Prometimos no mirar atrás


El joven de cabellos oscuros y ojos violáceos se puso frente al espejo.

Pareciera como si más que ver solo su reflejo en él estuviera viendo más allá, como si estuviera rememorando los momentos que tuvo que vivir para llegar allí.

Tomó una gran bocanada de aire y se soltó el moño que llevaba y que le sujetaba una larga cola de caballo y, luego, lenta y cautelosamente empezó a cortar mechón tras mechón.

Una vez finalizada su labor, se vio nuevamente al espejo.

Se le hizo extraño su rostro sin el largo cabello, casi parecía como una persona diferente.

Sonrió, después de todo ese era el objetivo: un cambio.

Recogió los mechones de cabello desperdigados por el suelo y los echó a la basura. Antes de salir miró su reflejo nuevamente, ahora tenía el uniforme del recién formado Shinsengumi, el cual le costó, a él y a todos, sangre y sudor obtener.

Lo único que parecía fuera de lugar era una pequeña botellita de picante que relucía en su mano, tenía una rosita amarrada a forma de regalo, regalo que nunca tuvo el valor de entregar.

"Prometimos no mirar atrás"

Sujetó la botella más fuerte para más tarde dejarla junto al espejo y a algunas hebras de largo cabello que quedaban.

Abrió la puerta corrediza y salió de la habitación, una vez fuera sacó un cigarrillo que había comprado hace poco, se lo puso en la boca y lo encendió.

Ese iba a ser uno de los primeros de muchos más.


La joven de cabellos claros se acomodó frente al espejo de su habitación, hace mucho que no miraba su rostro tan detenidamente, después de todo con su hermanito revoloteando a su alrededor no había tenido la oportunidad.

Sonrió con nostalgia, después de la partida de todos el lugar estaba muy silencioso.

Se observó directamente a los ojos carmesí de su reflejo y se soltó el moño que llevaba.

Cerraba los ojos a cada hebra que caía, como si estuviera dejando caer sus memorias.

Una vez hubo terminado, se observó nuevamente y luego desvió la vista a las flores a su lado, las cuales tenían el remitente "Kuraba Touma".

Apretó levemente los labios y se aferró a una fotografía que había sacado de su cajón poco antes.

"Prometimos no mirar atrás"

Y dejó caer suavemente la fotografía junto al espejo.

Se levantó y abrió suavemente la puerta corrediza que daba al exterior.

La fotografía se mecía con el viento, se veía a tres jóvenes y un niño: el de cabellos castaños oscuro con una gran sonrisa mientras abrazaba a otro de cabellos más oscuros y ojos severos que contrastaban con su rostro sonrojado. Este último estaba siendo golpeado en las piernas por el pequeño niño castaño claro, mientras que la única joven estaba sonriendo tiernamente a la foto con un leve rubor en las mejillas.

La joven que ahora llevaba el cabello corto salió fuera de la estancia, pretendía dar un paseo aprovechando las hojas del otoño pero un ataque de tos la frenó.

Apartó su mano de su boca pudiendo vislumbrar algunas gotas carmesí.

Esas iban ser las primeras de muchas más.