I think I'm drowning

Disclaimer: Lo que es mío, es mío, y lo que no, pues no. No hace falta que llamemos a nuestros abogados.

Summary: El siete es el número mágico. Su número. Su historia. La historia de las siete veces que Edward Cullen se dio cuenta de que Bella Swan comenzaba a ser algo importante en su vida.

Siete

Creo que me estoy ahogando, asfixiado.

1.

Es alguna broma macabra del destino, algo peliagudo que te llevaba esperando desde que pensaste en que podías ser feliz a pesar de estar muerto, maldito, mil veces corrompido por el deseo de la sangre. Lo bueno es que ella sigue viva, lo malo es que también sigue oliendo igual de intoxicante que el primer día.

¿El aire puro de Alaska? Se ha esfumado nada más oír el latido de su corazón, potente, rítmico, casi enfermizo. Sólo son dos pasos, te dices. Ni siquiera tienes que respirar, aunque a los demás no les haría mucha gracia darse cuenta de que su pijo compañero de clase no necesita hacerlo. La verdad es que, sinceramente, mucha menos gracia les haría saber que él y sus hermanos podrían aplastarlos a todos y convertir ese instituto en una digna película Gore de bajo presupuesto.

Sólo son dos pasos. Y no necesitas respirar.

Por eso dejas de hacerlo nada más verla sentada en la misma silla que ocupó una semana atrás, fingiendo que no se da cuenta de que existes ni de que has violado su campo visual mientras garabatea tonterías en la tapa de su cuaderno. Entonces te das cuenta de que es la peor actriz del universo y de que a ti se te da muy bien eso de mentir, por lo que te das ánimos que sacas de no-sabes-dónde e intentas pensar en ella como en una compañera de clase más.

Son sólo dos pasos, y no necesitas respirar. Pero lo haces.

Y te asfixias, el aroma dulzón de un champú de fresa y un gel de baño de melocotón demasiado dulce te perfora las fosas nasales, la garganta, y la ponzoña comienza a quemarte la lengua mientras aprietas los puños pensando que no es de buena educación no hablarle a tu compañera de pupitre, aunque corras el riesgo de salpicarla de veneno y asustarla.

— Hola.

Te salen cuatro, cinco, cien cabezas más o eso te parece porque su mirada lo dice todo y te ves reflejado en sus ojos, de un marrón chocolate normal pero a la vez extraordinario, pensando que podrías ahogarte en una profundidad a la que no llegas porque, por otra broma del destino, su mente es la única que no puedes oír.

- Me llamo Edward Cullen. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada. Tú debes ser Bella Swan.

Y si antes tenías cien cabezas, ahora te acompañan diez mil malformaciones diferentes porque lo único que hace ella es seguir mirándote confundida, sus ojos recelosos y su pulso acelerándose quién sabe cuántas pulsaciones por segundo porque has dejado de saber contar, de hablar, incluso de pensar desde el momento en el que te ha respondido con algo que no ha sido lo que tú esperabas.

— ¿Cómo sabes mi nombre?

A lo mejor es cómo tartamudea la frase, perpleja, o cómo te mira, como si pudiera atravesarte de lado a lado y quedarse con todo lo podrido que ve, pero desde ese momento te das cuenta de que todo en ella te parece divertido y simplemente continúas hablando. Frunce el entrecejo, esperando una respuesta que no tardas en darle después de reírte con lo que Emmett califica como "Risa encantadora número dos", pero ni eso te salva del brillo acusatorio en su mirada.

Sólo el demonio sabe cómo acabará todo esto.

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Dejar RR incrementa la esperanza de vida y adelgaza. Así que, ¿a qué esperas para darle al GO!?

Bxtos!