Ante todo:

DISCLAIMER: los personaje pertenecen a Stephenie Meyer, aunque la historia es mía.

Las cursivas son conversaciones telefónicas o conversaciones que se oyen en la lejanía.

Los pensamientos de los personajes están escritos "entre comillas".

(Entre paréntesis está lo que comunica uno de los protagonistas a través de la mente.)

Lo escrito en negrita y entre comitas, son conversaciones entre lobos.

El primer capítulo está escrito en tercera persona, pero los demás son Pov Nahuel.

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1. ENCUENTRO.

- Isabella Helena Black! – exclamó la muchacha de ojos castaños, corriendo como nunca había corrido a través del bosque. – Deja de correr! – intentaba verla, pero no conseguía visualizarla.

- No vuelvas a llamarme así! – gritó la susodicha, apareciendo de la nada.

- Por Dios, tía Isa. Que susto! – dijo la muchacha cayendo al suelo de culo, llevando la mano a su corazón, que le latía descontroladamente. – Pensaba que ibas un par de quilómetros por delante.

- Iba. – dijo Isa tendiéndole la mano a su sobrina. – Pero me estabas alcanzando.

- Deben de ser los genes. – dijo poniéndose en pie con la ayuda de su tía. – Mi tía Leah es la más rápida. – volvió a llevar su mano sobre su corazón, empezando a tranquilizarse. – Creo que debería sentarme.

Las muchachas caminaron hacia un pequeño claro que había en el bosque y se tumbaron en el suelo, cogidas de la mano.

- ¿Cómo están todos? – preguntó Isabella, abrazando a su sobrina por la cintura. – Hace mucho que no veo a mi querida hermana.

- Mamá está muy bien. Ella y papá trabajan en un despacho en Seattle, y Harry y Seth siguen yendo al instituto de la reserva.

- ¿Y que es eso de que te has ido a Washington?

- Si. Me fui hace unos meses, con el resto de la familia.

- ¿Y que tal el instituto?

- Una mierda.

- Vamos Susie, no será tan malo. Mi instituto no está mal.

- Ojala yo estuviera en Santa Mónica. Hecho de menos el sol. – dijo Susan, sonriendo, recordando los momentos que habían pasado juntas en la playa. – Sol, playa, macizos en bañador… Washington es bastante deprimente.

- ¿Por qué no te vienes con nosotros? ¿O al apartamento que tienen Masen y Pat en la playa? Está cerca de mi casa e iríamos juntas al instituto.

- No se, Isa… es un cambio muy brusco.

- Todo es acostumbrarse.

- ¿Cómo están los abuelos? – dijo Susan cambiando de tema.

- Mi madre está dando clases en un colegio de primaria, y papá sigue con los talleres. Les va muy bien a los dos, pero echan de menos a Sarah y Masen. Yo también echo de menos a mis hermanos, lo admito. – dijo nostálgica, y Susan abrazó con más fuerza a su tía. – En un par de meses acaban las clases. ¿Por qué no te vienes a pasar el verano conmigo?

- Se lo comentaré a mi padre.

- Deberían quedar en un punto intermedio, como tú y yo.

Isabella y Susan solían encontrarse una vez al mes entre Forks y Santa Mónica, donde hablaban de cómo les iban las cosas.

Hacía ya seis años, Renesmee y Jacob se habían trasladado a Los Ángeles con su hija pequeña Isabella, que ya tenía once años, aunque su cuerpo había quedado atrapado en el de una muchacha de dieciocho años, al igual que su sobrina, Susan, hija de Seth y Sarah. Ambas tenían la misma edad y siempre se habían llevado muy bien.

- Si… por cierto. El otro día oí como papá hablaba con Seth sobre tu tía.

- Si… Leah… le va bastante bien, pero está tan mayor… - Susan abrazó con más fuerza a Isa y comenzó a llorar. – Se que es importante para ella, pero a mi me duele mucho.

- Así que… ¿lo consiguió? ¿Ha dejado la licantropía?

- Si.

- Vamos Susie. Yo tampoco quiero que Leah muera.

Poco tiempo después de que se imprimara de Mark, su marido, había decidido dejar al fin ese mundo. Al principio no se le notaba, pero los años habían pasado y ya se le notaban. Leah ya pasaba de los cuarenta, mientras que Mark tenía treinta y ocho.

- Sabes que siempre ha querido dejar este mundo, intentar tener hijos y vivir una vida completa junto a Mark.

- Ya lo se tía Isa.

