Neon Génesis Evangelion: Segunda Agenda

1 – Un Nuevo Comienzo

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Se ha hablado mucho de las razones del destino del mundo de ahora, de la catástrofe que acaeció a la humanidad. El hombre, en su voluntad de vivir, no puede morir. Sin embargo, de entre la muerte y la destrucción del ahora, debe probar su voluntad; lo ha estado haciendo, desde hace más de cinco siglos.

El año es 500 . Después del Tercer Impacto.

***

Un simple y continuo sonido se escuchaba desplazarse a lo largo de un desértico panorama, bañado de intenso rojo. Mas adelante una extraña tormenta parecía aproximarse.

El vehículo avanzaba lentamente, emitiendo el sonido característico de sus motores de reacción atómica. Un sonido moderado, similar al del viento pasando fuertemente por las calles de una cuidad densa de altos edificios.

"Tenemos confirmación visual del objetivo."

Lejos de ese ambiente desolado una habitación llena de instrumentos y personas recibía el mensaje. Varios ojos miraban la pantalla que proyectaba lo que el vehículo filmaba desde kilómetros de distancia. Todos los ojos miraban con consternación.

"Tengan a Marcus listo y en espera."

La voz de la mujer era fuerte y decidida. Se notaba seguridad y autoridad.

"Entendido." respondieron al unísono los operadores en los puestos colgantes, situados alrededor del modelo a escala del planeta.

En el centro de la habitación el modelo planetario giraba sobre sí mismo para mostrar otra parte de su cara mientras los puestos de los operadores se trasladaban hasta quedar frente a distintas secciones del mismo. Eran tres. Uno quedó frente a la base, otro frente al objetivo, y el tercero entre ambos.

"¿Será posible…?"

Lejos de ahí la tormenta seguía avanzando, aún en contra de las corrientes atmosféricas. Mientras tanto el vehículo flotaba sobre el mismo lugar, sin moverse. Tenía una simple apariencia, alargada, como un edificio horizontal. Era considerablemente grande, como uno de los antiguos barcos de metal que zurcaban el mar. Encima tenía una torre sencilla, la antena de comunicaciones y dos torretas de artillería, ambas apuntando al objetivo. Era, en definición, una nave de combate.

La tormenta no presentaba variaciones. Entonces, súbitamente, se iluminó una parte de la misma. Una descarga eléctrica tocó suelo, pero no desapareció. Se mantuvo, como una linea de contacto permanente entre las nubes y la superficie. Varios rayos más le siguieron, pero todos cercanos al primero, formando una figura que se engruesaba a medida que caían más. Pronto empezó a tomar forma, y una extraña esfera de color rojo brillante se situó, como salida de la nada, en medio del fenómeno. Tenía forma humanoide.

"Erythro, aquí El Escribano. Espero que puedan creer lo que está sucediendo, porque nosotros no lo creemos."

De vuelta en la habitación de control, la mujer observaba atenta a los sucesos. Justo entonces un hombre apareció a su derecha, parado en una rampa que se elevó desde un nivel inferior.

"Creo que está de más decirlo. Patrón azul."

"¿Hace cuánto que este tipo de sucesos no ocurren? ¿Quinientos años?"

"Casi exactamente."

"Pues no hay duda. Es un ángel."

***

Dentro de un largo tubo de metal, lleno de un extraño líquido amarillento, una chica de no más de diesiseis años estaba sentada en lo que parecía ser un sistema de mando o control. Su rostro de claros rasgos japoneses demostraba tension y preocupación.

"Yurika, has recibido toda la información disponible sobre el objetivo."

Una proyección a un lado mostraba la mujer del centro de control hablándole. Ella también se notaba preocupada.

"Por ahora mantente alejada y procura no entrar en contacto. Evalúa la situación y espera nuestras órdenes."

"Entendido…"

Su larga cabellera, lisa y cuidada, de color marrón medio oscuro, llegaba hasta su espalda. Llevaba puesto un traje ajustado, de color gris oscuro con negro, que denotaba sensualmente cada curva de su cuerpo, dejando fuera sólo parte del cuello y la cabeza. Resaltaban, por encima de todo, números y símbolos a los lados de los brazos y en la espalda: Eva Marcus.

"Quédate cerca del Escribano y no te acerques al objetivo."

"¡Está bien, entendí…!"

"Yurika, concéntrate. Estás entrenada para lidiar con situaciones extremas y puedes con esto. No es nada diferente…"

"¡Claro que es diferente! ¡Es un maldito ángel!"

Empezaba a demostrar su miedo. Ella había entrenado durante toda su vida, estaba calificada y conocía todos los sistemas, pero nunca creyó que los míticos ángeles que causaron el Segundo y Tercer Impacto volvieran. Ahora, sin embargo, no era hora de retraerse o asustarse. Era hora de probar su entrenamiento, y su valor como piloto Eva.

"¡Sólo déjenme! ¡Yo puedo con lo que venga!"

En ese momento una máquina humanoide gigante, de color medio gris oscuro con negro, se posó junto a la nave que observaba el fenómeno que seguía avanzando. Traía un viejo rifle modificado para el vacío y una lanza de gran tamaño, consideraba como arcáica y material a ser reciclado pero que aparentaba un buen uso en esta situación. Sin embargo, lo más resaltante eran las palabras que llevaba escritas en sus brazos: Evangelion-Marcus.

"Listo, estoy en posición."

"Aquí El Escribano. Tenemos buena visual de Marcus aquí junto a nosotros. Todo parece bien, pero el objetivo está muy cerca y sigue avanzando…"

Sin tiempo alguno de reacción, un haz de luz salió de la figura en la tormenta, dirigiéndose al vehículo flotando junto a la máquina humanoide gigante. Lo atravesó limpiamente, mientras explosiones empezaron a partirlo por la mitad, soltando restos que caían a la superficie, seguidos por las dos mitades del mismo.

"¡El Escribano ha caído!"

Yurika miraba horrorizada a la nave que le había hecho compañía tan solo unos momentos antes caer destruída sobre el rojo suelo desértico. No podía creerlo. Presa del pánico, tomó su rifle modificado y disparó contra el ser mientras gritaba de furia. La ráfaga lo atravesaba, pero algunos proyectiles impactaron a la esfera roja de su centro. Luego, los rayos se detuvieron, y la figura desapareció.

