ése es James – me susurró Sirius – y ella Lily, su prometida.

'¿Sabes desaparecerte? – el castaño de dentro del bar me miró.

'Me lo saqué en Hogwarts – respondí.

'Por cierto, no nos han presentado, me llamo Remus – dijo estrechándome la mano.

'Yo Suzzane.

Siempre he tenido un rollo raro con mi nombre, una especie de reglas invisibles e inquebrantables. Cuando me presento no hay ni una ocasión en el que no diga mi nombre completo y cuando cojo confianza les pido que me llamen Sue. Sabiendo que Colin me conoce tan bien como yo a él, comenzará a llamarme Suzzane. Y si no lo hace le lanzaré una mirada envenenada que le hará hacerlo.

'¡Pues vamos! – James me sonrió y desapareció junto con Lily.

Su casa era enorme, tenía unos tres pisos y estaba adorablemente decorada, el estilo se me hizo muy familiar.

'¿Quién fue el decorador? – pregunté a la pelirroja.

'La verdad es que no me acuerdo… James se encargó de todo.

'Olive Davis – contestó su marido.

'¡La de mi casa también! – dije ilusionada.

James me invitó a visitar la casa mientras los demás iban al salón.

'La casa es impresionante – seguí al anfitrión por los pasillos mientras él me iba dando explicaciones de las cosas.

'Alquilamos muchas de las habitaciones.

'¿A amigos?

'Algunos sí, la mayoría, otros no, pero acabamos siéndolo.

'¿Sirius vive aquí? – también quería preguntar por los otros dos pero no recordaba sus nombres, aunque los de ellos era más por educación que por otra cosa. - ¿Y los otros dos?

'No, los tres viven en Londres ciudad, comparten piso.

James me sonrió.

'Es buen chico, pero algo infantil.

Llegamos al salón donde el resto del grupo y al parecer medio mundo estaba.

'¿Tú eres el ligue de Sirius? – una chica rellenita se me acercó sonriente.

'Me llamo Suzzane.

"Y ni siquiera nos hemos besado, ¡ya quisiera yo ser su ligue!" pensé.

'Yo Alice, éste es mi marido Frank – señaló a un hombre de unos 25 años que estaba a unos pocos metros.

'¿De dónde venís? – me preguntó.

'De Sheek'as – contestó Sirius que apareció de pronto a mi lado.

Me agarró de la cintura y guiñándole un ojo a Alice nos apartamos un poco de la multitud.

'Vaya… sí que tenéis aquí a la mayoría de los brujos de Inglaterra.

'Tampoco es para tanto, tienen alquiladas 10 habitaciones.

'No soportaría tener que estar con tanta gente cuando quiero volver a casa a relajarme.

'Pero a James y a Lily les encanta. James es un perfecto anfitrión, y un cocinero excelente, así que disfrutan muchísimo con la compañía de la gente que vive aquí. La mayoría son amigos de Hogwarts… pero supongo que todo esto ya te lo habrá explicado James, ¿verdad?

Asentí sonriendo. Fue demasiado tarde cuando oí la horrible risita nerviosa salir de mi boca. Siempre que conocía a alguien nuevo y no estaba del todo tranquila una ridícula risa salía de mí sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

'¿Te traigo algo para beber?

'Un martini 43 por favor.

'Vamos un poco fuertes hoy, ¿no?

Sonreí apretando la mandíbula para que por nada del mundo aquella estúpida risa saliera.

Cuando Sirius se dio la vuelta respiré varias veces seguidas intentando relajarme.

'Aquí tienes.

Bebí un largo trago de aquella maravillosa bebida alcohólica y noté cómo los músculos de mi rostro se relajaban. No hay mejor cura que el alcohol.

'Bueno y… cuéntame algo sobre ti, por que te he rescatado de tu ex novio, y no hemos tenido tiempo para hablar desde entonces.

'Pues me llamo Suzzane, tengo 22 años y vivo en Londres en el sofá de mis mejores amigas porque mi novio se ha quedado en el piso, hace tres semanas que dejé mi empleo y he decidido que mañana, o mejor el lunes – corregí al darme cuenta la gran resaca que tendría al día siguiente – iré en busca de trabajo como cocinera, mi nuevo empleo.

'Yo soy Sirius y soy alcohólico.

Sonreí recordando las reuniones de Alcohólicos Anónimos que veíamos Colin y yo por la tele para no sentirnos tan culpables cuando Maureen y Jill nos decían algo por beber tanto.

'No soy alcohólica, pero es uno de mis hobbys.

'Ya tenemos algo en común – dijo mirando el fondo de mi vaso.

'Tengo 24 años y trabajo para el ministerio de magia como auror.

'Oh… trabajo arriesgado.

'Me gusta el riesgo.

Quise saber si aquella táctica la solía utilizar con todas o era que yo realmente le gustaba. Me reí ante mi idiotez. Estaba claro que era un guión preparado ya anteriormente para todas, pero me dio igual, sólo necesitaba olvidarme de Colin y Sirius era guapísimo así que era un chico guapo que me iba a utilizar y que tenía unos amigos con una casa increíble.

Al poco de pronunciar las últimas palabras Sirius acercó sus caderas a las mías y me empujó contra la pared suavemente, me agarró de la cintura y acercó su rostro al mío, sin tocarlo del todo. Tenía mucha práctica. Rozó con sus labios mi cuello y poco a poco se fue acercando a mi boca que esperaba la suya con ansia.

Fue mejor de lo que esperaba y estaría dispuesta a repetirlo en cualquier momento. No recuerdo en qué momento después de varios vasos de martini con 43 me hizo un gesto y le seguí por los largos pasillos de la casa de sus amigos. Al final del pasillo había una habitación. Abrió la puerta y me hizo un gesto de cabeza para que le siguiera.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

No quise abrir los ojos porque sabía que me podría desmayar.

