EL SOUNTRACK DE NUESTRAS VIDAS

Disclaimer/Declaimer: Los personajes y lugares no me pertenecen sino a JKR y quien haya comprado los derechos. La historia, situaciones, personalidades y cualquier cosa que no reconozcan, sí. La imagen tampoco me pertenece (la encontré en internet) y tampoco sé a quien pertenece.

Esta historia participa en el reto: "El IPod de Rose" del foro: "El Escorpión Que Coleccionaba Rosas (EEQCR)".


¡Hola a todas—otra vez—!

¡Ya sé que quizá a algunas ya nos alucinen con esto de los retos! Pero las invito a que lean todo lo que las escritoras de FF tienen para compartir con ustedes, ya que son chicas muy, muy, talentosas y cada una con su estilo particular creo que tendrá mucho para ofrecer. Por supuesto, también las invito a que voten, si así lo desean, en el foro (aún cuando no pertenezcan a éste): forum/El-Escorpión-Que-Coleccionaba-Rosas/118222/

Solo como aclaración uso el formato 155 palabras (que no incluye el título ni las notas de autora) para poder terminar con el reto. Y que son viñetas independientes sin relación entre sí.

Dedicado a todas las amantes de la pareja Scorose en especial a las del foro: EEQCR. Este capítulo especialmente a RoseWeasley13 que hoy cumple años ¡Felicidades!

Dedicado a ti que nunca llegarás a leer esto pero que fuiste el principal inspirador de éste fic.

En fin, ¡disfrútenlo mucho! (y voten por mí).


/FIX YOU/

—COLDPLAY—

Estás sentada en un pasillo perdido dentro del legendario castillo que es Hogwarts. Tu tristeza se ve a leguas. Ese chico que tanto te gusta está ahí besando a otra que no eres tú. ¡Te sientes tan tonta…! una tonta enamorada de alguien que no siente lo mismo por ti. Sientes como si desperdiciaras todo el amor que tienes para dar.

De pronto escuchas unos pasos.

Tratas de limpiar con el dorso de tu mano, en vano, las lágrimas que se derraman de tus ojos. Sientes como alguien se agacha junto a ti y una mano blanca te tiende un pañuelo con unas iniciales: SM. Volteas a ver al dueño del pañuelo, lo conoces. Sus miradas, gris y azul, se encuentran; él esboza una sonrisa apesadumbrada con unos ojos tan tristes, igual a los tuyos. Tratas de decir algo pero él pone su blanca mano sobre tus labios y te dice: Intentaré repararte.

Tú sonríes.