Disclaimer:

Naruto es de Masashi Kishimoto, he tomado a sus personajes para crear esta historia… lo sé, no tengo perdón.

Note:

Contenido Yaoi y un poco de Shota.

Summary:

[Universo Alterno][Yaoi]

Un Kawaii Kitsune llegó a su vida, cambiando la rutina de esta y llenándolo de sentimientos inexplicables. Días inimaginables le esperan al Uchiha… ¡Cuidado Sasuke, ésta prohibido enamorarse de un Servant!

Code:

—diálogos —acciones

"pensamientos"

-:- Recuerdos -:-

○ ○ Kawaii Kitsune

By

Yu-chan

Capítulo 1:

El chico bonito-tebayou

—¡¡Corre más rápido!! —sugirió un pequeño mientras saltada de árbol en árbol y de rama en rama, sin disponerse a esperar al otro pequeño que lo acompañaba.

—Pero…

—Si no te das prisa te quedarás atrás-tebayou —el rubiecito le miró de reojo mientras sonreía divertido.

Su compañero frunció la ceja en forma de degusto, pero de igual modo no dejó de saltar. Habían estado andando quién sabe cuanto tiempo y sentía que su resistencia no se asemejaba en nada a la del pequeño rubio. Ambos parecían de la misma edad y aparentaban tener entre cinco o seis años, apenas unos críos pero, un poco desiguales a lo común. La apariencia de aquellos pequeñitos difería del resto por aquellas curiosas orejas que parecían nacer de sus cabezas y aquellas colitas que les hacían juego. El niñito pelinegro poseía orejas y cola tales como las de un lobezno, el rubiecito se diferenciaba de aquellas pues las de él eran iguales a las de un zorrito.

—Ya vasta, no seguiré más —se detuvo el canino, de un saltito se bajó al suelo, se sentó para abrazar sus rodillas y hundir su rostro en ellas.

Su compañero cuyos ojitos eran azules, también detuvo su marcha y se colocó frente a él, se hincó y con sus manitas alzó el rostro del pequeño inconforme y le miró a los ojos, esos ojos que eran color marrón.

—Kiba, si te quedas aquí te encontraran —sonrió para darle ánimos.

—Ya no importa… —miró al suelo —mejor vete tú.

—Pero Kiba…

—¡¡Ya los encontré!!

—¡¡Aahh!! —ambos pequeños gritaron del susto y se abrazaron al instante, casi se colgaban de la rama que tenían arriba de sí.

De los arbustos había salido un tercer niñito, de apariencia similar a los dos primeros, solo que las orejas y cola de éste eran iguales a las de un conejo blanco, el cabello lo tenía castaño y de un largo hasta la cintura.

Los ojos azules del rubio y los marrones del pelinegro se colocaron en el recién llegado y al reconocerlo, de ambas bocas salió un suspiró de alivio.

—¡Baka! —gritó Kiba y enseguida se levantó para darle un coscorrón al que casi lo mata del susto.

—Ita ta —se quejó el niñito.

—Creí que eras un oso o un tigre dientes de sable…

—Kiba… los tigres dientes de sable se extinguieron hace tiempo —informó el kitsune ante la exageración.

—Ah… eso no importa, lo que importa es que casi morimos de un ataque al corazón.

—Gomennasai… pero no es mi culpa —se defendió el pequeño conejito —el jefe me mando a buscarlos.

—So, Haku-chan… parece que ya nos encontraste —el chibi Naruto alzó sus manos y las colocó tras su nuca al mismo tiempo que dejaba ver una sonrisa en su rostro.

—Hai —el castañito asintió contento.

—¿Qué parte de todo esto es la que os causa tanta alegría? —preguntó Kiba y cruzó los brazos, después miró a su rubio compañero —el jefe nos regañará por escaparnos de los deberes.

—Eso es verdad —las orejitas de Haku se doblaron y cayeron como en forma de desconsuelo —¿qué es lo que harás Naruto-niichan?

—Hehe —Naruto saltó a la rama de un árbol —cómo si tuviera tiempo como para pensar en eso-datebayou.

—Pero… pero…

—Shhh —el kitsune comenzó a saltar de nuevo —nos vemos al rato Haku-chan, Kiba.

—Naruto-niichan, el jefe se enojará más contigo —advirtió el usagi preocupado.

—No me importa lo que diga ese hombre ojos de serpiente, yo no soy ni seré su servant.

