Hola gente! Vaya, extrañaba enormemente escribirles! Lamento mi repentina desaparición, pero créanme que fue por una razón por la que valía la pena desaparecer de la faz de la tierra. Bueno, el pasado es pasado, y ahora continuaré escribiendo de nuevo! Oh, y una cosa más, "Anarquía" queda suspendido por un tiempo, ya que mi musa desaparece cuando se trata de esa historia. No se preocupen, la terminaré, pero denme tiempo, ok? Bueno, ahora les he traído un nievo fic. Este serà un Dip. Creo que no me va tan mal con esta pareja, y tal vez haya un pequeño grophe. Todo depende, así que escribiré esta historia que no desaloja mi cabeza! Ok, espero que la disfruten!

Guerras Divinas

'Escoge a tu peón'

Un pequeño niño azabache veía la televisión en su recámara mientras comía papas fritas en su cama. Estaba enojado con su papá. Por qué el tipo ése tenía que venir de visita hoy? No le agradaba. Era tan amable, tan limpio, tan atractivo y puro. Era horrible. Y sobre todo odiaba que él viniera porque su papá lo mandaba a la sala de juegos o a su cuarto por que el tipo ése y él debían hablar de asuntos importantes, así que él se quedaba solo. Como siempre.

En medio de sus pensamientos de muerte hacia su padre, tocaron la puerta de su cuarto.

-Hijo, ya has recogido el cuarto de juegos?

-No jodas viejo – rodó los ojos el niño – si quieres que ese cuarto esté ordenado, ordénalo tú, cabrón!

-Cuida tu lenguaje, niñato de mierda! – le gritó su padre mientras abría la puerta. – Te dije que lo ordenaras desde hace horas! No podemos traer visitas a esta casa si es un desmadre!

-Pues límpialo, que esperas? – lo retó su hijo con indiferencia mientras se llevaba una papa frita a la boca.

-Damien, te lo advierto!

-No me adviertas nada! – lo interrumpió su hijo, mientras desviaba la mirada de la televisión a los ojos de su padre. Sus ojos negros se habían vuelto rojo sangre. – Para empezar, yo no quería visitas, así que yo no tengo que limpiar ni madres! Segunda: Odio a ese tipo que siempre traes. Lo odio como no te puedes imaginar, y gracias a que ese pendejo viene seguido, me mandas a mi pinche cuarto y me quedo aburrido hasta que el imbécil se larga después de horas!

-Damien… - empezó a balbucear su papá, mas dolido que desesperado

-Así que si quieres que YO coopere con algo, a ver qué haces, pero si él es la visita, olvídate de mí! – Dicho esto, Damien salió corriendo de su cuarto, empujando a su papá de la puerta para que le abriera el camino, y subió las escaleras para encerrarse en el sótano.

El gato negro de Satán ronroneó mientras se frotaba con la pierna de su dueño. El demonio sonrió tristemente y lo cargó para hacerle mimos detrás de la oreja.

-No es fácil ser padre del anticristo, eh? – Bromeó con pesadez

Entonces tocaron el timbre de su casa. Satanás bajó las escaleras con calma y abrió la puerta para encontrarse con su invitado.

-Ya era hora que llegaras Dios. – Sonrió con travesura el demonio mientras bajaba al gato de sus brazos.

-Sí, el viaje fue muy largo. – sonrió el hombre castaño. – por cierto, traje a un compañero para el pequeño Damien.

Entonces Satán bajó la mirada, y notó la presencia de un pequeño niño rubio, vestido con una camisa roja y unos pantalones de mezclilla azul cielo. La mirada del diablo se ablandó y se agachó para quedar cara a cara con el niño.

-Vaya, vaya, con que tenemos a un pequeño ángel en el infierno, no es así? – le sonrió. El niño se ruborizó y se escondió detrás de Dios.

-No seas penoso hijo, no te dañará. – sonrió amablemente Dios Padre a su ángel, mientras se hacía a un lado y le daba un leve empujón hacia el frente, cosa que el niño resistió. Satán sonrió divertido y le tendió la mano al niño.

-Gustas pasar a ver televisión y comer golosinas? – le ofreció tentadoramente. El niño lo dudó, y vio a su padre con confusión. El asintió tranquilamente, dándole una respuesta afirmativa. El niño tomó penosamente la mano del demonio, y éste lo guió a la sala de estar.

-Lo llevaré a la sala. Hay cervezas en la cocina, por si gustas. –Le indicó el diablo a Dios, quien asintió y entró a la casa mientras cerraba la puerta tras de sí. Cuando Satanás y el angelito llegaron a la sala, estaban pasando "El extraño mundo de Jack" en la televisión, así que el niñito tímidamente se sentó a ver la película. El diablo sacó una bolsa de golosinas de un armario y se la dejó en el regazo al rubio.

