oh vaya, mi primer fic, al fin me animo, no me lo puedo ni creer. Bien, no sean muy duros esto tansolo és el prologo, dentro de poco, la primera parte.


La fuerza del sentimiento

"Talvez no podré sentir nunca tus besos en mi cuello" Avanzó un paso "Tal vez ya no podré verte como antaño" Avanzó otro paso. " Pero seré feliz" El chaman avanzó un último paso.

Las estrellas tintinearon por última vez, mientras el cuerpo del chico se precipitaba al vacío, un último estremecimiento para sus seguidores, las últimas làgrimas. Tan solo alguien reaccionó. El espíritu del fuego lo acogió en sus brazos, en contra de la voluntad de su amo, el cual se habia intentado suicidar. Sin embargo éste miró a su espíritu. – Por fabor- Una lágrima brotó de sus ojos. Nunca hubiera imaginado un final tan triste para él, quién siempre habia estado por encima de los humanos y nunca había humedecido sus ojos por su culpa. El espíritu lo entendió. No lo dejó caer, era demasiado penoso para él ese final. Lo agarró más fuerte aún, hasta que las brasas se tornaron fuego. El cuerpo del chico despareció entre las llamas.

-Señor Hao! – Gritó un pequeño chico con los ojos completamente vidriosos.

Sus seguidores se quedaron allí, plantados, mirando a la nada en el acantilado por el que hacía unos segundos su líder se había precipitado al vacío. Poco a poco la gente fue desapareciendo, volviendo a sus casas abandonando el torneo. Sin embargo Opacho permanció allí inmóvil, llorando en silencio.

De pronto reaccionó. " Porque no veo su espíritu... ¿habrá ascendido ya a los cielos?" Involuntariamente alzó la vista, no pudo ver nada en el cielo. " No quiero que se vaya señor Hao, no puedo volver a casa, no hay nadie que me espere..." Suspiró profundamente, y una última lágrima brotó de sus ojos. Ya hacia más de 5 horas que habia ocurrido, su espíritu tal vez había sido consumido por el espíritu del fuego, fuera lo que fuera, ya era tarde para hacer nada. Lentamente dio media vuelta, y con la cabeza agachada siguió el camino que todos habian seguido. La vuelto a casa. Sin embargo él no tenia casa.

-Donde vas?- La voz le sonaba familiar a Opacho. No se lo creía, debían ser imaginaciones suyas.

Se giró lentamente, poco a poco las comisuras de sus labios se separaron hasta formar una gran sonrisa de oreja a oreja. Derramó más lágrimas. Pensaba que ya estaba deshidratado, pero en ese momento no podía evitar dejar de llorar.

-Señor Hao!- Dijo a la vez que corría hacia él. Sin embargo, después de estar unos pocos segundos cegado por la alegría lo notó. Verdaderamente Hao había muerto. Ese tansolo era su espíritu. – ¿Porqué señor Hao?

-Opacho... pensar que tu existencia puede corroer el corazón de la persona que quieres... es algo insoportable...- El espíritu de Hao bajó la cabeza.- Sin embargo... cuando estaba a punto de subir a los cielos, pude sentir su sollozo, no puedo partir así.

-Señor, no quiero que se vaya.

-Si de verdad me quisiste... dejarás que me vaya en paz, ayudame porfabor.- Una lagrima broto de los ojos de Hao, todo y ser un espíritu.- Haras esto por mi?

-Si...- Los ojos de opacho se tornaron vidriosos de nuevo, mientras hacia una mueca entre la sonrisa y els sollozo.

-Bien... la mujer que amo... se ha enterado de mi muerte, lo se, sin embargo... se siente apenada. Mi espíritu, por suerte o desgracia, ha quedado anclado en este lugar... necesito que hables con ella... y que venga a verme.

Opacho asintió.

-¿Quién es ella?

-Su nombre és... Anna