"¿Qué…?" se preguntó a sí misma, mirando incrédula. La tormenta seguía avanzando, pero no se mostraba la figura humanoide anterior. En ese momento le pasaba por encima, oscureciendo el cielo. Súbitamente, tanto que la sobresaltó, una proyección puso el rostro de un hombre en el campo visual de Yurika.

"El objetivo desapareció, pero la tormenta continua. Suponemos por lo tanto que esto todavía no termina. Mantente alerta, Yurika."

"Si, claro…"

La mano de la chica temblaba descontroladamente, al igual que sus ojos de color marrón no podían mantenerse quietos. Afuera, el Eva estaba parado, sosteniendo fuertemente su rifle, sin moverse lo más mínimo. La oscuridad reducía la visibilidad a lo más ínfimo, pero no la eliminaba; el sonido de truenos que la rodeaban, además, producía tensión en la chica, que estaba a punto de perder la razón.

"¡Maldito ángel…! ¿Dónde estás…?"

Lejos de ahí, la mujer observaba seriamente los acontecimientos a través de una proyección estática de gran tamaño. Sus lentes acentuaban la determinación de sus ojos color marrón, y su larga cabellera pelirroja oscura caía sobre su espalda sin restricciones. Tenía los brazos cruzados, y no movía ni un músculo. Entonces, una proyección cercana puso la imagen de un hombre mayor, con uniforme militar y un rostro muy serio y enojado.

"Comandante Ikari, el objetivo es hostil. Vamos a bombardearlo desde órbita con toda la artillería que podamos. ¡Saque a su unidad de ahí!"

"Negativo. Marcus se hará cargo de la situación. Permanezcan en espera."

"¡Esa cosa ya nos costó un destructor, y no pienso permitirle aumentar nuestras pérdidas por poner a su hija a luchar contra ese monstruo! ¡Sáquela de ahí!"

"No. Ella se encargará del ángel. Si algo sucediera pueden convertir ese sector en un cráter del tamaño del Olimpo. Hasta entonces, permanezcan en espera."

Su voz era fría y directa, sin demostrar emociones de cualquier clase, mas que un aire despiadado de seguridad.

"Estamos tomando su palabra textualmente, Comandante."

Luego de decir eso, la proyección desapareció.

***

Dentro del tubo de metal Yurika podía ver su entorno sumido en oscuridad mientras sonidos de truenos se escuchaban por todas partes, sin verse descarga alguna. Al poco tiempo, el sonido cesó. No había nada a la vista. Lo único era un sonido muy vago, como de corriente eléctrica. Escrutinando el oscuro paisaje, Yurika buscaba la fuente de dicho sonido, sin ningún resultado. Entonces, mientras se hacía más fuerte, lo concibió.

"¡Atrás!" gritó asustada mientras volteaba con todo su Eva para ver la figura humanoide acercársele rápidamente. Estaba compuesto por varios rayos que bajaban de las nubes de la tormenta y se congregaban en una forma maciza de composición eléctrica. Tenía una cabeza pequeña con puntos grandes y luminosos como ojos. Por lo menos diez de ellos, repartidos meticulosamente, que parecían moverse sin complicaciones. Un cuerpo similar al de una persona, pero más largo, con extremidades como brazos que llegaban hasta el suelo como rayos, y piernas que daban igualmente con el suelo. En el centro de lo que se denominaría su pecho, tenía una esfera roja, en perfectas condiciones a pesar de haber recibido disparos previamente. Caminaba como una persona, aunque sin despegar sus pies del suelo.

"¡Aléjate!" escuchó el grito de la comandante, dándole una órden rápida, pero ella no se movía. Estaba aterrorizada. Entonces, el ángel levantó su brazo derecho del suelo y, como una descarga eléctrica, un rayo lanzó al Eva estrepitosamente pocos kilómetros fuera de la tormenta.

"¡Reporte de situación!" bramó la comandante al hombre de su derecha, el cual revisaba datos en un holograma frente a él.

"Yurika se encuentra bien, pero Marcus sufrió un choque eléctrico masivo. Pasará un momento hasta que los músculos se relajen y los nervios eliminen el exceso de carga. Hasta entonces, tiene un calambre generalizado."

"¿Entonces no puede moverse?"

"Efectivamente."

La comandante estaba pensando en lo que podía hacer, pero sólo lograba mirar inmóvil la proyección, mientras la desesperación empezaba a apoderarse de ella. El ángel empezaba a avanzar hacia el Eva, con toda la tormenta encima de él. No demoraría en llegar a ella.

"¡Madre, haz algo…! ¡Madre!"

Los gritos de frustración de Yurika fueron el incentivo necesario. Debía sacarla de ahí.

"Yurika, despliega tu escudo AT al máximo. Defiéndete lo más que puedas mientras traemos ayuda."

"¡No, madre no…! ¡Sácame de aquí!"

"¡Resiste!"

Dentro del tubo de metal, Yurika miraba con profundo terror al ángel acercarse a ella. Estaba atónita, pero entonces, justo antes de que el ángel le cayera encima, recordó lo que su madre le dijo.

"¡Eso es! ¡Escudo AT al máximo!" casi gritó mientras movía un comando en su mano derecha. Casi instantáneamente, un largo muro transparente de hexágonos dorados circunscritos se interpuso entre el Eva y el ángel, bloqueando su paso e impidiendo que se acercara más.

Lejos de ahí, la comandante activaba sus comunicaciones, trayendo de vuelta la proyección del hombre militar con quien habló antes.

"Almirante, cañoneen al objetivo. Bórrenlo del mapa."

La voz de la comandante era fuerte y decidida. El almirante no titubeo.

"Afirmativo."

***

En órbita, lejos de la lucha entre gigantes, varias naves similares al Escríbano apuntaban sus torretas y cañones de artillería directamente sobre la extraña tormenta. Dispararon, y poderosas cargas de energía similares a rayos de luz cruzaron el espacio hasta impactar en el objetivo. La explosión de la primera oleada, y la tierra levantada por la misma, cubrieron el sector por completo, impidiendo ver cualquier rastro del ángel o del Eva.

"Señor, hemos bombardeado al objetivo. Ahora tenemos que esperar confirmación visual de la destrucción del mismo."

