Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra de Masashi Kisimoto solo la trama del fanfic es mía.
-Dialogo del personaje-
-Pensamientos del personaje-
(N/A) Nota de la autora/yo de metiche.
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Capítulo I
"El adiós"
El sol empezaba a hacer su aparición iluminando cada remoto y oscuro lugar de la aldea, sus cortinas al igual que su ventana se encontraban abiertas permitiendo que la brisa mañanera apartara de su cara los mechones de su cabellera rosada, el movimiento de estos le provoco un ligero cosquilleo en la nariz, causando que sus grandes orbes jades se abrieran lentamente, se estiro un poco aun recostada en la cama y sonrió para sus adentros.
Ese era el gran día, sí señor, ¡Si que lo era!
Después de unos minutos se levanto de la cama con dirección a la ventana, se recargo sobre los bordes de esta, aspirando el dulce aroma del lugar, el aroma de los verdes prados, de las flores con sus colores tan extravagantes, del rio y de ese exquisito aroma de pan recién hecho… ¡De todo!, grabando cada aroma en su memoria.
Las maletas ya preparadas se encontraban a un lado de la cama, se giro hacía la habitación, inspeccionándola como si no quisiera olvidarse de nada.
Salió del cuarto y vio la espalda de aquella mujer con cabellos plateados que la había acompañado en cada paso que había dado a lo largo de sus 20 años y no pudo hacer más que sonreírle dulcemente.
- Buenos días cariño, veo que ya despertaste -saludo la mujer al sentir la presencia de aquella muchacha.
- Buenos días tía -sonrío- ¿Quieres que te ayude en algo? -pregunto al ver a la mujer limpiar la pequeña casa.
- Descuida Sakura-chan, ya casi termino.
- ¿Y tío donde esta? ¿Tan temprano y ya está horneando cosas? -la chica tomo lugar alrededor de la mesa de madera que se encontraba en la cocina.
Era una pequeña casa de adobe, tan antigua que desde hacía años que se escuchaba el crujir de las puertas al abrirse o cerrarse, sin embargo era un hogar acogedor, constaba de un solo piso, tenía tres habitaciones, un baño, una cocina y una pequeña sala.
- Si cariño, la idea de que te vas lo tiene un poco nervioso ¿Sabes? Hasta mando a traer a Sasori-chan tan temprano
Sus orbes jades no dejaban de seguir a la mujer que se movía de un lugar a otro limpiando y sacudiendo cosas y este último comentario le provoco una pequeña risita.
- ¿Por qué no vas a la panificadora, le robas algún pan que te guste y le dices que ya es hora de desayunar? -ella asintió, saliendo de la casa.
Sakura Haruno era una joven de apenas 20 años, responsable y de gran carisma, tenía unos hermosos y grandes orbes de color jade acompañados de una singular cabellera rosada que contrastaban con su blanca piel, era una chica bonita, de piernas largas, pechos medianos y cintura diminuta. Se había criado en una pequeña casa ubicada en una de las provincias situadas a las afueras de Fukushima, había crecido a cargo de sus tíos, Fujimaro y Kaede, no eran familia directa de la pequeña Sakura pero la habían criado como si fuera hija propia.
Fujimaro era un hombre severo pero afectuoso, era dueño de la única panificadora de la zona desde hacía más de cuatro décadas, el horneaba, preparaba y creaba lo más fabulosos y exquisitos panes, pasteles, galletas y todo tipo de postres de todo Fukushima… (De acuerdo exagero, pero era bastante bueno en su trabajo) y Sakura había adquirido esa habilidad, amaba tanto estar en la cocina, era una pastelera nata y su sueño era estudiar gastronomía y adquirir su propio negocio, aunque estaba claro que en un lugar como ese sus posibilidades de convertir sus sueños en realidad eran escasas, hasta ahora.
Sakura entro sonriente, un delicioso aroma inundaba el lugar, los hornos estaban prendidos y la masa preparada- Tío… ¿Pero qué estás haciendo? -en su voz se podía notar un hilo de tristeza y ternura al mismo tiempo, aunque sabía que no era momento de acobardarse- Anda, que la tía a preparado el almuerzo –de una de las habitaciones traseras salió un señor de cabellera plateada y aspecto amable, seguido de un muchacho de cabello rojizos y orbes color cobrizo- Buenos días Sasori-kun .
El chico poso su mirada sobre la pelirosa que se encontraba recargada sobre el mostrador y le regalo una sonrisa boba, sin evitar que un tinte rojo cubriera sus mejillas, desvió la mirada aunque fue inevitable que la chica no se diera cuenta y ante esto solo le devolvió la sonrisa.
