Petricor

Prólogo

Disclaimer: DB no me pertenece como asimismo ninguno de sus personajes. Este fanfiction tiene fines recreativos, no siendo realizado con ánimo de lucrar.

Editado 04 de junio de 2018. Correcciones ortográficas y de redacción, además de cambio en edad de los protagonistas.


Los saiyajin son orgullosos pero no estúpidos.

Los saiyajin son una raza de guerreros poderosos, feroces en batalla, indomables. Al menos eso pensaban ellos hasta que Freezer, uno de los demonios del frio, los domó mediante tratados y el rapto disfrazado de cuidado del Príncipe Vegeta, atando a esta raza de guerreros a su disposición, obligándoles a conquistar planetas en su nombre.

Uno de estos guerreros, llamado Bardock, siempre ha sido valiente, y a pesar de haber nacido como un saiyajin de baja categoría, pudo demostrar que era uno de los mejores.

Su nombre se fue haciendo reconocido entre sus pares y oponentes debido a su tenacidad e inteligencia en el campo de batalla.

Era un soldado temido.

Muchos, al oír su designación, huían despavoridos tratando de salvar su vida, pero Bardock, impecable, siempre cumplía con el objetivo que le encomendaban: "destruir los habitantes y conquistar el planeta".

Sólo un objetivo tenía Bardock en la vida, y lo logró.

Con el tiempo, consiguió que el Rey Vegeta lo ascendiera a la elite de su ejército, siendo uno de los pocos en su clase en lograr tal hazaña. Entre los saiyan, si nacías de clase baja, no te movías de ese lugar. Pero Bardock, en base a su propio esfuerzo, demostró lo imposible.

Bardock tenía dos hijos con su compañera Gine: Raditz, de 5 años y Kakarotto, de unos cuantos meses, que habían nacido igual de débiles que su padre.

Un día, sin embargo, ocurrió el hecho más curioso en la historia de su raza. Bardock se encontraba en el planeta Kanassa junto con sus compañeros, cuando el último sobreviviente de los habitantes de dicho planeta lo golpeo en la cabeza, avisando que podrá ver la destrucción del planeta que lo vio nacer junto con su raza, un castigo por los crímenes que había cometido.

Bardock, un orgulloso saiyajin, no lo creyó.

Al recuperarse de sus heridas, fue en la conquista de otro planeta cuando el guerrero comenzó a ver el futuro, tanto de su raza, como de su hijo menor. Imágenes extrañas comenzaron a inundar de manera confusa en su cabeza, sin entender que le ocurría. Empero, su misión fue saboteada, y fue en aquel momento, cuando sus compañeros de escuadrón yacían muertos, que Bardock comprendió su destino. Nunca volvería a ser el mismo. Volvió a su planeta en el momento en que su hijo Kakarotto emprendía la misión de conquistar un pequeño planeta azul y corrió a hablar con su rey. Nadie le creyó sus visiones, nadie creía que el demonio del frio, los pudiese traicionar. Nadie, excepto su rey.

Los saiyajin eran orgullosos, pero no estúpidos.

El Rey Vegeta sabía que pronto llegaría este momento de traicionar a Freezer y se permitió un salto de fe. Organizó a su gente y amenazó a Bardock que si sus palabras no eran ciertas y Freazer no los atacaba, el mismo lo asesinaría y luego a su familia.

Cada habitante del planeta Vegeta lucharía en esta batalla, hombres, mujeres y niños. Cada saiyajin en la galaxia fue contactado con órdenes de disparar y matar a los subordinados de Freezer.

Cuando el demonio del frio llegó, ellos estaban preparados y fue el mismísimo Bardock quien tuvo la dicha de matar al tirano usando un ataque único, que sus visiones le habían enseñado.

Los saiyan lograron su objetivo.

Los planetas que se encontraban bajo el gobierno de Freezer pronto estuvieron bajo los dominios del Rey Vegeta, quien, junto con su mano derecha, Bardock, se dedicó a conquistar todo mundo que se encontrase a su alcance. El príncipe fue liberado e inmediatamente Bardock se ofreció a ser su tutor de manera personal, entrenándolo en conjunto con su hijo Raditz.

No obstante, las bajas fueron muchas. La raza saiyajin, la que un día fue una de las más temibles, se encontraba muy disminuida luego de la batalla. La victoria no fue tan dulce como se esperaba.

Veinte años después del gran golpe de los saiyajin, Bardock, siguiendo una de sus visiones, le informó a su Rey que en el lejano planeta Tierra, su hijo menor, Kakarotto, se encontraba viviendo de manera pacífica, sin lograr el objetivo de conquistar el mundo. El rey, furioso, ordenó que un grupo fuese a la Tierra y matando a Kakarotto, cumpliese la misión. Sin embargo, Bardock, que ya sabía el futuro, le sugirió algo mejor a su Rey.

