Disclaimer: Once Upon a Time no es mío. Y Frozen tampoco.

Este fic participa en el reto "¿Y si hacemos un muñeco?" del foro "Bienvenidos a Storybrooke".

Vengo aquí a fangirlear y a dejar un instante perdido en Storybrooke (aunque seguramente en la serie no será así y estoy dando tiros al aire).

Tormenta

Se estira en la cama y su pie toca algo cálido. Tiene que tomarse unos momentos para recordar que él está ahí. Que por fin están juntos de nuevo.

Es lo mejor que ha tenido el fin del hechizo. Lo único que haría que todo terminara de ser perfecto sería que Elsa estuviera ahí con ellos. Pero ni siquiera Kristoff sabe que ha sido de su hermana. Elsa ha desaparecido de la faz de la tierra. Cuando el hechizo se rompió, Anna hizo todo lo posible por encontrar a Elsa, pero sin éxito.

—¿Estás despierta? —pregunta Kristoff. Sonríe, con su eterna expresión un tanto bobalicona.

—Sí.

—¿No te apetecen pancakes para el desayuno?

Cuando el hechizo acabó, Anna no se demoró nada en encontrarlo. Estaba en una cabaña casi al borde del bosque, viviendo solo y trabajando como leñador. El negocio del hielo no era demasiado fructífero en Storybrooke.

Y ahora están juntos de nuevo. Anna ha aprendido muchas cosas sobre él en el último tiempo. Especialmente que la cocina no se le da nada de mal. Y a ella siempre le han gustado mucho los dulces. Kristoff bromea, diciendo que es una suerte que ella sea tan delgada.

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Anna se sienta en la cama y le sonríe a su novio, que está apoyado en un codo, de lado.

—Una innecesaria, parece. Espera un rato, que te traigo el desayuno a la cama.

Anna le da un beso en la frente. Kristoff siempre tiene esos detalles con ella. Y sus pancakes son los mejores del mundo.

Él se levanta, coge sus pantalones —que siempre deja tirados por las noches—, y se va a la cocina. Anna vuelve a acomodarse en la cama.

Afuera de la cabaña, se escucha el viento rugir furioso. La joven se levanta de la cama, tomando el enorme sweater de Kristoff —también abandonado en el suelo—, y se dirige a la ventana. Lo que tiene ante sus ojos es una nevada en toda regla.

Siente una punzada de dolor al ver como el blanco invade el paisaje.

Elsa.

Sabe que tiene que buscarla, pero no es tan fácil hacerlo. No tiene una pista del paradero de su hermana, y Kristoff no recuerda mucho antes del hechizo. Es como si algo hubiera pasado en Arendelle, y eso mismo hubiera causado la desaparición de Elsa.

—Ya está listo el desayuno —anuncia Kristoff desde la puerta de la habitación. Anna no responde, así que el joven se acerca a ella y le rodea la cintura con sus fuertes brazos.

—La encontraremos, Anna. Te lo prometo.

Anna se sorprende de que él pueda leer sus pensamientos, pero después de todo, es Kristoff. Si lograron encontrarse después de todo ese tiempo, nada es imposible. Afuera, el viento sigue rugiendo, pero a ella no le parece tan amenazador como al principio. Es como si se estuviera calmando poco a poco.

Y es entonces cuando se da cuenta.

No es una tormenta, es su hermana.

FIN


Una de las cosas que más me gustó de la película fue (al margen de la relación de Elsa y Anna, que es lo mejor de todo) la dinámica entre Anna y Kristoff. Se veía que los dos se apoyaban mucho y me encantó cómo llevaron su relación los directores. Así que aquí tenemos mi imagen de ellos dos en Storybrooke cuando Elsa llega ahí.

¡Hasta la próxima historia!

Muselina