Lily Targaryen se casó con James Potter por amor, en una ceremonia que duro dias. Al sur de las Highlands, a 23 km de Glasgow se ubica el lago Lomond. Querian celebrar la boda allí ante su insistencia en tener una verdadera boda wicca. Además, porque los padres de Lily creían que todo acontecimiento importante en la vida debía celebrarse a cielo abierto. James había traido a todos sus amigos para que los acompañaran, y acudieron casi 50 personas. Acamparon tras los muros de la ciudad, erigieron palacios de hierba trenzada, devoraron todo un festín. Pero Lily no podía dejar de sentirse inquieta.
-Tranquila Lily-Flor, hemos puesto un montón de protecciones. No pasara nada-les comentó Sirius una noche en la tienda de campaña donde había vivido durantes esos pocos dias, a la hora de la cena.
Pero eso no es lo que le preocupaba. Dentro de pocas horas sería una mujer casada. Quería mucho a James, y no se arrepentia de haberle dicho que si a casarse con él. Peró James no era el tipo de persona con la que alguien de su familia se casaría, le dijo una vez su padre.
«A los Dragones no les gusta quienes no son de su especie, mi pequeña dragona, algun dia lo entenderas», dijo una vez su madre Daenerys, quién a diferencia de todo lo que decia la gente también era una bruja como ella.
«Ya no quedan dragones», pensó Lily mirando a su proximo marido y sus amigos, aunque no se atrevió a decirlo en voz alta.
Pero aquella noche soñó con un dragón. Aunque también estaba en el campo de batalla, luchando contra los mortifagos. Estaba sangrando, aterrada pero aun asi sus hechizos no vacilaban ni ella huia. Hasta que se dio cuenta que que si estaba huyendo de una persona. Dumbledore. Huía de él, pero sentía el cuerpo desmañado y torpe. Un hechizo la golpeo de golpeó de nuevo. Ella tropezó y cayó. «No debiste hacerlo. Has despertado al dragón -gritaba Albus al tiempo que le asestaba otro hechizo más mortifero-. Has despertado al dragón, has despertado al dragón.» Las piernas de Lily estaban pegajosos de sangre. Cerró los ojos y gimió. Casi como respuesta se oyó el sonido espantoso de algo que se desgarraba, y el chisporroteo del fuego. Cuando alzó la vista de nuevo, Dumbledore había desaparecido, por todas partes se alzaban columnas de llamas y en medio de ellas estaba el dragón y lo que parecía ser el niño más hermoso que había visto jamás. Giró lentamente la enorme cabeza. Cuando los ojos de lava fundida del dragón y los ojos morados se clavaron en los suyos, Lily despertó temblorosa, empapada de sudor. Jamás había tenido tanto miedo...
Hasta que por fin llegó el día de su boda.
La ceremonia empezó al amanecer y se prolongó hasta el ocaso. Fue un día interminable de borracheras, festines y trifulcas. Entre los palacios de hierba se había erigido una gran tribuna. Y hay Lily se dio cuenta de jamás se había sentido tan sola como allí, sentada en medio de aquella ceremonia.
Se había ordenado a sí misma que sonriera, así que sonrió hasta que le dolieron los músculos de la cara y las lágrimas le asomaron a los ojos. Hizo todo lo posible por ocultarlas, porque sabía lo mucho que se preocuparia James si la veía llorar, y también porque la aterraba la posible reacción de los invitados. En las mesas ante ella trozos de carne humeante, varios platos tipicos de Escocia y varios de otros paises, y más tarde frutas, compota de hierbadulce y delicados pastelillos de las cocinas de la mansión Potter, pero ella lo rechazaba todo. Tenía el estómago del revés desde su sueño, y sabía que no podría retener nada.
Cuando el sol estuvo por fin muy bajo en el horizonte, Daenerys le dio unas palmadas en su hombro; la musica, los festines y las charlas se fueron a segundo plano. Era el momento de que le entregara su regalo de boda.
Daenerys dió un volantazo con su varita, y se adelanto un gran cofre de cedro con adornos de bronce. Al abrirlo descubrió los mejores terciopelos y damascos que se podían encontrar en las Ciudades de la India, donde vivía ahora su madre... y, sobre ellos, entre los suaves pliegues de los tejidos, había tres huevos grandes. Lily se quedó sin aliento. Eran los objetos más hermosos que había visto en la vida, cada uno diferente, de colores tan vivos que al principio pensó que tenían incrustaciones de piedras preciosas, y tan grandes que tuvo que utilizar ambas manos para coger uno. Lo alzó con delicadeza, pensando que era de esmalte o de frágil porcelana, o incluso de cristal soplado, pero pesaba como si fuera de piedra maciza. La superficie del huevo estaba cubierta de escamas diminutas y, cuando le dio vueltas entre los dedos, brillaron como metal pulido a la luz del sol poniente. Uno de los huevos era de color verde oscuro con motilas de bronce que aparecían y desaparecían al moverlo. Otro era de color crema con vetas doradas. El último era negro, negro como el mar de medianoche, pero con remolinos y ondulaciones escarlata que parecían darle vida.
-¿Qué son? -preguntó, maravillada, cuando nadíe más le prestaba atención.
-Huevos de dragón, de las Tierras Sombrías que están más allá del otro lado -dijo Daenerys-. Se han convertido en piedra con los eones, pero conservan el fuego y la belleza.
-Los guardaré como un tesoro.
-Espero que lo hagas, presiento que tal vez a ti no te hagan falta pero tal vez pronto a un pequeño los necesite...
