TITULO: Lo que dicta el corazón

Capitulos: 1/2

Serie: Criminal Minds

Spoiler: Principios de la temporada 5, en especial del 5x04.

Pairings/Warning: Morgan/Reid

Category: Slash. Fluffy, drama, quizá algo de llanto y Broken Heart (si, crítico)

Raiting: No pasa del PG-13

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Criminal Minds, pertenecen a sus creadores y respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos. Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales). De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.

CAMPAÑA LE FAY : No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.

Tiempo:En calidad de Universo Alterno.

FEEDBACK: katrinna_le_fay arroba .mx ó katrinna_le_fay arroba

MSN:shania_xs arroba

Nota:Esta historia, por ser lo que es contiene OCC en los personajes (creo que eso está claro desde el momento en que se llama: FanFiction) y contiene Slash. Si no te gusta entonces adiós, pero si te agrada o tienes curiosidad entonces bienvenido. No me hago responsable de nada porque si estás aquí eres responsable de ti mismo y de tú lectura.

Bueno, esto es un "auto-regalo de cumpleaños" (si, para mí)-dividido en dos porque me ha salido de lo más largo- pero por causas de fuerza mayor (léase progenitores y sus ideas de un repentino viaje ¬¬) voy a publicarlo desde ahora y si el tiempo me lo permite (y también el viaje), el desenlace el día 19 de Julio (día de mi cumpleaños).

La verdad no es tannnn Fluffy como me gusta (quizá sí pero no al principio) y después de meditarlo bien creo que es el mejor regalo que puedo darme. ¿Por qué? Porque aquí plasmo sentimientos que había tenido guardados desde casi principios de año donde algo me ocurrió, donde los sentimientos de impotencia me asaltaron y no puede expresarlos porque la otra parte involucrada simplemente no me lo permitió nunca. Así que por sanidad mental, para cerrar mis círculos y para volverme a levantar, he aquí algo que en la vida real no terminó bien pero cuya esencia me lleva a sentirme cien mil veces mejor a como me he estado sintiendo todos estos meses.

Por eso voy a ser un poquito egoísta en ante poner esta idea a las suyas y de obsequiar esto no solo a mi sino a todos aquellos que se encuentran en similares circunstancias, a la vida misma y sobre todo "a ti", que leas o no leas solo puedo decirte: "he cerrado el círculo".

oOoOoOoO

-Reid, ¿podemos hablar?

Algo no estaba bien, no lo estaba porque García jamás le pedía hablar a deshora de oficina. En realidad conversaban poco, quizá lo necesario, pero no a las diez de la noche y definitivamente no cuando lo interceptaba en el ascensor.

-Cl-Claro.-Asintió no muy seguro y con una sensación extraña en la boca del estómago.

-¿Día pesado?

-Lo usual.

-Me imagino, sobre todo con el frío… ¿te apetece un café?, ¿chocolate caliente?, ¿té?

-Lo que sea está bien para mí, dado que tú eres la que desea hablar conmigo.

La sonrisa nerviosa de García y su curiosidad los llevaron no muy lejos de la central, a un pequeño café que nunca había visto.

-Un Flat White* con cinco terrones de azúcar para ti y un Capuccino Mocha con crema batida y chispas de chocolate para mi.-Sonrió la rubia, cuando le entregó el vaso térmico que ella misma se había ofrecido en recoger de la barra.

Él removió para disolver el azúcar y posteriormente bebió un trago para degustar la esencia dulzona de la leche.

-Pensé que solo bebías americanos.

-A veces me gusta experimentar, sobre todo por las noches.

-Oh, Reid, si no supiera quién eres tomaría ese comentario con doble sentido.

El aludido sonrió de lado mientras su compañera lamía aparatosamente la crema batida de su vaso.

-Ham…García…

-¿Y ya terminaste los informes del caso pasado? Porque Prentiss me dijo que aun no podía terminar, sobre todo porque Rossi…

-García.

La mujer suspiró y tras ajustarse las gafas miró fijamente al doctor logrando inquietarlo un poco.

-No sé si esto me incumbe.-Comenzó y algo dentro de él volvió a decirle que nada de lo que ella dijera sería bueno, sobre todo porque estaban ambos ahí en una noche de Viernes cuando claramente la mujer podía estarla pasando con su novio.-Pero ya he hablado con él y dado que soy algo así como su grillito de la consciencia, pero a pesar de todo no he podido hacer nada y eso que me he esforzado en ser racional y objetiva pero ese cabeza dura no entiende que…

-García, encuentro…fascinante el soliloquio que sostienes en este momento pero claramente quieres decirme algo extremadamente importante por lo que tal vez es mejor que simplemente lo digas y ya. Es entendible que quieras acojinar un poco el golpe pero en mi experiencia profesional puedo decirte que…

-Morgan está saliendo con alguien.

Dejó la boca abierta a mitad de la frase y sus ojos claros buscaron los de la mujer que continuaba mirándolo fijamente.

-¿Q-qué?-Indagó, moviendo un poco la cabeza para despejarse.

-Que Morgan te está engañando.

Quizá si no hubiera estado sentado habría tenido que buscar una silla en dónde hacerlo, por eso miró la mesa y después el vaso que tenía escrito en un garabato Dr. Spence.

-¿Reid?

