1. Prefacio.
Toqué su cara con mis manos suaves, le levanté un párpado, las deslicé bajo su camisa hasta el pecho y le busqué el pulso. Mi respiración era rápida, y mi largo cabello caía sobre él. Detecté los fuertes latidos de la vida en su pecho.
—¿Está vivo Draco? ¿Está en el castillo? —le susurré muy quedamente con miedo a ser descubierta, rozándole la oreja con los labios, al tiempo que mi larga melena ocultaba la cara de Potter a los curiosos.
—Sí —musitó el muchacho.
Mi mano se contrajo en su pecho, clavándole las uñas. Entonces la retiré y me incorporé plantando una careta de frialdad en mi rostro.
—¡Está muerto! —anuncié a los demás.
Todos soltaron gritos y exclamaciones de triunfo y dieron contundentes patadas en el suelo. En el cielo se vislumbraban destellos rojos y plateados de celebración.
Sabía que única manera de que me permitieran entrar en Hogwarts y buscar a mi hijo era formando parte del ejército conquistador. Ya no me importaba que Voldemort ganara o no.
El Señor Tenebroso me observaba de cerca. El fiero deseo de cobrarse mi vida si había algún tipo de equivocación, relucía en sus ojos rojizos que vigilaban estrechamente el supuesto cuerpo sin vida del niño que vivió, a la espera de que se produjera el menor incidente, y si eso pasaba, ése sería el instante en el que yo moriría con toda certeza.
Lejos, muy lejos, en algún lugar del frío bosque, aulló un lobo.
«Los placeres violentos terminan en la violencia, y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo que se consumen el fuego y la pólvora».
Aquel párrafo de Romeo y Julieta mezclado con la excitación del momento me hizo recordar el amor que sentía por mi familia. Estaba decidida a arriesgar lo que tuviera, jugar hasta la última pieza. Todo había empezado con violencia, triunfo y júbilo, embarcándonos en una historia de grandeza; hasta que poco a poco la gran hazaña, se desencadenó en la putrefacción de nuestros corazones, acabó marchitando nuestros sentimientos y ante todo, había separado los lazos de amor y sangre que nos unían.
Rememoré como me enamoré de Lucius Malfoy, como tuve la oportunidad de casarme por amor, algo que siempre había temido que no ocurriera.
Porque todos conocen la historia del niño que vivió. Conocen y alaban sus hazañas. Sin embargo, nadie se para a pensar en los que un día fueron villanos, en los que sintieron como si tuviera el corazón en carne viva.
Y aunque nadie quiera tener nada que ver con la parte oscura de la moneda, la lúgubre, desafiante y peligrosa, deberían saber que yo amé con la fuerza de un océano en plena tormenta.
NOTA DE AUTORES
El prefacio está narrado de boca de Narcissa en la batalla de Hogwarts, sin embargo la historia de desarrollará desde su sexto año en adelante.
Nos gustaría animaros a que nos dejéis algún comentario, ya sabéis que un empujoncito nunca viene mal para la motivación de los escritores.
Os recomendamos que leáis "El Grimorio", nuestro longfic.
Muchas gracias.