—¡¡Naruto-niichan!! —gritó Haku y fue completamente ignorado, cerró los ojos y agachó su cabeza —esto no terminara en nada bueno.

—Mah, olvídalo… ya sabes como es Naruto —Kiba se acercó al pequeño usagi.

Haku miró de nuevo por aquel camino que tomó su compañero o cómo él le llamaba, su niichan.

—Bueno, pues regresemos —sugirió el canino resignado y su compañerito solo asintió con la cabeza.

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—¡¡Wahoo!! —el kitsune había llegado al final del bosque y sus ojos azulinos miraron con fascinación a la ciudad que parecía brillar por las tantas luces que comenzaban a prenderse, pues la tarde ya estaba en su pleno apogeo.

Bajó del árbol y caminó para entrar a la enorme metrópoli. Personas caminaban por todas partes y hacia todos lados, los autos brillantes e imponentes circulaban por las anchas carreteras y varios servant acompañaban a sus respectivos masters. Sus ojitos se abrieron de tanta fascinación, pues para él, aquello ya era como otra dimensión, un mundo que se le prohibió visitar desde que tenía uso de razón.

—Sugoi, la ciudad es tan grande y diferente a todo lo que he visto-tebayou… —se decía mientras caminaba sin dejar de voltear a todas partes.

Por otro lado, cierto pelinegro de ojos penetrantes y oscurecidos de negro, de piel clara y apariencia físicamente atractiva caminaba acompañado de un chico cuyo cabello era plateado y algo azulado, de ojos con un iris color violeta y de apariencia extraña.

Los deberes escolares y demás ya habían tenido conclusión y Suigetsu lo había convencido para salir un rato… según el aire los haría despejarse del ambiente tan estresante que ambos vivían.

—Ne, Sasuke… ¿qué piensas de Karin? —preguntó de pronto y el azabache ni volteó a verlo —es decir… ¿crees qué es linda?

—No lo sé.

—No lo sabes o no te interesa.

—Tú lo has dicho, no me interesa.

—Siempre tan amargo —expresó tras escuchar las palabras simples y casi frías que el otro había empleado.

—Hm —el azabache le miró de reojo —por qué sacas el nombre de "Karin" de la nada.

—So, pues en realidad, ella me pagará una cantidad nada rechazable de yenes si te preguntaba lo que pensabas sobre ella y ya lo he hecho, que la respuesta no sea satisfactoria no es de mi incumbencia.

Sasuke dejó salir un pequeño sonidillo de molestia.

—En lugar de perder el tiempo deberías ponerte al margen con las materias que debes.

—Vamos amigo, esa actitud te matará algún día, no sé como puedes ser tan serio y amargo… —el chico se adelantó tres pasos al moreno y se colocó en frente de una tienda —mmm —acarició su barbilla —creo saber qué es lo que necesitas.

Sasuke le miró con aparente desinterés.

—Un servant, eso es lo que le hace falta a lo oscura y monótona de tu vida —señaló el letrero del local que en letras grandes y color rojo resaltaban la palabra "Servant".

—No necesito uno —lo ignoró rotundamente y siguió caminando.

—Lo dices ahora —se colocó en frente de su compañero, impidiéndole el paso de nuevo —pero cuando tengas uno a tu disposición, te aseguro que cambiarás de opinión.

—No tendré uno.

—Eres el único en la escuela que carece de un servant —el chico extendió las manos.

Al hacerlo provocó que Sasuke mirara alrededor, a las personas que caminaban, notando que la mayoría era acompañado por un sirviente personal, lo que era muy notorio, pues ya era común que los llamados "Servant" fueran seres humanos con la particularidad de tener orejas y cola de algún animal, siendo considerados como sirvientes de las personas a las que ellos llamaban "Master".

El pelinegro se dio la vuelta, volviendo a negar aquellas ideas locas que ha Suigetsu se le ocurrían, honestamente no sabía el porqué eran amigos.

—Será mejor que olvides esas ideas extrañas.

—¿Extrañas?... aquí el extraño eres tú —caminó para alcanzarlo y al estar a su lado cerró los ojos indignado —no sé ni porque me molesto en tratar de ponerte al margen de lo normal.

—Pues no te molestes y no lo hagas —respondió el otro en tono cansado, alzando la vista, deteniéndose en el semáforo que parpadeaba en amarillo, miró hacia la carretera, notando que justo ahí había un niño… un niño que por aquellas orejas que se asomaban sobre su cabeza podía distinguirse como un servant —ese niño debería moverse de ahí.