Solo a Penélope García se le habría podido ocurrir eso. Nadie, aparte de JJ solía llamarlo de esa forma. Era como una confidencia que entre la rubia y él había nacido desde que se conocían, pero García era García y siempre trataba de hacer más leve la existencia con sus graciosos comentarios y frases.

-¿Reid?

-Ya que en este tipo de lugares siempre tienden a escribir lo primero que escuchan, dada la poca acústica y el griterío de los tumultos de personas, me sorprende que hayan escrito bien lo que les dijiste.

-Reid.-Susurró ella, tomando su mano derecha para apresarla entre la suya, logrando que el aludido la mirara nuevamente.-Lo siento mucho.

Fue un murmullo, Penélope tenía claramente lo que las personas llamaban quebrada la voz, muestra fidedigna de una empatía real. Y a pesar de ese susurro él la escuchó como si hubiera hablado en altavoz.

-Lo siento, creo que mis mecanismos defensivos están llevándome a lo que claramente se define como evasión y a lo que los expertos catalogan como una clara y profunda negación….

-Reid…

-Algo…sospechaba.-Dijo, imitando el mismo tono suave que el de la mujer.-Solo que no estaba seguro de que fuera…esto.

García asintió, apretando un poquito más el agarre sobre la mano del muchacho, el cual bebió un buen sorbo de café.-Quizá debí pedir un Express.-Medio sonrió, volviendo a mirar a la que lo imitó.

-Habría querido decírtelo de otra forma.

-Como te dije, en mi experiencia es mejor de la manera dura y directa. Creo que se digiere mejor y no hay tanta posibilidad para que la persona se quede estancada en la nega… ¿lo has visto?

Penélope pasaba su día entre computadores, oculta en su garcicueva y de cualquier contacto humano, excluyendo las numerosas llamadas del equipo y de alguna que otra visita por parte de su novio. Le gustaba su forma de ser y de trabajar, sobre todo porque el cibermundo era su fuerte. Sin embargo, algo que la difería del hombre que aguardaba alguna clase de respuesta, era su personalidad extrovertida. Quizá por eso su vida había sido un poquito más simple que la del joven doctor, quien dado su pasado y su personalidad…no pudo evitar el sentir un gran pinchazo en el pecho, uno que iba acompañado de un improperio hacia el hombre de quien hablaban.

-Sí, lo he visto Reid, es por eso que me arriesgué a decírtelo. Créeme que estuve pensándolo mucho, mucho hasta que casi me salió humo por las orejas pero a la única conclusión que llegué, aparte de que Morgan es un idiota, es a que debía decírtelo.

Él volvió a medio sonreír y esta vez retiró con mucho cuidado su mano de la que continuaba aprisionándolo.

-Lo siento, creí que podría infundirte un poco de…ya sabes. No quise incomodarte.

-No lo hiciste, es solo que no estoy acostumbrado a…lo he notado extraño desde hace varios días. Tal vez desde que ocupó el lugar de Hotch.-Dijo, mirando el vaso que continuaba inmóvil frente a él.-Pensé que era el estrés de enfrentarse a algo nuevo, sobre todo porque aunque no se lo digan, lo están vigilando y poniendo a prueba. Ahora es el líder de un equipo y ya no puede pensar o moverse como antes, ahora debe ser cuidadoso y anticiparse a cualquier tipo de eventualidad. Pensé que se estaba exigiendo demasiado porque no quería defraudar a nadie, sobre todo a Hotch quien confía en él. Por eso le di su espacio y solo lo he buscado para cosas referentes a los casos y a los informes.

García escuchaba con mucha atención, teniendo en cuenta de que sus ojos estaban llenándose de lágrimas ante una imagen que jamás pensó que vería.

-Ayer me quedé hasta tarde para hacerle compañía, incluso pedí comida china con palillos porque le gusta molestarme por no saber utilizarlos. Dice que soy toda una vergüenza como genio sabelotodo.-Rió y ella lo imitó mientras se limpiaba disimuladamente una lágrima.-Pero me dijo que me fuera a casa porque aun no sabía a qué hora se iría. Yo alegué que podía quedarme con él todo el tiempo del mundo, incluso me ofrecí a ayudarle en sus informes pero se mostró tan reacio…creo que jamás lo había visto comportarse de esa forma conmigo. Ni siquiera cuando nos conocimos y me veía como a un niño de kínder en el que no se podía confiar. Me sorprendió mucho su actitud pero ahora sé porqué se ha estado comportando tan evasivo conmigo. Debí suponer que alguna vez se cansaría.

-Oh, Spencer, no digas eso.-Negó ella, atreviéndose a hablarle con su nombre.

-Es solo la verdad.-Afirmó, mirándola por fin a los ojos.-Una realidad que no quise ver jamás. Dejé que la fantasía me envolviera y dejé de lado el raciocinio, la verdad de que él solo estaba conmigo mientras alguien quien si le interesara se presentaba en su vida.

-Si no le interesaras entonces no habría estado contigo, no te habría pedido que fueran pareja…aun en contra de las normas.

Pero el genio negó.

-Somos seres humanos, García, tenemos la necesidad innata de estar cerca de otros seres humanos que satisfagan nuestras necesidades.