¡Voltea a verlo tonta! Yo no quiero dejar a Sasori-kun… y era de nuevo aquella vocecita fastidiosa que solía aparecer en la cabeza de Sakura.
¡Cállate ya! ¿Qué no vez que lo hecho, hecho esta y no podemos hacer nada? Nos vamos en un par de horas, he dicho.
¡Pero qué cruel eres! Es que él es tan dulce y te quiere a la buena.
Pues si… pero yo no, no esa manera tonta… bueno… eso creo
Sasori era el "mejor amigo" de la infancia de Sakura, se habían criado juntos y siempre convivían como tal. Era un chico apuesto de 22 años, sonrisa encantadora y un cuerpo fabuloso, cabello rojizo y ojos que hacían juego con él. Sasori estaba enamorado de la pelirosa desde que eran niños y aunque él nunca lo dijo, para esas alturas no se podía ocultar lo que era evidente. Era fanático de las marionetas y cuando no estaba ayudando a Fujimaro en la panificadora, montaba un espectáculo de estas en la plaza central del pueblo.
El pelirrojo miraba divertido la escena ya estaba familiarizado con eso, pero adoraba ver a su Sakura haciendo muecas extrañas cuando se quedaba absorta en sus pensamientos, era como… como si peleara con su yo interno.
- ¿Sakura te encuentras bien? -aquella voz hizo que ambos salieran de su ensimismamiento.
- ¡Tío! Dices cosas extrañas, todo está perfecto -reía nerviosa al mismo tiempo que los tres salían del lugar y entraban a la pequeña casa.
La casa desprendía un rico aroma de comida casera y para cuando los tres entraron el desayuno estaba puesto en la mesa, había cuatro puestos, era evidente que el chico solía desayunar con la familia en repetidas ocasiones.
- Pasa Sasori-chan y siéntate -le invito la señora a la mesa mientras se acercaba para darle un cálido beso en la mejilla.
- Gracias Kaede-san.
La mañana transcurrió placenteramente para los cuatro presentes, riendo y platicando amenamente. Y ella estaba ahí, consciente de que ese sería el último desayuno que pasarían juntos, como familia.
Después de un rato ambos jóvenes salieron a dar un recorrido por el pueblo hasta alejarse de las casas por un sendero y terminar cerca de un río, se sentaron a la orilla de este.
En el rostro de Sakura apareció una sonrisa divertida, se deshizo de sus zapatos y calcetas para meter los pies en el agua.
- ¿Qué haces tonta? –pregunto el pelirrojo riendo.
- ¡Vamos! No seas gallina y metete -se inclino para tomar agua con las manos y empezó a salpicarlo un poco.
- ¿Ya vas a empezar Sakura? O ¿Quieres jugar rudo eh? –le miro malvadamente, al igual que ella, se descalzo y la siguió, imitándola.
- ¿Así que me estas amenazando?
- Velo como tú quieras -la pelirosa se acerco peligrosamente a él y lo empujo provocando que se balanceara y cayera mojándose de pies a cabeza.
- Con que si… prepárate Sakura Haruno, que estas por recibir un baño -el pelirrojo la tomo de un pie y la jalo, repitiéndose la misma acción.
- ¡Tonto! Mira como me dejaste -rió sin dejar de salpicarlo.
Y así mismo transcurrió un pedazo de la tarde y ahora ambos se encontraban acostados sobre el pasto, Sakura miraba expectante el cielo se había perdido en sus pensamientos, de nuevo…
- Oye Sakura… -dijo finalmente el pelirrojo llamando su atención.
- Dime Sasori-kun -fijó su mirada en el.
- ¿Estás segura de que quieres irte?... Es decir… -se veía dudoso- ¿Tienes que irte? -ella se incorporo sentándose.
- Bueno… tu sabes Sasori, este no es mi lugar… bueno… no por ahora -oculto su mirada verde bajando la vista.
- Pero tu aquí creciste, aquí naciste… ¿Cómo puedes decir que este no es tu lugar?
- Es que… yo quiero... -bufó molesta al no encontrar la forma en cómo explicar lo que sentía- quiero… encontrar mi propio camino y hacer lo que más deseo hacer -soltó.
- Entiendo… -se levanto- Vamos… debo llevarte a casa, seguro no quieres perder tu autobús ¿cierto?
La pelirosa siguió con la mirada a su amigo que la esperaba de pie, sabía que él no entendía sus razones, pero ella tenía que hacerlo, se lo había propuesto. Sonrió y se levanto de igual manera, ambos comenzaron a caminar en silencio lo que resulto incomodo para ambos.
