Rose Pov

¡Estas iban a ser las semanas más aburridas de toda mi vida! por razones de seguridad después de que la escuela fue atacada por Strigois la reina decidió que Lissa debía permanecer en un sitio más "seguro" hasta que se comprobara la seguridad de la academia. Por lógica el sitio más seguro al que Lissa podría llegar sería la corte, sin embargo, Tatiana pensó que el sitio era demasiado predecible, por lo que su "brillante idea" fue mandar que se acondicionara una cabaña en algún lugar aislado en el bosque.

La verdad es que por un momento me horroricé pensando que me separarían de Lissa pero afortunadamente nuestros logros durante la batalla contra los vampiros no-muertos valieron que Christian y yo fuéramos considerados junto con el equipo de seguridad lo mismo que Eddie; como el guardián asignado de Lissa, Dimitri también vino lo mismo que Stan y otro guardián de la escuela llamado Abraham Berti (yo personalmente habría desaseado la compañía de Alberta o incluso mi madre pero al parecer ellas tenían otro tipo de cosas que hacer) y, por supuesto, como siempre Adrian encontró la manera de colarse con nosotros.

Por cierto, Dimitri estaba buscando el mejor momento para decirle a Lissa que pronto iba a pedir su cambio a otro Moroi y yo no había tenido tampoco la oportunidad de contarle a mi mejor amiga que tenía una relación secreta con mi mentor… Mmm ¡pronto tendría que encontrar el momento!

En fin ¡aquí estábamos!

Lo reconozco, el lugar era bonito: la cabaña había sido construida con piedra y la fachada parecía antigua y elegante pero los interiores se encontraban completamente recubiertos de maderas finas de distintos tipos. En el piso superior había seis habitaciones espaciosas (la más grande la compartiríamos Lissa y yo y otra de ellas sería para el alimentador que venía con nosotros – Alice – lo que obligaría a Eddie y Christian a compartir otra de ellas) cada una equipada con su propio cuarto de baño, escritorio y armarios, en la planta baja la mitad del espacio era ocupado por una sala común y la otra mitad se dividía entre un jacuzzi, el comedor y la cocina (dividido en realidad por una barra de cantina) y, en el sótano se encontraba un cuarto para ensayos de ballet. Una enorme cochera se hallaba conectada a esta estructura y sobre todo esto descansaba un desván.

No está tan mal escuché a Lissa por el vínculo pero creo que no tendré ninguna buena oportunidad para estar con Christian… aunque ya extrañaba pasar algún tiempo con Rose ¡tuvimos suerte de que la dejaran venir!

Sonreí ante el hilo de sus pensamientos aunque algo en ellos me hizo caer en la cuenta de que tampoco yo iba a poder pasar un rato completamente a solas con Dimitri. Además, aunque el lugar estaba atestado de salas me quedó claro que no tendríamos libertad de poner un solo pie fuera del jardín y dentro de la casa no parecía haber realmente nada con que matar el tiempo (¡ni televisión ni computadores!).

Dimitri que como siempre parecía leerme la mente sonrió al adivinar el hilo de mis pensamientos.

-Serán sólo unas semanas hasta que se cambie el sistema de seguridad de la escuela – comentó con ese tono tranquilizador con que le gustaba hablarme – así que no hay que acostumbrarse mucho al lugar.

Yo sonreí pensando que, si a fin de cuentas tendría que lidiar con Stan también tendría libertad de estar mucho tiempo con Dimitri sin importar que no pudiéramos tocar temas demasiado íntimos.

Pese a que legamos temprano, la mitad de ese primer día se nos fue en desempacar y acomodarnos, después de algún rato Stan y Abraham se acercaron a Dimitri y cambiaron algunas palabras con él, una expresión sería cruzó los ojos de mi amante peo al poco recobró sus nervios y Stan se dirigió a nosotros.

-Hay un asunto que el guardián Berti y yo debemos resolver en el pueblo cercano; tardaremos unas cuantas horas, en tanto obedezcan al guardián Belikov y protejan a la princesa.

Todos asentimos y ellos se marcharon en la camioneta en que nos habían traído a todos; en secreto me alivié de que no iba a tener que lidiar con Stan y sé que Eddie sintió lo mismo.

-Pues bien – dijo Dimitri con su característica seriedad – lo primero que hay que hacer es preparar la cena ¿alguien quiere ayudarme?

-Sólo si vamos a calentar la pizza, camarada.

A través del vínculo sentí la sorpresa de Lissa; ni ella ni ninguno de mis amigos habían visto jamás ese lado sensible y cálido de Dimitri que se había adueñado de mi corazón – por supuesto con excepción de Adrian nadie sospechaba siquiera la verdadera naturaleza de nuestra relación – y mi mejor amiga estaba completamente segura de que él iba a llamarme la atención por la ligereza con la que lo abordé. Vi en los ojos de Eddie y Christian la misma certeza y por tanto el mismo desconcierto cuando Dimitri acompañó sus palabras con una sonrisa:

-Jamás cambias, Rose.

Sin querer dar tiempo a ningún comentario me dirigí en compañía suya a la cocina una vez manos a la obra comenté con él el incidente haciendo que él también sonriera aunque con ligera reocupación. Aunque sin palabras acordamos discreción de pronto tanto tiempo tan cerca no parecía la mejor opción.

En tanto, fuera de la casa el clima empeoraba y una verdadera tormenta de nieve azotaba contra las paredes. Cuando nos sentamos a cenar Lissa expresó su preocupación por Stan y Abraham, a lo que Dimitri respondió diciendo que seguramente ellos se refugiaron en el pueblo y que volverían en cuanto el clima mejorara.

-Estuvo delicioso – casi grité después de devorar mi último pedazo de pizza con la esperanza de aligerar la tensión en el ambiente – pero lástima que no pudimos traer pastel de chocolate para el postre.

Logré mi objetivo puesto que Lissa rodó los ojos. Dejamos a Christian y Eddie con la comisión de lavar los platos y nos retiramos a descansar.

Lejos de amainar, la tormenta aumentaba más a cada minuto.

En cuanto Lissa se quedó dormida yo me entregué de llano a mis pensamientos: no había querido comentar nada delante de los demás pero la verdad es que también estaba preocupada, sólo que no por Stan y Abraham sino por nosotros, después de todo, ellos podían haberse refugiado en el pueblo, pero ¿nosotros que haríamos en tanto?