-Pero…

-Y eso fue con nosotros. Como te dije, es natural…

-¡¿Por qué simplemente no te molestas, gritas, pataleas, tiras el café o lo maldices? ¡Sabes que quieres hacerlo!, ¡otra persona en tú lugar ya se habría levantado para ir a buscarlo o en su defecto habría intentado llamarle para pedirle alguna explicación!

-Pero eso revelaría quién ha sido el soplón.

-¡Sí!-Gritó ella importándole muy poco que la observaran.- ¡Pero eso hace la gente normal cuando se entera de que su pareja lo está engañando, Reid!

-Lo sé, pero yo no soy una persona normal.

La mujer resopló y dejó caer la cabeza entre sus brazos. Esa no era la reacción que se había imaginado.

Se armó de mucho valor para esa conversación y estuvo segura que sus dotes de chica consuelo iban a ser de gran utilidad, pero como el muchacho decía, él no era alguien que se clasificara como normal.

-¿La conozco?-Escuchó el susurro, algo que la obligó a elevar solo un poco el rostro y mirar al que la observaba fijamente.

-¿Qué?

-¿La conozco? Porque claramente es una mujer, ¿verdad?

García volvió a acomodarse en la silla y no supo que responder.

-No sé si…

-Sabía que era mujer, siempre ha sido de chicas, aun ahora no sé porqué… ¿es mayor o menor que él?, ¿es bonita?...no, no quiero saber eso. Evidentemente solo me traería más…

-Reid, cálmate y respira.-Aconsejó, al mirar las manos contraídas del doctor. Ahí ella comprendió que él estaba realizando un gran esfuerzo por no explotar en ese instante.-No creo que esas cosas sean importantes, lo que cuenta es que ese grandísimo estúpido está haciendo una tontería. He intentado hablar con él pero lo tiene…no sé cómo decirlo.

-Solo hazlo.-Pidió y ella no pudo negarse a ese susurro lamentero.

-Idiotizado. Esa es la palabra.

Reid cerró los ojos y se mordió los labios en una mueca que hablaba de dolor.

-Desconozco si es bueno decir estas cosas, Reid, pero yo no podía permitir que te siguiera engañando de esta manera. Es mi amigo, no hay nada que no haría por él además de que lo quiero en grandes cantidades, pero una cosa es que lo quiera y otra muy distinta el ver que está haciendo una tontería y lastimando a alguien que siempre ha estado ahí para él.

Spencer trató de regalarle una sonrisa pero no pudo, por eso simplemente continuó mirándola.

-Pensé que con su nuevo ascenso y la nueva oficina tendría más tiempo de pensar las cosas con esa linda cabeza suya, pero al parecer todo fue contraproducente porque…

-¿Cuánto…?-Indagó carraspeando.- ¿Cuánto tiempo tiene con…ella?

Penélope supo entonces que Reid era tan normal como cualquier otra persona, por eso y pese a la incomodidad del doctor, volvió a aprisionar su mano.

-Desde el caso de los tipos que asesinaron a esas dos parejas solo por diversión**.

-Oh.-Dijo simplemente y ante todo pronóstico apretó la mano que sujetaba la suya.

Por primera vez Penélope García odio a Derek Morgan porque esta vez en verdad, en verdad se lo merecía.

oOoOoOo

Era la cuarta vez que intentaba leer lo que estaba escrito en el memorándum que había encontrado esa mañana en su escritorio. A pesar de su memoria eidética, era incapaz de concentrarse lo suficiente como para que algo más allá de Estimados agentes, se le grabara.

Hacía dos noches había sostenido la charla con García y desde entonces prefería vivir de cafés con medio kilo de azúcar, a dormir.

Lo había intentado esa noche, pero todo lo que consiguió fueron imágenes que no deseaba recordar y pensamientos que lo llevaban a llenarse la cabeza de estupideces. Si, era mejor no dormir y sin embargo comenzaba a pensar que incluso despierto veía cosas que no debía.

-¿Te pasa algo?

La voz de Prentiss lo tomó por sorpresa.

-No, ¿por qué?

La mujer lo miró mientras enarcaba una ceja.

-Bueno, no todos los días veo al super genio Dr. Spencer Reid interesado en un Memo que habla sobre las festividades de Noviembre y Diciembre.

La risita de Emily lo sonrojó.

-Ham…solo quiero estar preparado, no quiero que el juego del regalo secreto me tome desprevenido este año.

-Lo mismo dijiste el año pasado y terminaste obsequiándole a Larry Reynolds un cupón del setenta por ciento de descuento en anteojos.

-Bueno, fue un gran obsequio.-Defendió con cierto enfado.

-Reid, Larry Reynolds ni siquiera utiliza anteojos.

El aludido frunció el entrecejo.

-Ya le habrá servido a alguien.

-Reid, lo que necesitas es alguien que te asesore en eso. Si me lo pides con tiempo yo podría ayudarte.

-¿De ver…?

-Un día antes o unas horas no es un gran lapso de tiempo. Necesito más que eso, ¿entendido?

El más joven suspiró y asintió.

-Lo tomaré en cuenta, gracias por tú amabilidad.

-No es eso, solo no quiero que quedes en ridículo…otra vez.

La risita de Prentiss solo hizo bufar al doctor, quien pensó en salir un momento a respirar aire fresco pero la oportuna presencia de JJ se lo impidió.

