Los pesados pasos del dragón Slayer resonaron por detrás de la puerta, con sus metálicas cejas fruncidas miro la puerta que tenía delante y suspiro hondo y profundo.
"¿Por qué diablos lo hice?" Se repetía una y otra vez ante esa puerta, aguardando a que alguien le abriera, ¿Aguardando? Que va, siempre le abrían la puerta.
Siempre había alguien que le habría esa condenada puerta.
Como todos los jueves.
Toco un par de veces.
Suficiente.
Tan solo unos segundos pasaron antes de que unos agraciados pasos llegaran hasta la entrada de la rustica y tradicional casa, la cual se encontraba justo a un lado del gran canal y poseía por naturaleza una vista hermosa a la ciudad tan colonial que la rodeaba.
La puerta de abrió tan rápido como apareció un lindo rostro rodeado de cabellos dorados e iluminado por unos grandes y profundos ojos azules que no tardaron en levantar la vista hacia el alto hombre.
-¡Siempre tan tarde, Gajeel!-
Por supuesto. Esa hermosa y melodiosa vos gritándole, reprochándole, criticándole, reprobándole.
Como todos los jueves.
Paso a un lado de ella sin siquiera mirarla, la ignoraba, no existía en ese momento, todo contacto o palabra con ella no se concebía si no era necesario.
"No la mires, No la escuches"
Como todos los jueves…
Un par de bracitos comenzaron a golpear la sillita para bebes una vez que el alto "metalero" apareció en el comedor. La primera sonrisa del día de Gajeel apareció junto con un gran orgullo paterno al ver como SU pequeño había crecido en tan solo una semana.
-Deberías ser un poco más responsable con tu hijo, ¿Has visto que horas son?
"No la mires, No la escuches"
El bebe estiraba los brazos todo lo que podía hacia su enorme padre, sus obscuros ojos los cuales hacían juego con sus dorados cabellitos alborotados miraban con emoción a su progenitor, rogándole por un abrazo.
-Ven aquí, Sting- Llamo finalmente, mientras tomaba el cuerpecito del pequeño entre sus manos y lo levantaba hacia el techo.
El rubio bebe se deshacía en risas cuando su padre lo tomaba en brazos, no lo podía evitar, la inocencia de su edad le permitía expresas sus emociones a flor de piel.
Al igual que su madre.
Al ver la conmovedora escena, Lucy callo sus reclamos.
Miraba al alto y frio luchador sosteniendo entre sus brazos a su pequeño hijo Sting, quien reía súper contento por ver de nuevo a su padre. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras unía sus manos y sus mejillas se ponían rosadas de la emoción.
-¡Traeré la cámara!
Segundos después, Gajeel gruñía con una gota de sudor en la frente al ver flashazos de cámara en cada movimiento que hacía. La rubia y joven madre revoloteaba a su alrededor mientras hacía caras graciosas a su hijo para que este riera.
-¡Basta ya Lucy!
Redfox estaba harto.
-Tranquilo, ¡Simplemente estoy tomándole fotos a MI hijo!
La sexy rubia aparecía por todos lados lanzando rápidos flashazos.
-¡Pues yo no soporto esa maldita luz que me deja ciego!
-¡TU NO SOPORTAS NADA!
-¡MUCHO MENOS A TI!
Ambos se miraron a muerte mientras humo salía de sus enfurecidas cabezas.
-¡NO HACES NADA POR NUESTRO HIJO Y TODAVIA RECLAMAS!
-¡¿Qué NO HAGO NADA?!
…
-Snif… snif…
Ambos callaron al oír los pequeños pucheros del bebe, que desde los brazos de su padre comenzaba a amenazar con llorar.
Inmediatamente ambos comenzaron a sonreírle y a alabarle.
-¡¿Quién es el bebe más HERMOSO del mundo?!
Lucy tomo al bebe y lo abrazo con amor y ternura dignos de una madre.
-Snif Snif…
El bebe restregaba sus manitas en sus ojitos, quienes se llenaban de lagrimas rápidamente.
-¡¿Quién podrá derrotar al débil hijo de Natsu?!
La larga melena de Gajeel se movía al compas de su cabeza al salabardear delante de su pequeño, que al ver las divertidas muecas de su papa comenzó a reír.
La heredera Heartfilia sonrió ante la reacción de padre e hijo, y experimento un súbito deseo de tomarles una foto. Pero miro un momento más al Dragón Slayer y desistió de la idea.