Lily Visenya Potter antes Targaryen no quería a nadie más en el mundo que no fuera su hijo, y sabia que su hijo naceria para ser alguien al que muchos admirarían y temerían.
A pesar de la guerra, la vida de Hadrian Potter tendría que ser feliz. Harry tendría a ella y James; a sus padrinos Sirius y a Remus; y a su madrina Alice y a Frank, el marido de Alice. Varias personas de la Orden también habían estado muy contentos cuando se dieron cuenta de que estaba embarazada, y también varios de sus profesores en Hogwarts.
Hasta que todo el infierno se le vino encima.
Una profecía.
Su pequeño tenía una profecía.
Albus Dumbledore había escuchado una profecía.
Les hizo saber que su hijo tendría el poder de vencer al Señor Oscuro pero Lily tenía la impresión de que no le estaba diciendo todo, y buscando informanción se dio cuenta lo que le había escondido:
«El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca...,
Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes...
Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce...
Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida...
El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes...»
Fue cuando la verdadera cara de Albus Dumbledore fue descubierta, cuando quiso convertir a su hijo en el ''Perfecto Salvador'', un arma para deshacerse del Señor Oscuro. Sus pensamientos eran de pura amargura e ira. No había palabras suficientes para expresar el nivel de resentimiento que Lily alimentaba en su corazón para esa gente despreciable que solo quería utilizar a su pequeño.
Esas personas estúpidas ni siquiera tenían las agallas de enfrentarse a un mortífago. Alrededor de un año atrás, había dejado de intentar encontrar un poco de sentido común en ese lugar. Lily sabía que nunca sería lo suficiente buena para ese lugar. Sabía de sobra que su núcleo mágico era gris casi oscuro. Y sabía que su hijo había heredado el mismo núcleo, Gris, pero cuando más se fuera haciendo mayor se oscurecería hasta volverse completamente oscuro.
Pero era su hijo, su pequeño, y si tenía que pasar por encima de alguien para protegerle, sea Dumbledore o Voldemort, sea un mortífago o sea su propio marido James, que así sea.
Fue entonces cuando se plantaron las primeras semillas del odio.
Fue el 31 de julio, en un dia lluvioso, que en medío de una visita a su profesora de Transformaciones, Minerva Mcgonagall, cuando Lily Potter se pusó de parto.
Hadrian Potter nacío en la torre de en medio de una impresionante tormenta que azotó toda Gran Bretaña. Tanto había sido el desantre ocasionado de la tormenta que su madre lo consideró un augurio. Por esta razón es que en ocasiones llamaba a su hijo "Jaehaerys de la Tormenta."
Su nacimiento también había sido muy fuerte. Tanto que Lily había estado a las puertas de la muerte. En medio de un torrente de sangre y de un olor a rosas, fue como la encontro Severus Snape, a quién consideraba un amigo a pesar de todo lo que había pasado.
Lily casí murió en una habitación que olía a "sangre y rosas". La fiebre se había llevado su fuerza, su voz quedaba reducida a susurros. Había miedo en sus ojos; poco antes de su casí muerte antes de que Madame Pomfrey, Lily arrancó una promesa a Severus. Cuando su amigo le dio su palabra, el miedo desapareció del semblante de Lily, sonriendo. Más tarde, James Potter encontró a Severus todavía con el cuerpo inconsciente de su amiga, con las manos entrelazadas, las cuales Severus separó cuando decidió irse en ese momento. Ni el contenido de la promesa ni la causa de su casí muerte las conocería James, solamente sería un secreto compartido entre los antiguos amigos. Sus palabras finales fueron una frase que atormentaría a su Severus para el resto de su vida:
"Prométemelo, Sev."
Lily y James Potter tenían sólo veinte años de edad en el momento de su muerte a manos de Lord Voldemort. Su tumba se encuentra en las Godric Hollow, a uno de los lados de la de los otros miembros de la Familia Potter. Una estatua de James y Lily fue esculpida en la piedra de una fuente para recordar su sacrifió, aunque Severus Snape afirmó que el escultor no supo captar la belleza de Lily. Aun recordaba la canción que Lily cantó en medio de aquel torrente de sangre, mientras tenía al hijo de su amiga en brazos. Que en ese momentó le dejó confundido.
-¿Has compuestó una canción para él?- preguntó el pocionista. Y lo que le contestó era algo que no olvidaria.
-Ya tiene una canción -replicó la mujer sangrante-. Es el príncipe que nos fue prometido, suya es la canción de hielo y fuego.
La noche en que Lord Voldemort supuestamente fue destruido, hubo muchas reacciones diferentes de muchas personas diferentes; Los fieles a la luz y sus formas de justicia y esperanza, celebraron como un niño pequeño había vencido a Lord Voldemort, fue aclamado como el Niño-Que-Vivió, el asesino de Lord Voldemort y el Salvador del Bien.
Los fieles del otro lado, el lado de la oscuridad, cuando "murió" el Lord Oscuro, corrieron y se escondieron en el miedo y el espíritu de ira creciente mientras se preguntaban cómo este bebé había logrado destruir a su Maestro. Algunos de los más fieles realmente se permitieron ser capturados y enviados a la prisión de Azkaban, mientras que los miembros de los fieles que creían que su propia versión del Bien Mayor podía usarse para ayudar al regreso de su Maestro, suplicaron estar bajo la Maldición Imperius y lograron obtener estar libres.
Que equivocados estaban todos.
Ese día había nacido un niño con el espirito de un Dragón.
Porque él iba a provocar Fuego y Sangre.