-Lamento cortar su diversión pero tenemos trabajo, chicos.

Ambos se encaminaron a la sala de juntas, en dónde igual que siempre se les expondría algún asesinato o secuestro, y tal vez en el mejor de los casos una abducción extraterrestre. Lo que fuera era mejor que pensar.

-Hey, te vez muy feliz. ¿Eso quiere decir que te diviertes sin mí?

-Morga, ahora eres el jefe, se supone que todo el mundo se divierte sin ti. Sin ofender, Hotch.

El aludido solo movió la cabeza restándole importancia al comentario de Prentiss y Morgan rió un poco, mirando a Reid quien se sirvió una taza de café. Estaba seguro que de seguir así muy pronto sus riñones lo resentirían.

-Hey, ¿todo bien, chico genio?

El aludido asintió, bebiendo de una taza que convenientemente no se movió de su boca hasta que JJ comenzó a hablar sobre el caso, desviando la atención de todo lo demás.

Reid se concentró a medias, por mucho que lo intentara no podía dejar de mirar de reojo a Morgan quien prestaba absoluta atención a las fotografías y presentaba su punto de vista. De un momento a otro había pasado de ser el Derek Morgan que conocía, al nuevo jefe. Él sabía que Morgan se merecía un puesto como ese, tenía la capacidad y la aptitud necesaria, era capaz de cumplir con sus tareas de forma excelente, sin embargo las palabras de García regresaban a su cabeza.

"Morgan te está engañando"

Cerró los ojos y se masajeó el puente de la nariz. Sintió el repentino impulso de levantarse, tomar a Morgan por la solapa del saco y exigirle que de una vez por todas se confesara. Quiso interrumpir a Rossi y preguntarle si alguna vez tendría la decencia de decirle que había hecho personal algo que no debía y que ahora lo engañaba con una mujer que tampoco parecía tan decente. Incluso le apeteció golpearlo y tirarle encima la taza de café que sujetaba con bastante fuerza. Todo lo que García le instruyó como reacción de persona normal estaba cruzando por su cabeza en ese momento y no pensó que la sola posibilidad de llevarlas a cabo lo hiciera sentir tan bien.

-¿Reid?

Parpadeó y miró a Morgan quien lo observaba de manera extraña.

-¿Perdón? No estaba prestando atención.-Murmuró avergonzado. Jamás había desatendido una introducción de caso en lo que llevaba trabajando en la BAU.

-Te pregunté si estás de acuerdo en trabajar en conjunto con el criminólogo de Philadelphia para reunir información del homicidio.

-Oh…si, si, no hay problema.-Asintió, desviando la mirada.

Morgan arrugó el entrecejo una milésima de segundo antes de indicarles a todos que era hora de marcharse. Jamás, en lo que le conocía, había mirado a Reid tan distraído.

Y sin embargo no se molestó en buscar la explicación porque el caso resultó ser uno de los más difíciles que se les hubiera presentado e hizo falta la máxima concentración de todo el equipo para lograr atrapar a los tres asesinos.

oOoOoOoO

Antes de irse la miró. Era bella, inteligente y graciosa, todo lo que había estado buscando en una mujer desde siempre. Si, no se habían conocido en la mejor de las condiciones y la mutua atracción había terminado en eso, noches de sexo o de simples conversaciones que lo distraían de su nueva y pesada rutina.

Era encantadora y sonreía bastante a pesar de que recientemente había perdido a su hermano. Lo escuchaba con suma atención cuando le relataba algo del trabajo y lo tranquilizaba con una mirada o una palmadita sobre el antebrazo. Era lo que buscaba y sin embargo no podía dejar de sentirse mal por estar viviendo en esa situación.

Siempre se había prometido no hacerlo, pero bien decían por ahí nunca digas nunca y la prueba fehaciente era lo que estaba haciendo.

Cerró la puerta con sumo cuidado y salió del departamento. Cuando subió al auto miró fijamente el edificio frente a él por unos momentos y después simplemente suspiró. Tenía que hacerlo, tenía que decidir porque simplemente no podía ser incoherente consigo mismo y con lo que pretendía mostrar.

Tal vez su trabajo si lo había deshumanizado un poco y debía luchar por recuperarse. Tal vez por eso estaba haciéndoles eso a dos personas importantes que no se lo merecían. Así pues con un resoplido, puso en marcha el auto y se decidió.

Tenía que terminar con alguno de los dos porque no era justo seguir viviendo en esa mentira.

García tenía toda la razón del mundo, había cometido un error en involucrar más que trabajo con ella, pero ya era tarde para reclamaciones. Solo restaba hacer lo correcto y continuar con su vida.

Esa misma tarde cuando todos planeaban ir al bar de siempre, él pensó que era la oportunidad perfecta, pero lo que no sabía era que el muchacho que le sonrió y accedió a acompañarlo a cenar ya esperaba ese momento, lo esperaba e intuía desde que le dijo:

-Reid, tenemos que hablar.

No era como si no se lo esperara, en realidad se había estado martirizando con la misma pregunta: ¿Por qué no me lo dice?

