I. I. Despertar.
Era una tarde como cualquier otra en uno de los cientos de escondites de Orochimaru, donde cómo de costumbre rondaban en distintos lugares Kabuto, Sasuke y los subordinados. Kabuto se encontraba encerrado en el laboratorio descifrando de qué manera podría ayudar a Orochimaru a recuperarse de las distintas heridas que la batalla con el Tercer Hokage y unos últimos encuentros le han dejado. Aquello no significaría una tarea fácil considerando que solo había logrado mantenerlo lo suficientemente fuerte para que siguiese entrenando a Sasuke.
Por su parte, el joven de pelos azabache, entrenaba en una de las amplias cuevas del escondite, donde pasaba la mayoría de los días en su búsqueda de poder y nuevos jutsus. Sin duda ya no era el mismo niño que abandonó su aldea, su vestimenta solo era uno de los más evidentes de sus cambios, pero tanto su cuerpo, como su mentalidad se habían transformado enormemente. Ya transcurridas largas horas de entrenamiento, el joven se dirigía hacia su estancia. En el camino escuchó los gritos de una persona.
-¡Bastardos! ¡Traidores! No obtendrán nada de mí.
El siseo de una serpiente fue toda la respuesta que obtuvo aquel shinobi de la hoja, quien se encontraba en una misión de reconocimiento, en búsqueda del escondite de orochimaru. Aun habiéndola encontrado no podría dar como satisfactoria su misión, dadas las circunstancias en que se encontraba ahora.
La serpiente blanca, iba acercándose cada vez más hacia la víctima, se deslizaba por su torso hasta alcanzar su cuello, abrió sus grandes colmillos emitiendo el característico sonido de toda serpiente.
-¡Orochimaru-sama!- dijo alguien en la habitación.
-Kabuto ¿algo que quieras decir a nuestro invitado?- preguntó Orochimaru.
-Si usted me lo permite, si.
-Adelante – siseo el pelinegro.
Kabuto con paso firme y una sonrisa dibujada en sus labios miró al shinobi de la hoja. Le sostiene la mirada y lo toma por el cabello, jalándolo sin un ápice de consideración, para decir:
-Quiero que me digas todo lo que sepas, sobre la sucesora de la Quinta: Nombre, Apellido, habilidades, clan, ¡todo!
El hombre sin comprender completamente el por qué le preguntaba tal cosa, solamente pudo torcer su expresión, dando a entender que no traicionaría a su aldea.
Kabuto, escondió su falsa sonrisa y cambió su expresión por una de impaciencia. Le sacaría la respuesta como fuese, pero no lo haría con golpes ni nada parecido. Él tenía métodos más sofisticados y propios de un ninja médico para extorsionar a otros. Una simple inyección, elaborada por el mismo Kabuto compuesta por una serie de químicos que alteran el sistema nervioso,un suerte de "suero de la verdad" bastó para que el shinobi dijera todo lo que sabía.
-Tsunade-sama tiene bajo su entrenamiento a Haruno Sakura. Joven de 19 años, cabello rosa, aproximadamente 1,69 mts., -asomó una sonrisa- y unas curvas ...
Kabuto lo interrumpió – Solo dime lo escencial- sentenció en tono serio.
El shinobi prosiguió –perteneciente al equipo 7 en su entrenamiento chunnin, no pertenece a un clan shinobi reconocido, sino que a una familia de civiles. Su control de chakra es lo que más ha destacado en su desempeño como ninja médico, también su habilidad para reconocer componentes de venenos y de antídotos. Por último, su descomunal fuerza. La propia quinta reconoce su potencial y futuras expectativas en ella. Es todo lo que se.
Kabuto de aleja de el shinobi, da media vuelta para mirarlo y decirle:
-Gracias.
El shinobi no logró darse cuenta cuando en su cuello de enterraron dos afilados colmillos de la serpiente blanca, dándole la muerte. Orochimaru, no dejaba de preguntarse, al igual que el shinobi de la hoja ¿por qué Kabuto estaría interesado en esa kunoichi y en conocer sobre ella?
Casi leyendo sus pensamientos el peligris anuncia:
- Orochimaru-sama, si queremos que su estado de salud mejore, me temo que necesitaré de alguien más. He intentado más de 800 tratamientos en laboratorio, pero las mejoras son ínfimas. En vista de que una sannin como Tsunade no sería ni remotamente probable apresarla ni traerla aquí, creo que su alumna sería una opción al menos útil. La kunoichi a la que entrena tsunade, debe tener conocimientos más actualizados sobre medicina ninja.
-¿Y qué sugieres, Kabuto?
-Solicito su permiso para obtener ese conocimiento.
Tras un minuto de pensárselo, orochimaru dice:
-Haz lo que creas necesario.
