Yuri! on Ice y sus personajes no me pertenecen, son obra de la genial Kubo. Yo solo escribo por diversión.

Estaba literalmente observando el apunte que tenía frente a si mismo, sobre la mesa. Parpadeó un par de veces en un intento inútil por despejar el sueño que lo atormentaba; ya en varias ocasiones se había sorprendido cabeceando y casi estampándose la cabeza contra la dura madera, pero es que no había caso: al día siguiente, Yuuri tenía que dar un examen realmente importante en la Universidad y no había alcanzado a estudiar lo que le hubiese gustado por cuestiones de trabajo, ayudando a su familia con el hotel.

Ahora se arrepentía un poco de haber discutido con su madre, quien había intentado convencerlo de que su prioridad eran los estudios y que solos podrían con la clientela. Manteniéndose en su trece, Yuuri se rehusó a dejarles toda la carga pesada y ahora estaba sufriendo las consecuencias.

Bueno, tampoco estaba tan mal. Las nociones básicas las tenía claras, y agradecía que Pichit le hubiese brindado aquellos apuntes que, quizás, podrían salvarle la vida mañana…

Se sintió mal por su amigo. Miró el reloj de su mesa de noche; las 2:34 AM. Hacía más de 12 horas atrás, Pichit había alcanzado a avisarle por medio de un mensaje de texto que aquel evento tan temido por ambos se le había presentado casi intempestivamente. Lo que habìa parecido un resfrío común los días anteriores, había terminado con una fiebre de los mil demonios y con ella, su celo.

No iba a poder ir a rendir mañana, eso estaba claro. El moreno se había esforzado más que él por dar aquella materia y a Yuuri le resultó injusto que justo en aquel momento crucial llegara aquello que se daba sólo cada 6 meses; Pichit siempre habìa sido irregular en ese tema...si Yuuri mal no recordaba, su última necesidad había sido...¿hacía 3 meses? Por su parte, agradeciendo a sus hormonas un poco más estables, agradecía inmensamente que aún le faltaran 4 largos meses para ello, y que en su caso, su cuerpo nunca le habìa dado sorpresas desagradables.

Bostezó, intentando prestar atención nuevamente al apunte. Se percató que estaba intentando entender el mismo renglón hacía más de 5 minutos...volvió a mirar el reloj. Las 3 AM. Si se acostaba ahora y dormía un par de horas, quizás tres...podría levantarse y terminar de repasar antes del examen que era a las 9 AM…

La idea lo tentó demasiado, visto y considerando que su cerebro estaba fundido por intentar meter demasiada información en pocas horas. Desde las 9 PM estaba sentado en aquella silla dura sin detenerse a descansar, y antes de eso había estado toda la mañana y toda la tarde…

Se levantó al fin, satisfecho por su resolución. Con las neuronas quemadas no iba a procesar ni a retener demasiado para el día siguiente, por lo que, sin siquiera quitarse la ropa, se tambaleó hasta su lecho y se lanzó sobre él, reventado.

Sólo tuvo fuerzas para colocar la alarma del celular a las 6 AM y retirar sus lentes. Su mundo se volvió borroso en ese momento, y antes de que pudiese apagar la luz, ya estaba sumido en un profundo sueño.

Casi salta de la cama cuando un sonido ensordecedor interrumpió su sueño. Jadeó, encandilado por la luz y manoteando la fuente del sonido que provenía de su mesita de noche. Poco a poco, mientras el ruido seguía, se percató de que veía borroso porque no tenía sus lentes puestos; fue lo primero que manoteó antes de darse cuenta de que la fuente del sonido era su teléfono celular...maldición, ya eran las 6 AM…

Grande fue su sorpresa al percatarse de que no era la alarma, sino una llamada. Provenía de un número que no conocía. Vio la hora.

Las 4 AM.

Aún sobresaltado, tomó el celular con duda entre sus dedos.

Sin pensarlo demasiado, pulsó el botón verde.

Lo primero que oyó fue interferencia, demasiada. Frunció el ceño en un intento por comprender lo que lo decía una voz que se dejaba oír en el medio de todo ese barullo. Era una mujer, pero no alcanzaba a reconocerla.

- Deberías...está grave...pocos han…

-¿Hola? ¿Quién habla?.- la palabra "grave" resonó en su mente, logrando que su corazón comenzara a tamborilear rápidamente. Quizás era una llamada equivocada.

-¿Yuuri…?.- Adiós hipótesis. En un intento por oírla mejor, se sentó en la cama y apretó con fuerza el aparato contra su oído.

- Si, soy yo. ¿Quien habla?

- …

La comunicación se cortó. Con decepción y un poco de aprensión, Yuuri se quedó observando la pantalla encendida del celular, exprimiendose el cerebro por si recordaba aquel número…

Cuando la pantalla estaba a punto de apagarse, se encendió otra vez repentinamente. Había llegado un mensaje de aquel extraño número, y Yuuri no dudó en abrirlo.

Y por un lado desearía no haberlo hecho.

"Yuuri, soy la madre de Pichit. Está en el hospital, grave. No era su celo lo que estaba sufriendo, es una especie de epidemia. Ten cuidado, parece ser que sólo los Omegas la sufren. No vengas, por favor."

Bueno, muy bien xD Aqui yo otra vez!

Bien, este es el nuevo fic del que les habia hablado a las hermosas personitas que me siguen en "entre el alfa y la pared". Otro Omegaverse un poco más primitivo y salvaje que mi otra reciente creación.

Este es solo el prologo, ya veremos como se va desarrollando.

Nos leemos prontito! Muchas gracias por todo su apoyo!