Sentir esos tímidos labios, apretar con nerviosismo delicado sobre su boca, era extrañamente familiar, aunque no los hubiera probado con anterioridad en su vida según podía recordar, muy lentamente abrió sus ojos, auto reflejándose en esos iris verdes, ocasionando con esa acción que su corazón latiera un poco más fuerte.

- - - Benjamín – susurro la pelirroja, completamente sonrojada, ante la acción que había tomado su primo, mientras nerviosamente se tocaba sus labios a un tibios.

- - - Te amo Gwendolin – fueron las únicas palabras que salieron de esos carnosos labios, antes de volverse a posar sobre los de la chica, que no podía procesar tanta información, que llegaba a su cerebro en cantidades alarmantes.

Sitio sus manos alejar al castaño, y simplemente salió corriendo de ese lugar, sin mirar atrás, como si intentara huir, de algo inevitable, algo que pensaba enterrado muchos años atrás.