Oh!
Pilika miró por enésima vez en la noche la dirección donde hablaban los chicos, ahí, junto a su hermano y el relajado castaño Asakura estaba él, con el ceño fruncido y ganas de matar a su hermano, el chico que había cautivado su corazón, Ren Tao.
Soltó un suspiro lleno de frustración ¿Cuántos años llevaba enamorada de él? ¿Tres? No, hoy se cumplían cuatro, razón por la que ahora todos comían y festejaban en la pensión, un año más de amigos, un año más desde el torneo, un año más prendada a aquel chino de cabellos morados y ojos ámbar, ¡Viva un año más!
–Si sigues con esa cara todos creerán que estás en un funeral –con el tono monótono que la caracterizaba la itako interrumpió los pensamientos de la chica.
–No estarán muy alejados de la realidad –murmuró ella deprimida.
–¿Por qué no vas y hablas de una vez con él? no creo que eso sea el fin del mundo –sugirió la rubia.
–Para ti es fácil decirlo, estás comprometida con él chico que amas, y él, claro, te corresponde –la ojo celeste señaló lo obvio.
–No recuerdo haber dicho que amaba a Yoh –señaló la rubia con la ceño fruncido, más al ver el estado de la chica de ojos celeste solo soltó un suspiro para después retirarse, ¿qué más daba que dijera? la ainu no escucharía.
–¡¿Quieres pelear?! –se escuchó el grito de su hermano mientras un aura azul desprendía de su cuerpo.
–¡No sé qué estás esperando! –como ya era costumbre Ren sacó su arma apuntando al shama del norte con el aura dorada rodeando.
La peculiar risa del castaño dueño de la posada se hizo presente, con bebida en mano se acercó a sus amigos –Ustedes si que se llevan bien –soltó antes de beber un poco más.
–¡Te equivocas! –gritaron los Shamanes al unísono.
Todo era como un día cualquiera en el grupo, las peleas, las risas, y al parecer los mismos diálogos de pelea. Pilika suspiro, su maquillaje nuevo y el peinado diferente de nada habían servido, Ren en ningún momento lo había notado, todos la habían elogiado por lo hermosa que lucía, y él, simplemente seguía peleando con su hermano, ignorando olímpicamente todos sus intentos por un simple acercamiento.
Miro la botella en sus manos antes de fruncir el ceño, no, esto no quedaría así, hoy tendría una plática verdadera con él, hoy sería el día, estaba segura de eso tanto así como que se llamaba Pilika Usui.
Busco con la mirada al Chino localizandolo recargado cerca de la ventana, bebiendo una soda y con una sonrisa torcida burlándose de la torpe actitud de su hermano para con Tamao quienes se encontraba al otro extremo de la estancia. Bien, esta era su oportunidad.
Con paso decidido caminó hasta el chico, sus puños se encontraban contraídos y su mirada estaba sobre su víctima. Todo iba bien hasta que los ojos ámbar dejaron de observar la cómica escena que protagonizaba su hermano para ir a parar directo en ella.
¡Mierda!
Sus piernas flaquearon mientras sus mejillas se teñían de un notable carmesí, y todo empeoró cuando el esbozo esa encantadora sonrisa y de sus labios salió aquel saludo que jamás creyó escuchar. –Pilika –los nervios la invadieron, qué patética se veía, pensó.
–R-Ren –bajó la vista ¿Que podía decir ahora? Nada se le venía a la cabeza, maldijo mentalmente haber seguido sus impulsos y no preparar un tema del cual hablar.
Abrió la boca más pronto la cerro, su corazón latía tan rápido que no le permitía escuchar lo que fuese que de maquinaba en su cabeza volviendo todo la situación un revoltijo.
–Tu hermano en un desastre con las chicas –soltó él con una sonrisa.
–S-Sí –fue su torpe intento de respuesta, tomó un sorbo nervioso de su botella mientras sopesar la posibilidad de mandar todo al diablo y rendirse en su pobre intento de poder llamar su atención.
–¿Sucede algo, Pilika? –abrió los ojos preguntándose ¿En qué momento es que los había cerrado? O mejor aún ¿El chico había notado el carmesí de sus mejillas?
Negando levemente en un vano intento por alejar todo pensamiento negativo la peliazul inhalo dándose valor, hoy, las cosas al fin cambiarían –De hecho quería decirte que…
–¡Joven Horo Horo ¿Se encuentra bien?! -el llamado de Tamao llama la atención de todos, su hermano se haya en el suelo, con un profundo sonrojo en las mejillas y algo de poche manchando la playera que porta.
Las risas no se hacen esperar, el ainu se levanta rápidamente del suelo y rasca su nuca antes de restarle importancia con un simple ademán y una risa nerviosa.
–Reitero lo que decía de tu hermano, es un desastre con las chicas, y con el entrenamiento –ella asintió aunque en el fondo solo quiere gritarle por hablar de su hermano pudiendo hablar de muchos otros temas en el repertorio.
Inhaló profundamente antes de soltar una pregunta que ni ella misma se esperaba saliera de sus labios –¿que piensas de mi? –tan simple, pero al mismo tiempo implica mucho para ella.