"En la Tierra se encuentra uno de los más grandes guerreros y quiero que este a vuestro servicio mi Rey", fueron las palabras que Bardock le indicó a su Monarca. Así fue como en compañía del Príncipe Vegeta y su guardaespaldas Nappa, que Bardock fue en persona a la Tierra.

Cuando regresó, el resultado no fue satisfactorio para su Rey.

Bardock indicó que el Príncipe había asesinado a Nappa al considerarlo un estorbo y que en un combate impresionante contra su hijo Kakarotto, el Príncipe Vegeta había fallecido, llevando al otro mundo a su hijo.

El Rey pretendía castigar a su subordinado de manera ejemplar por la muerte de su heredero. Sin embargo, Bardock indico que había cumplido su misión, y le mostró al Rey que a su lado, un niño de 4 años que a simple vista parecía un debilucho, era la más grande ofrenda que podía darle a quien había confiado en su palabra, entregando a su propio nieto, al despiadado Rey saiyajin. Bardock explicó a su rey que el niño tenía un poder oculto impresionante, que fue capaz de noquearlo al explotar su ira, y que planeaba usarlo para salvar la raza de la extinción.

Los saiyajin eran orgullosos, pero no estúpidos.

Ese mestizo disgustaba a al Rey. Era una abominación a su raza. Pensó en destruirlo él mismo, dudando de su más fiel guerrero, disgustado por cambiar la vida de un príncipe por la de un híbrido y le ordeno al soldado más débil que se encontraba en la sala del trono que le disparase al pequeño. No merecía que un elite desperdiciase energía en él.

Bardock sonrió al ver la reacción de su Rey cuando el pequeño expandió su energía para salvarse del ataque, demostrando su valía al Monarca. Todo iba de acuerdo a su plan.

El mestizo fue entrenado día tras día, noche tras noche por su abuelo.

El pequeño lloraba en sus sueños recordando el cómodo hogar que le había sido arrebatado, el calor de su madre, la sonrisa de su padre.

A los 5 años, su abuelo lo abandono en un planeta a su suerte y volvió a buscarlo un año después.

Bardock lo entrenó más fuerte que a ninguno de los guerreros que tenía a su cargo, buscando quebrar al humano debilucho en su interior. No obstante, pronto entendió que era la parte humana la que más le daba poder. Sus emociones humanas eran el motor de su fuerza. Cada enojo, cada miedo, cada alegría, era un paso adelante en la búsqueda del guerrero perfecto.

Con los años, el pequeño nunca dejo de añorar su viejo hogar pero se resignó a su destino.

Cuando cumplió 10 años, era capaz de conquistar planetas de nivel superior sin un escuadrón que lo acompañase.

El Rey, que era orgulloso pero no era estúpido, lo tomó como su guardia personal cuando descubrió que el poder del pequeño lo superaba, y no sólo a él, sino que también a cualquier saiyajin vivo.

Los saiyajin eran orgullosos, pero no estúpidos.

El Rey entendió, luego que su consejero y mano derecha Bardock se lo indicase, que la única manera de salvar a su casi extinta raza de guerreros, era tener más mestizos como el pequeño. Así se lo habían indicado sus visiones. Un futuro brillante de dominación planetaria bajo el imperio Saiyan. El orgullo de la casta pura de saiyajin debió ser aplastado y en consecuencia, el rey Vegeta, con el propósito de salvar a su pueblo, decidió sacrificarlo.

Decidieron que no conquistarían el planeta Tierra, pero esté, en cambio, la gente de dicho mundo les debía de entregar cada cinco años a las mujeres más bellas y luchadoras, con capacidad de procrear un fuerte guerrero Saiyan.

Bardock fue el encargado de ir al lejano planeta azul a buscar estas mujeres, para procrear nuevos guerreros que tuviesen las capacidades y habilidades de su nieto.

Así vio Gohan, de diecisiete años, como su abuelo partía de viaje a su planeta de origen con la misión de salvar a "su raza", trayendo hermosas guerreras humanas. Un viaje que demoraría un año de ida y un año de regreso.

En vísperas de su vigésimo cumpleaños, su abuelo regresó y Gohan jamás imaginó como su vida nuevamente no volvería a ser la misma.


Hola! Aquí Yuki Nekoi después de años de ausencia. No puedo creer que mi mente ha ideado una nueva historia después de tanto tiempo.

Tengo ya la historia completa en mi cabeza, de inicio a fin, con respaldo en mi teléfono para que no me ocurra lo que paso con Criminal (que sí, la voy a retomar). Este sólo ha sido el prólogo, no sé cuando suba el siguiente capítulo pero es probable que sea PRONTO.

Quise hacer una historia partiendo de un cliché, lo sé. Que hubiese pasado si el planeta Vegeta no fue destruido, los saiyajin gobiernan la galaxia y Gohan tuviese que estar ahí?

El nombre de la historia tiene un porqué. Se verá más adelante.

Espero que les guste mi loca idea y cualquier sugerencia es bien recibida.