El hombre hablaba con tranquilidad, incluso sabiendo que se dirigía a un oficial superior.

"No suponga nada. Si sé la mitad de lo que creo que sé sobre estos seres, con suerte lo habremos detenido."

El hombre hizo una reverencia rápida y se fue, mientras el oficial seguía mirando hacia adelante sin perturbarse.

"Alférez, póngame en contacto con la comandante."

"Si, señor."

En ese momento, una proyección puso la imagen de una mujer de apariencia seria, larga cabellera pelirroja, ojos marrones acentuados por un par de lentes, y bata blanca de científica. Tenía los brazos cruzados, y no se veía feliz.

"Comandante Ikari, hemos cañoneado el objetivo."

"Así lo veo. Ahora espere nuevas instrucciones." y la proyección desapareció.

***

"¡Rei, contesta!"

Regresando violentamente a la realidad por esa sacudida, la chica miró adelante con los ojos abiertos de par en par, intentando entender lo que acababa de pasar.

"Señorita Ikari, veo que regresó de salvar al mundo de la invasión extraterrestre."

Toda la clase se rió ante la broma del profesor y la verguenza de la chica, menos ella misma y unas pocas personas. Se encontraba en el cubículo del extremo de la izquierda del salón, en la segunda línea. Un compañero adelante de ella le había sacudido para intentar de hacer que prestara atención, y ahora la miraba entre amable y burlonamente.

"¿Otra vez pensando?"

"Si… ¿Qué más?"

El chico se volteó y siguió prestando atención a la clase. Tenía cabello negro, corto y ordenado, tal vez mucho para el gusto de ella, pero debía admitir que le quedaba bien. Aparte, sus ojos, negros también, transmitían calidez y comprensión.

"Oye Rei, creo que a Dimitri le gustas…" le susurró una amiga de uno de los asientos de atrás. Rei, a no poder sobresaltarse más, volteó y la miró con los ojos totalmente abiertos mientras profería un fuerte "¿AHHH?". Inmediatamente, toda la clase se volteó, algo molesta y divertida, para ver lo que acababa de pasar. El profesor emitió un suspiro de resignación.

"Señorita Ikari, voy a tener que pedirle que salga del salón hasta nuevo aviso."

Rei, resignada también al escuchar las palabras de su profesor, se levantó y salió del salón mientras todos la miraban algo atónitos. Se sentó en una de las bancas de afuera y, mientras se intentaba tranquilizar, se puso sus auriculares inalámbricos del equipo de sonido portátil que llevaba. La música empezó a sonar en sus oídos y ella esperó, mirando hacia adelante sin ver realmente.

***

"Comandante, tenemos datos de la condición de Yurika. Sus signos vitales son bajos, pero sigue con vida. No creo que pueda seguir piloteando en ese estado."

"Muy bien. Desplieguen un transporte rápido y tráiganla inmediatamente. Simultáneamente preparen un transporte mayor y dispónganlo para regresar a Marcus a Erythro. No hemos ganado mucho tiempo."

"Afirmativo."

Las voces del operador y de la comandante eran frías y objetivas, como se espera reaccionen las personas entrenadas para situaciones difíciles, pero en su interior estaban preocupados. Ahora otro hombre, el de la derecha de la comandante, tomó la palabra.

"¿Qué haremos ahora?"

"Nuestra única opción es Alpha."

"Pero Yurika no puede pilotearlo."

"Lo sé."

"¿Entonces?"

Pasó un tiempo en silencio intentando encontrar otras opciones, pero no había otra. Por lo menos otra factible. El ángel debía ser destruído, y lo único que podía hacerlo era un Evangelion.

"Llame al capitán."

***

Sentada afuera del salón de clase, una chica solitaria escuchaba música a través de su equipo de sonido portátil. Tenía cabello marrón, no muy largo, y suelto. Sus ojos eran marrones y combinaban con su cabello, aunque a primera vista no se notara. Miraba hacia adelante, pero sin ver nada realmente. Su rostro expresaba aburrimiento y desinterés.

"¿Te sientes bien?"

Miró a un lado y vió al mismo chico del asiento delantero al de ella. Estaba parado a su lado, observándole con tono amable.

"No te preocupes, Dimitri."

"Bueno…"

"Por cierto… ¿Por qué estás fuera de clase?"

"Permiso para ir al baño, además de la buena voluntad de visitar a una amiga en aprietos."

Rei sonrió por una vez en bastante tiempo. Dimitri lograba alegrarla incluso en situaciones como esa, y ella lo apreciaba bastante.

"Bueno, te veré más tarde. Anda al baño."

"Absolutamente."

Después de irse Dimitri, Rei se quedó sola nuevamente, pero pensando en aquello que su amiga le había comentado previamente. ¿A Dimitri le gustaba ella verdaderamente? Era un asunto extraño, pues ellos habían sido amigos desde que él vino, hacía cuatro años. Pero, incluso entonces, él había sido siempre así. ¿Sería posible que ella nunca se diera cuenta, o era tan solo una mala jugada de su imaginación y la de su amiga? No, no podía ser. Debía estar loca por pensar en cosas así, pero… ¿y si fuera cierto?

"Señorita Ikari, vuelva a entrar al salón. Tenemos una comunicación del director preguntando por usted."

"¿QUE?" exclamó Rei alarmada, más como un grito de asombro que una pregunta. Luego, cuando se repuso de su sorpresa, se quitó los audífonos inalámbricos de los oídos y entró al salón. Adentro estaba proyectada la imagen de un hombre de mayor edad, con escaso cabello blanco y rostro serio. Rei no sabía cómo reaccionar.

"¿Es usted Rei Ikari?"

"Ehh… si."

"Venga inmediatamente a mi oficina. Hablaremos aquí."

Dicho esto la proyección desapareció, dejando a una atónita Rei mirando fijamente la pared frente a donde estaba antes la proyección.

***

La oficina del director era espaciosa y acogedora, pero eso no era lo más resaltante. Un hombre con distintivos de la Flota se encontraba parado a un lado, y aparentaba haber estado esperando por un tiempo. Tenía un aspecto bastante desarreglado, con la camisa arrugada y fuera del pantalón, un comienzo de barba que haría falta afeitar, y cabello meramente peinado. Por lo menos la boina con la insignia de la Flota cubría la mayoría de su cabeza, y su chaqueta, de la Flota también, sentaba bien incluso en ese desastre de persona.

