El despertador sonó a la misma hora de todos los días anunciando que era hora de levantarse y empezar la mañana. Aún medio tapado por las mantas, estiró su brazo para apagar el "aparato del demonio" como él le decía. Apenas pudo dormir anoche y no creía tener fuerzas para prepararse e ir a trabajar.
Se sentía bastante mal por lo sucedido anoche, pero no podía evitarlo. ¿Cuánto tiempo llevaba engañándolo?. Por lo que había visto y escuchado anoche, al menos dos meses, aunque sospechaba que eran más, a pesar de lo que aquel chico le dijera. "Idiota", se reprendió mentalmente, lo debería haber supuesto, tantas llamadas sospechosas, mensajes de texto al móvil cada dos por tres y salidas casi constantes de negocios tendrían que haberle puesto sobre aviso, pero él prefirió confiar y creer lo que sus instintos le decían. Por desgracia la realidad lo golpeó la noche pasada y tuvo ante sus ojos lo que no quiso ver durante todo ese tiempo. Sin poder evitarlo empezó a recordarlo todo de nuevo.
Flash Back
Ese día había salido antes del trabajo, así que se dirigió a casa, se baño y arregló y salió rumbo a la empresa donde trabajaba, de la cual, su pareja era el dueño. Quería darle una sorpresa e invitarlo a cenar. Eran muy pocas las veces que se veían, incluso en el trabajo, por culpa de los continuos viajes de negocios del hombre y quería disfrutar al máximo los escasos días que podían estar juntos.
Decidió ir por el ascensor privado de la empresa. Este se detenía justo enfrente de la puerta del despacho de su pareja, por lo que casi nadie (excepto tal vez la secretaria de jefatura) podría verlo llegar.
Cuando las puertas dobles se abrieron, caminó los pocos pasos que lo separaban de la puerta y cuando estuvo frente a esta, empezó a girar el picaporte para abrirla. Ya tenía preparada su mejor sonrisa cuando ésta se quedó a medio a medio camino tras ver lo que se estaba desarrollando sobre el escritorio.
Su pareja estaba sobre uno de los nuevos becarios besándose como sino hubiese mañana y tocando todo lo que podía abarcar.
-¿Steve...?-dijo con voz entrecortada.
El hombre en cuestión se congeló al oír aquella voz y lentamente giró su cabeza hasta posar su mirada en el chico que se encontraba esperando en la puerta.
-¿Harry?, ¿Qué...qué haces aquí?-balbuceó, pero no se separó del otro chico.
-¿Que qué hago aquí?, ¿Tienes el descaro de preguntar eso?-su furia iba creciendo por minutos e instintivamente había agarrado su varita, la cual estaba en uno de los bolsillos de su chaqueta- La pregunta es, ¿Qué coño significa esto Steve?, ¿Desde cuándo me la estas jugando?.
-No es lo que crees, cielo, te lo puedo explicar.
-¿Explicar?, esto ya es el colmo Steve, ¿Qué quieres explicarme?, ¿Acaso me vas a decir que él te obligó?- le dijo mientras señalaba con la cabeza al chico que aún se encontraba sobre el escritorio.
-Claro que no lo obligué, quién te crees que eres para decir algo así. Es el quien me busca, que te quede claro.-dijo el chico con el ceño fruncido y cara de enfado.
-¿Siempre?, ¿Cómo que siempre?, ¿Desde cuándo se acuestan?- exigió mirando a su aún pareja.
-Sólo han sido un par de veces, de verdad cariño, esto no tiene importancia, es sólo un desliz, a quien quiero es a ti.
-¿Así que sólo soy un desliz?- dijo el chico mirando con indignación a Steve- ¿Te llamas Harry, no?, pues que sepas que no han sido un par de veces, nos acostamos desde hace dos meses.
-¿Dos meses?- miró a Steve con los ojos como platos- ¿Me has estado engañando durante dos meses?.
-Harry, mi vida...- intentó acercarse, pero Harry se alejó.
-Usted y yo no tenemos nada más que hablar señor Thompson, que tenga una buena tarde.
Salió todo lo rápido que pudo de allí y llegó hasta el ascensor donde empezó a picar el botón desesperado, quería salir de allí cuanto antes. Cuando las puertas se abrieron entró rápidamente y marcó el botón de "bajo". Antes de que las puertas se cerraran del todo, Steve metió las manos entre ellas y las abrió lo suficiente como para poder entrar.
Harry retrocedió hasta el fondo, intentando alejarse de él todo lo que podía, pero Steve se fue acercando.
-Harry, por favor, déjame explicarte lo que ha pasado.
-No teme acerques Steve, no quiero que me expliques nada, ya vi suficiente.
-No es lo que piensas- intentó coger la cara de Harry entre sus manos, pero el moreno se alejó de él- ese chico me engatusó y antes de darme cuenta ya lo tenía pegado a mi.
-Oh claro, pero tu no te veías muy incómodo con esa situación por lo que pude ver.
-Tienes que creerme- al intentar acercarse de nuevo, Harry se alejó todo lo que pudo hasta quedar justo al lado de las puertas dobles del ascensor- ese chico no significa nada para mi, es a ti a quien quiero.
-No me mientas, si tanto me querías eso nunca habría pasado.
-Harry, por favor...- antes de acabar la frase, el moreno lo volvió a interrumpir.
-No Steve, se acabó, seguiré trabajando aquí porque tengo que cumplir con mi contrato, pero no me vuelvas a buscar, tu y yo hemos terminado.
Antes de que su ahora ex-amante pudiese replicar algo, salió como alma que lleva el diablo hacia la salida, queriendo borrar de su cabeza la imagen de ambos hombres sobre el escritorio.
Fin Flash Back
Se secó un par de lágrimas traicioneras y se levantó para darse una ducha. Necesitaba estar despejado para poder afrontar lo que vendría en el trabajo.
Tras arreglarse se dirigió a la cocina para intentar comer algo, pero era imposible, nada le pasaba por a garganta, así que se conformó con tres sorbos de su café y cogió su maletín para empezar su día.
Bajó hasta la cochera y se montó en su Audi negro. Esa era una de las coas que más amaba del mundo muggle, los coches. Condujo medio distraído hasta que empezó se empezó a perfilar el edificio donde trabajaba. En ese momento los nervios empezaron a apoderarse de él, pero se dijo a sí mismo que podía con eso, así que sin más, entró en el parking y aparcó en la plaza reservada para él. Era un auténtico privilegio ser jefe de relaciones públicas e internacionales, siempre tenía asegurado un aparcamiento y le daba la oportunidad de viajar a países que jamás pensó que conocería.
Por suerte para él, su día transcurrió sin sobresaltos y, aunque su jefe intentó hablar con él en un par de ocasiones, consiguió evitarlo, aunque pensaba que tarde o temprano tendría que enfrentarlo.
Llegó a casa y tras quitarse la ropa, se dio un baño para intentar destensar los músculos. Cuando ya tuvo puesto el pijama, se dijo que lo mejor era comer algo antes de ir a la cama. Intentó cenar algo, ya que tampoco había podido almorzar, pero fue imposible. Así que, resignado, se dirigió a la cama. Ni siquiera sabía cómo iba a darles la noticia a sus amigos. Seguramente Hermione se apiadaría de él, dándole su apoyo, pero estaba seguro que Ron lo miraría con cara de "te lo dije". Ni él ni Steve se había llevado bien desde que se conocieron. Pensando que lo mejor sería darles la noticia cuando antes para evitar que se enterasen por terceras personas, se dio la vuelta en la cama y se quedó dormido.