Conocía a Derek Morgan lo suficientemente bien como para no saber que era un hombre que le gustaba sentarse a dialogar y solucionar las cosas lo mejor posible. Esa vez se había tardado en hacerlo pero por una parte se sintió aliviado…el resto de él estaba a punto de salir corriendo de ese restaurante y sin embargo se quedó ahí escuchando, con media sonrisa fingida en el rostro y atento a las palabras que salían de los labios del hombre que aun amaba pero que al parecer el sentimiento había dejado de ser recíproco.

-¿Te agradó la cena?

-No estuvo mal.

-Quizá deberías comer más carbohidratos, siempre he pensado que eres demasiado delgado.

-La constitución física de mis padres es delgada, por lo que yo no puedo ser de otra manera. Aunque estadísticamente hablando, si comparo mi cavidad torácica y la dimensión de mis huesos se puede decir que casi el cien por ciento de los que son altos y delgados poseen una tendencia a serlo toda su vida porque…

-Reid.

Guardó silencio, el momento había llegado.

-Creo que…debemos terminar.

Cuando se enamoró por primera vez y le rompieron el corazón pensó que estaba bien, después de todo, los amores pueriles se olvidan. La segunda vez fue en preparatoria y pretendió olvidarlo con las múltiples bromas que el equipo de futbol le realizaba. Cuando aquel affaire con la actriz de Hollywood se terminó, simplemente lo dejó al tiempo. Pero en ese momento, en que los ojos de Derek Morgan lo observaban y todo su lenguaje corporal hablaba de resolución y franqueza…no supo como catalogar el nivel de dolor que experimentó porque simplemente jamás lo había sentido.

Había soñado y pensado varias veces sobre esa posibilidad, sobre lo que sentiría cuando Morgan se decidiera a terminar; pero claramente nada era ni mínimamente comparable a lo que estaba experimentando en ese momento. Sintió un dolor agudo partirle algo por dentro justo a la mitad, seguido de falta de aire y una desesperación por negarlo todo y suplicar…quizás llorar también…un llanto que no podría controlarse con nada.

Y a pesar de que habría querido hacer lo que fuera, simplemente no lo hizo.

-Comprendo. Si la relación ya no te satisface, no creo que sea…justo para ti seguir con ella.-Carraspeó, tomando un poco de agua para deshacerse del nudo en la garganta. Pensó que probablemente esa cosa extraña que obstruía su garganta pronto se incrementaría.

-¿Entonces estás de acuerdo?-Indagó Morgan, un tanto perplejo por la reacción del que asintió.

-No se puede…no se puede retener a nadie a la fuerza.

-¿Y no quieres saber el motivo por el cual…?

-Sea cual sea.-Interrumpió el más joven tratando de que su voz continuara lo más neutral posible.-Creo que será aceptable, dado que lo has pensado lo suficiente como para decírmelo ahora.

Morgan dejó escapar un suspiró. Debía haberse imaginado las cosas de esa manera. Una vez más se recordaba que Spencer Reid no era cualquier persona. Por un momento se preguntó si el chico en realidad lo había querido o todo había sido parte de alguna investigación.

Por su parte Reid quiso cuestionar mucho y a la vez espetarle que conocía desde hacía tiempo sus razones. Quiso decirle mil y un cosas que terminarían seguramente en reclamos por su parte e intentos de explicación por la de Morgan. Cerró los ojos un momento y respiró hondamente. De nada servía todo eso porque estaba plenamente seguro de que solo sería un puñado más de dolor para una parte sensible de la que ni siquiera estaba consciente que poseía. Era suficiente con que conociera el motivo real de todo eso, mejor dejarlo así.

-¿Y…eso era todo lo que tenías que decirme?-Preguntó, mirando los ojos oscuros que parecieron endurecerse un poco.

-No, pero siempre olvido que no requieres de muchas explicaciones, Reid.

El aludido sonrió de lado, era mejor que pensara en eso al hecho de que como las personas decían, tenía completamente destrozado el corazón.

-Por la interacción en el trabajo no te preocupes, podemos seguir como hasta ahora. Es decir, hablando solo de lo esencial y obviamente de los casos. Sería una tontería modificar nuestro ritmo de trabajo cuando hasta ahora no lo hemos hecho.

-Eso…de acuerdo.

Había algo en Morgan que no estaba bien, habría esperado reclamos y una larga lista de explicaciones pero Spencer lo estaba tomando todo con la mayor de las diplomacias y eso lo frustraba un poco.

-Bien, entonces no sé cuando prefieras ir por la ropa que está en mi departa…

-Dime una cosa, ¿en realidad no te importa?

El doctor lo miró sin comprender.

-¿No te importa, Reid, que estemos terminando una relación que nos costó bastante sostener?

Morgan le sostuvo con rudeza la mirada hasta que el más joven volvió a buscar algo de beber. El nudo se estaba intensificando.

-Me importa.-Susurró, volviendo a mirarle.

-Pues no parece.

-Y dime, Derek, ¿serviría decir algo cuando evidentemente ya lo has decidido? ¿A caso…a caso te quedarías si digo algo?

Touchè, pensó Morgan cuando los ojos del más joven le mostraron lo que había estado ocultando toda la noche. Reid lo sabía.

-No hace falta ser perfilista o genio para descifrar tú comportamiento, así que creo que no hay nada más que decir sobre esto. Somos adultos y manejaremos esto lo mejor que podamos. Puedes ir por tú ropa cuando quieras, la mía envíala por favor por correo.