"¿Rei Ikari?"

"Si…"

"Muy bien. Señor director, gracias por su rápida cooperación. Ahora me llevaré a Rei a Erythro, por órdenes de la misma Comandante Ikari. Notifique a los profesores respectivos. Rei, ven conmigo."

Después de decir aquello, el hombre empezó a avanzar y salió de la habitación, pero al notar que Rei seguía inmóvil, se detuvo frente a la puerta abierta para esperarla. Ella no se movía.

"¿Mi madre me ha llamado…?" preguntó, más un susurro que una pregunta.

"Vamos, tenemos prisa. Hay una situación y debo llevarte a Erythro ahora."

"¿Llevarme a Erythro…? Debe haber algún error. ¿No es mi hermana a quien buscan?"

"Mis órdenes son simples. Llevar a Rei Ikari a Erythro, rápido y sin complicaciones."

"Pero… ¿Por qué?"

"No hay tiempo para decírtelo. Lo verás por ti misma."

Después de decir esto, el hombre se acercó a ella y posó su mano en el hombro de Rei. Ella se volteó lentamente hasta verle el rostro, que la miraba decididamente. Entonces, emprendieron el camino.

***

"¿Cómo iremos a Erythro?"

"Tomaremos el tren, pero debemos apurarnos."

Justo entonces, varias sirenas empezaron a sonar por todos lados. El sonido recordaba a el que hacían las antiguas alarmas para advertir de ataques aéreos enemigos, y no había perdido su impacto psicológico.

"¿Qué es esto? ¿Una lluvia de asteroides?" preguntó Rei, más gritando que preguntando.

"Ya quisiéramos. ¡Vamos, no hay tiempo!"

Ambos, Rei y el hombre de la Flota, corrieron hasta la terminal especial del tren que llevaba únicamente a Erythro. Cuando llegaron, el hombre pasó una tarjeta por una lectora y la puerta se abrió. Parecía una terminal cualquiera, pero tenía el símbolo de Erythro en varias de las paredes, sillas y vagones del tren. Era un símbolo bastante sencillo: Un círculo rojo con cuatro columnas de estilo griego en su interior. Entre las columnas estaba escrito Erythro, en letras rojas, y abajo una frase u oración escrita en ruso, la cual Rei no pudo leer.

Una vez dentro de la terminal, caminaron un poco y se dirigeron al tren, pero cuando estaban frente a las puertas del mismo, una fuerte sacudida los hizo caer al suelo. Un extraño sonido siguió a la sacudida, y Rei pudo ver a través de los ventanales de la terminal algo que la dejó atónita. A la distancia, como bajo una especie de tormenta gigante, un extraño ser humanoide, formado aparentemente por rayos salidos de las nubes, avanzaba hacia donde ellos. Varios VLRG (vehículo ligero de repulsión gravitatoria) militares sobrevolaban por ahí, intentando detenerlo, pero parecía que no le hacían daño. Uno, tan rápido que no llegaron a verlo, fue impactada por una especie de haz luminoso, haciéndolo caer y estrellarse contra las vias del tren. Rei se cubrió el rostro con los brazos, instintivamente.

"¡Maldición!"

"¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué es eso?!" chilló Rei.

"Tendremos que tomar una vía alterna. Debe haber uno por aquí…"

"¡Señor, dígame lo que sucede!"

"¿No te parece evidente? Es un ángel."

"¿Pero… cómo puede ser…?"

La voz de Rei era de miedo e impotencia. Estaba asustada, y bastante. Mientras tanto, el hombre de la Flota seguía yendo de lugar a lugar en la terminal, buscando algo.

"¡Lo encontré!"

Entonces, luego de apretar un botón en una pared, una sección de la misma se movió a un lado, mostrando un cuarto oculto con vehículos pequeños de transporte diseñados para el exterior. El hombre sacó un celular, un viejo modelo holográfico, por lo que Rei pudo ver, e hizo una llamada.

"Si, aquí Roberts. Vamos a usar unos deslizadores. Abran las puertas de la terminal del tren. Entraremos deslizándonos por las vías."

Luego de terminar su llamada, guardó su celular en el bolsillo del pantalón.

"Rei, ven deprisa."

Rei seguía congelada, y al ver lo que el hombre hacía, se asustó todavía más.

"¡¿Qué se propone?!"

Antes de que ella pudiera terminar de hablar, el hombre había saltado encima de ella, al mismo momento que una explosión desbarataba gran parte del lugar. Luego, al ver que estaba bien, la tomó por un brazo y la levantó, llevandosela al cuarto con los vehículos. Cuando entraron, cerró la puerta detrás de él, justo a tiempo para evitar otra explosión que resonó con fuerza a través de la pared. Luego se dirigió a uno de los vehículos y abrió la puerta del mismo.

"Entra, Rei." le ordenó el hombre, y Rei se apresuró a entrar al vehículo. Luego entró él, cerró la puerta y se fue al asiento del piloto. Rei estaba sentada a su lado, en el asiento del copiloto.

"Creo que no hemos sido introducidos propiamente. Yo soy el capitán Jack Roberts. Puedes llamarme Jack."

Luego de presentarse le dedicó una pequeña sonrisa amistosa, ni inocente ni atrevida. Rei se sonrrojó levemente, pero él no lo notó. Estaba muy ocupado en los controles del vehículo, el cual empezó a sonar y varias luces de los mandos de control se iluminaron.

"Agárrate." le dijo, y el vehículo empezó a avanzar. Una compuerta se abrió adelante, la pasaron y se cerró detras de ellos. Luego, otra compuerta adelante de ellos se abrió y el vehículo salió.

"Señor Jack, ¿sabe lo que está haciendo?"

"Si, ¡y me encanta!"

El vehículo estaba deslizándose en medio del campo abierto, a por lo menos trescientos metros de altura. El paisaje era rocoso, árido y rojo, como se esperaba que Marte fuera. Entonces, Rei pudo notar que estaban sobre un cañon, y que adelante había un muro gigante de piedra. Sólo una pequeña entrada, con una vía de tren que le llegaba, daba la apariencia de evitar que se fueran a estrellar. En ese momento notó Rei también que estaban flotando encima de esas mismas vías, dirigiéndose a la entrada.

