-Y cuando Shinichi me dijo que si me quería casar con él, me sentí la persona más feliz de La Tierra.
La ceremonia fue preciosa, todo como yo esperaba, y la luna de miel fue…espectacular, después nos volvimos a Tokyo y me di cuenta de que estaba embarazada. De ahí nació tu hermana Aya y después viniste tú, Conan...
-Mamá, por qué no le cuentas cosas más interesantes al niño? Esa historia me la llevas contando desde que nací-replicaba una muchacha de unos 17 años desde la puerta de la habitación de su hermano.
-Aya, no seas tan cruel sabes que a tu madre le encanta contar esa historia-decía un hombre que también apareció por la puerta de la habitación del pequeño Conan.
-Shinichi, no me trates como una loca!!-Decía Ran mientras se levantaba de la cama de su hijo para plantarle cara a su esposo.
-Oye, oye que no es para ponerte así!!-decía Shinichi.
-Perdonad, pero no me vais a dejar dormir??-replicacaba el pequeño Conan.
-Será mejor que nos marchemos. Vamos Shinichi sal de aquí y tu Aya, vete a dormir que mañana tenemos que ir a una fiesta y sabes que tardas muchísimo en arreglarte-ordenaba Ran.
-Pues a alguien le tendrá que haber salido en lo de tardar en arreglarse no?-decía Shinichi.
-Será mejor que te calles.
-Nunca cambiareis- susurró Aya.
A LA MAÑANA SIGUIENTE
-Estais todos listos?-decia emocionado Shinichi.
-Si papá, vámonos ya!-decía desesperado un niño de 7 años.
-No seas así con tu padre Conan, está contento porque pronto veremos a unos amigos vueltros, por cierto Aya, los Hattori tienen un hijo de tu edad y por lo que parece es muy guapo-decía Ran.
-Ah si? Que bien-decía Aya indiferente, mientras iba leyendo un borrador de una novela que le había enviado su abuelo Yusaku para que le diera su opinión.
El trayecto duro poco, en seguida llegaron al lugar de la fiesta, allí solo había policías, policías y más policías.
-Aya en el otro salón hay una fiesta para gente joven, por qué no vas?
-Si mamá.
Aya fue hacia la otra sala, por qué tenía que estar ella allí si no le apetecía? No era justo, nada justo.
Entro en la salita, si en verdad había gente de su edad, pero a todos se les notaba que eran los típicos niños de mamá, así que pasó de todos ellos, se sentó en un sillón y siguió leyendo el borrador.
EN OTRA PARTE
-Hattori!! Cuanto tiempo!
-Kudo! Pero si no has cambiado nada!
-Pues si tu lo dices… pero quién es esta ricura que tienes aquí?-Decía Shinichi mientras miraba a una dulce niña.
-A qué es linda? Se llama Minami, y es mi peque.
-Que mona! Pues este es Conan mi hijo. Oye Hattori, dónde esta tu hijo?
-Heiji? Estará por la fiesta de jóvenes.
EN EL LUGAR DE ANTES.
-Que fiesta más aburrida-decía un muchacho moreno.
A lo lejos vio a una muchacha sentada en un sillón leyendo, le parecía diferente a los demás, así que se sentó junto a ella.
Aya notó que alguien se sentaba a su lado, no le prestó demasiada atención, siguió con su lectura.
-Cómo que no estás bailando como los demás?-decía él.
-Prefiero leer.
-A ver… Flor de lotus de Yusaku Kudo…Yusaku Kudo!! Pero si es su nuevo libro, cómo que lo tienes tú?
-Me lo prestaron.
-Estaría demasiado bien leerlo.
-Si quieres te lo presto.
-De verdad? Pero no te conozco ni nada.
-No te preocupes, yo te lo dejo, te doy mi movil y cuando termines me llamas y me lo devuelves.
-Pues muchas gracias!-dijo mientras sacaba su móvil, le echaba una foto y grababa su número.
-Me tengo que ir ya, toma el libro-decía Aya mientras se levantaba para irse.
-No me vas a decir tu nombre?
-Cuando me devuelvas el libro ya te lo diré.
Y así fue como los dos se conocieron, sin ser conscientes de lo que el destino tenía preparado para ellos.
