Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece, son propiedad de J.K. Rowling. Yo sólo juego con ellos, inventando nuevas historias y posibles "¿qué habría pasado si...?".
James Potter POV
Yo sabía que había llegado la carta. Suponía que me la darían hoy, el día de mi cumpleaños, como una sorpresa. ¡Lo siento, pero la abrí antes de tiempo! Ponía mi nombre y, por lo tanto, tenía derecho. Seguro que mis padres habían visto las marcas de haber desgarrado el sobre, porque el pegamento muggle no es muy eficaz, pero no podía pedirle a nadie que la cerrara por mí. Así que, cuándo celebramos mis once años, tuve que fingir que no sabía nada sobre aquel "asuntillo". Soy un actor penoso y supongo que se darían cuenta, pero nadie me reprochó nada (sorprendentemente).
Los presentes en los festejos eran de mi familia, que sonrieron de orgullo al ver cómo me entregaban el sobre del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Todos mis parientes estudiaron allí y todos tenían cierta... "reputación" en el mundo mágico. Yo tenía claro que no iba a ser menos. Yo, además de entrar en Gryffindor, sería recordado como uno de los mejores y más valientes magos de todos los tiempos. Yo quería salir en los libros de "Historia de la Magia", como todos los grandes.
—Cielo, mira— logró decir mi madre, apuntando a un rincón de la habitación con su varita mágica.
¡Una Barredora Tres, una túnica y una lechuza! Grité de la emoción. Mis padres rieron a la vez. Saqué al animal de la jaula y acaricié sus plumas. Seguidamente, la dejé libre (sin querer, claro) y mi tío tuvo que ayudarme a cogerla. Sí, quería escaparse... no me imagino por qué, si aún no me había visto en mi más pura esencia.
—La varita se la regalaré yo, Dorea— susurró una de mis tías, como si quisiera que yo no me enterara.
—No hace falta. Charlus quiere ver cómo la escoge James, así que correrá a nuestra cuenta— respondió mi madre.
Como me estaba portando demasiado bien, es decir, que no había hecho ninguna travesura, me monte en la escoba y volé por todo el salón. No creí que eso fuera malo, porque mi padre había sido un buen jugador de quidditch y, por lo tanto, yo habría nacido con alguna noción de cómo controlar aquello. Me encantaba la sensación que sentí al notar el viento en mi cara, pero a los que me veían parecía que no tanto. Intentaron bajarme, pero yo subía más y más por voluntad propia. En un despiste mío, una de mis tías consiguió agarrarme la pierna y pudo ayudarme a tocar el suelo. A todos les pareció un acto heroico, pero a mí me sentó fatal.
Espero que el picotazo de mi nueva y, ahora, fiel lechuza le doliera bastante.
¡Hola!
Me llamo Evenstar of the Shire, como todos podéis leer. Este Fic fue una idea que tuve con otra autora de FF (que me tiene que dejar su username) en verano, así que los créditos también van para ella. El punto es escribir sobre Los Merodeadores en su primer año y esperamos que os guste.
Sentimos que este capítulo sea tan corto, el siguiente será más y mejor.
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¡Gracias por leer y, si se da el caso, por escribir un comentario!