- Venga, deja de llorar. – dijo la joven, secando las lágrimas de Susan. - ¿Por qué no vamos a correr un rato más? ¿Echamos una carrera?

- Vale.

Ambas se pusieron en pie y empezaron a correr en dirección al gran claro del bosque. Susan adelantó a su tía sin dificultad. De repente, un fuerte olor azotó a las chicas. Susan frenó su carrera y, cuando tuvo a Isa a su lado, se cogieron de la mano, corriendo hacia el origen del efluvio.

- Me suena mucho este olor, Isa! – gritó susan, que se había soltado de la mano de su tía y ya podía ver al vampiro. – Es un vampiro!

De repente sucedió algo que ni Susan ni Isa se esperaban. Un muchacho pasó a toda velocidad por al lado de Susan y corrió hacia Isa, que no se lo pensó dos veces y atacó al vampiro que se había detenido frente a ella.

- Tú no eres Isabella. – dijo el chico, que estaba en el suelo, mirando a la muchacha, alucinado.

- Pues claro que si! – exclamó, Isa, indignada.

- Tía Isa, ¿Qué pasa? – Susan llegó al lado de su tía y se quedó mirando al joven.

- Este tío, que es gilipollas. – murmuró Isa. – ¿me vas a decir tú quien soy o dejo de ser?

- Yo conocí a Isabella, y tú no eres ella. – dijo poniéndose en pie. – tu corazón late, y tienes los ojos verdes, y tu piel es distinta. – dijo mirando fijamente a las dos chicas. – y los tuyos son castaños. – dijo dirigiéndose ahora a Susan.

- Tía Isa, su corazón también late. – susurró Susan a su tía. No podía dejar de mirar al muchacho.

- Yo también lo oigo. Tú. – dijo mirando al chico. - ¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo aquí?

- Relajaos. Iba de camino a Forks, a casa de unos antiguos amigos.

- ¿A Forks? – preguntaron las chicas al mismo tiempo.

- Si. Y ahora, decidme, ¿quienes sois? Tú no eres la Isabella que yo conocí. Tú no eres Isabella Cullen.

- No. Soy Isabella Black. – dijo tendiéndole la mano. – Bella Cullen es mi abuela, y ella es mi sobrina.

- Susan Clearwater. – dijo Susan, tendiéndole también su mano, sin alzar a penas la voz.

- Yo soy Nahuel.

- ¿Y a que has venido, Nahuel? – dijo Isa tomando la iniciativa, lo que era muy propio de ella. – No sabíamos que vendrías de visita.

- Bueno, hace ya treinta años de la boda de Edward y Bella. Me han invitado a la fiesta. – dijo metiendo las manos en los bolsillos de los vaqueros.

- Ya estás en el bosque porque…

- Tengo hambre. – dijo sonriendo.

- Dudo que mi abuela te haya invitado.

- En realidad fue Alice quien me invitó. Me dijo que fuera a Forks.

- Ya… bueno, yo debería volver a Santa Mónica, aprovechando que va a anochecer. – dijo Isa, mirando tanto a Nahuel como a Susan.

- Yo puedo acompañarte a Forks. – murmuró Susan.

- Muy amable.

- Susan, nos vemos pronto. – dijo Isa abrazando a su sobrina. – y ya le comentaré yo a mi hermana lo de las vacaciones.

- Buen viaje, tía Isa.

- Adiós, Nahuel. Hasta dentro de un par de días.

- Adiós Isabella Black. – dijo en el momento en que Isa desaparecía entre los árboles. - ¿Nos vamos? – dijo tendiendo su mano a Susan, que la tomó al momento. - ¿Te ocurre algo? Estás temblando.

- No es nada.

- ¿Te importa que vayamos dando un paseo?

- Cla-claro.

Cogidos de la mano, empezaron a caminar por el bosque en dirección a Forks, que estaba a varios quilómetros.

- ¿Quién eres tú, exactamente? – preguntó Nahuel al cabo de veinte minutos.

- ¿A que te refieres?

- ¿Qué lugar ocupas en el árbol genealógico de la familia Cullen?

- Ah… pues… ¿Cómo lo explico? Bella es la madre de Nessie, que es la madre de Sarah, que es mi madre. Aunque no llames Nessie a la abuela Renesmee delante de la abuela Bella. Sigue sin gustarle mucho. – dijo logrando sonreír, a pesar de los nervios que le causaban estar cerca de ese chico.

- Gracias por el consejo. Lo tendré en cuenta. – Sonrió. - ¿Puedo decirte una cosa? Espero que no lo tomes a mal.