Quizá ese sería el acto más humano que Reid realizaría nunca junto con el de levantarse de la mesa, mirar a Derek Morgan con todo el dolor que sentía y retirarse de forma silenciosa y prudente.

Esa sería una mirada que Morgan tardaría mucho tiempo en borrar de su cabeza.

oOoOoOo

-Hey, ¿todo bien?

Miró a la sonriente mujer que se había sentado a su lado.

-Si claro, ¿por qué no habría de estar todo bien?

-Vamos, Reid, no te escudes en eso.

Penélope golpeó levemente su brazo mientras continuaba sonriéndole.

Él solo pudo suspirar y reclinarse en su silla.

-No creo haber experimentado algo similar en toda mi vida…desconozco… ¿así se siente cuando terminas con alguien?-Indagó, mirando a la que ya era pelirroja.

-¿Cómo?, ¿con deseos de cortarte las venas con galletas y de llorar todo el día insultando a quien te dejó? A veces, aunque depende de cada persona.-Explicó ella, tratando de modular un poco su voz.

El más joven se guardó la siguiente pregunta por lo que prefirió echar la cabeza hacia atrás y cerrar los ojos.

García lo observó meticulosamente y por eso supo que llevaba días sin dormir y sin probar nada que no fuera café o galletas a la mitad. Penélope no necesitaba de su intuición para saber que el joven doctor la estaba pasando fatal mientras que el creador intelectual de todo eso disfrutaba de su nueva vida al lado de alguien que prefería no evocar.

Reid le causaba ternura y también un deseo ferviente de protegerlo más que nunca. Era comprensible que alguien como él, todo un genio en la teoría pero no en la práctica se estuviera sintiendo de esa manera. ¡¿Y quién no lo haría? Su pareja acababa de cambiarlo por alguien más…en verdad tuvo deseos de retorcerle el cuello a cierto hombre que afortunadamente no estaba por ahí en ese momento.

-¿Quieres hablar?-Indagó, mirando la negativa que ya esperaba.

Con renuencia el muchacho le había contado un poco sobre la noche del rompimiento, no creía que fuera a relatar más. Pero nada perdía con intentar.

-Hablar es bueno.

-Te agradezco tú intento por hacerme sentir mejor, pero desgraciadamente mi mente no se siente lo suficientemente competente como para asegurarte una buena charla.

-Deberías dormir un poco. Lo necesitas.

Spencer quiso decirle que cada vez que cerraba los ojos continuaba viendo cosas que lo hacían experimentar más dolor, incluso rabia. Quiso decirle que cada vez que llegaba a la oficina o que tenían un caso, hacía acopio de toda la fortaleza que tenía por permanecer impávido y sin argumentar nada, cuando todo lo que deseaba era reclamar cosas y tal vez golpear un poco al que obviamente él ya no le interesaba.

Estuvo tentado a confesar que compró Dilaudid*** que guardó en el tercer cajón de su cómoda y que esa mañana sumaron cinco las ocasiones en las que había preparado una inyección con la intención de enterrarla hasta el fondo de su brazo.

Deseó confesarle muchas cosas pero simplemente no lo hizo. No estaba en su naturaleza hacerlo.

-Tal vez deberías hablar con Hotch…Morgan.-Corrigió ella al recordar que el otro hombre estaba fuera de sus funciones como líder.-Y pedirle algunos días libres. Estoy segura que todos comprenderán tú ausencia…sobre todo él.

-Eso sería escapar y creo que entre más pronto me haga a la idea de todo, más rápido me acostumbraré a…

-Reid, actuar como persona normal no te restará inteligencia. Por el contrario, apresurará el tiempo de recuperación.

El aludido miró a la pelirroja y tras unos momentos asintió.

-Tal vez tengas razón.

García palmeó nuevamente el brazo del joven doctor y se alejó de él. Tenía bastante en que meditar y evidentemente no inmiscuiría a nadie.

Pensó seriamente en hablar con el estúpido amigo que tenía, pero supo que si no había prestado atención a sus palabras cuando había iniciado su aventura, en esos momentos tampoco la escucharía.

Sentía un inmenso enfado en su contra porque jamás se imagino que Morgan llegaría a ser tan desalmado, tan…tan hombre.

-¡Pero todos son iguales!

oOoOoOo

Tenía una sonrisa en los labios y una sensación diferente. Acababan de colgar, esa noche irían a bailar, a cenar y quizá si el tiempo lo permitía…

-Disculpa la interrupción, ¿tienes un momento?

-Claro, ¿qué ocurre JJ?

La rubia irrumpió en su oficina y tomó asiento frente a él.

-Al parecer tienes buen día.

-Ni que lo digas.-Su sonrisa aumentó un poco más.

La sonrisa de JJ fue un tanto forzada y sin embargo fue al grano.

-No es nada referente al trabajo y sé que no es asunto mío ni de nadie pero… ¿le ocurre algo a Reid?

-¿A qué te refieres?-La sonrisa desapareció y el tono apacible de su voz cambió.

-Bueno…tiene algunos días…semanas bastante extraño y yo solo me pregunto si todo está bien con él.

