Este es el relato de un ángel que durante su humanidad fue llamada Lucy pero ahora tiene un nombre que solo 2 personas conocen, exacto, ella y "dios", pero esto tratará de como se enfrentó al dios viviente por una amistad que comenzó siendo una relación no muy conveniente.
Capitulo 1: Conociendo la oscuridad
No puedo decir que me levanté, ya que no duermo y no puedo decir que desayuné ya que no como, lo único que puedo decir es que día a día alabamos a dios, sin dormir, sin necesitarlo, simplemente postrados ante el trono que se eleva en la gran Jerusalén, detrás de las grandes puertas que nos mantienen alejados de los hechiceros, Idolatras y Fornicarios, allí se encuentra un mar de cristal, tan hondo pero tan cristalino que parece no tener fin, estamos en paz y sentimos seguridad pero hace un tiempo que esa seguridad se ha tornado confusa y falsa, estar por la eternidad en una ciudad sin noche, repitiendo lo mismo cada día, cada hora y a cada segundo no es algo que complazca a cualquiera. Simplemente no quiero seguir así.
Este día en especial, hubo un momento de descanso ya que dios y sus querubines tuvieron que atender un asunto especial.
pshhh – escuché a alguien desde detrás de un muro.
¿C..como? - dije en voz baja; detrás del muro se encontraba un ser oscuro, un alma en pena que actualmente debería estar pagando sus pecados en el lago de fuego y azufre pero estaba aquí, sin embargo.
Ayúdame – me habló.
Si, claro – le dije, ya que aunque emanara oscuridad no parecía ser un individuo malvado
Lo llevé a mi casa aunque nunca la usaba, lo escondí en mi cuarto volví al centro de la ciudad antes que dios regresara y cuando vino lo seguimos alabando luego de un tiempo indeterminado, nos dejaron irnos solamente para leer la santa biblia durante unas horas y luego volver.
Fui a mi casa, subí a mi habitación y encontré al chico, creo que eso era, agazapado en un rincón, me acerque con paso cauteloso por si acaso, pero antes que pudiera dar otro paso me habló.
¿Me entregarás? - estaba con un estado de ánimo no muy feliz, más tarde me enteraría que eso se llamaba tristeza, se levanto lentamente y me repitió la pregunta.
¿Tendría que? - le contesté sin quitarle la vista de encima un solo segundo.
Según tu Dios, soy una amenaza para su sociedad perfecta así que ha ordenado que me capturen – el chico se acercaba a mi y su aura oscura comenzó a fundirse con mi aura de luz
En ese momento un montón de imágenes pasaron por mi cabeza y eran tantas que sentí por primera vez la sensación llamada dolor, al ver mi rostro el chico se alejó, dando a entender que no tenía intenciones hostiles ni mucho menos.
¿Que fue eso? - le pregunté, un poco asustada, estar a su lado me devolvía poco a poco las sensaciones y sentimientos que un humano posee, pero que un Ángel no.
Son todos los recuerdos de mi vida – me contestó todavía esperando mi reacción.
Pero no has hecho nada malo, ¿Por qué estabas en el lago de fuego? - le pregunté seguido de otra pregunta importante - ¿Recuerdas tu vida en la tierra? - yo no la recordaba, según Dios era mejor así, pero cada vez me intrigaba más este ser.
¿Has oído hablar del limbo? - me dijo.
Si, pero Dios nos dijo que solo era una ilusión que los hombres crearon en su Juventud – le contesté, esperando una respuesta más concreta.
La razón por la que no estoy en el lago de fuego, es porqué, pertenezco al Limbo – me contestó y cada momento que pasaba me sentía más ingenua frente al Dios que había seguido todo este tiempo de eternidad.
¿Entonces el limbo existe? - le pregunté aun incrédulo ante la verdad que tenía frente a mis ojos.
Si, el limbo existe como tu o como yo, y allí van los individuos que fueron personas buenas en vida pero que cuestionaron a tu Dios en al menos una sola cosa – me dijo, y yo simplemente me desplomé en el suelo, todo este tiempo sumida en una mentira, sin sospechar ni un solo segundo.
