Esto es un semi AU. Si bien en el canon nunca pasó, lo ubicaría antes de que Rukia conozca a Ichigo. Bueno, sabrán que Bleach no me pertenece, porque sino, sería hombre, viviría en Japón y haría fics sólo para ver qué me dicen, pero en japonés (¿?). Pero soy mujer y hago fics sólo por diversión, y eso.
Era una noche totalmente oscura. Llovía a cantaros, y los uniformes de shinigami de ambos estaban empapados. Estaban en un lugar semi-boscoso, lo que ponía muy nerviosa a Rukia. Todo le recordaba a aquél día en que su zanpakutoh se había teñido de rojo, de la sangre de un shinigami. Se estremeció visiblemente, y Ukitake pareció notarlo, porque la miró y sonrió apaciblemente.
Siguieron caminando por el bosque –intenta hacer shumpo en la lluvia torrencial, ¡terminarías ahogándote!- en dirección a una alerta de hollow. Por alguna razón, su superior le había pedido que fuera con ella.
-Este es el lugar, Kuchiki. La hora será en unos minutos.- Comentó Ukitake, con tono suave. Estaban en un claro, y ambos empapados y helados. No se sentía ningún Reiatsu. Ambos se quedaron callados, expectantes. Ya era la hora y no había ni señales del hollow, ni de una garganta. Se separaron para buscar, durante un rato, algún rastro del espíritu.
Ukitake caminó, solo, por entre los árboles. Qué extraño, el hollow debería estar por allí. Repentinamente, sintió que algo se acercaba, un aura asesina. Dio la vuelta y frenó el impacto con su arma. Y se encontró frente a frente con Rukia.
-Kuchiki, ¿Qué haces?- Al hombre se le erizó el pelo en la nuca. La expresión de la chica era vacía y asesina. Retirando su espada, la mujer volvió a arremeter, una y otra vez. Intentó una estocada, que cortó un mechón de pelo blanco. El largo cabello cayó al suelo, contrastando con la tierra fértil, como hilos de plata. Jyuushiro se estaba poniendo nervioso y Rukia no le daba respiro. Pero ¿por qué lo atacaba? No parecía ser ella misma. Siguió retrocediendo por el bosque, mientras su compañera avanzaba.
-¡Kuchiki detente!- Suplicó Ukitake, ya completamente alterado. Pero obtuvo otro ataque como respuesta. El capitán decidió que era momento de detener eso. Se adelantó, con un rápido movimiento, y sujetó a la mujer por las muñecas. Ella forcejeó inútilmente por unos momentos.
-¡Mai, Sode no shirayuki!- Rukia dijo las palabras de liberación, aun sin mover la espada.
-¡No, Kuchiki!...- Ukitake se apartó, porque la chica ya había comenzado a recitar una técnica.
-¡Tsugi no mai, hakuren!- Evitó el ataque, que dejó una buena cantidad de árboles congelados. El ambiente frío de la lluvia pasó a gélido, y comenzó a nevar. Suaves copos blancos cayeron sobre el traje de ambos.
-Kuchiki bas… ¡Ugh!- el diálogo fue detenido por un acceso de tos, a lo que le siguió vomitar una cantidad de sangre. Aprovechando el momento, Rukia se lanzó sobre él, intentando una estocada. Ukitake no pudo detener el ataque, y terminó herido en el hombro. Tomó la espada, impidiendo que Rukia la saque de su cuerpo y levantando a Sougyo no Kotowari, la dirigió contra su nuca, golpeando rápidamente por el revés. La morena cayó inconsciente, y Ukitake pudo ver que una criatura se deslizaba por su nuca, escapando. La atrapó fácilmente y la observó con cuidado. ¡Era un pequeño hollow! Sin soltar al espíritu, se acercó a Rukia y corrió el cabello que ocultaba la nuca, revelando una herida redonda y sangrante. Dejó al pequeño animal, que tenía forma de lagarto en el suelo, y cuando huía, lo purificó con facilidad. Luego enfundó a Sougyo no Kotowari y a Sode no Shirayuki, y cargó a su compañera en brazos, alejándose
Por suerte, su casa no estaba tan lejos de la puerta. En sí, vivía bastante apartado del resto. Abrió la puerta de la gran casa tradicional, para encontrarse con una jovencita que iba con un yukata de hombre en las manos. Al verlo, lo dejó caer y palideció.
-¡Ukitake-sama!, ¡¿Qué le pasó?!-
El aludido intentó calmarla, en vano, y media hora más tarde, estaba con el hombro vendado y un té caliente en las manos. La criada, Tsubaki, había cambiado las ropas empapadas de Rukia, que ahora estaba con un yukata de dormir rosado y la había dejado sobre un futón.
Era extraño, porque Rukia estaba en un estado similar a si hubiera gastado gran cantidad de energía. El hombre supuso que tenía que ver con aquél animal parásito. Mientras estaba pensando eso, la mujer abrió los ojos y se sentó de golpe.
-¡Ukitake-taichou!- Miró alrededor, desconcertada, y observó al hombre a su lado, que le sonreía con simpatía. Dirigió la mirada puntualmente al hombro, cosa que no pasó desapercibida por él.
-¿Dónde estoy?-
-En mi casa.- Rukia musitó un "ya veo" y bajó la vista, dándose cuenta de que no tenía su ropa y se sonrojó de golpe.
-¿quién me cambió de ropa?- exigió, levantando la vista
-Tsubaki-chan lo hizo. Ella es una de las criadas de la casa.-
Se hizo un silencio en el que l a joven miró de nuevo el hombro masculino, con aire de culpabilidad.
-No pude detenerme, no entiendo que pasó, lo siento…- Intentó disculparse, pero sólo logró balbucear un par de frases incoherentes.
-Kuchiki, no te preocupes.-
-Pero es mi culpa, no debí dejarme controlar por ese hollow y fue como la vez…-
-Rukia, olvídalo- interrumpió él. Usar su primer nombre, fue lo que logró que cesaran sus disculpas y lo mirara sorprendida. De alguna manera le gustaba ese tono familiar.
Bien, puse este capítulo como prueba, si le gusta a alguien, subiré el siguiente capítulo. Sino quedará como un One shoot demasiado leve para mi gusto.