De la nada, un niño azabache bajó corriendo las escaleras y entró al cuarto azotando la puerta, y asustando al rubio que estaba viendo la televisión tranquilamente. Él volteó la cabeza para encontrarse con un par de ojos rojos que lo observaban curiosamente.

-Oh, vaya. Mira, él es mi hijo Damien. – le indicó al angelito. Entonces se volvió hacia Damien. –Vean la tele juntos. Dios y yo tenemos asuntos que platicar.- El ángel sonrió tímidamente y y asintió. Damien le rodó los ojos a su padre y torció la boca. Satán resopló, pero se dio la media vuelta, y ya estaba por irse cuando…

-Ah y Damien, compórtate. – Le ordenó. Su hijo le sacó el dedo. Satanás no quiso llegar a otra pelea, así que rodó los ojos y cerró la puerta del cuarto. Entonces Damien se volvió hacia el rubio, y lo examinó con la mirada.

-Tu quien eres? – preguntó violentamente el niño de negro.

-Eh… me llamo Phillip – dijo tímidamente el rubio mientras agachaba la mirada.

-Y que haces aquí? – volvió a preguntar, aproximándose al niño que estaba sentado.

-Eh… mi papá me trajo de visita. – Dijo sin entender a qué venían tantas preguntas. – quieres ver la tele conmigo? – le ofreció amablemente. Sin embargo, el semblante del niño no dijo nada, y se lanzó al sillòn de forma violenta, cayendo encima de Phillip.

-Oye! Me lastimas! – Se quejó el ángel rubio

-No me importa. – dijo cruelmente Damien, mientras se ponía cómodo y se acostaba sobre el rubio.

-Oye! Es en serio!, me estas lastimando! – se quejó un poco más en serio el rubio. Entonces Damien se movió un poco, y ya no molestaba a Phillip.

-Te lastimo ahora? – le dijo con desagrado, dándole una mirada no muy bonita.

-N-no… - susurró el ángel mientras desviaba la mirada.

-Bien.

Continuaron viendo la película durante un rato, hasta que Damien se levantó y metió sus manos en los bolsillos de su sudadera negra.

-Ya me aburrió esta película. Vamos a jugar a mi cuarto. –Le ordenó. Antes de que el ángel rubio le respondiera, lo tomó de la muñeca y lo jaló bruscamente para que le siguiera.

Mientras tanto, en la cocina, Dios estaba esperando a Satanás mientras toaba una coca-cola de lata. El demonio llegó y le sonrió.

-Ya lo he dejado con Damien. No te preocupes, no creo que lo muerda. – Bromeó.

-No te preocupes. Damien es un buen chico, aunque no le guste demostrarlo – sonrió pacíficamente la divinidad castaña. – bueno, creo que sería hablar del asunto de una vez. – Sugirió Dios mientras dejaba su coca-cola en la mesa y se recargaba en la barra. Satán asintió y se situó delante de él, mientras se cruzaba de brazos.

-Ya tienen once años, Lucifer. No falta mucho para que la profecía se cumpla, y tengan que enfrentarse el uno al otro en la tierra dentro de siete años.

Satanás sonrió con travesura al comprender un poco mejor las cosas.

-Con que a él lo has elegido, eh? Pensé que mandarías a Miguel o a Gabriel, no al pequeño.- Dios sonrió un poco y se cruzó de brazos por igual, sin bajar las defensas.

-Sé que es el más chico de mis hijos, pero es mucho más fuerte de lo que parece. – sonrió un poco más – además, he notado que el pequeño Damien le hará competencia, no es así?

La sonrisa de Satán se tensó al ver que sus planes habían sido descubiertos por igual, pero tampoco bajó la guardia.

-Confío plenamente en que mi hijo podrá dominar al tuyo en menos de lo esperado, y así el mundo será propiedad del infierno. Sonrió tétricamente, dejando entrever sus colmillos blancos y afilados.

-Bueno, creo que eso se verá dentro de poco, pero mientras tanto, debemos prepararlos lo mejor posible para la batalla. Quien logre conquistar el primer pueblo, tendrá en su poder el resto del universo. Mientras, no debemos dejar que les pase nada, para que lleguen en óptimas condiciones a la Tierra. Si algo les llega a pasar antes a alguno de ellos dos, y la profecía no se cumple, el cielo y el infierno desaparecerán, por lo que el mundo entero será un caos que no beneficiará a ninguno de los dos.

Satán sonrió con travesura y le tendió su mano a Dios.

-Entonces creo que ya está hecho – Dios sonrió y tomó su mano.

-Creo que eso es bastante obvio.

Estrecharon manos y se separaron. Comenzaron a platicar de cómo estaban las cosas en el cielo y en el infierno, pero al cabo de dos horas, se dieron cuenta que los niños no emitían sonido alguno.

-Pip, quieres jugar otro juego? – le sonrió Damien mientras lanzaba su muñeco de acción a otro lado. Pip aparto su camión de bomberos y miró a los ojos del niño demonio.