Gracias por decirme todo esto.– le dije, y observé con atención como se encogía de hombros. - Por cierto ¿Cuál es tu nombre? -
Me llamo Natsu – me contesto. - respondiendo a tu anterior pregunta si tengo recuerdos de la tierra pero no conservo recuerdos de las personas ni mi anterior personalidad – dijo un poco decepcionado de su propia respuesta.
Lo escuché, pero no le presté demasiada atención por el momento, debía sacarlo de allí.
Esta bien, tengo que sacarte de la ciudad en el periodo de "tiempo" que nos dejan leer – le dije bastante preocupada.
¿Por qué?,¿Aquí no estoy a salvo? - me preguntó, su expresión había cambiado, nuevamente estaba encogido de hombros y preocupado, pero no podía mentirle y por el momento era literal, no podía.
No hay lugar en el cual estés a salvo dentro de Jerusalén, EL te buscará día y noche sin descanso si hace falta, tengo que sacarte de aquí cuanto antes.
Existen 3 tipos de ángeles; poseedores de la voluntad divina y una espada de fuego para quemar cualquier corrupción, los arcángeles, propietarios de los 33 arcos de la divinidad (simbolizando la edad en la cual Jesús fue crucificado), los arqueros y por último portadores de la llama de Igneel (Dragón que ayudó en la guerra contra el mal) que les otorga poderes increíbles, los sacerdotes grupo en el cual me encuentro. Sin contar a los Querubines que son como los comandantes de Dios, estos poseen una voluntad especial.
Agarré lo imprescindible, aclarando, lo que alguien con necesidades como Natsu podría necesitar, agua, comida etc, y partimos.
Salimos de mi casa con cautela extrema cuidándonos de que nadie nos viera, la gran puerta que conectaba a Jerusalén con el "mundo exterior" estaba a unos 5 kilómetros de distancia, por suerte, el camino hasta ella estuvo inquietantemente tranquilo, al llegar desplegué mis alas, tomé a Natsu por la cintura y salté, volamos unos 15 metros de altura hasta que llegamos a la parte superior de la muralla.
¿Por que haces esto, hija mía? - me preguntó una voz que no tarde en reconocer.
Padre... - contesté abriendo los ojos de par en par, se me disparó el pulso y comencé a sudar, cosa que, los ángeles no hacen.
Estoy ayudando a un amigo – logré decir luego de unos segundos.
¿Un amigo?,¿Ayudando? - me dijo y enseguida agregó – sabes que esta prohibido entrar a Jerusalén, y sabes también que lo esta ayudar a un alma oscura.
Pero... TU me has mentido todo este tiempo, y yo alabándote día y noche sin descanso – le contesté gritando.
Dime hija ¿en que te he mentido? - me contestó mientras movía un dedo.
Para empezar sobre el Limbo – dije y frunció el ceño, - para seguir... -.
¡Cuidado! - me dijo Natsu mientras me tiraba al suelo y me cubría, mire con terror hacia arriba para ver una flecha de luz incrustada en la pared de la muralla. El dedo que había movido fue una señal para que me dispararan.
Gracias Natsu – le dije, me paré, y enseguida lo tomé y salte hacia el lado de afuera de la muralla.
¡VAMOS, VAMOS, VAMOS, VAMOS! - decía uno de los ángeles mientras se disponían a abrir la puerta.
Déjenlos ir, de momento es lo más conveniente – Dijo "Dios" y volvió al centro de la ciudad.
...Del otro lado de la muralla...
¿Te encuentras bien? - me preguntó Natsu mientras me miraba con preocupación.
Si, si, estoy bien – le contesté mientras con mi mano derecha apoyada en él, me levantaba.