¡Vez lo que has provocado tonta! Si… era ella de nuevo.
Yo no he provocado nada y no te estés metiendo donde no te llaman, maldita costumbre que tienes de aparecerte sin mi permiso.
¿Qué? ¿Ahora tengo que pedirte permiso? Escúchame Sa-ku-ri-ta, tu… eres yo.
Seas lo que seas, ya te dije que no te da derecho y ya… ¡fuchi! Vete que no quiero discutir contigo.
Y ahí estaba de nuevo, haciendo las muecas graciosas tan propias de ella, no podía enojarse, ni siquiera estar sentido por las palabras de hace unos momentos, es solo que… no quería perder a la pelirosa, a su amiga… pero sabía que tendría que dejarla ir, ella como lo había dicho "tendría que buscar su propio camino"
Llegaron a la puerta de la casa y los jóvenes se despidieron, asegurando a la pelirosa que estaría ahí mas tarde para despedirla, ella entro y al perecer no había nadie en casa, miro el relog…
¡Demonios! 6:50…
Su autobús saldría a las 8:00 de la noche y eso le dejaba solo una hora para bañarse, arreglarse y hacer todo lo que le faltara por hacer, se metió en su habitación, cogió un pantalón negro, una playera holgada rosa pálido y unas botas igualmente negras.
Después de 20 minutos, salió con una toalla alrededor de su cuerpo, cepillo lentamente su cabello rosa y un golpecito en su puerta hizo girar su vista hacía ella.
- ¿Puedo pasar cariño?
- Por supuesto tía, ni pregunte -la pelirrosa se sentó en el borde de la cama, viendo como la mujer se acercaba lentamente hacía ella.
- Toma nena -le entregó un sobre blanco- esto es para ti -sus orbes jade se posaron sobre aquel sobre que abría lentamente.
- Pero tía… esto… esto no es necesario -se lo devolvió al percatarse del contenido, era dinero, obviamente.
- Vamos Sakura-chan, acéptalo, es tu regalo de despedida.
- Pero… ahorré lo suficiente, de verdad tía, les dije que no quería esto -seguía negándose a aceptarlo.
- No seas testaruda y acepta el dinero -era una voz desde el umbral de la puerta.
- Tío…
- Anda, cógelo ya -la chica asintió y acepto el sobre.
- Gracias… -se acerco a ellos y los abrazo- De verdad… -lagrimas comenzaron a resbalar traviesamente por sus mejillas.
- No llores cariño -la mujer acariciaba su espalda- Y es mejor que te apresures, se hace tarde.
- ¡Sí! -dijo entusiasta, limpiando su rostro, sus tíos salieron de la habitación y ella pudo terminar de arreglarse.
Miro de nuevo la habitación, no quería olvidarse de ningún detalle, nada… cogió el dinero de uno de sus cajones, juntándolo con el dinero del sobre, lo guardo bien, tomó sus maletas y salió del cuarto. Su tía se acerco con un bento y una bolsa con algunos panes del día, ella sonrió. Los tres se dirigieron a la central de autobuses y cuando llegaron ahí estaba el…
- ¡Sasori! Por un momento creí que no llegarías -se acerco a él y lo abrazo.
- ¿Cómo no voy a llegar a despedirme de esta niña tonta? -correspondió el abrazo, se quedaron así por unos instantes, hasta que Sakura tuvo que soltarse del amarre al escuchar que su autobús estaba por salir- Promete que llamaras en cuanto llegues.
- Lo prometo -rió- Promete que iras a visitarme.
- Lo prometo –ella se acerco para darle un dulce beso en la mejilla, después se volteo hacía los adultos que se encontraban detrás de ella, los abrazo tan fuerte que casi les saca el aire, les beso, dejo sus maletas con el encargado de meterlas en un portaequipajes que se encontraba en la parte baja del autobús para después subir corriendo a él.
Se sentó de lado de la ventana agitando su mano alegremente, el autobús se encendió y comenzó a avanzar levemente y ella se quedo ahí… viendo como su vida pasada se alejaba de ella.
Bien Sakura, ya estás aquí, ahora… no te acobardes, esté es un nuevo comienzo.
Fin Capítulo I
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Bien bien! Nuevo fic! Espero que les sea de su agrado, traía esta idea vagando sobre mi cabeza y me fue difícil ignorarla, espero que dejen comentarios PORFAVOR :D hahaha xD
SALUDOS!
