Capítulo I:LA VISITANTE

Después del campeonato infantil de fútbol, cuando el Nankatsu le gana al Meiwa, para lograr el primer campeonato de Tsubasa, todos los muchachos de su equipo están muy felices. Después de unos días Taro anuncia que él y su padre se irán de la ciudad; al igual que Genzo, quien les dice que pronto partirá hacia Alemania. Posterior a eso los muchachos que quedan en Shizuoka gozan de unas merecidas vacaciones.

Un día de esos Genzo regresa a su casa y Mikami no estaba. Pregunta a una de las sirvientas por él y ésta le dice que fue al aeropuerto, cosa que extraña al muchacho. Unas horas después Mikami regresa y llama a Genzo.

-¡Genzo, ven acá! –pidió al pie de las escaleras

-Qué pasa Mikami –preguntó el muchacho, saliendo de su habitación

-Ven que tengo que presentarte a alguien

-Aquí estoy –dijo Genzo, bajando hasta el hall de su casa

-Acércate –volvió a pedirle su entrenador desde el interior del living

Genzo entra el salón y vé que una niña está parada al lado de Mikami, parece tímida, ya que se encuentra cabizbaja.

-Genzo, ésta es tu prima Paola –presentó Mikami sin mayores preámbulos- Vino a visitarte desde Alemania

-Oí que vendría –admitió Genzo sin mostrar entusiasmo ni sorpresa- Hola

-Hola –murmuró la niña entre dientes

-¿Eres alemana? –preguntó su primo tratando de hacerla sentir más en confianza

-No, soy japonesa, pero vivo en Alemania –aclaró Paola quedamente

-Recuerdo haberte visto hace años, eras muy pequeña

-Debo encargarte a Paola porque yo tengo que arreglar algunos asuntos –le dijo Mikami al chico- No la descuides, si vas a salir llévala contigo

-Por qué no se puede quedar –preguntó Genzo con fastidio

-Si quieres déjame aquí, al fin que no me importa –intervino Paola molesta

-Paola no digas eso –pidió el hombre con cariño- Y tú Genzo, ya te di una orden

-Está bien –aceptó el muchacho de mala gana

En ese instante Paola levantó la mirada y la fijó en Genzo.

-No creas que me dá gusto estar aquí –escupió con rencor- De todos modos Mikami me dijo que me inscribirá en un colegio internado

-Como digas –respondió su primo sin prestarle importancia- Ven, tengo que salir y vendrás conmigo

La niña hizo unos pucheros que Genzo ignoró. El niño se arregló bien la gorra, tomó sus guantes y salió, llevando consigo a Paola, quien durante todo el trayecto caminaba más lentamente, aparentemente de forma premeditada, quedando más atrás que él.

-Apúrate, ya estamos llegando –le dijo Genzo impaciente, esperándola

-Estoy cansada, me quiero ir –exigió la niña aburrida

-Ni lo pienses, vienes conmigo –insistió su primo

-Llévame en auto –se entercó ella, deteniéndose súbitamente

-Ni lo pienses –la desafió Genzo

-Entonces no me muevo –contestó Paola, cruzándose de brazos

-¡Ay! Está bien, no me dejas opción –refunfuñó el muchacho, deteniendo un taxi que pasaba por allí

Minutos después llegaron a la cancha de entrenamiento, donde ya esperaban sus amigos, bueno, los de Genzo.

-Creí que ya no venías –dijo Tsubasa sonriendo como siempre

-Por qué nos hiciste esperar tanto –reclamó Ryo enfadado

-¿Quién es esa niña? –preguntó Mamoru curioso al notar la presencia de Paola, quien tenía cara de pocos amigos y poco le faltaba para ladrarles a los muchachos

-Vaya Genzo, no sabía que tenías una novia tan pequeñita –se burló Ryo divertido

-No soy pequeña –aclaró Paola fastidiada- Lo que pasa es que soy menor que él, ¡y no soy su novia!

-De dónde la sacaste –preguntó Kisugi intrigado

-Es mi prima. Se llama Paola –presentó Genzo aburrido

-Hola Paola –saludó Sanae sonriente, con su típica voz chillona

-Hola –contestó la aludida de mala gana, mirándola de arriba a abajo

-Vaya, qué nenita tan malhumorada –comentó el defensor cara de mono con tono sarcástico

-Vaya, qué niño tan cabezón –devolvió Paola en el mismo tono, desatando la risa de los otros niños

-Pues sí que es callada –opinó Sanae pensativa- ¿Por qué no hablas?