Morgan aun no había anunciado su separación, había preferido que los demás se enteraran con el paso del tiempo. De igual forma no era del domino público lo que hiciera o no pero al parecer su felicidad lo había orillado a olvidarse de muchas cosas, entre ellas del joven al que no había prestado atención desde esa noche.

Después de la conversación había preferido inmiscuirse en los cientos de cosas que debía de hacer, en los casos, en mantener a los superiores conformes y controlados, en su nueva relación. Pero no era su intención, se sentía como en mucho tiempo no había sentido y a pesar de que una minúscula parte de él lo seguía culpando por esa forma de dejarlo, simplemente lo ignoró todo. Todo al menos que no fuera ella.

-Nada que no se solucione en un tiempo.-Respondió, sabiendo que no calmaría la preocupación de amigos que JJ tenía para con Reid.

-Esa respuesta está bien para quien no los conozca, Morgan, pero tendrás que esforzarte un poco más conmigo si quieres darme evasivas.

La rubia estaba siendo ruda y la decisión en sus ojos era verdadera por lo que suspiró y trató de confrontarla.

-No se ha sentido muy bien últimamente, por eso pidió unos días para tratar de relajarse un poco.

-¿Y con eso intentas que me crea que todo está bien?

-No pero…quizá deberías de hablar con…

-Por ahora eres mi jefe, Morgan, pero ante todo Reid es mi amigo y sabes que voy a defenderlo aun si me cuesta el puesto. Si hay algo que se pueda hacer solo habla, de otra forma no seré yo la única que se presente a tú puerta exigiendo una respuesta.

-Reid no es un niño, JJ.-Señaló él con un tinte de molestia.

-No, pero es diferente a nosotros por lo tanto cualquier cosa que le suceda estará maximizada al triple. Se supone que tú más que nadie lo conoce, ¿debo a caso recordarte los episodios depresivos y suicidas que ha sufrido ante las pérdidas?

No le dio tiempo a responder, la rubia se incorporó de la silla y salió rápidamente del despacho de Morgan.

-¿Y bien?, ¿cómo te fue?

Prentiss miró a su amiga quien negó con la cabeza.

-No sé si se está haciendo el…tonto o definitivamente no sabe nada.

La trigueña frunció el entrecejo.

-Hay algo extraño sucediendo entre esos dos, tal vez si presionamos a Morgan lo suficiente podamos…

-Por lo general estoy de acuerdo con la sana recreación en la zona de trabajo, pero esto se está extralimitando un poco, ¿no les parece?

La voz sensata de David Rossi detuvo las palabras de Prentiss, quien un poco avergonzada regresó a su escritorio. Sin embargo la mirada que le dirigió a JJ quien se dirigió también a su despacho, hablaba sobre una charla post trabajo.

Rossi subió las escaleras pero en lugar de ir a su oficina se detuvo en la primera puerta.

-¿Puedo pasar?

Hotch asintió, firmando un par de documentos antes de prestarle atención al hombre que se sentó frente a él.

-¿Qué ocurre?

-Nada bueno a mi parecer.

Se conocían de años y la confianza había llegado lentamente a ellos por lo que no hicieron falta las palabras.

-Yo sabía que esto sucedería tarde o temprano, por algo se hicieron las reglas.

-También se hicieron para romperse. Además no son ni serán los primeros que cometan errores en un área de trabajo.-Señaló el mayor, sonriendo levemente.

-Estoy preocupado.-Confesó Hotch, uniendo sus manos en señal de meditación.

-¿Por Reid?

La mirada penetrante lo dijo todo.

-Desde que lo conozco ha madurado mucho, sabrá salir adelante de todo esto.

-Debería de hablar con Morgan.

-Esa actitud paternalista no te dejará nada bueno. Mejor sigue concentrado en tus cosas.

Hotch sabía que Rossi solo deseaba calmar las aguas como mejor lo sabía, pero tener a dos miembros valiosos del equipo dentro de un conflicto sentimental no era buen augurio.

Cuando esa relación comenzó, supo que algún día llegaría alguna pelea o incluso el rompimiento. Por mucha profesionalidad que demostraran, al final la parte humana cedería y entonces ahí estarían los problemas. Y justamente como lo previó sucedió; no estaba al tanto de lo ocurrido pero no necesitaba preguntar para conocer la verdad que las damas del equipo también comenzaban a notar.

Se restregó los ojos con fuerza y volvió a mirar a Rossi.

-Ese chico ha tenido numerosas pérdidas a lo largo de su vida y ha salido airoso de ellas. No dudo de su capacidad emocional pero esta vez es diferente.

-Lo mejor que puede hacer es distanciarse. A todos nos pasa, Aaron.

El aludido asintió, justo en esos momentos él mismo estaba viviendo una situación emocional bastante poderosa, por algo su puesto había pasado momentáneamente a manos de Morgan.

-De todas maneras lo mantendré vigilado. No nos podemos dar el lujo de tener a dos hombres caídos cuando este trabajo es nuestro refugio.

Hotch lo sabía por eso confió en que verdaderamente Reid estuviera bien y pronto se recuperara. Aunque seguía pensando que charlar con Morgan tampoco estaría de más.

Se giró y miró el reloj, doce dieciocho del medio día. Era la primera vez en toda su vida que dormía tanto. Al menos le achacaría todo al frasquito de píldoras para dormir que se encontraba en su mesita de noche.