La vista era sinceramente increíble, atrás estaba la ciudad, pero adelante había un paisaje que se extendía hasta el horizonte, no era muy lindo, estaba lleno de árboles secos y tierra sin vida pero aun así era sorprendente lo grande que era, siempre había estado acostumbrada a que cada vez que intentaba ver lejos las murallas no me dejaban, pero ahora era "libre" por decirlo de alguna manera, nunca me había sentido así de bien, di un salto de la emoción y abracé a Natsu, este se sorprendió.
Esto me resulta extrañamente familiar – dijo.
¿Que? - le pregunté porque no había escuchado.
No, nada, déjalo – me contestó y me abrazó también al verme feliz.
Comencé a sentirme mal, la oscuridad del exterior me estaba afectando, pero no podía hacer nada por que podía lastimar a Natsu.
Vámonos, aún seguimos cerca de la puerta, podrían atacarnos – le dije con voz débil a Natsu.
Si - se limitó a decir.
Me agarró y paso su cabeza por debajo de mi brazo, me ayudo a caminar y así lo hicimos, estuvimos caminando unas 2 horas, yo más que cansada estaba sorprendida de lo inmenso que era el "mundo exterior", Natsu caminaba con naturalidad.
¿A dónde me llevas? - le pregunté ya que me percaté de que no tenía idea de a donde iba.
A nuestra base – me contestó dejándome aún más desconcertada que antes.
¿"Nuestra"? - le pregunté, ya que anteriormente no había mencionado a nadie más.
si...- dejó de hablar y de la nada salieron muchas criaturas oscuras.
Leí de esto en la biblioteca de la ciudad, son Graafs, seres sin cuerpo, y con un alma tan oscura como el vacío – dije y Natsu me miró.
Pues aquí, son basura – me dijo y atravesó a uno con una vara de hierro encantada.
Como tu digas, apártate – me levanté y lo aparté un momento.
¿Segura? - me contestó un poco inseguro.
No soy una chica indefensa, además no olvides que yo te salve – le contesté.
Por lo que recuerdo estamos a mano – sonrío, y derrotó a otro de los Graaf.
¡LLAMA DE IGNEEL! - una gran llama blanca por dentro y en todo su contorno naranja apareció en mis dos manos y las envolvió, pero antes de poder hacer algo las llamas se desprendieron de las mismas y fueron a parar en las manos de Natsu que no tardo en darles uso.
Oye – le dije, me miro dando a entender que estaba tan confundido como yo, me pasó la vara y golpeó en la cabeza a otro Graaf destruyéndolo aún quedaban 3 de ellos
¡Espada de Uriel! - dije y la vara se vio envuelta en una luz resplandeciente que atrajo a 3 Graafs más, corté a la mitad a uno y así a dos más.
De repente, del cielo cayó una mujer de pelo escarlata con una katana en cada mano, ambas tenían un mango dorado con detalles en plateado y una hoja de doble filo.
Torbellino de cortes – dijo suavemente y al momento siguiente los 3 Graafs que quedaban desaparecieron en su propia oscuridad.
¡Erza, llegaste! - Dijo Natsu más alegre de lo normal en él.
Demore un tiempo en sentir tu Natura – le dijo la chica a Natsu.
¿Ella es el ángel? - le dijo y me miró,su mirada daba miedo a decir verdad.
Si es ella – le contestó Natsu un poco más serio.
¿Como te llamas? - se acercó y me pregunto.
No sabría decirte, Dios me dio un nuevo nombre pero me gustaría saber mi nombre terrestre antes de decíroslo – le contesté encogida de hombros.
Esta bien sigamos hacia la base – dijo la chica y Natsu movió la cabeza indicándome que la siguiera.
Mientras caminábamos se me ocurrieron un par de preguntas que hacerle a Erza, creo que ese era su nombre, y como no pude contenerme lo hice.
¿Donde queda esa guarida? - paró, viró y me miró.
Es en una cueva a unos 3 kilómetros de aquí aproximadamente – me dijo
Debes saber que el limbo, va desde Jerusalén unos 250 kilómetros a la redonda, luego son tierras relativamente desconocidas – me dijo Natsu.