-No deberías hablar así del pequeño Rogue, es tan fuerte como Sting y… ¡ambos son tan guapos!
El rostro de Lucy se ilumino en una mueca de esperanza y deseo al imaginarse a su pequeño hijito como un gran hombre rubio, guapo y fuerte.
"Sera como un príncipe azul" Pensaba. Y sus ojos se agrandaban y brillaban en cada destello de imaginación. "Lástima que heredo el mal genio de su padre" Miro a Gajeel con recelo y resentimiento. El alto hombre ya se había acomodado en la alfombra mientras estiraba su largo y musculoso cuerpo con su pequeño hijo acostado sobre su estomago, chupándose el dedo gordo de su manita.
Desde la televisión ya se podían oír las ridículas canciones infantiles de "Discovery Little Dragons" canal favorito del pequeño Redfox.
Minutos después, Lucy llego a acompañarles con una gran bandeja de comida y un enorme biberón entre ellas. Los ojos de padre e hijo miraron pervertida mente la comida, antes de abalanzarse encima de ella. La joven tomo a su pequeño y arrullándolo en brazos le dio la mamila que no dudo en tomar entre sus dientecillos en forma de colmillos para comenzar a tomar y tomar y tomar…
Dos fuertes eructos al estilo Redfox resonaron en la pequeña habitación...
Las enormes panzas abultadas sobresaltaban por sobre el cuerpecito y el cuerpezote de ambos, quienes cayeron en la alfombra plácidamente satisfechos. Gajeel odiaba los gritos de Lucy, sus reclamos, sus impulsos y esos endemoniados ojos azules, pero no podía negar que le encantaba a manera en la que cocinaba.
Aun acostado alado del pequeño Sting, giro su cabeza para ver dónde estaba la madre de su hijo. La Heartfilia estaba arrodillada en la alfombra. Y levantaba las sobras de sus dos hambrientos luchadores.
Como todos los jueves.
"¿Por qué diablos lo hice?" Se preguntaba al mismo tiempo que levantaba la bandeja llena de trastos vacios de la alfombra. "Si no lo hubiera hecho… tal vez en este momento no estuviera aquí…"
En eso pensaba cuando un par de fuertes manos la tomaron de las caderas. Sus grandes ojos azules se abrieron de par en par sorprendidos. Escucho la vos del dragón Slayer metalero susurrar en su oído, se tranquilizo al mismo tiempo que una siniestra sonrisa asomaba el rostro de la rubia.
"Todavía no he saciado mi apetito…"
Al volverse, se topo con el duro pecho de Gajeel, y sus labios se unieron tan pasionalmente que casi podría jurarse que no había amor en sus actos, si no pasión.
Al cerciorarse de que el pequeño Sting se había quedado profundamente dormido, ambos desataron sus "contenidos" deseos que habían estado guardando durante toda la semana al llegar a la habitación de la chica.
Una vez más el anciano vecino que vivía alado de la casa de Lucy no pudo dormir en toda la noche, al escuchar los fuertes gemidos y gritos de parte de la frenética pareja que no se detuvo hasta ver el amanecer por la ventana y al mismo tiempo, escuchar el fuerte llanto de su hijo reclamar por comida.
Mientras arreglaba sus rubios cabellos desordenados, tomo la ancha camisa del padre de su hijo y se la puso, cuidando cubrir las partes más intimas de su cuerpo antes de ir a atender a su pequeño.
Al desaparecer de la habitación, Gajeel desde la cama miraba al techo con sus metálicas cejas fruncidas.
¿En que había acabado?
¿En qué Diablos estaba pensando?
¿Metiéndose con una tonta y debilucha rubia virgen?
¿Embarazándola?
¿Trabajando para mantener a su pequeño hijo, lo cual era lo único que valía la pena ver?
¿Soportando los gritos de la misma tonta y debilucha rubia?
¿Teniendo Sexo solo por Necesidad?
Suspiro hondo y profundo mientras miraba la ventana, escucho el llanto de Sting terminar. Esa tonta y debilucha rubia no tardaría en volver. Volvió a mirar al techo y se encogió de hombros.
Al fin de cuentas, el cuerpo de Lucy no estaba para nada mal.
Se tenía que resignar.
Como todos los jueves.
Notas del Autor: Si quieren que continúe la historia, solo exprésenlo en los Reviews. Gracias por leer. ¡Saludos!