Suigetsu miró por donde Sasuke observaba.

—Yo no creo que pueda —enunció al verle bien —parece que las…

El parpadear de la luz amarilla cesó, dando paso a la luz roja y ante la señal, los autos comenzaron a retomar la velocidad.

—Demonios —Sasuke se echó a correr.

—Sasuke… que crees que…

De un saltó, el moreno tomó al pequeño entre sus brazos y tras oír el claxon de uno de los conductores que estuvo a punto de atropellarlos, los dos cayeron al frío pavimente que componía el otro lado de la carretera.

—¡¡Estas loco, si quieres morir escoge otro lugar!! —gritó el conductor por la ventanilla de su automóvil y sin detenerse siguió con su camino.

El moreno miró al niñato —¡Estas bien! —preguntó agitado tras aquello.

—Ha-hai —asintió el pequeñito mientras se tallaba los ojos con sus dos manitas.

Después de oír la afirmación, las cejas del pelinegro se fruncieron y al levantarse y levantar al pequeño comenzó a reprenderlo.

—Es peligroso pararse en medio de una carretera que es muy transitada… y más en esta parte de la ciudad.

El niñito seguía tallándose los ojos.

—Gomen… pero… no… no puedo ver-tebayou —expresó tallándose insistentemente.

El mayor arqueó una ceja.

—Creo que… me entró basura y además, las luces de todas partes me confundieron y no sabía en donde estaba parado —explicó sin dejar su actividad.

—Ya vasta, si sigues haciendo eso solo conseguirás irritar más tus ojos.

Sasuke llevó al niñito cerca de una de las tantas paredes que los edificios otorgaban y agarró las manos del pequeño para que dejara de tallarse, se agachó y acercó al rostro del menor, estando así pudo notar con mayor detalle las marquitas que adornaban las mejillas del niño, sin distraerse más sopló levemente mientras el rubiecito trataba de abrir los ojos.

—¿Ya puedes ver mejor?

El pequeño comenzó a ver imágenes borrosas pero tras un par de segundos, todo volvió a ser claro, sus ojos azules miraron a la persona que tenían en frente, y Sasuke por su parte, notó que aquel pequeño era algo adorable, pensamiento que no agrado a su conciencia, pues eso definitivamente no encajaba con su forma de ser.

La mirada curiosa del oji-azul le examinaba con tal detenimiento que a Sasuke le causo un pequeño sonrojo… un momento… ¿sonrojo? ¿sonrojo por un niño?… y el problema no era ese, sino que era un "niño"… niño de sexo masculino. El chico carraspeó a propósito y volteó a ver hacia otra parte.

—¿Qué tanto miras? —preguntó el pelinegro, estaba comenzando a cansarse de esa mirada tan insistente.

—Eres… —dejó un silenció pasajero pero notable —eres la persona más bonita que he conocido.

Inevitable no perder ruborizarse por esas palabras llenas de inocencia y por supuesto, de un tácito mensaje.

—¡Sasuke!

El chico no pudo responder y honestamente no sabía cómo, se levantó tras escuchar su nombre y miró a su amigo dirigirse a él.

—¿Estas bien? Tuve que esperar a que el semáforo estuviera de nuevo en verde para poder pasar… —dijo con la respiración agitada por correr un poco.

—Sí, estoy bien.

—Que te pongas a salvar gente no va contigo… ¿qué mosca te pico?

Las iris violeta de su amigo pasaron de ver al moreno a colocarse sobre el pequeño que estaba a un lado de su amigo, estando cerca pudo notar las particularidades de éste. Sus ojos se abrieron de par en par al descubrir lo curioso de aquel ser encantador.

—Sa… Sa-Sasuke —tartamudeo y el azabache se le quedó mirando extrañado por tanta sorpresa que reflejaban esa expresión —este niño… es un servant.

Sasuke curvó la ceja —eso se nota a simple vista —expresó recalcando lo evidente.

—Ie, ie, el que sea un servant no es lo sorprendente —señaló las orejas y la cola —sino, el hecho de que… sea uno de tipo zorro.

—¿Eh?

Suigetsu miró al rostro de Sasuke, que no parecía entender la sorpresa.