Entonces, el limbo esta dividido en cuatro grupos a grandes rasgos, Los demonios que tienen una de sus sedes aquí, liderados por zeref – dijo y siguió hablando Erza – Los "civiles",por decirles de alguna manera son todas aquellas almas que no poseen una voluntad fuerte como para desarrollar alguna habilidad aquí – dijo y aun continuó – Los rebeldes – dijo y Natsu agregó.
Nosotros – Erza lo miró, asintió y siguió hablando.
Como decía, los rebeldes que son todos los desertores de otros grupos que se han reunido con una sola causa, destronar a Dios, y por último los "Magic" que por el contrario que los civiles poseen la voluntad necesaria para luchar.
Siempre y cuando entiendas eso y sepas reconocerlos estarás bien – me dijo Erza se dio media vuelta y siguió caminando.
¡Espera! ¿ Que es el Natura? - le pregunté.
Es un amuleto que contiene voluntad almacenada, es como una reserva rastreable de energía – me contestó y seguimos caminando.
Ahora que los miraba con atención ambos tenían un collar con una piedra azul colgando del cuello, cuando estaba anocheciendo llegamos a la cueva y allí me encontré con unos cientos de hombres y mujeres que formaban parte del grupo, Erza y Natsu me presentaron a Gray el era un Magic al igual que los otros 2, poseía la voluntad de hielo, mientras que Natsu solo era un guerrero al igual que Erza o al menos hasta el momento en que absorbió las llamas de Igneel y se apropió de esa habilidad.
¿Puedo salir a ver la noche? - pregunté, ya que sería la primera vez desde que tengo memoria que lo haría.
Si claro pero no te alejes mucho – me dijeron los 3 a la vez.
Agradecí y salí, afuera de la cueva se extendía un gran paisaje, mire hacia arriba y había millones de puntos blancos.
Son estrellas – me dijo Gray apareciendo a mi lado,- hay más estrellas que personas en todo este lugar – agregó.
¿En serio?, es la primera vez que las veo, en Jerusalén no hay noche – le dije y sonrió
Pues, disfrútalas – me dijo y antes de irme me preguntó.
¿Quieres saber como se llama este lugar? - lo miré y asentí repetidas veces.
Esto es el limbo, pero tiene nombre este lugar, es decir su verdadero nombre es, Pangea – me dijo y se retiró nuevamente a la cueva.
Pangea... -repetí mirando las estrellas que iluminaban la oscuridad.
...Dentro de la cueva...
Natsu, Gray y Erza estaban discutiendo.
Quiero llevarla a ver al oráculo – dijo Natsu, - quiero que recuerde su pasado – dijo también.
Pero no puedes, debes ocuparte de la operación de rescate de nuestra infiltrada en el grupo de zeref.
Yo puedo llevarla – se ofreció Gray – no tengo nada pendiente.
Esta bien – aceptó Natsu a regañadientes.
Entonces esta decidido – dijo Erza y se fue.
Gray... cuídala – le dijo Natsu al chico mientras apoyaba la mano en su hombro.
Si Natsu, lo haré – le contesto el pelinegro.
Señor Gray, el ángel ya se fue a dormir – le dijo una joven que se acercó.
Genial, ve y despídete de ella pronto – le dijo Gray y Natsu se fue.
...De nuevo en Jerúsalen...
Arrodillados ante el trono de Dios estaban los dos comandantes de la 3° y 6° división de los guerreros celestes.
Escorpio (apariencia normal), Géminis (apariencia de la saga de relleno, 2014) os encargo a la caída -Dijo Dios sentado en su trono de oro.
Si, amo, como lo ordene partiremos mañana mismo – le contestaron al unisono los comandantes y se retiraron del trono.
No escaparás, no puedo permitir que amenaces mi perfección – dijo Dios para sí mismo.
...En la cueva de los rebeldes...
Natsu estaba al lado de la chica rubia ya dormida, se acercó le beso la frente y le dejo una carta a su lado, mientras se alejaba repitió una vez más, "me resulta extrañamente familiar"