En un oscuro pasillo se encontraba el peli azabache escuchando esta conversación, quien lejos de exaltarse por la muerte de un ex compañero de su aldea, se mantenía pensando en las nuevas noticias que había recibido de su vieja compañera de equipo y pensó para sí mismo: Sakura, bajo el entrenamiento de una sannin, veo que no soy el único entonces. Sasuke se dirigió a su habitación y a su baño privado para deshacerse del sudor que lo cubría luego del arduo entrenamiento.
Echó a correr el agua caliente hasta que se llenara de vapor el cuarto, una por una se deshizo de sus prendas para que fueran a parar por todo el piso, al ser su baño personal, no molestaba a nadie. Allí en medio del vapor Sasuke encontró un momento de tranquilidad bajo el agua caliente, pero su rostro se empezó a contrariar, debido a los pensamientos que venían a su mente sin permiso. Solo haber escuchado nombrar a su compañera de equipo trajo toda serie de recuerdos, no solo sobre ella, sino que de la aldea y sus compañeros. Recordaba la primera vez que conocieron a Kakashi y la prueba de los cascabeles. La última vez que vio a Sakura y a Naruto. El joven sacudió su cabeza como tratando de alejarlos de su mente. Terminó su ducha rápidamente y se tumbó en la cama de la habitación.
Con su antebrazo sobre sus ojos se encontraba en profunda quietud, recordó las palabras del shinobi: "Tsunade-sama tiene bajo su entrenamiento a Haruno Sakura. Joven de 19 años, perteneciente al equipo 7 en su entrenamiento chunnin ...".
Sus imágenes mentales dieron un vuelco, dándose cuenta que su vieja compañera seguramente ya no era aquella chiquilla que conoció. Tenía 19 años, al igual que él. En su mente, nacía la imagen de su compañera, con su característico cabello rosa y laceo, seguramente con un atuendo rojo y las nuevas curvas que debe de tener ahora. Su mente fue más allá, deshaciéndose en su imaginación de aquel estorboso atuendo ninja para imaginarla con un top negro que envolvía escasamente sus pechos, los cuales daban evidencia se su cambio, piel blanca como la leche, redondos y abultados. Y que bajo esa falda solo había un short a juego muy corto, que dejaba ver un sugerente trasero, muy amoldado, seguramente producto de los entrenamientos.
Una de las manos de Sasuke se deslizó por sus marcados abdominales hasta el inicio de la toalla que cubría desde la cadera hacia abajo. Se detuvo un segundo. Y desanudó la toalla con la cual se cubría, para pasar sus manos por sus marcados oblicuos y el interior de sus muslos. El azabache se reincorporó escasamente y abrió los ojos para comprobar lo que ya se había temido, estaba tan duro como un palo. Su miembro se erguía ante su vista, necesitando atención. Sasuke cerró sus ojos nuevamente como sintonizando un canal que veía con toda claridad, la visión: Sakura, quien lentamente se desprendía del top que cubría sus pechos.
Sasuke con una de sus manos alcanzó su miembro y lo tomó con firmeza desde la base, subiendo hasta tocar con el pulgar y el índice la cúspide de su glande, hinchado de la erección. Sus movimientos comenzaron lentos pero frotando su miembro con fuerza, mientras en su cabeza la mera visión de los pechos rosados de Sakura solo hacían acrecentar su excitación. Imaginaba los labios rosados de la kuinoichi de solo morderlos con fiereza, el llevar sus manos por su plano vientre y llegar hasta sus pechos. Sintiendo lo grandes y redondos que eran, para llegar sus rosados pezones los cuales de la atención se mostraban erectos. Sasuke en su visión, le arrancaba los diminutos shorts, para imaginarla tendida en su cama completamente desnuda, intentando cubrirse pero sin tener resultado, aquello no hacía más que excitar más al potador del sharingan.
Movió su mano por su pene con mayor rapidez, soltando unos graves gemidos, mientras se dejaba llevar por las sensaciones de placer que estaba experimentando, cada vez más rápido su mano subía y bajaba por su miembro erecto el cual palpitaba de la estimulación, Sasuke ya lo sentía venir, apresuró el ritmo y sentía como algo se le agolpaba tanto en su vientre como en la garganta. Para cuando alcanzó la eyaculación, sin permiso de sus labios escapó en un rugido:
-Sa- kura.
Sasuke abrió los ojos perezosamente, su respiración estaba agitada y su pecho subía y bajaba rápidamente. En ese momento, en la oscuridad de su habitación, lejos de haber encontrado el placer, encontró la frustración. Aquello no le pasaba a menudo, mas bien, casi nunca, estaba muy ocupado pensando en otras cosas de mayor importancia y la planificación de su venganza. Su sensación de frustración rápidamente se convirtió en enojo al ser consiente que quien despertó esas sensaciones en él era nada más y nada menos que la mera imagen mental de su ex-compañera de equipo. Lejos de querer pensar en aquello, decidió entregarse a los brazos de Morfeo y descansar, olvidando este pequeño "episodio".