Maureen y Jill iban a matarme si vomitaba en su salón y no estaba preparada para oír sus gritos. Intenté recordar algo de la noche anterior, pero mi memoria se nublaba con un chico castaño en una esquina y una cerveza en mi mano. ¿Vi a Colin? Me vino una imagen de mi Colin, es decir de mi ex Colin, sonriendo. Sí, anoche le había visto. Intenté recordar cómo había vuelto a casa pero entonces noté las suaves sábanas de la cama y supe que no estaba en el sofá de éstas. Abrí un ojo, que era el mal menor, para verificar y vi las paredes pintadas de naranjas y pude confirmar que no estaba en ningún sitio familiar. Entonces vi una espalda, una espalda desnuda y una cabellera negra sobre la almohada. Reparé en que yo también estaba desnuda. ¡Me había acostado con alguien! Oh dios mío… ¿y si él se despertaba? ¡Ni siquiera recordaba su nombre! Maldije mi memoria y mi amor por el alcohol. Quise llenar mis lagunas mentales e hice esfuerzos inhumanos por recordar algo.

¡Sherwin! Se llamaba Sherwin y habíamos ido a casa de sus amigos que eran buenos anfitriones. Eso lo recordaba. No recordaba su rostro, ni dónde estaba toda mi ropa. Abrí los dos ojos y esperé unos minutos hasta comprobar que no me iba a marear, cuando comencé a erguirme Sherwin se movió y quedó con el rostro hacia mí lo que me dejó paralizada.

Era guapísimo. Parecía un ángel. El pelo le caía sobre el rostro y podía ver que tenía un buen cuerpo. Me sentía un poco idiota mirando a un tío con el que me había acostado estando él dormido. ¿Pero qué podía decirle?

Decidí que lo mejor para que Sherwin no se despertara iba a ser deslizarme de la cama y caer al suelo. Era algo ridículo que nunca había hecho, aunque Maureen y Jill sí, pero era la única opción que se me ocurría. Comprobé que seguía teniendo los calcetines puestos, una prenda menos que buscar en aquel desconocido cuarto. Encontré mi ropa interior tirada en una esquina y mi falda sobre una silla. Cuando acabé de abotonar el último botón noté que Sherwin se despertaba.

'¿Te marchas princesa?

Sonreí. Él tampoco recordaba mi nombre y utilizaba aquel apelativo cariñoso.

'No quería despertarte.

Entonces me vi en aquel espejo redondo. ¡Tenía unas enormes ojeras y el maquillaje corrido! Intenté arreglarlo sin que Sherwin notara nada.

'¿No ibas a decirme dónde vives para que te envía una lechuza?

'¡Ni que fueras a hacerlo!

'¡Oye! – se sentó en la cama – yo no soy de los que se acuesta con una tía y se olvida de ella…

'Ya claro…

'¡En serio! – protestó.

'¿Y cómo me llamo?

Sherwin abrió la boca y la volvió a cerrar al ver mi perversa sonrisa asomarse.

'Parece que he ganado, ya nos veremos por Londres, Sherwin.

Me puse la camiseta negra y blanca y cogí mi bolso.

'¿Cómo me has llamado?

"Díos mío… no se llama Sherwin" pensé. No conseguí recordar su nombre porque él también sonrió.

'¿Así que tú también eres de mi bando?

'¡Nunca me había pasado esto! ¡Soy malísima con los nombres, pero no me lío con chicos que no conozco!

'¡Ni yo! – el moreno seguía en la cama.

'Me llamo Suzzane.

'Yo Sirius.

'¿Pretendes que recuerde tu nombre? – dijo poniéndome las manos en las caderas.

'¿Puedo llamarte Sue?

'No. Sue es sólo para los amigos.

'¿Y no lo somos?

'No.

Sirius era guapísimo, pero comenzaba a molestarme.

'Dame tu dirección – dijo acercándose y agarrándome por la muñeca.

Miré a otro lado al ver que la sábana no cubría nada.

'No.

Me solté y sonriendo le lancé un beso que él cogió al aire.

'Me encanta tu acento – me dijo justo antes de que cerrara la puerta.

Llegué a casa de Maureen y Jill pocos segundos después y descubrí Jill no estaba y que Maureen seguía durmiendo. Dejé mis cosas en el salón y fui a ducharme. Tenía que ir en busca de un piso, no podía seguir durmiendo en aquel sofá.

Después de pasar por el baño me vestí con ropa vieja y cómoda y me dispuse a hacerme un zumo de naranja para aliviar la resaca. A los pocos minutos oí la puerta y asomé la cabeza de la pequeña cocina.

'¡Buenos días Jill!

La rubia se estaba quitando las botas y tenía unas horribles ojeras, parecidas a las mías, pareció sorprendida de verme allí.

'¡Sue! ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías con ese moreno con el que te vimos salir anoche.

'¿Y tú qué, dónde has estado?

Jill sonrió y alzó los hombros.

'Con un chico…

Cruzó el pasillo y se dirigió hacia su dormitorio.

'¿¡No vas a contarme nada más!? – dije exaltada.

'Tiempo al tiempo… - contestó misteriosamente.

Ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

¿Qué os ha parecido?

Nueva historia… ahora que yo tampoco tengo novio, se me ocurrió ésta. Yo como Colin, el novio de Sue, me imagino a Colin Farrel, pero cada una que se imagine a quien le de la gana…

Dejadme reviews porfis…

Un besazo de chocolate!!!