"¡Señor Jack… la vía está incompleta…!"

"Lo sé. Y no me digas señor. Es muy incómodo."

Rei no salía de su sorpresa. El hombre se mostraba de lo más tranquilo, incluso con todas las cosas que sucedían.

"¡Sujétate!"

Entonces, un aumento de la velocidad la hizo retrocederse en su asiento mientras veía cómo el vehículo usaba un impulso para saltar el tramo que le faltaba a la vía. Llegaron al otro lado con una sacudida y siguieron avanzando hasta la entrada.

"Bueno, eso fue divertido." dijo el hombre, pero al ver a su derecha vió a Rei difícilmente manteniéndose en sí. Respiraba rápidamente, y tenía los ojos bastante abiertos.

"Venga, todavía no llegamos. Salgamos de esta lata y pongámonos en camino."

***

"¿Cuál es el estado de Marcus?"

"Está muy dañado. Sería más un estorbo que una ayuda para luchar al ángel en este momento."

"¿Cuáles son los estimados de la reparación hasta que sea de uso efectivo?"

"Estamos hablando de semanas. No puede ayudarnos ahora."

La comandante no respondió. Sólo estrechó más sus ojos, sin desviar la mirada. Mientras tanto, el hombre a su derecha sabía lo que pasaba.

"Yurika se encuentra en cuidados intensivos, pero no ha sufrido ningún daño permanente. Ahora está durmiendo."

"Gracias."

"De nada."

"¿Cuál es el estado de Alpha?"

"Está preparado. Ya ha sido retirado de criogenia, llevado al puerto y cargado. Sólo falta alguien para pilotearlo, pero no creo que haya alguien que pueda."

La comandante, al escuchar ese comentario del hombre, esbozó una pequeña sonrisa confiada.

"Me acaban de informar que ese alguien acaba de llegar. Voy al puerto. Encárguese de todo aquí."

El hombre sólo pudo quedarse mirando sorprendido mientras la comandante utilizaba una de las rampas elevadizas y bajaba a otro nivel, desapareciendo de vista.


Neon Génesis Evangelion: Segunda Agenda

1 – Repitiendo la Historia

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"Yo nunca he estado en Erythro…"

La voz de Rei era suave y tímida, confundiéndose con el sonido del tren. Avanzaban a gran velocidad a través de un túnel iluminado levemente, en dirección hacia abajo, con un pequeño grado de inclinación. Era monótono, pero no desagradable.

"¿Es esta tu primera vez en entrar por este tren?"

El hombre estaba sentado a un lado de Rei, mirando hacia donde avanzaba el tren. No desvió la mirada, pero luego de unos segundos se volteó y la miró a los ojos, amistosamente. Estaba sonriendo.

"Prepárate para una sorpresa."

Justo cuando terminó de hablar, el exterior del tren se iluminó fuertemente con una luz blanca rojiza. La cavidad en la que acababan de entrar, por lo menos doscientos metros debajo de la superficie, era gigantesca. Extrañas estructuras de apariencia bastante antigua, similares a los restos de la antigua civilización griega, estaban erigidos formando lo que aparentaba ser las ruinas de una ciudad, y el tren pasaba entre varias columnas que formaban una especie de corredor. Junto a varias de esas ruinas, e incluso encima o alrededor de algunas, varios edificios modernos destellaban luces por sus ventanas. Las paredes de la cavidad tenían unas construcciones modernas excavadas dentro de la roca, también, y reflectores gigantes colocados en el techo y paredes iluminaban la gran mayoría de todo el complejo.

"Bienvenida al Complejo Arqueológico y Centro de Investigación y Desarrollo Avanzado conocido como Erythro, nivel uno. El primer vestigio, aparte de los ángeles, de vida e inteligencia no humana encontrada hasta ahora."

Rei miraba atónita aquellas maravillas, sin realmente pensar en mucho. Su cara demostraba pesar, sin embargo.

"Mi profesor se burló hoy diciendo que salvaba al mundo de la invasión extraterrestre, pero yo nunca creí que había tal cosa…" dijo Rei en voz baja, a nadie en particular. Hablaba sola, y con un tono de pesar. "Tampoco creía mucho en los ángeles. Para mi eran una especie de cuento inventado para ocultar una guerra tonta o algo parecido. Pero parece que todo es verdad, después de todo…"

"La verdad es mucho mayor de lo que crees." respondió el hombre ante la preocupación de Rei, buscando una forma de tranquilizarla, pero realmente no sabía cómo. El también miraba el vacío, como hablando consigo mismo.

"¿Entonces… los Evas volverán a luchar contra los ángeles para salvar a la humanidad…?"

Jack suspiró, dándose cuenta de que no podía ser de mucha ayuda ahí. Sin embargo, sabía que tenía que decir algo.

"Si alguien te ataca a ti y a todo lo que tu quieres, tienes que defenderte y luchar, ¿no es cierto?" respondió, con voz amable. Se había volteado y miraba a Rei a los ojos, con una sonrisa sincera en su rostro. "Yo tampoco sé lo que sucede, pero vamos igual. Hay algo por hacer, y mejor no nos demoremos."

***

La puerta del tren se abrió delante de Rei, apareciendo en el otro lado una mujer de apariencia seria, larga cabellera pelirroja, ojos marrones acentuados por un par de lentes, bata blanca de científica y brazos cruzados. Rei se impresionó visiblemente, pero permaneció totalmente quieta, como si tuviera miedo de moverse.

"Gracias por traerla en tan corto tiempo, capitán." le dijo la mujer al hombre que acompañaba a Rei, sin cambiar su postura seria. Jack movió la cabeza, en modo de entendimiento, y permaneció donde estaba. Luego, la mujer miró a Rei, directamente a los ojos.

"Ven conmigo."

Tímidamente, Rei siguió a la mujer, sin muchas ganas de hacerlo. Lo único que venía a su mente era la imagen de aquella mujer con otra chica parecida a sí misma, abordando el tren de la estación hacia Erythro y desapareciendo para siempre.