—Los de tipo zorro son los más demandados, los más caros y por mucho los más estéticamente hermosos, lo que hace a todo esto tan sorprendente no es lo anterior, sino el hecho de que existen muy pocos como ellos y no son raras, son casi imposibles las veces que puedes, ya no digamos comprar uno, sino que simplemente verlo.

Silencio por parte del azabache.

—Sasuke, estas parado al lado de un tesoro invaluable.

—Algo te golpeó en la cabeza y necesitas dormir.

—Vamos amigo —comenzó a dar vueltas de un lado para otro —no estoy bromeando —se acercó al pequeño kitsune —¿dónde esta tu Master?

El zorrito sólo atinó a esconderse tras el moreno, aquel chico llamado Suigetsu le daba miedo.

—¿Lo ves? Hasta él piensa que eres raro —Sasuke se agachó para quedar a la altura del niño —mira, ya tengo que irme así que, deberías ir con tu compañero, tu amo, tu dueño, tu maestro o como lo llamen ustedes.

—¡¿Estas loco?! ¿Cómo pretendes dejar solo a un servant como este?

—Estoy más cuerdo que tú —le miró con unos ojos casi rojos y que parecían liquidar a todo lo que se posaba a su parámetro —regresa a tu casa y descansa.

—Sasuke, estas cometiendo un error.

—Suigetsu… estoy comenzando a cansarme de esto.

El chico tragó saliva tras aquellas palabras, a veces Sasuke le provocaba un poco de miedo cuando se enojaba, sin más se dio la vuelta y con lágrimas de cocodrilo comenzó a caminar.

—Se va mi oportunidad de ser millonario —se decía a sí mismo —nos ve-mos… Sa-su-ke —separó las sílabas, con tono enojado y desapareció tras dar vuelta en una esquina.

El azabache se quedó mirando el sitió por donde su extraño compañero desapareció de su vista.

—Ya se le pasará —volteó a ver al zorrito y éste le miraba, una pequeña gota estilo anime reposó en la cabeza del moreno —bueno, hasta aquí, adiós.

Sasuke comenzó a caminar, con todo ese ajetreo le comenzó a doler la cabeza, sí, ya se esperaba que iba a pasar algo raro, después de todo, siempre que estaba con Suigetsu las cosas extrañas eran más que monótonas. Lo único que le mantenía al lado de ese chico era su extraña sinceridad. Suspiró cansado y se llevó una mano a la frente.

—¿Te duele la cabeza-tebayou?

—Un poco.

—Un descanso ayuda ne, es lo que Haku-chan dice.

—Sí, un descanso, necesito uno… —los ojos negro carbónico del muchacho se abrieron repentinamente al escucharse charlar con una vocecita suave de una segunda persona, volteó enseguida y se encontró con aquel zorrito curioso —tú… ¿qué haces aquí?

—He seguido al chico bonito —contestó sonriente y con las manos tras su espalda.

Sasuke era de tés blanca y por lo mismo, se notaba que ese comentario había hecho que sus mejillas se tiñeran de un ligero pero no imperceptible tono rosa. Era contra su orgullo sonrojarse por un comentario hecho por un niño.

—Mira, no me referí a eso, me refiero a que deberías ir con tu Master y por cierto, mi nombre es Uchiha Sasuke.

—¿El nombre del chico bonito es Uchiha Sasuke?

—No soy "chico bonito" deja de llamarme así —comenzaba a molestarse.

—Entonces, ¿puedo llamar al chico bonito con el nombre de Uchiha Sasuke?

—Quieres dejar de emplear ese denominativo… es realmente vergonzoso que un chiquillo me llame así.

—¿Vergonzoso?

—Sí, lo es.

—¿Por qué? —preguntó inocente.

—Porque… "porque eres un niño, y porque me volveré loco si vuelvo a sonrojarme por uno de tus comentarios".

La carita del kitsune esperaba anhelante una respuesta, sin embargo, a Sasuke ya le estaba cansando.

—Mira, mejor ve a buscar a tu amo, ella o él debe estar preocupada(o).

El chico volvió a retomar su camino y el pequeño rubiecito comenzó a seguirle de nuevo.

—Mi nombre es Naruto-tebayou —expresó sin sepárese mucho del mayor.

—Ah sí, pues Naruto, no tengo tiempo para jugar contigo.

—No quiero jugar, sólo quiero estar más tiempo con el chico bonito.

