Ennoshita no sabía cómo había llegado a estar en esa situación. Supuso que eso de acostarse a las cinco de la mañana y que una llamada de su mamá a las diez tuvo cierta influencia en su decisión. Se maldijo a sí mismo por haber visto aquella película la noche anterior, ni siquiera había sido tan buena, por lo que su mal humor también tenía que ver con eso.
Volviendo al comienzo del día, muy debajo de los cuatro acolchados en los que se encontraba durmiendo, Ennoshita escuchó el teléfono sonar desde alguna otra habitación de su apartamento. Al darse cuenta de que por mucho que haga oídos sordos el aparato seguía sonando, decidió levantarse y atenderlo creyendo que era alguno de sus amigos, maldiciendo al ver que se trataba de su mamá.
No era que no le gustase hablar con su mamá, el problema de esto era que, dada la fecha y de quién se trataba, ya sabía el tema de la conversación. El calendario marcaba 20 de diciembre y, como todos los años, su madre lo invitaba a la cena familiar para Navidad. Bueno, a él y a su pareja. El problema era que, como también el resto de los años, él no tenía pareja, y su mamá lo sabía.
Luego de tantos años de la misma discusión, Ennoshita ya estaba cansado. No, cansado era poco. Harto estaba. Había salido con personas otras veces en su vida, pero el problema era que ninguna llegaba a algo serio o no duraban hasta Navidad, por lo que no tenía prueba física para restregarle a su familia que era capaz de tener pareja.
Por eso, lo más sensato que se le había ocurrido decirle a su mamá por teléfono era que sí, esta vez tenía a quién llevar a la cena. Perfecto, pensó, ahora además de estar solo, también sería un mentiroso. Ya bastante tenía con ser la decepción de la familia al tener 25 años y no estar casado, tener hijos y una carrera que le de millones como el resto de sus primos y familiares. El detalle era que él no era ninguna especie de abogado o médico renombrado, simplemente era un aspirante a director de cine con, modestia aparte, muy buena crítica por parte de sus espectadores. Espectadores que eran sus mismos actores y amigos, pero eso ya era otra cosa.
Se levantó nuevamente de la cama y se dirigió a la cocina para prepararse un merecido café y llamar a Kinoshita y Narita y contarles su penosa situación. Como vivían cerca, estarían en su departamento en poco tiempo.
-Diles que tu novio sufrió un accidente y no puede ir a la cena- sugirió el castaño una vez llegado, tirando su abrigo y bufanda en el respaldo de uno de los sillones para luego sentarse en él.
-¿Cerca de las fiestas? Se preocuparían y querrían ir a verlo en el hospital. Mala idea- corrigió Narita mientras se dirigía a la cocina a servirse algo como si esa fuera su casa para luego regresar con un café en la mano y sentarse en el otro de los sillones disponibles.
-¿Entonces qué recomiendas, mejor que eso?-contestó Kinoshita.
Ennoshita se encontraba sentado en la mesa del comedor, mirando a sus dos amigos. Los tres se quedaron pensando en silencio unos momentos.
-¿Una cita falsa? Nadie se enamora mágicamente de alguien en menos de cinco días y acepta ir a conocer a su familia como segunda cita- aunque pocas veces estaba de acuerdo con Kinoshita, esta vez podía tener razón.
-Eso sería peor que una cita a ciegas, imagínate si es algo así como asesino serial loco. No, de ninguna forma.
-Pediríamos que adjunte una foto o video de la persona junto con una breve descripción ¿qué te parece? Narita y yo haríamos lo buscaríamos en internet y cosas así para asegurarnos que no sea un asesino serial.
-Ni un loco- le recordó Narita.
-¿Por qué no simplemente se hacen pasar alguno de ustedes por mi cita? De esa forma nos ahorramos todo esto-preguntó Ennoshita.
-¿Y ponerme cariñoso contigo? No, gracias-dijo Kinoshita.
-Lo mismo digo, paso.
-Wow, gracias, chicos, como siempre se puede contar con ustedes- puso los ojos en blanco y sorbió un poco de su café.
-Mira, déjanos esto a nosotros ¿Sí? Si quieres vemos nosotros los videos y te damos a elegir entre los mejores.
-No, me elegirían a cualquier vago de por ahí, elijo yo y ustedes asegúrense de que no sea un psicópata o lo que sea. A todo esto ¿Dónde haríamos el perfil? O lo que sea, no creo que en cuatro días alguien conteste, menos a alguien como yo.
-De qué hablas, las ojeras debajo de tus ojos son lindas- le sonrió Kinoshita.
-La próxima te tiro el café en la cara.
El castaño se tapó con el almohadón que se encontraba cerca suyo, bajándolo una vez que la amenaza se había ido. De todas formas, se quedó con el almohadón en manos mientas conversaban por las dudas.
Siguieron hablando sobre el perfil y el candidato que buscaban, aunque sabían que no había forma de conseguir al candidato perfecto en tan poco tiempo.
Una vez creado el perfil y puesto el mail para enviar el video adjunto, Ennoshita se sintió un poco más tranquilo, aunque todavía sin saber por qué estaba haciendo eso.
El primer día luego de poner el aviso online sorprendentemente tuvo varias respuestas de candidatos posibles, aunque uno peor que el otro. Entre ellos gente que se veía totalmente aburrida, videos de broma, uno literalmente desnudo que no se le veía siquiera la cara, y esos eran los mejores.
El resto de los días, en cambio, tuvo cada vez menos mensajes y se empezaba a preocupar. Desde un principio sabía que eso era una mala idea. El tiempo se acortaba y solo faltaban unas 48 horas para la cena y él seguía sin cita.
Se encontraba tirado en el suelo de su living cuando un nuevo mensaje de celular le avisó que le había llegado un mail. Se levantó con desgano del suelo y revisó la computadora. Genial, otro video. Ya no tenía ganas de seguir viendo más videos de gente haciendo el ridículo, pero aun así hizo click en el archivo.
Por suerte era corto, no llegaba al minuto y medio. Empezó con la cámara moviéndose completamente desenfocada y torcida, seguido por un "¿Kei, está grabando?". Al menos fue original como frase introductoria. Se enfocó mejor, una persona sentada en un sofá, un rubio que parecía alto incluso sentado, dentro de todo atractivo.
-Hola, mi nombre es Tsukishima Akiteru, eh, me gusta salir al aire libre, hacer deporte, los perros y eh, me llevo bien con las personas adultas y mayores, si eso sirve de algo. ¿Debería decir que le gusto a las abuelas o suena muy mal? Ok, no lo digo. Eh, me gustan los perros ¿ya lo dije? y los nenes pequeños al ser hermano mayor yo mismo. Me gusta ver películas y salir a tomar algo. Junto al video hay algunas fotos mías si quieres, espero una respuesta si te decides. Cualquier cosa tienes mi mail en este correo. Eso es todo.
Y finalizó con un gesto con la mano.
Ennoshita no pensaba pasar ni los primeros treinta segundos de ese video pero se encontró terminando de verlo todo. Ese Akiteru parecía bien. Le gustaba el deporte, lo cual generaba charla en la mesa, no sabía si era la idea de eso o no pero le pareció gracioso lo de las abuelas, ya que la suya con él se comportaban como un infierno. Aun así, le pareció el más pasable por lejos y, teniendo la fecha tan cerca del límite, se estaba desesperando.
Les reenvió el correo a Kinoshita y Narita para que luego lo stalkeen o lo que sea que iban a hacer y le mandó un mensaje a Akiteru acordando dónde lo iba a pasar a buscar con el auto para ir a la casa de sus padres.
