Disclaimer: The Hunger Games ni sus personajes me pertenecen. Hago esto por diversión, sin fines de lucro.


Aléjate de mi pues tú bien sabes que no te merezco
quisiera arrepentirme, ser el mismo y no decirte esto
Aléjate de mí, escapa, vete ya no debo verte
Entiende que aunque pida que te vayas no quiero perderte
.

Aléjate de mí

Alguien me sacude en el hombro y me yergo en el asiento. Me he quedado dormida con la cara sobre la mesa. La tela blanca ha dejado arrugas en mi mejilla buena. La otra, la que recibió el latigazo de Thread late dolorosamente. Gale está muerto para el mundo, pero sus dedos están cerrados con fuerza alrededor de los míos. Huelo a pan fresco y giro mi cuello rígido para encontrarme con Peeta mirándome desde arriba con una expresión tristísima. Tengo la sensación de que nos ha estado mirando un largo rato

Sube a la cama Katniss. Yo lo cuidaré ahora dice

Peeta sobre lo que dije ayer, sobre lo de huir…empiezo

Lo sé dice no hay nada que explicar

Veo las hogazas de pan sobre la alacena a la luz pálida de la mañana nevada Las sombras azules bajo sus ojos. Me pregunto si durmió lo más mínimo. No pudo haber sido mucho tiempo. Pienso en su consentimiento de ir conmigo ayer, en él poniéndose de mi lado para proteger a Gale, en su disposición a unir su destino con el mío por completo cuando le doy tan poco a cambio. No importa lo que haga le estoy haciendo daño a alguien.

Peeta

Solo vete a la cama ¿vale?

.

¿Dónde está Peeta? Digo

Se fue a su casa cuando oímos que te removías. No quería dejar su casa desatendida durante la tormenta Dice mi madre

¿Llegó allá bien? pregunté. En una ventisca, puedes perderte en cuestión de metros y salirte del camino hacia el olvido. Mentira. No me preocupaba por eso. Quería saber cómo siguió después de lo que vio en la mañana.

¿Por qué no lo llamas para comprobarlo? pregunta mi madre. Veo a través de la ventana. La tormenta ha disminuido considerablemente por el momento. Quiero ver a Peeta. Sé que no está bien ir a verlo, no cuando elegí a Gale sobre él. Pero al ver su mirada triste de esta mañana se removió algo en mi interior, por eso necesito verlo, saber que está bien. Pero no puedo dejar a mi madre y a Prim con Gale en ese estado.

— Mejor voy a su casa. Además necesito hablar con él —le digo a mi madre decidida al tiempo que me pongo un abrigo.

— Ten mucho cuidado — me dice mi madre con una sonrisa.

—Lo tendré, no te preocupes

Al salir de mi casa me quedo parada un momento para ver a mi alrededor. La tormenta había pintado de blanco los techos de las casas y el suelo. Parecía una postal navideña. A lo lejos distingo la casa de Peeta iluminada por unas cuantas luces. Me hace reflexionar todo lo que ha pasado con él.

Ver a Peeta en ese estado y con esa mirada fue un golpe muy duro. Y el saber que yo lo había provocado fue aún peor. No podía escoger a ninguno de los dos sabiendo que el otro saldría dañado.

Pero lo hice.

Escogí a Gale y ahora Peeta sufría. No podía seguir causándole tanto dolor a Peeta. A mi lado solo le esperaría más sufrimiento. Debía de haber una forma que lo apartara del dolor. Que lo apartará de mí.

Alejarme de él.

Estaba decidido. Alejarme de Peeta sería lo mejor. Así ya no le podría hacer más daño. Un hueco se iba formando lentamente en mi pecho. Pero no era por mí, era por él. Tenía que ser capaz de alejarme.

Cuando me di cuenta ya había llegado a la puerta de la casa de Peeta. Toco la puerta y escucho pasos por el pasillo antes de que abran la puerta. Es Peeta

Su expresión no era mejor que está mañana. De hecho era peor. Ahora tenía los ojos un poco hinchados y rojos. Había llorado.

— Hola — le saludo quedamente

— Hola — me dice

— Solo venía para saber si habías llegado bien

— Pues, ya ves que si — se queda un momento en silencio — pasa — y se hace a un lado de la puerta para que yo pueda pasar.

— Gracias — entro un poco temerosa a la casa. Nunca antes había estado ahí. Doy un vistazo rápido. La distribución de la casa era prácticamente igual a la mía. Peeta me guía hacia a lo que parece ser la sala. Entramos, esta levemente iluminada por la chimenea que permanecía prendida. Tiene un ambiente muy acogedor.

— Siéntate, en un momento traigo un poco de té — Se aleja entrando a la cocina. No puedo evitar ponerme nerviosa. No sé cómo enfrentarme a él. Decirle mi decisión.

— ¿Cómo esta Gale? — pregunta entrando a la sala con una bandeja en la que trae té y unas galletas. Deja la bandeja en la mesa de centro y se siente en un sillón frente a mí.

—Mejor, mi mamá y Prim le están poniendo una capa de hielo —me sorprendo un poco que pregunte precisamente por Gale. Aún cuando hace justamente unas horas elegí a Gale por encima de él.

— Oh.

— ¿En dónde está tu familia? — le pregunto pues en este rato que he estado aquí no he visto a nadie y la casa parece muy silenciosa.