Bostezó y se levantó. Nunca había probado nada que lo hiciera dormir pero siempre había una primera vez para todo y la realidad era que si no lograba dormir pronto, muy probablemente sufriría un shock.

Por eso recurrió a las píldoras, además de que era también la primera vez desde su rehabilitación que tomaba algo.

No supo si sentirse mejor al recordar eso pero lo que le interesaba era olvidarse un momento de lo que le sucedía y regresar a ser él. Necesitaba mantenerse cuerdo y pensante, de otra forma jamás superaría ese lapso en su vida y nunca volvería a mirar a Morgan a la cara.

Pero recordar la razón por la cual se sentía de esa absurda manera solo le provocaban una gran rabia que se transformaba en un profundo dolor.

Las grandes mentes no se equivocaban cuando decían que para amar hay que aprender a sufrir también porque amar es el más dulce de los sufrimientos.

Aun no comprendía el masoquismo en todo eso, pero seguramente más tarde lo haría, cuando se sintiera mejor y listo para regresar a la vida sin deseos de lanzarse a llorar por los rincones.

Suspiró, ni siquiera sabía que haría en esos días libres. Por lo regular su tiempo siempre era valioso y a pesar de que podía hacer bastantes cosas de provecho simplemente no encontró alguna que llenara sus expectativas y lo hiciera olvidarse por un momento del enorme agujero que se le había formado en el pecho.

Miró el closet y sintió el repentino impulso de sacar la ropa de Morgan y hacerla jirones, o en su defecto patearla.

-Buen ejemplo de un acting out, Spencer.

Cerró los ojos y salió de la habitación, de nada le servía estar maquinando cosas humanas que obviamente jamás haría.

Lo que deseaba era un milagro, magia, lo que fuera que lo ayudara a salir de esa situación de forma rápida y sencilla para regresar a su vida común de antes. Sin Derek Morgan pero al menos sería una vida, no la piltrafa que en esos momentos tenía.

Y al parecer alguien lo amaba demasiado porque en el justo instante en que pensó que quizá había llegado el momento de utilizar de verdad el Dilaudid, su móvil repiqueteó.

Sobresaltado buscó su mochila, alcanzando la llamada justo antes de que colgaran.

-¿Hola?

-Eres tan predecible. Debí suponer que después de cuatro años no cambiarías tú número de móvil, doctor.

Frunció el entrecejo y miró el número desconocido.

-¿Quién es?

La risotada lo llevó a pensar en mil probabilidades, sobre todo porque la voz femenina le hablaba con demasiada confianza.

-De verdad que te dejé una muy mala impresión, Reid. Tanta como para olvidarte de mí.

Cuando supo reconocer la voz, una chispa de ilusión surcó su mirada.

-También eres tan predecible como para no haberte cambiado de departamento, ¿qué te parece si me abres la puerta y conversamos? ¿Por qué estás en casa, verdad?

Su primer impulso lo llevó a la ventana, por donde miró la acera de abajo y después de unos segundos a la mujer sonriente que lo saludaba.

No pudo dejar de imitarla y de inmediato accionó el sistema de seguridad de la puerta del edificio. Pocos minutos después cuando el ascensor se abrió y reveló la figura que cuatro años atrás perdiera de vista, no pudo más que sonreír y acercarse a ella para abrazarla.

-¡Vaya! Si que has cambiado…me alegra que me extrañaras, doctor Reid.

-Y a mí me alegra tanto verte nuevamente.

Si, de verdad alguien lo amaba demasiado.

Continuará…

Notas aclaratorias:

*Flat White: Es un tipo de café que se prepara: un cuarto de Expreso y el resto es leche evaporada.

** El caso de los tipos que asesinaron a esas dos parejas solo por diversión: García se refiere al capítulo 5x04 en donde Morgan se apega a esa mujer, que por cierto se llama Tamara Barnes.

*** Dilaudid: Es un tipo de analgésico pero como siete veces más potente que la morfina. Por tal razón y los efectos que crea en el Sistema Nervioso Central, es adictivo. Para mayor referencia es el que Tobias Henkel le administra a Reid mientras lo tiene secuestrado.

El Ideaton está llegando a su fin, aun quedan unos días y te recuerdo de lo que trata:

¿Eres amante del Morgan/Reid?, ¿y tienes una idea que no puedas escribir o simplemente te gustaría verla con este fantástico par? Si confías en mí para escribirla pues házmela saber.
La cosa es hacer one shots, Drabbles y en el remoto caso quizá algo de 2 o 3 capítulos de ese par, pues hay relativamente muy poco sobre ellos y creo, que si somos fans, debemos hacer algo al respecto.
Bien, quizá la próxima vez que navegues por ahí puedas verla vuelta realidad.

Vigencia del 31 de Mayo al 19 de Julio.
Algo así para celebrarme la vida de Fan Writer y claro, para promover que los demás Fan Writer a quienes les gusta este par y no participen en el "Ideatón" también se animen a escribir sobre ellos ^^

Muchas gracias por todo lo que me han dado hasta ahora. Sus ideas están siendo procesadas así que de alguna forma u otra (aunque me tarde mil años) ya se harán realidad ^^ mil millones de gracias por compartirlas conmigo n.n

Sigan viviendo:

Katrinna Le Fay

Julio 2010