"Madre…" escuchó su propia voz en su cabeza, como un sonido doloroso del pasado que volvía para atormentarla. Casi sin pensarlo miró hacia atrás, donde estaba Jack. El notó que ella lo miraba y sonrió, dándole ánimos. Después de caminar un poco más, entraron a un ascensor, la puerta se cerró detrás de ellas, y ya no pudo verlo. Luego, el ascensor empezó a moverse, hacia abajo, hacia atrás, y de nuevo hacia abajo. Rei mantenía la cabeza baja, sin expresar mayor emoción.

"¿Sabes por qué te he mandado a traer?" le preguntó la comandante a Rei, secamente y sin emociones. Ella se sobresaltó ante la pregunta, abriendo más los ojos y levantando levemente la vista. No sabía qué decir, y no dijo nada por unos momentos, haciendo un silencio glacial.

"No…" fue su tímida respuesta. Luego de decirla, volvió a bajar la vista a como estaba antes. Pocos segundos después, el ascensor se detuvo y la puerta se abrió. La comandante salió sin esperar a Rei, y avanzó por el corredor como si no se diera cuenta de que ella seguía en el ascensor, sin moverse. Pocos segundos después se detuvo y volteó, como si se diera cuenta de lo que faltaba.

"Apúrate Rei." le ordenó, sin demostrar verdadera emoción. Rei reaccionó y salió del ascensor, todavía sin levantar la vista. Luego de que salió, la puerta se cerró detrás de ella, haciendo un sonido estruendoso. Fue entonces que notó que el corredor en el que estaba era un puente de metal suspendido a por lo menos cien metros por encima del suelo, y que el lugar en el que estaba era gigantesco. Las luces blancas colgadas del techo, que iluminaban todo casi mágicamente, eran lo único que no parecía ser de placas de metal. Todo lo demás, desde el piso hasta el mismo techo y las paredes, estaba hecho de metal, de un color grisáceo, como el metal se espera que sea, pero medio rojizo. Adelante, al fondo del corredor de metal, que era prácticamente lo único de color negro oscuro, la mujer estaba esperando. Su aspecto serio no había disminuido. Pocos segundos después, como Rei no se movió, ella regresó y la cogió de la mano, sobresaltándola, como si la sacara de un sueño.

"No hay tiempo. Apúrate." le ordenó nuevamente, jalándola hacia el final del corredor. Recién entonces fue que Rei pudo ver lo que ahí había. Era una especie de tanque gigantesco, que abarcaba toda la altura del lugar donde estaban. Estaba lleno de un líquido rojizo bien claro, pero lo que asustó a Rei fue que adentro del tanque, en el líquido, había una especie de ser gigante, como una persona, congelada ahí dentro. No se notaba con claridad, pues el líquido no era tan transparente, pero lo que se notaba sin complicaciones eran varias conexiones, como soportes, cables, tubos y objetos parecidos, con brazos mecánicos y demás, que lo sujetaban.

"Traigan a Alpha." ordenó la mujer, hablando a su celular holográfico. Lo guardó a los pocos segundos, en su bolsillo de la bata, y, casi instantáneamente, un fuerte sonido de engranajes llenó el lugar. Como si de un carrusel se tratara, el tanque gigante con el ser adentro se movió hacia la izquierda, apareciendo por la derecha un nuevo tanque con otro ser. Sin embargo, este tanque estaba vacío, y el ser se veía con claridad. Era como un robot gigante, todo cubierto de metal de color amarillo, como si de una armadura se tratase. Tenía ocho ojos pequeños, o por lo menos una especie de aberturas que daban la apariencia de ojos, en cada lado, cubiertos de un lente oscuro, verdoso, que reflejaba la luz. No tenía una abertura ni nada parecido que diera ideas de una boca, pero si algo parecido a unos tubos largos que caían de su cabeza, como cabellos gruesos. Tenía pocos, formando más una sola cola que una cabellera verdadera. Su cuello era un poco más largo que lo que había vislumbrado del anterior ser, al igual que sus brazos y piernas. Lo más resaltante era que tenía cuatro dedos largos y filudos y uno más corto y grueso en el extremo de la palma, como si sus manos fueran pinzas. Tenía los talones elevados, como los minotauros de las antiguas leyendas que Rei estudió en la clase de historia, y sus pies se veían igualmente fuertes.

"¿Sabes lo que es?" le preguntó la mujer, con su mismo tono de seriedad. Estaba parada a su lado, ya sin agarrarle la mano, mirando hacia el ser gigante. Tenía los brazos cruzados.

"Es un Eva, ¿verdad?" contestó Rei, más preguntando que respondiendo. Estaba impresionada al punto de perder el habla, y lo miraba directamente, con los ojos casi totalmente abiertos.

"Un Evangelion, exacto. Se llama Alpha, y es TU Evangelion ahora."

"¿QUE?" chilló Rei, totalmente sorprendida, asustada y un poco enojada. No podía creer lo que acababa de escuchar.

"¿Crees que te mandé a traer porque te extrañaba? Te traje porque necesitamos un piloto, y tu puedes hacerlo."

La voz de la mujer era decidida y sin emociones. Empezó a moverse hacia la derecha, por un cruce del corredor en el que estaban. Rei permaneció donde estaba, a punto de llorar.

"Apúrate, no hay tiempo."

"No…"

"Te he dicho que vengas."

"¡NO!" chilló nuevamente Rei, ahora si llorando. La mujer estrechó los ojos, como si la escrutinara, y unos segundos después sacó nuevamente su celular holográfico.

"Esto no va a funcionar. Traigan a Yurika."

"Pero sigue dormida y en un estado muy delicado."

"Sigue con vida, es lo único que necesito."

"Pero ella no puede pilotear a Alpha."

"Entonces aprenderá. Es mejor que el reemplazo."

"Entendido…"

Entonces la comunicación se cortó y la mujer guardó el aparato. Rei abrió los ojos aún más, sorprendida por lo que acababa de escuchar. Seguía llorando, y ahora apoyaba su cabeza entre sus brazos, que apoyaba en el riel del corredor.

"¿Qué fue todo eso…? ¿A fin de cuentas no me necesita…? ¿Por qué me trajo si no me necesita…?" pensaba Rei para sí misma, más gritando y quejándose que pensando. "¿Por qué…? ¿Por qué…?"