–¿Eh? –el despega la botella de sus labios viendo con incredulidad. quiere retractarse, está a punto de hacerlo cuando una sonrisa tiró de los labios del ojo ámbar, sus mejillas enrojecieron y entonces pasó lo que ella no esperaba:
–Eres alguien realmente de confianza, inteligente, hiperactiva, pero no molesta como tu hermano y… –su cabello fue resuelto por la mano del chico y entonces las palabras salieron de aquellos labios -eres como una hermana pequeña para mi.
–Ren, ¿ayúdanos con esto? –y con el llamado de Manta el chico se alejó de su lado.
Ella parpadeó un par de vece antes de que la furia se apodera de su cuerpo, soltó un sonoro bufido y salió de la habitación dando un gran portazo.
–Te arrepentiras de verme como una hermana, lo juro –murmuró entre maldiciones antes de sentarse en la entrada de la posada.
Sabía que tan solo contaba con quince años años, casi dieciséis pero estaba segura de que en un año el chico podría arrepentirse de esas palabras. Un nuevo puchero se formó en sus labios, Ren Tao no sabía nada de sus sentimientos y sin pretenderlo las palabras que acababa de pronunciar habían roto su pequeño corazon. –¿Qué debo hacer? Tu chico inmaduro –murmuró nuevamente para sí misma mientras abrazaba sus rodillas y dejaba caer la cabeza sobre estas.
–¿No deberías estar adentro? –la chica respingo ante la voz de la itako. La rubia era toda una ninja sí se lo proponía.
–No pude decirle –fue todo lo que murmuró.
–No te rendirás ¿o si? –la voz firme de la chica la hizo estremecerse –Sí lo haces entonces podré decir que me equivoqué contigo –la sacerdotisa giró sobre sus talones, pero antes de ingresar a la posada añadió –Pero estoy segura de que no me decepcionaras, Pilika.
Miró a un lugar indefinido antes de suspirar profundamente y saltar de su lugar. –Ok, este será el día –se dijo con decisión a sí misma.
En cuanto dió un paso dentro busco son su mirada al chico.
Lo halló hablando con Jun, la chica lucía un leve sonrojo que la delataba de haber bebido algo más que soda o ponche. Se acercó, aún no sabía que podría decir, pero la sonrisa que le ofreció la chica de cabellos verdes antes de tomarla del brazo y acercarla a ellos logró relajarla. –Pilika, te ves hermosa –elogió –¿algo nuevo en el cabello? estoy segura de que es eso –añadió.
–Quise probar algo nuevo –murmuró.
–Te queda genial, ¿no es así Ren? –él despegó la botella de sus labios.
–No lo había notado –quiso golpearlo, mejor dicho quería golpearlo. Contrario a sus pensamientos sus mejillas enrojecieron ganándose una pequeña risa por parte del chico. –Te ves adorable así –rió un poco más.
Apretó los puños en un vano intento por no llorar de vergüenza.
Su mirada viajó hacia el lado contrario de la habitación donde la joven itako conversaba con Tamao y Manta. Su determinación creció, le demostraría a Ren Tao que ella no era la misma Pilika de cuando se conocieron, ya no era más esa niña que idolatraba a los amigos de su hermano, no, porque había algo distinto en ella, en su corazón, algo que ella había tardado en reconocer pero no ignorará más. –No soy adorable –murmuró aun con la mirada fija en la rubia sacerdotisa antes de girar en la dirección del chico y mostrar una sonrisa coqueta.
–Iré por otra bebida –menciona Jun yéndose con el resto de los chicos.
Esta era su oportunidad, era hora de decírselo.
–Ren –murmuró atrayendo su atención a ella. Una sonrisa le fue ofrecida – Yo.. – tomo una inhalación profunda para darse valor, nadie escucharía, la música estaba un poco alta y eso podría disimular su confesión –He estado pensando que después de este tiempo todos han mantenido una estrecha relación de amistad así que.. –maldijo su tono bajo, otra vez eran solo palabras tontas las que salían de sus labios. Una ceja se enarco dándole a entender la confusión de a donde va todo su discurso, así que apretando los puños y con voz segura declaró sus sentimientos –¡Me gustas!
La música se ha detenido y todos los miran ahora.
–Oh –la expresión de Yoh rompe el silencio sepulcral en el que la habitación se había inundado.
–¡Kya! –con las mejillas rojas la chica salió de la habitación.
Mientras intento dejar que baje el rojo de su rostro escuchó la conversación dentro de la pensión.
–¡Aléjate de mi hermana maldito chino!
–Horo Horo, no creo que sea para tanto –intenta hacerlo razonar el shaman castaño.
–Además, Pilika es lo suficientemente grande para decidir por ella –esta vez es el oji dorado quien toma la palabra.
–Así que sí estás interesado en Pilika –y como era costumbre Anna hizo todo lo contrario a su prometido.
–¡Te mataré!
Y mientras las peleas dentro de la pensión seguían Pilika Usui piensa ¿Porque te amo demasiado?
Notas de la autora:
1.-Bueno, he aquí otro fic de este fandom, y esta es una de mis parejas favoritas, no sé si quedó bien así que por favor dejen un review para hacermelo saber.
2.-Agradezco a quien lea y un poquito más a quienes dejen review.
3.-Personajes de Hiroyuki Takei, historia mía, sin más me despido, cuidense y sayonara.
