¿Qué diablos?

Se cuestionó Nick Wilde viendo esa escena de lo más bizarra.

¡Solo había faltado una semana! ¡Una semana!

Pero al parecer fue suficiente para que todos los conejos salieran de la madriguera y piensen que pueden coquetear libremente con su linda conejita. Bueno solo era uno. En este momento solo veía un conejo junto a Zanahorias, pero quien le aseguraba que solo había sido uno durante los siete días que no estuvo.

Lo fulmino con la mirada y bufo exasperado, cerrando las dos patas en un puño a sus costados. Entretanto se dirigía a pasos seguros hacia donde estaban ellos que era en medio del pasillo principal de la estación de policía. Quien el zorro luego de una semana de no ir a trabajar por estar enfermo, hoy era el día, la hora y el minuto en que retomaba sus actividades. No esperando ver algo así.

Pero nunca... ¡Nunca! creyó que se encontraría algo así.

Ese conejo que había salido (quien sabe dónde) había tomado una postura de lo más confiada y rodeaba con sus brazos el hombro de Judy. El zorro al percatarse trago saliva e intento aguardar la calma porque ese gesto de lo más fraternal debía significar que era un hermano o primo de su numerosa familia que la había venido a visitar.

Debía serlo. Debía rogar ese conejo serlo, antes de que llegue junto a él y lo asesine por ese atrevimiento.

Sin embargo al estar acercándose mas, quien todavía no era notado, se pudo percatar de lo incomoda que se encontraba su coneja y el sonrojo que estaba instalado en sus mejillas.

Estando seguro que ese conejo no pertenecía a su familia, pero lo más probable es que deseaba formar parte de la de ella. Obviamente el zorro jamás se lo iba a permitir y al parecer ella que esbozaba una sonrisa nerviosa.

Tampoco.

Y cerciorarse de eso fue un alivio para él mientras quien más se acercaba podía entender lo que estaban hablando.

— Yo no muerdo —Le dijo el conejo de lo más creído con una sonrisa de lo más coqueta a Judy, al notar lo nerviosa que se encontraba ella.

— ¡Yo sí!

Se escuchó de pronto y los dos individuos respingaron, al notar que un zorro se interpuso en medio de ellos. Por la parte de Judy esta se encontraba atónita al ver a Nick. Por el lado del conejo sentía un sudor frio recorrer en su cuerpo luego de ver las garras posicionarse en su hombro en tono –obviamente– amenazador como también ver que retiraba su brazo de los hombros de Judy y para añadir esbozaba una sonrisa de lo más siniestra mostrando sus colmillos.

Trago saliva y noto como la mirada fulminante penetraba su ser.

¡Lo iba a matar!

— Y-yo recordé q-que tengo algo que hacer —Repuso el conejo terriblemente asustado y huyo corriendo despavorido.

Mientras con la mirada Nick lo seguía viendo, hasta que este desapareció. Y volviendo el rostro hacia Judy, esbozando una sonrisa de lo más amable. Le pregunto: ¿Y algo más pasó esta semana?

Un silencio reino, al menos por unos segundos. Hasta que Judy pudo contestar negativamente y Nick se le apaciguo las ganas de matar a alguien.

Por el momento.