Justo en ese momento, el ascensor sonó y se abrió, apareciendo dentro varias personas llevando lo que parecía ser una camilla cerrada con alguien adentro. Ese tipo de camillas sólo se usaban para pacientes médicos en estado bastante grave, Rei lo sabía bastante bien. Lo que no sabía era qué… y entonces pudo verlo, casi antes de que pasaran frente a ella. En la camilla había una chica, un poco mayor que ella, usando una especie de traje apretado, entre gris y negro. Tenía puesta una máscara de aire y varias inyecciones, sueros y cosas similares. Estaba dormida, y parecía en estado muy delicado. También tenía cabello largo, de color marrón medio oscuro, como el de Rei, y era bastante parecida a ella.

"¡Hermana!" gritó Rei, casi sin pensarlo, mientras la camilla la pasaba de largo e iba donde estaba la mujer. Repitió después la misma palabra, pero ahora con voz baja, como desesperanzada y dolida por algo. Al llegar donde la mujer, la camilla deslizó la protección transparente de encima y las personas, que parecían ser doctores y enfermeras, desconectaron varias de las inyecciones y sueros que tenía. También le quitaron la máscara de aire. Después de esto, se retiraron.

"¿Yurika, puedes escucharme?" le preguntó la mujer, que estaba parada a su lado, sin cambiar su postura seria. La chica abrió lentamente los ojos, como despertando de un extraño sueño.

"¿Madre…?"

"Tu reemplazo es inservible. Vas a pilotear a Alpha."

"¿Reemplazo…? ¿Qué…? ¿Alpha…?"

La chica ahora estaba más despierta, y hablaba confusamente. Intentó levantarse, pero al empinarse un poco se retrajo, como si un fuerte dolor le impidiera moverse. Se agarraba fuertemente el área del estómago con la mano izquierda, mientras intentaba apoyarse en la derecha, pero no pudo y se volvió a echar en la camilla. Rei, al ver eso, se sobresaltó fuertemente. Sin saber qué hacer, corrió hacia ella.

"Tu no tienes nada que hacer aquí." le dijo la mujer con su mismo tono habitual, pero más fuerte, como si la estuviera echando. "Yurika se va a encargar de la situación."

"Pero… está herida… madre... ¡Ella no puede hacer nada en ese estado!" le gritó Rei a la mujer, con voz asustada. Estaba junto a la camilla, mirando a la chica agonizando. Ella reaccionó, como si fuera por la voz de Rei, y abrió los ojos, con una expresión de enojo en su rostro.

"¿Qué haces TU aquí? Este es MI trabajo, no el tuyo." le gritó, prácticamente, a Rei, con una mezcla de desprecio y enojo.

"No, hermana. No puedes hacerlo… ¡Estás muy lastimada!"

"¡No voy a ser reemplazada por una inútil como TU! ¡Déjame!"

Rei se puso a llorar, aún peor que antes, mientras se apoyaba en la camilla con sus dos brazos estirados. La chica seguía con una expresión de disgusto en su rostro, pero ahora miraba a la mujer, que estaba parada a un lado de la camilla, delante de Rei.

"Como dije, vas a pilotear a Alpha, vas a salir y vas a destruir a ese ángel. Apártate, Rei." fue lo que la mujer ordenó mientras la apartaba con un movimiento de brazo y apretaba unos botones al lado de la camilla. Justo entonces, la camilla empezó a empinarse hacia adelante, a manera de quedar parada para que la chica saliera caminando. Sin embargo, en cuando apoyó los pies en el suelo, dió un gemido de dolor y cayó hacia adelante, incapaz de soportar su propio peso. Ahora estaba tirada en el suelo, pero logró apoyarse y ponerse boca arriba, entre gemidos y lamentaciones de dolor. Respiraba fuertemente, y la mujer no cambió su aspecto serio en ningún momento. Rei se llevó las manos a la boca, y estaba llorando.

"¿Madre, qué estás haciendo?" chilló Rei, como indignada ante lo que sucedía, pero con miedo en su voz.

"Si tu no piloteas a Alpha, entonces ella tendrá que hacerlo." le respondió la mujer, secamente.

"¡Pero no puedes hacer esto…! ¡Mírala, se está muriendo!"

"Tu no te preocupes por ella. Tiene un trabajo que hacer y me voy a asegurar de que lo haga."

Rei abrió más los ojos. La repuesta de la mujer tenía bastante enojo, y notó que no había nada que hacer al respecto. Iba a mandarla en ese estado, sin importarle lo que sucediera. No, no podía ser. Estaba mal. No podía permitirlo. No podía permitirlo.

"¡No puedo permitirlo!" gritó Rei, con total enfado. Caminó hacia adelante y se paró entre la chica, tendida en el suelo, y la mujer. Tenía los puños cerrados, respiraba fuertemente y su rostro destellaba de enojo. La mujer no cambió su aspecto serio.

"Yo lo pilotearé." dijo Rei, con voz más tranquila, luego de unos segundos de espera.

***

"Todo en posición. Despejando entrada y colocando Entry-Plug."

Justo en ese momento, una sección entre la nuca y la espalda alta del ser gigante se desplegó, como abriendo una sección del mismo; una especie de entrada quedó expuesta, justo en lo que aparentaría ser la columna vertebral del ser. Un tubo de metal, de considerables proporciones, fue introducido lentamente en el orificio, primero directamente y luego como enroscándose, a manera de un tornillo, pero rápidamente y sin muchas revoluciones. Luego de introducirse, la abertura se cerró nuevamente.

"Entry-Plug en posición."

Dentro del tubo de metal, Rei intentaba contener el miedo que crecía en su interior. Estaba decidida, pero también asustada. El lugar donde estaba era bien iluminado, pero no permitía visión externa. Estaba sentada sobre una especie de mando de control, aunque era básicamente un soporte ergonómico para todo su cuerpo, y sujetaba con sus manos una especie de controles, más parecidos a palancas complicadas que a otra cosa. Seguía usando su uniforme del colegio, pero no le incomodaba. Lo único novedoso era una especie de sensores extraños que le colocaron en la cabeza, a la altura de las orejas, dando la apariencia de sujetadores de pelo algo grandes y extravagantes. Eran blancos.

"Inicien llenado de Entry-Plug."

Justo entonces, Rei escuchó un sonido casi sordo, como de agua en una bañera. Sintió sus pies como si se mojaran, y al ver hacia abajo notó que una especie de extraño líquido amarillento llenaba el tubo, a una velocidad tan rápida que a las justas pudo tomar aire y contenerlo antes de estar sumergida. Entró en pánico, agitándose violéntamente mientras intentaba no respirar y buscar una salida.