-Cual juego? – le sonrió tiernamente. Damien sonrió con maldad, enseñando sus pequeños colmillos.

-Alguna vez has jugado ahorcado?

Phillip miró con confusión al anticristo y ladeó la cabeza.

-No, no creo. Me enseñas? – preguntó ilusionado. Damien se paró del piso y camino hacia Pip, quien aún lo veía con curiosidad.

-Dame tu bufanda, y tráeme eso de allá. – Dijo señalando un objeto extraño que estaba en su mesa de noche. Pip obedeció y le extendió el objeto a Damien y se deshizo de su bufanda. Damien hizo un nudo raro y metió la cabeza del ángel en el agujero que había hecho. Le indicó al rubio que se subiera a un banco que tenía debajo del candelabro, y Pip obedeció.

-Damien, esto es una buena idea? – preguntó el niño inseguro al ver que Damien estaña atando el otro extremo e la bufanda al candelabro gótico que estaba sobre sus cabezas.

-No te preocupes, lo juego muy a menudo con mis niñeras. – sonrió maléficamente el azabache. Entonces ajustó el nudo a la garganta del rubio y esposaba sus manos

- Bien empecemos.

-Qué hago? – exclamó emocionado

-Tu? nada. Eres un fugitivo, y te mandamos a la horca.

-Ok – sonrió y de la nada se quedó totalmente serio.

-Bien. Phillip. Eres un ángel, y los ángeles no son bienvenidos en el infierno. Haz cruzado las fronteras que tu Dios te ha impuesto, y eres condenado a la muerte. Algún último deseo?

-No señor.

-Entonces… - Los ojos de Damien se tornaron rojo sangre, y miraron con maldad a Pip.

-Buen viaje infeliz…

-Damien, hijo, todo está bien? – Dijo Satén mientras abría la puerta para que Dios y él vieran qué estaban haciendo esos dos, pero se encontraron con la imagen de su hijo pateando el banco que sostenía a Pip, ahorcàndolo al instante.

-DAMIEN! – gritó horrorizado su padre, al ver que había asesinado al ángel. El niño azabache se volteó como si nada

-Qué? Por que ponen esas caras? – le preguntó a los dos hombres que estaban en estado de Shock. Ninguno de los dos podía pronunciar palabra alguna.

-Tu… lo asesinaste – dijo Dios en un susurro casi inaudible. Entonces Pip abrió los ojos.

-Asesinar? A quien? – preguntó como si nada. Dios y Satán sintieron como si una losa de cemento les hubiera caído encima.

-Que estaban haciendo? – se desesperó Satanás ante el susto y la confusión.

-Jugábamos ahorcado – dijeron los dos niños a coro. – Pip, mejor ya baja de allí. - Le indicpo en¡l anticristo mientras le tendìa una mano y le ayudaba con las esposas.

-Ok – sonrió el angelito mientras se zafaba de las esposas y se quitaba el abrigo negro que Damien le había prestado. Entonces vieron que la bufanda tenía un gancho que impedía que Pip se lastimara. Dios y Satán suspiraron aliviados.

-Bueno, vamos a comer? – preguntó un hambriento Damien a su padre.

-De hecho, íbamos a ir a la pizzería.

-vamos! – exclamaron ambos chicos mientras salían corriendo del cuarto el anticristo y bajaban las escaleras.

Dios y Satán se miraron entre sí. Aún sorprendidos por lo que recién habían visto.

Dios estaba en la entrada de la casa de Satán, con Phillip en brazos, ya que estaba profundamente dormido, al igual que Damien.

-Nos la pasamos muy bien Satán. Espero que algún día podamos repetirlo.

-Sí, creo que deberíamos – sonrió el demonio, pero luego suspiró tristemente. – Sabes?... seré el demonio y todo… pero me da mucha pena tener que destruir tan linda a mistad… se llevan muy bien juntos.

-Lo sé… -dijo dio con un poco de arrepentimiento – pero el futuro ya está escrito, debemos hacer lo que es debido.

Satanás asintió y le tendió la mano a Dios de nuevo.

-En ese caso… queda declarada la guerra divina.

Dios tomó la mano de Lucifer y la estrechó.

-Es un hecho. – y dicho esto, él y el pequeño Phillip se desvanecieron hasta que desaparecieron de la vista del demonio. Entonces Damien se despertó.

-Papá… hace cuanto llegamos?… dónde está Pip? – dijo somnoliento y entre bostezos.

-Se ha ido hijo. – dijo tranquilamente su padre

-Oh… - Dijo sin más, pero se veía dolido. – Cuándo lo volveré a ver? – preguntó con ilusión.

Satán sonrió tristemente, y lo cargó hasta su cuarto.

-Pronto. Bastante pronto…

Bueno, estoy casi segura de que me iré al infierno por haber escrito esto… en fin, espero que les haya gustado, y espero subir el próximo capítulo. Todo depende de si les gusta o no. Bueno, bye.