Sasuke se estaba cansando, hartando y molestando de aquello, así que procuró caminar más rápido. Las pequeñas piernas del niñito eran demasiado cortas para poder alcanzar al mayor y no queriendo, paso lo inevitable.

—Ah

Un pequeño sonido se escuchó, Sasuke volteó para solo observar que el niñito se había caído, ese era el momento perfecto para escapar de aquel zorrito, pero maldijo a su conciencia. Resignado se acercó al kitsune kodomo, el cual permanecía boca abajo sobre el pavimento.

—Eres demasiado torpe —se agachó un poco.

El chibi no habló ante el comentario, solo quedó en aquella posición. Sasuke miró la razón con que el pequeño se había tropezado y notó que su pie se había atorado en las rejillas de una coladera. La culpa invadió al moreno.

—Demonios —Sasuke alzó al kitsune sobre sus brazos, sintiendo que era muy ligero y parecía frágil… sacudió su cabeza y al estabilizar sus pensamientos, notó otra particularidad, el niño se había caído y su pie probablemente le debía doler y ¿no lloraba?

Miró el rostro del infante y éste permanecía con los ojos cerrados y con los dientes fuertemente apretados.

—Sí te duele, esta bien llorar.

La cabeza del niño se movió para negar a las palabras.

—¿Qué sucede?

—N-no… duele.

¿De qué hablaba aquel chaval? Sí se notaba que le dolía, pero esta vez, el Uchiha no comentó nada.

—Esta bien, te ayudaré a buscar a tu amo —propuso Sasuke, si bien… era lo menos que podía hacer.

—No tengo… Master —declaró el rubiecito.

—¿EH?

—Yo… aún no tengo… Master —repitió.

Eso era una mala noticia, tenía en brazos a un pequeño niño que no tenía un lugar a donde ir y que más aparte, era un niño que le parecía adorable; esas orejitas que tenía sobre la cabeza, sumándole esas marquitas en las mejillas, más un cabello rubio y ojos azules… No, era un dulce niño sacado de un sueño perfecto… pero ¿qué debería hacer con él?

Opciones no tenía muchas y sólo le quedo llevarlo a su casa, total, qué más daba, su hogar por lo regular se encontraba vacío, pues padre y madre se hallaban ocupados en sus diferentes negocios de trabajo, su único hermano casi nunca estaba en la casa y el tío Madara no era de las personas que frecuentaba vigilarlo. En pocas palabras, Sasuke podía considerar que vivía solo y no le extrañaba, siempre había sido así.

Entró a la casa y pasó de largo hasta llegar a la sala, colocó al pequeñito sobre el sillón y después se dejó caer sobre el sofá que estaba a un lado.

—"Mañana tendré que ayudarlo a buscar su casa… porque tuvo que salir de algún lado… tsk, esto no suele pasarme a mí".

El moreno miró al zorrito de pies a cabeza, estaba tan ocupado en sus pensamientos que no había notado que las ropas del pequeño kitsune estaban algo ensuciadas por la caída que sufrió.

—Será mejor que tomes un baño, después llamaré a un doctor para que venga a revisar tu pie y mañana…

Las palabras del joven se vieron detenidas por la sonrisa que aquel niñito había dibujado en su rostro, una sonrisa realmente encantadora.

—El chico bonito es una persona amable, dai-suki.

De nuevo, el sonrojo en sus mejillas volvía a aparecer, lo mejor para su salud mental era ignorar esas palabras que al ser dichas por un niño, debían tener un significado inocente.

—Bu-bueno, ya… es hora de que tomes un baño.

—Hai —asintió y comenzó a quitarse su ropa.

—Espera, espera… ¿qué haces?

—Quitándome la ropa… uno se baña sin ropa… o ¿estoy mal? —preguntó y después pensó —¿aquí se bañan con ropa?

—No, no me refiero a eso… uno tiene que estar en el baño para comenzar a desvestirse.

—Ah, es verdad —sonrió el niño e intentó pararse del sillón pero únicamente logró caerse sobre la alfombra negra.

La pequeña gotita de anime volvió a aparecer sobre la cabeza azabache.

—Eres realmente torpe… —se acercó al niño y lo levantó.

—No duele, no duele, no duele… —se repetía constantemente sin dejar de cerrar los ojos con fuerza.

—"Esto, tal vez es un poco más serio de lo que pensé… parece que sí se lastimó el pie, pude ser posible que sea una luxación o solo..." —miró el gran reloj que descansaba en una pared —aún no es muy tarde, cuando termines de bañarte llamaré a un doctor para que pueda revisarte.