—Se fueron desde temprano a la panadería, cuando la tormenta no era muy intensa- me dice y yo asiento. Era mejor que estuviéramos solos, porque tal vez su madre aparecería y me correría.

Nos quedamos en silencio por un momento, cada quien absorto en sus pensamientos.

—Peeta yo quiero explicarte…

— No, ya te dije que no es necesario, lo entiendo- dice Peeta negando con la cabeza.

— Peeta…

— Katniss déjalo así, ¿quieres? — Se levanta y camina hacia la chimenea dándome la espalda— Aunque la idea de huir juntos era maravillosa, nunca creí que realmente fueras capaz de hacerlo. — Descansa sus manos sobre el filo de la chimenea — Sabía que nunca dejarías a Gale aquí y mucho menos después de lo que le hicieron. — presiona el filo con sus manos, como queriendo romperlo — Siempre supe que lo elegirías a él por encima de todo y de todos — había mucho dolor en su voz.

Siempre supe que mi elección le dolería mucho a Peeta pero hasta ahora me doy cuenta que su dolor va mucho más allá de lo que me imagine. Prácticamente le estaba destrozando la vida.

—Cuando estábamos en los juegos, aunque estábamos en peligro constante de muerte, de algún modo era feliz porque te tenía a mi lado. Pudo haber llegado Cato en ese momento y terminar con lo que había empezado, o cualquier otra cosa hubiese pasado. Pero yo hubiera muerto feliz. —La sola idea me estremece. No podía si quiera imaginarme que Peeta hubiese muerto en esa arena, nunca me lo hubiera perdonado. Hasta ahora me doy cuenta que si eso hubiese pasado yo hubiese muerto con él.

—Luego en el tren, cuando me confesaste que todo lo de los juegos y las entrevistas había sido una actuación, mi mundo se derrumbó en pedazos — No puedo decirle ahora que no todo fue actuación. Que en algún momento, entre los juegos y las entrevistas, llegué a sentir algo por él. Pero eso podría hacer que me costará más alejarme de él. —Y volver al distrito 12 solo sirvió para darme cuenta de la realidad. Nunca te iba a tener. Siempre estarías con Gale.

—Peeta nunca quise hacerte daño. — me levanto del sillón para acercarme a él. Pero me detengo a unos pasos.

—Lo sé— me dice pero sigue sin mirarme — gracias a eso nos mantuviste con vida y pudimos regresar a casa.

—Solo para traernos más problemas con el Capitolio — digo — No soy quien crees, Peeta.

—No tienes porque culparte por eso, no fue tu culpa—dice Peeta.

—No pude acallar las cosas en los distritos. No pude convencer a Snow. Y ahora todos corremos un grave peligro— digo frustrada— si tan solo en el momento que saqué las bayas yo…

—Si tan solo en el momento que sacaste las bayas hubieras estado loca de amor por mí, nada de esto hubiera pasado— me corta Peeta— ¿cierto?

—Cierto— contesto suspirando. Peeta presiona un poco, si es posible, más el filo de la chimenea.

—Pues no es así— me debate Peeta— aún así la gente lo hubiera visto como lo están viendo ahora. Una clara muestra de rebeldía contra el Capitolio. Un grito de libertad. Aunque hubiese sido por la causa que fuera. — nos quedamos en silencio.

—Ahora las cosas se pondrán peor para nosotros— le digo

—No puede ser peor para mí, te lo aseguro— me dice y el dolor está palpable en su voz. Era el momento. No podía seguir haciéndole esto a Peeta. No se lo merecía.

—Peeta, por esa razón, quiero pedirte…— ¡Dios! Es tan difícil. Siento mis ojos nublarse— quiero pedirte que te alejes de mí.

— ¿Qué? — ahora si gira su rostro hacia mí y no puedo ver más que dolor en su mirada. Y el rastro de una lágrima en su mejilla que cayó en el transcurso de nuestra conversación.

—Peeta, aléjate de mí— las lágrimas que había estado reteniendo caen ahora por mi rostro— por favor. — Peeta recorre la distancia que nos separa y acuna mi rostro entre sus manos, eliminando mis lágrimas con sus pulgares.

—Por favor, no me pidas eso— me dice Peeta y puedo notar que el también está llorando, así que yo también pongo mis manos en sus mejillas, limpiándolas con mis dedos.

—Peeta…

—Por favor— se va acercando poco a poco a mí, al punto que puedo sentir su aliento colarse entre mis labios.

—Es lo mejor— logro susurrar pues me encuentro hipnotizada por el azul de sus ojos—solo te causaría más dolor si te quedas a mi lado.

—No más del que me causarías si me alejas de ti. Simplemente… moriría. — no… no lo soportaría.

Y no resisto más y … lo beso.


Hola a todos!

Este es mi primer fic de los Juegos del Hambre, así que espero les guste.

Como ven, tomé un fragmento del libro de "En Llamas" porque me pareció buena idea seguir con la narración tal como está y lo seguiré haciendo en algunos capitulos.

Tal vez este capítulo se les haga muy corto, pero es que estoy apenas probando si les gusta la historia :D

Va dedicado a Katia... que siempre me apoya en mis historias!

Espero les guste y me lo hagan saber con un review!

atte.

KristenRock