"No te preocupes. Es LCL, un líquido que puedes respirar. Deja de asfixiarte e inhala." escuchó la voz de su madre, como por una comunicación desde el exterior. Justo en ese momento, con fuertes dolores de pecho, no aguantó más y tuvo que respirar. Su pánico, y la sensación de extrañez del respirar el líquido, le hicieron agitarse más. Luego de unos segundos, sin embargo, notó que no había verdadera diferencia con la respiración normal y se tranquilizó. Se incorporó de nuevo en el soporte donde estaba sentada y miró a su alrededor, como intentando encontrar algo extraño.

"Iniciando conexiones."

En una pantalla proyectada en el cuarto de control, un operario observaba con asombro los datos que aparecían. Mientras tanto, Rei se asombró al ver cómo el líquido amarillento que la rodeaba aparentaba desaparecer, como si el tubo estuviera sólo lleno de aire nuevamente. Luego, la pared del tubo, y todo alrededor excepto el soporte mismo y una especie de reforzamientos en la pared, que asemejaban ser la separación entre grandes placas que rodeaban todo el campo visible, o unos soportes mayores que sujetaban el tubo desde el exterior, desaparecieron, quedando en su lugar solamente espacio negro. Casi instantáneamente, todo se llenó de luz y ese espacio negro tomó colores, como si se superpusieran, que cambiaban constantemente, con la misma fuerte luz en cada cambio. Así, unos segundos pasaron mientras se superponían como cinco colores hasta que lo que se veía era el exterior, como si absolutamente todo fuera transparente, a excepción del soporte y los reforzamientos alrededor. Rei estaba estupefacta, mirando alrededor. El operario, en el cuarto de control, daba su informe.

"Todos los sistemas funcionando apropiadamente. Harmónicos sintonizados."

Con unos fuertes sonidos de maquinaria, la parte de atrás del tanque donde estaba el ser gigante se deslizó a un lado, como lo hacían las puertas, dejando así el camino de atrás abierto. Varios de los agarres y brazos mecánicos que lo sujetaban lo soltaron, retrayéndose lejos del ser, y dándole espacio. Sólo quedó sujeto por una especie de soporte masivo en el que estaba parado y agarrado por la espalda y brazos.

"Motor S2 desinhibido. Trasladando Alpha al carril de disparo."

Desde dentro del tubo donde Rei miraba asombrada lo que ocurría, pudo notar que ahora se movía hacia atrás, saliendo de algo que tomaba la forma de un inmenso revólver, o cámara giratoria, como un carrusel, para colocarse en algo que parecía ser un ascensor masivo. Entonces se dió cuenta de que la cámara gigante donde estaba antes era una especie de círculo de tanques para esos seres, aunque sólo estaba uno, el que vió antes. Había espacio para dos más, formando más un cuadrado que un círculo, por ser cuatro tanques. Justo entonces dejó de moverse y vió encima suyo una especie de túnel que subía indefinidamente. Tenía unas compuertas que se abrían, pero la oscuridad del mismo no le permitió ver el final del camino. Sintió miedo.

"Lanzen." fue la fría y seca palabra de su madre, que resonó en el silencio del momento. Después de eso, Rei sintió ser lanzada a velocidades astronómicas por el túnel. Miraba hacia arriba, intentando abrir sus ojos. Cuando la oscuridad la envolvió, vió a la distancia una compuerta que se iluminaba y abría. La pasó rápidamente, y luego estuvo en la oscuridad nuevamente. Pocos segundos después, otra luz apareció arriba, y otra compuerta se abrió, pero detrás de ésta había luz tenue. Al atravezarla, notó que estaba en la superficie, y que la poca iluminación se debía a una tormenta que cubría el cielo, y que frente a ella estaba ese extraño ser que llegó a ver antes. Ahora que estaba cerca, pudo examinarlo. Era como electricidad que fluía constantemente de la tormenta al suelo, formando una especie de forma humanoide donde se distinguía una pequeña cabeza, dos brazos y dos piernas. Tenía por lo menos diez ojos, pero lo más resaltante era una especie de esfera roja en lo que sería el pecho del ser. A simple vista, dicha esfera podía pasar por perfecta.

"Todo depende de mi…" pensó Rei para sí misma, a punto de perder el control por el miedo que sentía. "Hermana… no te fallaré…"


Saludos Humanos, aquí el Cataplasmator:

Antes que nada, agradezco que se tomen la molestia, desagrado, enojo, carga, de leer mi fic. Es, como se habrán dado cuenta, una especie de continuación o segunda temporada de la serie original, siguiendo los resultados de la película del End of Evangelion. Para los que habían leido mi fic antes, pues esta es la segunda edición, por así decirlo: la segunda vez que lo cuelgo en
Lo hago, más que nada, para modificar varios errores y problemas que encontré mientras lo seguía escribiendo. Les dejo el criterio a ustedes de cómo ha quedado.

Bueno, para tomar los datos importantes, han pasado 500 años después del Tercer Impacto. Desde entonces han pasado muuuuuuuchas cosas, pero se irán revelando poco a poco. Luego, para los que se quieran cortar las venas, SI, la comandante y sus dos hijas son Ikari (o al menos tienen el apellido), y SI, ahí dice Motor S2.
Hasta ahora hay 2 unidades Evangelion, Marcus y Alpha, y si me preguntan por los nuevos ángeles...
¿Por qué aparecieron de nuevo?
¿Son los mismos o son otros?
¿Por qué en Marte???
Bueno, eso se irá revelando a medida que van leyendo. La serie original es el mismo rollo, así que no me odien.

Y para finalizar, estoy usando un método de 2 títulos por número (se habrán dado cuenta). Tiene una especie de intención de ofrecer una corta pausa en el medio, y bueno... me gusta este estilo. Además, para los críticos y observadores, uso títulos de otras obras existentes en algunos números: no es falta de originalidad, es a propósito.

Bueno, espero no aburrirlos ni cansarlos. Cualquier amenaza de muerte o atentado terrorista, soy su humilde servidor. Los próximos saludos de mi parte no serán taaaaaaaaaaaaaaan largos, honesto.