El azabache llevó al pequeño kodomo hasta el baño que era muy extenso, de hecho, un nada pequeño yacusi acaparaba una gran parte de éste. El mayor miró a todos lados y encontró lo que buscaba, una tina blanca que estaba adornada con pequeños detalles dorados. Colocó al niñito sobre la superficie del lava manos y se dirigió a la tina, la acercó al yacusi y abrió la regadera para llenarla de agua caliente.

—Bien, iré a buscarte algo de ropa —el azabache salió del baño.

—"Creo que mi madre aún conserva la ropa que Itachi y yo usábamos de pequeños"

Abrió un gran armario y efectivamente, ropa que parecía de la talla del kitsune reposaba sobre ganchos y más ganchos, tomó solo unas prendas y se dirigió de nuevo al baño, entró para encontrarse con una nueve extensa de vapor.

—¿Acaso olvidé cerrarle a la llave del agua caliente? —se acercó al lava manos —Naruto —alzó su mano para tratar de tocar la cabeza rubia del niño y así saber dónde estaba.

—Ah

Se escuchó algo parecido a un gemido y al sentir algo tibio sobre su mano se acercó más y pudo notar que había posado su palma sobre la piernita del kitsune que, para esos momentos ya no tenía ninguna prenda cubriendo su pequeño cuerpo. Sasuke se quedó paralizado.

—La mano de Uchiha Sasuke-sama esta fría.

Oía las palabras del niñito, pero seguía en estado de parálisis. Sus ojos negros no pudieron evitar el posarse en el kitsune, si bien, el vapor estaba presente pero eso no evitó que pudiera observar aquel cuerpo pequeño, aquella suave piel y aquella carita jodidamente tierna.

Sintió algo extraño y una pequeña gota de sangre escurrió sobre su nariz.

—No puede ser —el parálisis terminó y tan rápido como puedo se salió del baño, colocó una mano sobre la nariz que sufría de un sangrado nasal y se dejó caer de rodillas sobre el piso —esto debe ser una pesadilla… no puedo… no es normal alterarme de esta manera por un niño… un niño que es mucho menor que yo y que más aparte acabo de conocer.

—¿Uchiha Sasuke-sama se encuentra bien-tebayou? —preguntó el kitsune desde el baño.

—E-estoy bien —Sasuke se levantó —pero mejor apresúrate a bañarte.

—¿Eh? Demo…

—¿Qué sucede? —preguntó con extrañeza… ese "pero" no le gustó en lo absoluto.

El silenció dentro del baño permanecía y en aquel momento, como si fuera un flas back, a Sasuke le atacó un recuerdo, de aquella vez que Suigetsu le contaba sobre la primera experiencia con su servant.

-:-

Y fue demasiado gracioso, porque Juugo es de tipo canino, creo que es divertido bañarlo… so, ya sabes, un servant de pequeño es como una mascota, así que tengo que hacer todo por él, como darle de comer, asearlo y todo eso, pero todo cambiará cuando crezca, estoy seguro que sabrá apreciar todo lo que hice cuando era un cachorro…—miró al azabache —oye Sasuke, ¿escuchaste lo que dije?

Desgraciadamente oí hasta la última palabra.

Y qué es lo que piensas, a que es genial ¿verdad?

De hecho, no le veo sentido… es extraño tener a otra persona como mascota…

¿Eh? —Suigetsu frunció el seño —¿Ya te había dicho qué eres demasiado extraño?

Urusai.

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Genial, lo que le faltaba, ahí tenía otro problema… debía bañar al chibi-kitsune, sufría de ataques de sangrado nasal por solo mirarlo y no estaba seguro de lo que sucedía en su mente, ese extraño y pequeño ser le provocaba sensaciones nuevas que nunca había experimentado. ¿Será capaz de controlarse tras haber descubierto lo que ese niñato demandaba en su cabeza?

Continuara…?

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Mmm, so, pues he aquí un historia, basada un poco (si no es que la mayoría) en la temática del anime Dears. Parece una historia Shota, pero ese no es mi objetivo… si esto continua ya cambiará xD.

Dudas, críticas constructivas, comentarios o peticiones para que deje de escribir (digo, para ya no seguirle ¬¬Uu)… serán bienvenidas. De ante mano, Gracias por dedicarme minutos de vuestro tiempo.