-No hablo con extraños, y menos cuando no son de mi clase –excusó la niña con altanería

-Cállate Paola, no digas eso –la espetó Genzo enojado

-Decídete, o hablo o me callo –contestó su prima burlona

-Pues me hace recuerdo a Genzo cuando estaba en el San Francis –comentó Tsubasa inocente

-No exageres, no era así, ¿o sí? –preguntó Genzo casi con súplica por recibir un "no, cómo crees", provocando la risa de sus amigos

-Ya me quiero ir, estoy aburrida –se quejó Paola, yendo a sentarse en una banca situada a un costado de donde se encontraban los muchachos

-Cuándo te irás Genzo. ¿Tu prima vino para irse contigo? –le preguntó Tsubasa

-No, según lo que sé ella se quedará en Japón, ya estuvo mucho tiempo en Alemania

-¿Alemania, ¿acaso es de allá? –inquirió Hajime curioso

-No, es japonesa, pero vive en Alemania

-¿Y le gusta el fútbol? –indagó el capitán del Nankatsu con ingenuidad

-¡Dejen de hablar de mi, no me conocen –exigió Paola al escucharlos

-Ignórenla –les pidió Genzo con un gesto de la mano

-Entonces, cuándo te irás Genzo –volvió a preguntar Tsubasa

-No lo sé, supongo que después de jugar el Campeonato Mundial Infantil en Europa

-Me muero de ganas por ir y demostrar que somos los mejores –aseguró el "el niño que se quedó" (obvio, tenía que irse a Brasil y al final se quedó XD)

-Jajaja, qué iluso –rió Paola con crueldad- Cómo se vé que no conoces nada de nada

-Ya me hizo enojar –refunfuñó Sanae apretando los puños, no podía permitir que nadie se burle de su querido Tsubasa

-¿Por qué lo dices? –preguntó el niño, sin importarle el tonito de la Wakabayashi

-No creo que ninguno de ustedes pueda contra el Kaiser. Karl es muy bueno, ni te asomas a sus talones...

-Cómo lo sabes, no viste a Tsubasa –le dijo Genzo orgulloso

-Pero sí a Karl, es amigo mío y es excelente –aseguró su prima tranquilamente

-¿Conoces al Kaiser? –indagó Tsubasa sorprendido

-Por qué tengo que contarte –respondió Paola de pocas pulgas, para luego dirigirse a su primo- Mira Genzo, ya me aburrí y me quiero ir, si no vas conmigo me voy sola

-Te perderías –afirmó Genzo burlón

-No soy una tonta como tus amiguitos

-Miren muchachos, no quiero que tengan que soportar a mi prima, así que mejor la llevo y luego regreso –les dijo a punto de perder la paciencia

-No lo creo, Mikami te dijo que no me dejes sola –le recordó Paola sonriendo con sarcasmo

-Me está sacando de mis casillas –hizo notar Ryo molesto

-No sé, no parece tan insoportable –comentó Mamoru viéndola con ternura

-Sí seguro –contestó Sanae irónicamente- Lastimosamente es una niña y no podemos golpearla

-Vaya Mamoru, no me digas que te flechó –bromeó Kisugi dándole un codazo y guiñándole un ojo

-Claro que no –respondió el aludido sonrojado, evitando a sus amigos y acercándose a Paola- ¿No quieres un refresco o algo?

-No, gracias –le dijo ella secamente

-Al menos sabe agradecer –se burló Ryo entre susurros

-Ya me quiero ir –recordó Paola fastidiada

-Bueno, vámonos, pero nos iremos caminando –advirtió Genzo enojado

-Me dá igual –contestó su prima encogiéndose de hombros

-Si quieres yo la llevo, ustedes sigan con su conversación –ofreció Mamoru benevolente

-No, está bien Mamoru, de todos modos gracias –contestó su amigo con una media sonrisa- Mikami me dejó como responsable de ella, así que tendré que llevarla yo

Genzo se despidió de sus amigos con un gesto de la mano y se fue, seguido por Paola, quien al ver a Mikami se quejó de malos tratos de parte de su primo y sus amigos, consiguiendo que el entrenador castigue al muchacho (aunque usted no lo crea) y lo mande a la cama sin cenar. El muchacho refunfuñó en su momento, pero agradeció al no tener que verle la cara a Paola durante la cena.

Por una semana, y por órdenes de Mikami que no quería dejar a la niña sola en su casa, Genzo tuvo que llevar a Paola a la reuniones que sostenía con sus amigos, mismas que para él no duraban mucho tiempo porque la niña se aburría o empezaba a pelear con Sanae o Ryo; así que tenía que regresar a su casa. Por unos días, cuando querían reunirse, decidieron que podían hacerlo en la casa de Genzo, pero igualmente allí Paola sacaba del quicio a alguien y todo terminaba arruinándose. Aburrido de la situación Genzo exigió a sus padres que buscaran la solución y que Mikami se lleve pronto a su prima, o el que tendría que abandonar la casa sería él.

Felizmente para ambos Wakabayashi, la orden de llevarse a Paola al fin había llegado, así que un día, sin ninguna despedida, Mikami se llevó a Paola hacia Tokyo, para inscribirla en un colegio internado. A su primo nada le importó del asunto más que ya no ver a Paola, así que no le interesó siquiera el colegio al que iría, porque finalmente se había deshecho de su problemática familiar.