- Apesto, ¿verdad? – dijo Susan, sonriendo de nuevo, cada vez más relajada.

- Un poco.

- Mi padre es licántropo, y mi abuelo también.

- De acuerdo. Solo me intrigaba eso. – Nahuel sonrió mirando a Susan.

- ¿Tú también eres híbrido? – preguntó Susan, cogiendo confianza. – Eres como un vampiro, pero tu corazón late.

- Si, lo soy.

- ¿Cuántos años tienes?

- Tengo tantos que ya ni me acuerdo. ¿Cuántos años tienes tú?

- Casi once.

- Pues, permíteme el atrevimiento de decirte que eres muy hermosa para ser tan joven.

Susan se sonrojó y la inseguridad volvió a dominarla. Iba cogida de la mano del único chico que había logrado ponerle nerviosa.

- Gra-gracias Na-Nahuel.

- ¿Te ocurre algo? – dijo Nahuel, besando el dorso de la mano de Susan. – Vuelves a temblar.

- No me pasa nada. – Susan se soltó de la mano de Nahuel y continuó caminando. – Deberíamos ir corriendo un rato.

- De acuerdo, yo te sigo.

- Sin duda. – murmuró.

Susan echó a correr, sintiendo en todo momento como Nahuel la seguía. "Huele tan bien… y tiene algo que me pone muy nervios. No se que es lo que me pasa." – pensó.

- Corres muy deprisa! – exclamó Nahuel a lo lejos.

Susan no se había dado cuenta, pero había ido corriendo al máximo. Corrió un rato más y se detuvo cuando llegó al río que había cerca de la mansión Cullen, en Forks. Se sentó a la orilla del río, se quitó los zapatos y metió los pies en el agua. Nahuel llegó a los cinco minutos.

- Corres muy deprisa. – repitió, sentándose el lado de Susan. – Suerte que he conseguido seguir tu…

- ¿Tufo?

- Delicioso aroma.

Susan miró a Nahuel de reojo y vio que también se estaba quitando los zapatos y metió los pies en el agua, moviéndolos en círculos.

- Ya estamos cerca, ¿verdad?

- Si,

- Recuerdo estos bosques. – dijo mirando a su alrededor.

- ¿Ya habías venido a Forks?

- Si. Alice me trajo cuando los vulturis vinieron a ma… - al ver la cara de incomprensión de Susan, Nahuel se quedó en silencio.

- ¿De que tienes miedo? – dijo Susan.

Aunque Susan no era pariente de sangre, había adquirido un don muy similar al de Jasper.

- ¿Miedo?

- ¿Qué sucedió cuando vinieron los Vulturis? ¿Tan malo fue?

- No-no.

- Pero siento que el miedo está en ti.

- Yo no tengo miedo. – dijo Nahuel, resistiéndose a responder y sorprendido por las palabras de la hermosa chica.

- ¿Por qué no quieres decirme que es lo que pasó? – exclamó Susan, empezando a ponerse de los nervios.

- Sue, yo…

- No me llamo Sue, me llamo Susan. – dijo poniéndose en pie y empezó a ponerse los zapatos. – Yo me largo.

- Pero…

- Estoy segura de quien encontrarás la casa tu solo, siguiendo mi delicioso olor de… quien sea! – exclamó antes de saltar el río y echar a correr.

"¿Pero que narices acaba de pasarme? Acabo de gritar al chico más atractivo que he visto nunca, por no decir simpático, amable y romántico. Y sin razón. Como si fuera una chiflada." – pensó con pesar.

- Pero que gilipollas que llego a ser. – murmuró pensando en voz alta.

Estaba tan ofuscada por su propio comportamiento que no se había dado cuenta de que alguien la estaba siguiendo, hasta que una mano la sujetó por la muñeca e hizo que se diera la vuelta. En cuanto vio que era él, no pudo contenerse y le besó. El chico respondió al beso al momento, pero pronto separó a Susan de él lo más delicadamente posible.

- No puedo hacer esto.

- Yo… no se que me ha pasado. Perdóname. – Susan se dio la vuelta y se alejó corriendo de Nahuel, que se quedó paralizado en medio del bosque.

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¿Qué os ha parecido?

Espero que os haya gustado.

Este va a ser un minific para saber que es lo que pasó con Nessie, Jake, Seth, Sarah, Masen, Pat y el resto de la familia, incluyendo a un nuevo personaje.

Un besito a todas.

Pd: opiniones, porfi.