Concéntrate en ganar
(by Abriluno)
Resumen: Siempre hay uno que se divierte más que el otro, pero ninguno quedará con una sonrisa en el rostro (Hoozuki x Hakutaku).
Disclaimer: Hoozuki no Reitetsu y los personajes pertenecen a Natsumi Eguchi. Tomé prestados la trama y los personajes sin ánimos de lucro, sólo soy una fans más en el mundo.
N/A: Este fin de semana me he entretenido mirando esta serie. Espero que disfruten del relato :)
1. Sumemos rostros y expresiones
Hele allí con su rostro seco. De apatía conocía bastante Hoozuki, tanto se había perfeccionado que de él ni una mueca de burla parecía leer, sin embargo, una vez más en su cara se reía, hacía mofa de las situaciones ocurridas en el pasado. Cómo debió haberse entretenido cuando lo vio caer del Cielo, tan embriagado como para dejar ver su verdadera figura delante de los humanos. Ahora lo contaba con tanta inocencia que hasta Momotaro le creía ¡Momotaro le creía a todo el mundo! No pudo evitar mirarlo con rencor.
Lo que faltaba... una vez más perdía en el juego de palabras encadenadas, ¡era el colmo! No lo soportaba. Le dijo en todos los tonos que se fuera de inmediato y por suerte el aprendiz ya le había entregado lo que necesitaba.
Era en el chino la emoción tan viva que las venas de las sienes hicieron acto de aparición, como raíces fructíferas que se engrosaban cada vez que el demonio de Japón aparecía.
— Huh... — Suspiró. Por suerte se había ido. Le dio la espalda a su aprendiz y comenzó a hablar sobre otros temas más interesantes, por supuesto, no quería arruinar su ánimo.
El castaño solía observarlos en silencio, era extraño que conociéndose tantos años se odiaran sin fundamentos de peso. Pero él no entendía las mentalidades de entidades superiores, tampoco quería perder tiempo pensando en ello, se decidió a dar media vuelta para escuchar a Hakutaku-san mientras él se las arreglaba bastante bien limpiando lo que había ocupado.
Había transcurrido una semana desde que Hoozuki vino hasta su tienda, no era recurrente que el chino pensara tanto en su enemigo, pero... no había logrado borrar de su memoria aquella imagen de soberbia en su faz cuando le hablaba a su pupilo sobre cómo lo había emborrachado para obtener información. Cubrió su rostro con una mano en tanto una sonrisa siniestra se vislumbró. Debería borrar esa expresión en el canalla. Pero, ¿cómo?
Perdido en sus pensamientos tamborileaba sobre el mesón, una ceja le saltaba cada vez que recordaba la apática voz de su contendiente. Un trozo de papel arrugó entre los dedos y cambió de posición. Hasta ese entonces, no se había percatado de la amena charla que había en el local, no obstante, una cara redonda y peluda apareció de la nada, tan sorpresivamente que lo hizo caer de espaldas.
— ¡Hakutaku-san!
El perro corrió en su ayuda, también lo hizo Momotaro. El chino se levantó sin problemas con una sonrisa amplia, se acomodó la ropa y regresó a su puesto. Luego de los saludos correspondientes, invitó a ambos a beber una taza de té para pasar el rato. Así escuchó las cosas que el perro le contaba animadamente a su amigo. Cosas aburridas que hacían los esbirros animales como comer y engordar, además de dormir. Suspiró mirando hacia un costado, si Shiro hubiese invitado a una chica bonita todo habría sido muy diferente.
Ladeó el rostro para apoyarlo sobre una de sus manos mientras intentaba no quedarse dormido. De pronto sus pupilas viajaron con velocidad para clavarse en el rostro de esa esponjosa criatura blanca. De tanto pensar en chicas y en lo que había hecho hacía unos días con una muy atractiva, no se había percatado de lo que decía el can. Agudizó el oído y cerró los ojos haciéndose el dormido.
— Enma-sama nos dio permiso para entrar.
— ¿Y no te dio miedo?
— Al principio no pensé en eso — Su larga lengua colgó antes de jadear — Pero al darme cuenta de que Hoozuki-sama podría despertar de mal humor — Tembló con horror en su mirada — Ya no tenía ganas de estar ahí.
— ¿Y cómo no te fuiste sin hacer ruido?
¿Quién le iba a decir que de las cosas más aburridas de la vida iba a llegar la respuesta a ESA interrogante que lo tenía en jaque tantos días?, sonrió internamente mientras daba forma a una de las más descabelladas ideas que había tenido en toda su vida. Ahhh... si hasta podía escuchar los gritos de espanto del demonio.
